El clero diocesano celebra su patrón, San Juan de Ávila
El clero diocesano ha celebrado la fiesta de su patrón, el sacerdote y doctor de la Iglesia San Juan de Ávila. Los actos se han realizado en el Seminario Mater Dei, donde se ha comenzado con una sesión de formación, seguida de la Eucaristía y una comida de fraternidad. Mons. Casimiro López Llorente ha presentado el patrón del clero secular español como un modelo de caridad pastoral viviente. Tomándolo como ejemplo, el Obispo ha afirmado que “hoy la Iglesia necesita pastoras que día a día den lo mejor de sí mismos”.
Mons. López Llorente ha recordado que vivimos tiempos “recios y turbulentos” como los de San Juan de Ávila en el siglo XVI. En ese contexto la acción del santo patrón era fruto de “su vida sacerdotal centrada en Cristo, la Iglesia y los pobres, alimentada por la oración y el estudio”. Por ello el Obispo ha animado a los sacerdotes a estar en contacto con él: “Se encenderá el ardor en nuestro corazón para seguir a Jesucristo y construir la Iglesia del siglo XXI”. Y exhortaba a no ser asalariados, sino imagen del Buen Pastor que “ama de tal manera a sus feligreses que está dispuesto a dar la vida por ellos”.
Evocando el encuentro del Papa Francisco con los sacerdotes en el Cairo el 29 de abril del 2017, el Obispo ha advertido de tres tentaciones: dejarse arrastrar por la desilusión y el pesimismo, quejarse continuamente culpando a los demás o la situación de la sociedad, y compararse con los demás. El antídoto que aplicó san Juan de Ávila fue cuidar sus vida de intimidad con Cristo y el estudio continuo.
En esta jornada también se ha felicitado a los presbíteros que cumplían aniversarios de ordenación: D. Daniel Gil, con 65 años de sacerdocio, junto con D. Juan Manuel Enrich y D. Esteban Badenes, que alcanzaban las bodas de plata sacerdotales. Mons. López Llorente también ha tenido un recuerdo de los fallecidos en el último año.
Apóstol de Andalucía
San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) hacia 1499 y murió en Montilla (Córdoba) en 1569. Desarrolló su actividad apostólica especialmente en el sur de España, por lo que es conocido como el “apóstol de Andalucía”. Promovió un profundo espíritu de renovación en la Iglesia en España, y a él recurrieron futuros santos como Ignacio de Loyola, Francisco de Borja o Teresa de Jesús. Pío XII lo nombró patrono del clero secular español en 1946, y en 2012 Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia.
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