El pasado 25 de abril, en la iglesia parroquial de San Bartolomé de Torreblanca, los sacerdotes D. Vasyl Boyko, Párroco de la Parroquia greco-católica de Valencia, y su vicario, daban inicio a la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, a la que asistieron los fieles ucranianos de este rito de la Iglesia Católica, residentes en la localidad.
Este sábado pasado D. Dmytro Kyiashko, vicario parroquial de Valencia presidió la Solemnidad de la Pascua de Resurrección. A ella acudieron no sólo fieles residentes en Torreblanca sino también venidos desde Castellón, Villareal, Almasora y de otros pueblos de la Diócesis.
D. Nuno Vieira, al inicio de la celebración, felicitó a los fieles por sus fiestas de Pascua y expresó el deseo de que en breve esta Comunidad Eclesial pueda contar con un sacerdote residente en la Diócesis para que la asistencia espiritual, catequética y sacramental sea más regular y así los fieles estén mejor atendidos. En Torreblanca, los greco-católicos se reúnem desde hace casi una década, cuando fueron paternalmente acogidos por D. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón. La jurisdicción plena sobre estos fieles la ostenta el Cardenal Arzobispo de Madrid, Su Eminencia D. Carlos Osoro, Ordinario de los fieles de los ritos orientales, en España.
Igualmente, D. Nuno Vieira, agradeció el esfuerzo de ambos sacerdotes, quienes, a pesar de atender a numerosas comunidades esparcidas por la Archidiócesis de Valencia, asumieron desde hace más de dos años la atención de los fieles ucranianos nuestra Parroquia.
La celebración de la Pascua según el calendario juliano, el mismo que siguen las Iglesias Ortodoxas y las Antiguas Iglesias Orientales, posibilitó, un año más, la alegría de encontrarse con el Señor según el espíritu y la tradición de tierras alejadas, tierras desde donde llegaron a nosotros los flujos migratorios dándonos a conocer una realidad distinta de la nuestra pero que hace parte de nosotros. Es la misma Iglesia Católica que diseminada por el mundo pregona el don de la unidad y la belleza de la diversidad a imagen del Dios Uno-Trino.
A los greco-católicos residentes en nuestra Diócesis les felicitamos y con ellos proclamamos: Щасливого Великодня, Cristo ha Resucitado, aleluya!
El Delegado de Ecumenismo y de Relaciones Interreligiosas, D. Nuno Vieira, acompañado por el Padre Agustín Arteche, misionero de África, gran conocedor del mundo islámico, y miembro de la misma delegación, a invitación del Imán Abdeslam El Ghzaoui y del secretario del Centro Islámico Nur, Hamed Mohamed, visitaron la mezquita de la capital de la Plana, situada en la avenida Quevedo, nº 7. El encuentro duró alrededor de una hora y media y había sido preparado desde hace un año, a partir del interés manifestado por el propio Imán en entablar un primer contacto con la Iglesia Católica. Las circunstancias derivadas de la pandemia obligaron a la Delegación de Ecumenismo a ir posponiendo la cita hasta ahora.
El Padre Agustín obsequió al Imán Abdeslam con el Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los musulmanes para el mes de Ramadán e “Id al-Fitr 1442h./ 2021 D.C. 16.04.2021”, en árabe, titulado Cristianos y musulmanes: testigos de la esperanza.
Este encuentro adquiere especial importancia porque se ha celebrado dentro del periodo de Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes y uno de los cinco pilares del islam. Durante el mismo, los fieles se abstienen de comer y beber durante el día, siendo también un ejercicio espiritual en actitud de revisión de vida, procurando mejorar a nivel individual, familiar y social. Se fomenta además, la solidaridad, la caridad, y la buena conducta.
Ambas partes comparten la fe en el Único Dios, Omnipotente y Misericordioso y coinciden en la necesidad de abordar conjuntamente los problemas e inquietudes que son comunes y afectan a la vida de los fieles, en un mundo de acelerada transformación donde el hecho religioso parece no ser esencial para la vida del hombre. También, en este sentido, se constató la urgencia por adquirir un conocimiento mutuo como forma de combatir los prejuicios tan instalados en nuestra sociedad.
En la línea del Magisterio del Papa Francisco, la Iglesia de Segorbe-Castellón considera muy positivamente este encuentro porque contribuye a ir dando pasos en el diálogo con las religiones no cristianas, máxime cuando su representatividad es ya muy significativa.
Ayer, día 23, se clausuraron las XXX Jornadas para Delegados Episcopales y Directores de Secretariados de Relaciones Interconfesionales, que este año versó sobre el estudio del Pluralismo religioso en España. Dadas las circunstancias actuales, el evento fue online y contó cerca de 60 participantes.
