Ordenación diaconal: una llamada a servir a Jesucristo y a la Iglesia de tres jóvenes seminaristas del Redemptoris Mater
Mañana sábado, día 15 de mayo, la Diócesis de Segorbe-Castellón va a vivir uno de esos acontecimientos que nos llenan de esperanza. El Obispo, D. Casimiro López Llorente, administrará el sagrado Orden del Diaconado (transitorio) a tres seminaristas del Seminario “Redemptoris Mater”. Será a las 11 h. en la S.I. Catedral, en Segorbe.
Se trata de David Vázquez, tiene 27 años y es natural de Morón de la Frontera (Sevilla); de Wilson González, tiene 31 años y es de Santo Domingo (República Dominicana); y de Jae Kong Albino Hong, tiene 37 años y es de Corea del Sur.
Ante vuestra inminente ordenación diaconal, ¿de qué o de quién os acordáis?
Wilson- Yo me acuerdo de mis padres. Gracias al “sí” que ellos le dieron al Señor, luego me transmitieron y me educaron en la fe, me corrigieron con amor. Recuerdo que Dios me sacó de un infierno, de una situación en la que no encontraba sentido a mi vida, y Él me ha regalado el poder ser feliz, me ha sacado de mi país para encontrarse conmigo aquí, en el seminario.
David- Me acuerdo de toda mi historia, del proceso que ha tenido el Señor conmigo, de todo lo que me ha ayudado, sanando la relación con mi familia, de lo contento que vivo ahora y de cómo puedo descansar en Él. También de mi familia, de mi comunidad de Morón y de la de Castellón. De todas las personas que Dios ha puesto en mi vida para que yo hoy pueda estar aquí, de los formadores, de los compañeros, de los bienhechores del Seminario.
Albino- Yo también me acuerdo de mi familia, sobre todo de mi abuela y de mi madre, que siempre han rezado por mi, me han hablado de Dios y me han transmitido la fe. También de los hermanos de mi comunidad.
El diaconado es un paso previo al sacerdocio, pero en sí mismo también tiene una identidad propia que me gustaría que explicaseis. ¿Quién es el diácono?.
Wilson- Es el servicio. Nos ordenamos, no para ser alguien, sino para servir a la Iglesia, al Obispo y a las comunidades. Me ordeno, no para ser servido sino para servir.
David- Para estar al servicio del Obispo, donde él nos pida, y a los sacerdotes. En la predicación de la Palabra de Dios, en la distribución de la comunión y en las obras de la caridad.
Albino- Si, y además es una confirmación de la llamada de Dios al sacerdocio.
¿Recordáis el día, el momento, en el que en vuestro corazón le dijisteis que “si” al Señor para hacer su voluntad?
David- Nunca me había planteado ser sacerdote, era algo que siempre había rechazado. Yo estudiaba en un colegio de monjas, y en una confesión, en Cuaresma, el cura me preguntó sobre la vocación. Más tarde me vino una pregunta “¿y por qué no?”. En ese momento me entró una inquietud muy fuerte, y empecé a planteármelo, fue un combate de dos años, no lo hablaba con nadie, pero cuando dije que si pude descansar y estaba contento.
Wilson- Para mí fue un momento concreto en el que pude abrirle el corazón a Jesucristo y dejar que entrara. Descansé y vi que Dios me estaba llamando a algo más, a servirle haciendo su voluntad, primero como cristiano, y luego como sacerdote.
Albino- Yo he tenido tres momentos. El primero fue cuando tenía 5 años, cuando fui a Misa con mis padres y vi al sacerdote, en ese momento pensé “quiero ser sacerdote como este hombre”.
En el segundo tenía 17 años, tenía dudas importantes sobre la vida, sobre la vocación y sobre Dios. Un sacerdote me dijo “Dios siempre está contigo”, y entendí que Dios me había creado y me había llamado, pero mi madre murió y sufrí mucho. Le preguntaba al Señor “¿qué quieres de mí?”, y un día fui a un funeral, el cura en la homilía habló sobre el amor de Dios. Ese acontecimiento curó todas mis heridas, y entendí que en realidad, desde los 5 años quería ser sacerdote para hacer mi voluntad, no la de Dios. Entonces acepté la llamada para hacer su voluntad y no la mía.
El tercero es cuando llegué aquí, a España, al seminario. También sufrí porque no era mi cultura, mi idioma… y pensaba que este no era mi sitio, pero sentí que el Dios me decía “sígueme”, como a los discípulos, que lo dejaron todo y le siguieron.
En este Año de San José, y con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa dice…
Los sueños condujeron a José a aventuras que nunca habría imaginado. El primero desestabilizó su noviazgo, pero lo convirtió en padre del Mesías; el segundo lo hizo huir a Egipto, pero salvó la vida de su familia; el tercero anunciaba el regreso a su patria y el cuarto le hizo cambiar nuevamente sus planes llevándolo a Nazaret, el mismo lugar donde Jesús iba a comenzar la proclamación del Reino de Dios. En todas estas vicisitudes, la valentía de seguir la voluntad de Dios resultó victoriosa.
¿Es posible abandonarse a la voluntad de Dios sin dejar de lado los propios planes y comodidades?, ¿ha salido victorioso el Señor en vuestra vocación?
Wilson- A pesar de que lo había dejado todo por Él, cuando llegué aquí no entendía nada y me sentía raro, pero poco a poco, con el paso del tiempo, el Señor me iba consolando, y me ha saciado, me ha regalado amor por esta tierra, por los españoles, el sentirme querido por mi comunidad y por mis compañeros.
David- Si que hay que arriesgar por el Señor, sobre todo en el proyecto que uno tiene, pero Él siempre sale victorioso, y te das cuenta de que tu proyecto no era el que te iba a hacer feliz, su proyecto es mucho mejor. Dejas tu familia, arriesgas, y Dios te regala padres, madres, hermanos… Dejas tu casa, pero el Señor me da un montón de casas en las que me acogen y me quieren. Así en muchas otras cosas.
Albino- Él siempre me ha escuchado, pero a su tiempo y a su manera, ha sido un proceso, poco a poco. La llamada cuando tenía 5 años me ha protegido de muchas cosas y de muchos pecados. Estoy muy contento.
Nos lee un joven, con sus dudas y temores, con sus planteamientos de futuro, que está pensando si quizás su vida pasa por el sacerdocio, ¿Qué le diríais?
Wilson- Primero le contaría mi historia, y le diría que estar con Jesucristo es con mucho lo mejor, y también le animaría a escuchar la voz de Dios, sin miedo a abrirse a su voluntad.
David- Que no tenga miedo, yo he tenido muchos miedos y complejos, pero el Señor siempre va saliendo a tu encuentro en cada situación o problema, y te quita este miedo, es mucho más fuerte que todo eso.
Albino- Yo también le animaría a la oración, Dios siempre escucha. Esta vida es un don.
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