Devoción y fervor en el 97 aniversario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó
“Ella es nuestra Reina y Señora, Patrona de nuestra querida ciudad de Castellón”
La Patrona de la ciudad de Castellón fue coronada el 4 de mayo de 1924 por el cardenal Francesc Vidal y Barraquer. Hoy, con el Canto del Magnificat y con el disparo de carcasas se ha conmemorado el 97 Aniversario de la Coronación Pontificia y Canónica de la Virgen del Lledó, así como de la Consagración de la Concatedral de Santa María.
Ha consistido en un emotivo acto en el que han participado numerosos fieles, siempre respetándose las medidas sanitarias, que ha presidido el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, en la misma Concatedral.
Se ha procedido al traslado de la imagen de la Virgen del Lledó desde la capilla lateral del templo hasta el Altar Mayor, y posteriormente se ha proclamado el Evangelio de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel (Lc. 1,39-56). En el órgano ha estado Augusto Belau, organista titular de la Concatedral y Director de la Coral de Barreros Mare de Déu del Lledó, que ha cantado el Magnificat, los Gozos y la Salve Popular.
Salve, Virgen de Lidón,
del mortal corredentora,
nuestra Patrona y Señora,
Egida de Castellón.
Con viva fe y efusión
te invocamos, Virgen pía,
pues eres nuestra alegría,
nuestra esperanza y consuelo,
oye siempre con anhelo,
nuestras preces, ¡Madre mía!.
“Ella es nuestra Reina y Señora, Patrona de nuestra querida ciudad de Castellón”, ha dicho el Obispo en el inicio de la homilía. La Mare de Déu “es nuestra Reina porque es la Madre del Hijo de Dios”, que unida a Él “nos lleva a la fuente de la Vida, que es el Señor resucitado”. Es también “nuestra Madre, la Madre de la Iglesia, la madre de todos los creyentes que nos acompaña siempre en nuestro peregrinaje por los caminos de la historia”.
A ella nos dirigimos hoy “con total confianza filial, de hijos queridos, devotos suyos, y le cantamos con las palabras del Evangelio proclamado `Bendita entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre´”, ha continuado. Ha dado las gracias a María, porque “gracias a su fe y gracias a su confianza plena en Dios, gracias a su esperanza en el cumplimiento de las palabras del ángel Gabriel, se ha podido realizar el acontecimiento decisivo de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios en su seno virginal”.
“En su Hijo, Dios nos comunica la Verdad última y definitiva de Dios sobre sí mismo”, sobre la creación y sobre cada uno de nosotros, ha explicado, pues “no caminamos hacia la destrucción o la nada, caminamos al encuentro definitivo con el Señor, y eso es lo que da fuerza para vivir con esperanza, luchando por el don de la vida”.
Hoy acogemos con alegría al Hijo de la Virgen, “es la alegría que brota y da sabernos amados y nunca abandonados por el amor de Dios y el amor de la Mare de Déu”, y “acudimos a ella, porque María brilla en nuestro camino, como signo de consuelo y de esperanza”. Nuestro Obispo ha exhortado a acudir a ella “en todos los momentos de nuestra vida, en el dolor y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas”.
Al final de la homilía ha pedido su protección “sobre la ciudad de Castellón, sobre los niños y los jóvenes, los matrimonios y las familias, sobre los adultos y los ancianos”, y de modo especial su intercesión por el fin de la pandemia del coronavirus, encomendado a su cuidado “a todos los enfermos, a los contagiados, a sus familias y sus cuidadores, a los científicos y a nuestros gobernantes, para que unidos y concordes busquen en todo momento el bien común”. A ella le ha pedido también “por todos los que sufren las consecuencias laboral, social y económica de la pandemia”.
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