Eucaristía para celebrar la «Pascua del Enfermo» presidida por el Obispo de la Diócesis
Mañana, sábado, a las 18.00h en la Concatedral de Santa María, en Castellón
La Diócesis de Segorbe-Castellón conmemorará la «Pascua del enfermo» este sábado 8 de mayo, con una celebración litúrgica que presidirá nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, en la Concatedral de Santa María, en Castellón, a las 18.00 horas donde se impartirá la Unción de Enfermos, siguiendo todas las medidas higiénico-sanitarias.
Tal como recoge el Catecismo de la Iglesia católica: «con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios (LG 11)». (cf.c 1499 CIC).
El óleo utilizado en este rito es conocido como óleo de los enfermos, y es bendecido cada año por el obispo en la Misa Crismal que, este año en nuestra Diócesis, se celebró el pasado 29 de marzo en la S.I. Catedral de Segorbe.
¿Quien puede recibir la Unción de Enfermos?
El sacramento de la Unción de Enfermos es así denominado porque la señal principal es la unción con aceite consagrado por el Obispo. La gracia principal es fortalecer la virtud de la esperanza para ayudar a la persona enferma a no desesperarse y fortalecerla contra cualquier temor a la muerte. También ayuda a soportar cualquier sufrimiento causado por su enfermedad o lesiones y los une a Cristo sufriente que se acerca a ellos y les brinda consuelo espiritual.
Hasta el Concilio Vaticano II, al sacramento se lo conocía con el nombre de extremaunción, puesto que solo se administraba in extremis, es decir, ante la inminencia de la muerte. Sin embargo el Concilio Vaticano II, en su Constitución sobre la Sagrada Liturgia, explicita que «[…] no es solo el sacramento de quienes se encuentran en los últimos momentos de su vida […]». De hecho, el cambio de sentido impuesto al sacramento por el Concilio responde a la necesidad e importancia de asistir a los enfermos para que el Espíritu Santo los acompañe y reconforte, de conformidad con el mandato de Jesucristo a través de San Marcos (16, 17-18).
El Catecismo de la Iglesia (cf.f 1514-1515) también explicita que la Unción de Enfermos «no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir», así como «si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan».
Sacram Unctionem Infirmorum
«Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad».
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