Desde Segorbe-Castellón, además del Delegado, D. Nuno Vieira, asistieron todos los miembros de la delegación: Padre Agustín Arteche, Jaime Vilarroig, Amelia Vercher, Gema Soler y María José Sevilla.
En la tarde del lunes, después del saludo del secretario, Rafael Vázquez, el Presidente de la Subcomisión de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Adolfo González Montes, procedió a la presentación de las Jornadas. Esa misma tarde se realizaron dos ponencias. La primera a cargo del rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, D. Diego Sarrió Cucarella, sobre la Historia y Teología del Diálogo Islamo-cristiano a través de sus textos, y la segunda proferida por el Patriarca Latino de Jesrusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, que disertó sobre el Documento sobre la fraternidad y su recepción en el mundo islámico.
El segundo día, D. Gonzalo Villagrán, rector de la Facultad de Teología de Granada, expuso sobre La relación entre religión y sociedad en el Documento sobre la Fraternidad. El tema del Terrorismo Yihadista como desafío a la seguridad global fue compartido por D. David Garriga, Presidente de la Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global, y por D. Bahae Eddine, Delegado de la misma Institución en el norte de África. La última conferencia fue a cargo de D. Francisco Díez, catedrático del Departamento de Geografía e Historia en la Universidad de la Laguna, y versó sobre El Budismo en España.
Al finalizar cada una de las intervenciones, los participantes tuvieron la oportunidad de formular cuestiones, brindando a los conferenciantes la ocasión para matizar o profundizar sobre lo ya expuesto. Antes de D. Adolfo concluir las jornadas, las Delegaciones compartieron experiencias y proyectos. «Todos echamos de menos el contacto personal, puesto que la convivencia ayuda a profundizar en las relaciones humanas y permite un mayor conocimiento de las materias, básicamente a través de las conversaciones en los pasillos a la hora del café o sentados a la mesa compartiendo pan y experiencia», ha informado el Delegado diocesano.
Gema Soler es miembro de la Delegación Diocesana de Ecumenismo y lleva un año colaborando en favor del ecumenismo en la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Nacida en el seno de una familia católica practicante (Barcelona, 1965) asegura haber recibido una educación basada en la tolerancia y el respeto hacia todas las creencias religiosas. Una grave enfermedad trastocó su fe y existencia y ahora sabe que su misión es ayudar a quienes han estado en su misma situación. Desde que contrajo matrimonio vive en Torreblanca y se ha involucrado en la vida pastoral de su parroquia. Cuando le propusieron ser miembro de la Delegación de Ecumenismo aceptó, sin dudarlo, para que se haga realidad la necesaria unidad de los cristianos.
La máxima de la Delegación Diocesana de Ecumenismo de la Diócesis de Segorbe-Castellón es mantener el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica recogido en la encíclica «Un unum sint» de Juan Pablo II, para que ¡todos sean uno!’ (cf. Jn 17,21).
¿Con qué comunidades cristianas trabaja la Diócesis de Segorbe-Castellón? Trabajamos con la comunidad ortodoxa tanto de la Parroquia Rumana de Castellón como de la de Villareal y Segorbe. También contamos con la colaboración del Pastor Evangélico, Paco Hilario.
¿Cómo se trabaja con esas comunidades?, ¿Cuál es la agenda y los contenidos? Teníamos previsto un extenso programa en las Parroquias de la Esperanza de Castellón, Segorbe, La Vilavella, l’Alcora, Almassora, Torreblanca, Nules, Oropesa del Mar y Vila-real. Pero por la pandemia del COVID-19 nos es imposible realizarlas dadas las restricciones vigentes. La Delegación de Ecumenismo nos reunimos una vez al mes en el Seminario Mater Dei para debatir asuntos ecuménicos que nos puedan interesar. sobre la necesaria visibilidad y unidad de las iglesias así como de las relaciones interreligiosas. También creemos en la importancia de la formación, ya que asistimos a conferencias on-line muy interesantes del Centro Ecuménico Julián García Hernando. Estos estudios sirven para tener presente la importancia de la unidad de las diferentes iglesias y la diversidad de los puntos de vista sobre una misma fe, que llegan a coincidir en lo esencial. Tanto los católicos, como los ortodoxos y evangélicos vemos la necesidad de la unidad en las diferentes maneras de abordar la fe en un único Dios y Señor. Las actividades previstas pretendían un acercamiento que favoreciera la complementariedad, evitando prejuicios y reconociendo limitaciones.
