Primera Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
Custodios de nuestras raíces y transmisores de la fe
“Yo estoy contigo todos los días” (Mt. 28, 20) es el tema elegido por el Papa Francisco para la celebración de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, que festejamos hoy, 25 de julio, cerca de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. Con este tema se quiere expresar la cercanía del Señor y de la Iglesia en la vida de cada persona mayor, especialmente en este difícil momento de pandemia.
Según el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, este lema es también una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse mutuamente. De hecho, no sólo los nietos y los jóvenes están llamados a estar presentes en la vida de las personas mayores, sino que los mayores y los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración y de guía de los jóvenes a la fe.
Para facilitar la celebración de esta Jornada, nuestra Diócesis ha publicado el mensaje del Santo Padre para la ocasión, que está disponible para quien lo desee en todas las parroquias. También es posible encontrar algunas herramientas pastorales en la web www.amorislaetitia.va “Después de un año tan difícil hay una verdadera necesidad de celebrar, juntos, a abuelos y nietos, jóvenes y mayores”, dijo el Cardenal Farrell, Prefecto del Dicasterio.
A veces, hemos pensado que las personas mayores no son importantes en la vida de las familias, en la vida de la sociedad o de la Iglesia, y son descartadas, pudiéndose llegar en España, a causa de la aprobación de la Ley de la eutanasia, a la triste situación de los ancianos que huyen de Holanda o Bélgica por temor (en estos países existe la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos a petición de los hijos o de los padres).
Pero podemos aprovechar esta preciosa ocasión para iniciar una nueva era de protagonismo de los ancianos, como escribió hace poco el Dr. Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos del Dicasterio, “muchos de ellos han vivido aislados durante más de un año y hoy viven las consecuencias del virus Covid y de la soledad. El Papa nos invita a prometer a cada uno de ellos: «Yo estoy contigo todos los días»”.
Tras el rezo del Ángelus del domingo 31 enero, Francisco nos recordaba que “la vejez es un regalo y que los abuelos son el eslabón entre las generaciones, para transmitir a los jóvenes experiencias de vida y de fe”. “A menudo se olvida a los abuelos y nosotros olvidamos esta riqueza de preservar las raíces y transmitir”, subrayó. De aquí su decisión de instituir esta Jornada Mundial.
Hoy, más que nunca, los abuelos tienen un papel fundamental. ¿Cuántos abuelos mantienen las familias de sus hijos?, ¿cuántos se encargan de los nietos a diario?, y sin duda, ellos son testigos de la fe recibida y los primeros en transmitirla a las nuevas generaciones. Ya en el libro del Éxodo, la Biblia nos habla de la importancia de la transmisión de la fe por parte de nuestros mayores, cuando Dios ordena a los israelitas que den a conocer las maravillas del Señor: «…y para que puedas contar a tus hijos y nietos cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor».
Ellos son escuela de vida, y como puente que son entre niños y padres en cuanto a la experiencia de Jesús, son valiosos transmisores de la fe. Como subraya el Papa en su Mensaje, la vocación que tienen es «custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños». Y para ello «no importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos».
Pero no solo los abuelos tienen responsabilidad en esta relación, también la tienen los nietos, los jóvenes, con el deber de honrar y respetar a las generaciones mayores: «Igualmente los más jóvenes: someteos a los mayores. Pero revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes» (1ª Pedro 5, 5).
Desde estas líneas agradecemos a nuestros abuelos y a nuestros mayores todo lo que han hecho y hacen por nosotros, muchas veces desde el silencio, con cosas que no vemos, como por ejemplo sus oraciones, y también felicitar a todas las personas que realizan una honorable labor en el cuidado de los ancianos, ya sea en sus casas, residencias, hospitales…
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