“Testigos de Cristo, caminando juntos hacia la unidad”
Este curso, organizado por la Delegación diocesana para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso, pretende abordar la problemática de las divisiones en la Iglesia de Cristo, y de sus efectos. Además, ofrece la oportunidad de descubrir la gran vocación a la que el Señor nos ha llamado: a ser constructor de la unidad.
Tal como profesamos en el Símbolo de los Apóstoles, los cristianos creemos firmemente que la Iglesia instituida por Jesús es una, santa, católica y apostólica, pero la unidad está dañada y, por consiguiente, imperfecta a causa los pecados de unos y de otros. Todos somos conscientes de la situación generada a lo largo de los siglos y de la necesidad de revertirla para que el deseo de Jesús se cumpla, que todos seamos uno.
El curso se va a impartir en cuatro puntos diferentes de la Diócesis, siendo el primero de ellos la Arciprestal San Jaime de Vila-real, del 14 al 18 de noviembre. Del 12 al 16 de diciembre será en Caja Rural de La Vall d´Uixó; del 6 al 10 de febrero en la Casa Sacerdotal, en Castellón; y del 20 al 24 de marzo en la parroquia de La Asunción de Ntra. Sra. de Onda. Siempre de lunes a viernes de 18 h. a 21 h.
Además, el temario se divide en un total de 5 sesiones, abordando entre otras cuestiones el Movimiento ecuménico, las grandes instituciones ecuménicas, las diferentes confesiones cristianas, las Iglesias Orientales Católicas o la Reforma protestante de Lutero.
Los dos últimos fines de semana, un grupo de unas 30 personas provenientes de la Vall d’Alba, Castellón, Benicassim, Torreblanca, Cabanes, Vila-real y Almasora procedieron de modo frenético a la selección y empaquetado de las medicinas, alimentos y ropas recogidos en la campaña llevada a cabo por la Delegación de Ecumenismo y la Comunidad Greco-católica ucraniana, con la colaboración de Caritas Diocesana.
Cabe recordar que el Obispo de la Diócesis, el pasado 7 de marzo, promulgó un Decreto de creación de una Comisión Diocesana de ayuda a Ucrania que, gestionada por Cáritas Diocesana, tiene como funciones «potenciar y coordinar en nuestra Diócesis las acciones de ayuda a Ucrania, como son la recogida y el envío de ayuda económica, de medicinas, comida y otros artículos de primera necesidad; y acoger, estudiar y dar respuesta a las peticiones de personas desplazadas y refugiadas poniendo a su disposición vivienda así como los medios y recursos necesarios para su nueva vida en nuestro país».
Tal como acordó la Comisión en una primera reunión con carácter de urgencia y en contacto con Cáritas Ucrania, las primeras necesidades a atender era el acopio de material sanitario y medicamentos, así como ayuda económica que está canalizando a través de las cuentas bancarias de Cáritas de Segorbe-Castellón.
De esta forma, parroquias, empresas e incluso ayuntamientos han ido haciendo llegar todo tipo de donaciones que vienen a paliar sufrimiento de las víctimas de la guerra en Ucrania. Tal como asegura el Delegado diocesano para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso, D. Nuno Vieira, «en estos momentos no hay lugar para la indiferencia y todos procuran ayudar del modo que sea». La solidaridad demostrada con el pueblo ucraniano está poniendo de manifiesto la original capacidad de algunas parroquias a la hora de sensibilizar, organizar y promover campañas en favor no sólo de las víctimas de la guerra que la sufren in situ, sino también con relación a los refugiados, que van más allá de los donativos económicos enviados a Cáritas diocesana.
La Comisión Diocesana de Ayuda a Ucrania está siguiendo atentamente el desarrollo de los acontecimientos. De hecho el pasado 17 de marzo, en un comunicado tras su reunión semanal, advertía que todo el material recibido hasta la fecha se está clasificando y etiquetando en ucraniano para su envío a Cáritas Ivano Frankivsk (Ucrania) y que se han remitido 30.000€ a Cáritas española con destino a Cáritas Ucrania. Del mismo modo, la Comisión también está estudiando diferentes alternativas de alojamiento temporal ante la llegada de refugiados.
Las cuentas para canalizar la ayuda económica:
CAIXABANK: ES42 2100 8929 9213 0150 1196
CAJAMAR: ES20 3058 7346 4927 2000 2177
Para más información, dudas o sugerencias, se puede contactar en el teléfono 964 255 521 o través del mail refugiados@caritas-sc.org
D. Nuno Vieira, participó en las Jornadas anuales organizada por la Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, de la Conferencia Episcopal Española. Este año, el tema versó sobre la problemática del Ser y la misión de la Iglesia en los diálogos ecuménicos, transcurriendo las sesiones en el Aulario del Papa Francisco, en Madrid, entre los días 21 y 23 de febrero.