Y, durante esta semana del Ecumenismo, tan diferente por la pandemia, ¿cómo se ha celebrado? Las parroquias han recibido todo el material para la celebración de la Semana de la Oración para la Unidad de los Cristianos, que hubiera tenido lugar esta próxima semana. En el Acto de Clausura del Octavario de la Oración del año pasado en Vila-real, llegamos a reunir a quinientas personas. Pero este acto, que se iba a celebrar esta tarde en la Concatedral de Santa María también se ha tenido que suprimir en virtud de la crisis pandémica del coronavirus. No obstante se han celebrado actos en diferentes parroquias tomando todas las medidas de precaución e higiénico-sanitarias establecidas.
“Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia”
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (Jn. 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de este año, que refleja la necesidad de oración, de reconciliación, y de unidad de los cristianos y de toda la humanidad.
Tras la muerte y resurrección de Jesucristo van surgiendo poco a poco pequeñas comunidades cristianas que aceptan el Evangelio anunciado, se bautizan y empiezan a vivir como Jesús les había pedido. Son las primeras iglesias, organizadas por los Apóstoles, entre las que sobresaldría la de Roma gracias a la predicación y al martirio de San Pedro y San Pablo, aunque el conjunto de todas ellas formó la Iglesia Católica.
Sin embargo, la comunión entre las iglesias, entre sus pastores y sus miembros no siempre ha sido fácil, y ya en el S. V surgen importantes divisiones. El Señor funda su Iglesia sobre la debilidad, pero también sobre la fidelidad de los Apóstoles, a los que promete el Espíritu Santo. Y esta desunión, los cristianos la sentimos con mucho dolor, por lo que son constantes los intentos por superarla con el objetivo de lograr la unidad en la Iglesia de Jesucristo.
La Iglesia Católica, del mismo modo que muchas confesiones cristianas, estamos empeñados en trabajar por lograr esta unidad, pero sabiendo que es algo que no se puede lograr sin un trabajo conjunto, pero sobre todo sería algo imposible sin la oración, el perdón y el amor.
Origen de esta celebración
En 1840, el sacerdote anglicano Ignatius Spencer convertido al catolicismo sugiere una «Unión de oración por la unidad». En 1894, el Papa León XIII anima a la práctica de un Octavario de Oración por la Unidad en el contexto de Pentecostés. Pero la primera celebración sería en 1908 por el Padre Paul Wattson, para quien la reconciliación de los cristianos fue el hilo conductor de su vida de fe.
Wattson era un líder episcopaliano, la rama anglicana de los Estados Unidos, que fundó la «Society of Atonement» (Comunidad de los hermanos y hermanas de la Penitencia), una comunidad religiosa bajo la inspiración de San Francisco que tenía como objetivo la unidad de los cristianos y la obra misionera. Finalmente se convirtió al catolicismo junto con los miembros de la comunidad.
En 1964 tuvo lugar un histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en Jerusalén, en el que se dieron un abrazo y recitaron juntos, en latín y en griego, la oración de Cristo por la unidad: «que todos sean uno» (Jn. 17). Y en 1968, la Semana de Oración se celebra por primera vez sobre la base de unos textos elaborados en colaboración por la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Ecuménico de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Mensaje de los Obispos
Los Obispos de la Subcomisión para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, en su mensaje nos indican que “la unidad de la Iglesia no es fruto de nuestros consensos, de los acuerdos que podamos lograr entre confesiones cristianas, aunque esta búsqueda de acuerdo sea asimismo necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para su Iglesia”.
Para lograr la unidad es imprescindible el soplo del Espíritu Santo, “para que estos acuerdos sean eficaces y produzcan fruto es necesario que sean vividos y logrados por sus protagonistas como lo que de verdad son, obra del Espíritu Santo”.
Este es un camino lleno de dificultades, pero necesario, pues “sin esta unidad de todos los cristianos en Cristo no podemos avanzar hacia la unidad plena visible de la Iglesia”, y sin ella, los Obispos remarcan que “cometeríamos el grave error de no hacer justicia a la verdad de la fe que profesamos cada una de las confesiones cristianas”.
“Nos urge orar con intensidad – nos exhortan – y suplicar al Padre unidos, a la poderosa intercesión de Cristo, que antes de padecer oró por la unidad de sus discípulos, y proféticamente había anunciado a Pedro y los Apóstoles que el poder del abismo no podrá vencer a su Iglesia (cf. Mt 16, 18)”.
