El Obispo preside el acto de institución del Acolitado a tres seminaristas del Redemptoris Mater
Coincidiendo con el Adviento, ayer tarde se celebró el acto de institución del Ministerio del Acolitado a tres seminaristas del Redemptoris Mater de Betxí. El solemne acto estuvo presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón que aseguró que el Acolitado supone «servir y estar disponible para el servicio del Altar que representa a Cristo en la Eucaristía presente entre nosotros». Los tres seminaristas, David Vázquez, Wilson González y Jae Kong Albino Hong, fueron instituidos el pasado 25 de noviembre lectores para poder proclamar la Palabra de Dios y ahora, con este segundo Ministerio como paso previo para su ordenación, van a tener la tarea fundamental «de servir al Señor para vivir el encuentro con Él, que cura, sana y salva», dijo D. Casimiro, quien además aconsejó «empaparse del Misal, leerlo y meditarlo para descubrir la riqueza de la Eucaristía».
La institución del Acolitado supone también ser Ministros extraordinarios en la Comunión «para ofrecer al señor», instándoles a que no falte en su vida «la devoción eucarística porque ahí es donde nos empapamos del amor de Dios, de su presencia en la Eucaristía».
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón profundizó en su mensaje de ánimo a los tres seminaristas en esta etapa para hacerlo «todo por amor» y, citando a San Agustín, les recordó que «nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Él». En su homilía, D. Casimiro resaltó además que hay que centrar la mirada «en nuestra Fe en Dios que envía a su hijo y se presenta como salvador del alma y del cuerpo y nadie hay fuera de Él», ni tan siquiera «aquellos que piensan que son dueños de la vida humana», dijo en defensa de la vida y contra la Ley de la eutanasia cuya proposición de ley se aprobará, precisamente hoy en el Congreso, para continuar su tramitación en el Senado.
Cabe recordar que el acolitado y el lectorado son la actualización de las antiguas «órdenes menores» que recibían solo los candidatos al sacerdocio, pero que con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II perdieron el carácter clerical, volviendo a ser ejercidas por laicos, aunque para una mejor preparación, los candidatos al sacerdocio siguen recibiendo estos ministerios.
Las funciones del acólito son ayudar al diácono y al sacerdote en el altar, y de modo extraordinario, distribuye la comunión y expone el Santísimo para la oración, además de instruir a todos los fieles sobre la Eucaristía.
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