Octavario de oración
Los ocho días previos a la fiesta de la conversión de San Pablo, el 25 de enero, se celebra el octavario de oración. En esta ocasión, a causa de la pandemia, no va a ser posible la celebración diocesana de oración conjunta que siempre organiza la Delegación de Ecumenismo y Relaciones Interreligiosas, aunque tanto a modo particular como en las distintas parroquias, se propone el siguiente itinerario de oración:
Día 1 (lunes 18): Llamados por Dios: «No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros» (Jn. 15, 16a).
Día 2 (martes 19): Madurar internamente: «Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros» (Jn. 15, 4a).
Día 3 (miércoles 20): Formar un solo cuerpo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn. 15, 12b).
Día 4 (jueves 21): Orar unidos: «Ya no os llamaré siervos… A vosotros os llamo amigos» (Jn. 15, 15).
Día 5 (viernes 22): Dejarse trasformar por la Palabra: «Vosotros ya estáis limpios por la palabra…» (Jn. 15, 3).
Día 6 (sábado 23): Acoger a los demás: «Poneos en camino y dad fruto abundante y duradero» (Jn. 15, 16b).
Día 7 (domingo 24): Crecer en unidad: «Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos» (Jn. 15, 5a).
Día 8 (lunes 25): Reconciliarse con toda la creación: «Para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa» (Jn. 15, 11).
Antes de nada os deseo a todos la gracia y la bendición de Dios en el Año recién comenzado con las palabras de la primera lectura de la Misa del día 1 de enero: que “el Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Nm 6, 24. 26). Que con la protección y la luz divinas pronto veamos superadas la pandemia del Covid-19 y las crisis añadidas: sanitaria, laboral, económica, social y política. Sigamos observando las medidas establecidas para evitar los contagios. Pero no tengamos miedo. Fijemos nuestra mirada en el Niño, nacido en Belén: Él es el Emmanuel. Dios está con nosotros y nunca nos abandona. El Niño-Dios es nuestra esperanza, el príncipe de la paz y la luz para nuestro camino.
En la medida de lo posible y con todas las precauciones debidas sigamos con nuestras actividades pastorales ordinarias, después del tiempo de Navidad. En este sentido os recuerdo que se acerca la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero, y el Domingo de la Palabra, el 24 de enero, Jornada establecida para toda la Iglesia por el papa Francisco en el III Domingo del Tiempo Ordinario.
Para celebrar debidamente la Semana de Oración, el Delegado diocesano de Ecumenismo os enviará los materiales acostumbrados. Y para preparar y celebrar el Domingo de la Palabra os adjunto a esta carta la Nota de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramento de 17 de diciembre pasado; no estaría de más que releyerais la Carta Apostólica del papa Francisco en Aperuit illis de 30 de septiembre de 2019.
En este Domingo dedicado a la Palabra de Dios deberíamos tener en cuenta también la Semana de Oración por la Unidad de Cristianos, en todas las Misas del domingo 24 de enero, incluidas las de Víspera. Por ello, siguiendo las indicaciones en el Calendario Litúrgico de la Conferencia Episcopal Española autorizo – y os animo- a tomar en este domingo las oraciones de la Misa «Por la unidad de los cristianos» manteniendo las lecturas propias del III Domingo del Tiempo Ordinario. Ambas intenciones – Domingo de la Palabra y Oración por la Unidad- deberán ser tenidas en cuenta en la monición de entrada, en la homilía y en las preces.
Ayudemos a nuestros fieles a valorar la importancia de la Palabra de Dios en la Iglesia y para la vida de todo cristiano y comunidad cristiana. Y oremos todos para que el Señor nos conceda el don de la Unidad de todos los cristianos.
Este lunes, 10 de febrero, tuvo lugar en Madrid un encuentro del cardenal Carlos Osoro, ordinario del Ordinariato para los fieles católicos orientales en España, con vicarios generales de las diócesis donde estos católicos están presentes. El encuentro contó con la participación de expertos en derecho oriental, que trataron sobre la jurisdicción propia del Ordinariato, así como las implicaciones que esto tiene en la pastoral.
Al mismo tiempo se trataron cuestiones relativas a la atención a los católicos orientales. Se habló de la necesidad de cuidar y preservar las propias tradiciones; la riqueza de la propia liturgia oriental, y la espiritualidad de estos fieles que son de un gran valor.
Después de siete días de actos, el Octavario de oración por la unidad de los cristianos llega a sus últimas horas. La Arciprestal de San Jaime, en Vila-real, ha acogido el viernes por la noche a unos 500 fieles católicos, ortodoxos y protestantes para el acto más institucional. El Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha afirmado que “anunciar el Evangelio es la misión que todos tenemos”: “Cristo, que es el camino, la Verdad y la vida, el único que nos da la salvación”.
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