Las ponencias estuvieron a cargo de grandes especialistas como Mons. Dr. Farrel, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; Dr. Rafael Vázquez, director del Secretariado de la Subcomisión para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso; Mons. Dr. Dimitrios Salachas, exarca apostólico emérito para los católicos de rito bizantino en Grecia; Dr. Carlos Martínez, director del Instituto de Vida Religiosa de Madrid y el Dr. Dirk Lange, asistente para las Relaciones Ecuménicas de la Federación Luterana Mundial.
En la tarde del martes visitaron la catedral ortodoxa rumana, siendo recibidos por los dos sacerdotes que la atienden. El interior del templo está en proceso de ornamentación por lo que los participantes en las jornadas han tenido ocasión de tomar contacto con los pintores de iconos que ahí laboran. El sacerdote encargado de los trabajos atendió a las dudas de los presentes.
El último día, las delegaciones presentaron sus comunicaciones y compartieron experiencias. D. Nuno Vieira expuso el calendario de las distintas actividades que la Delegación emprende durante el año, entre las cuales destacó la imperiosa necesidad de formar a los laicos y clérigos en materia ecuménica y que para ello están previstos varios encuentros en los arciprestazgos y también online. Aguardamos pues esas novedades y esperamos que tenga la adhesión de muchos para que el conocimiento mutuo de las realidades eclesiales nos lleve a un mayor enriquecimiento humano y religioso.
Ayer tarde, a las 20h, en la Parroquia de San Bartolomé, en Torreblanca, medio centenar de fieles greco-católicos ucranianos asistieron a la celebración de la Divina Liturgia implorando del cielo el don de la conversión de los hombres y la gracia de la paz.
La Misa fue celebrada por el Sacerdote ucraniano Sergiy Znack, que recientemente ha sido enviado, por decisión del Ordinario para los católicos orientales en España, el cardenal Carlos Osoro, a las diócesis de Segorbe-Castellón y de Tortosa para atender a los fieles greco-católicos ucranianos residentes, mayoritariamente, en las poblaciones de Castellón, Torreblanca y Vinaròs. la Misa estuvo concelebrada por el párroco de la localidad, D. Nuno Vieira y se pidió especialmente por la paz, por el fin de la guerra, y por los gobernantes de todo el mundo, «para que sepan solucionar los problemas sin la fuerza de las armas, causantes de tanto dolor y sufrimiento en la humanidad», ha confirmado el párroco y Delegado diocesano para las relaciones interconfesionales y el diálogo interreligioso.
Desde hoy la Iglesia celebra la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Durante este Octavario, la principal motivación debe centrarse, en palabras de los obispos españoles, en anunciar el mensaje de salvación universal que el Resucitado confío a los apóstoles y que está muy presente en el lema escogido para este año a partir del evangelio de San Mateo (2, 2): «Hemos visto brillar su estrella y venimos a adorarlo».
Esta semana es una ocasión propicia para que los cristianos de las distintas confesiones (católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes…) eleven su oración al Señor con una misma intención. Este año, debido a la situación de la pandemia no tendrá lugar la celebración conjunta en nuestra Diócesis, aunque desde la Delegación de Ecumenismo se ha remitido a todas las parroquias el material con el itinerario de oración preparado conjuntamente por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias.
Con motivo de esta celebración, hablamos con D. Nuno Vieria Carvalho, Delegado diocesano de Ecumenismo
¿Cuál es el origen del Octavario?
Surgió como una iniciativa en un momento en el que las confesiones cristianas oraban juntas para lograr la plena unidad de la Iglesia, Por ello, orar por la unidad de todos los cristianos, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don. Tradicionalmente se celebra en esta fecha, entre las festividades de la confesión de San Pedro y de la conversión de San Pablo. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson, por su hondo significado de conversión y unidad. Sin embargo, en el hemisferio sur, las iglesias lo celebran en otro momento. Suelen hacerlo coincidir con el tiempo de Pentecostés, momento importante para nuestra Iglesia. Paul Couturier le dio un nuevo impulso en 1935.
Surgió como una iniciativa en un momento en el que las confesiones cristianas oraban juntas para lograr la plena unidad de la Iglesia, Por ello, orar por la unidad de todos los cristianos, es comprender la oración que Jesús realizó y unirnos estrechamente a Él para suplicar este don.Desde 1968, los temas de cada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos son elaborados conjuntamente por la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Ecuménico de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Iglesia Católica.
¿Por qué es necesario unirnos en oración?
En primer lugar porque los cristianos sentimos una necesidad profunda de relacionarnos con Dios y eso es posible a través de la oración. Pero también para darnos cuenta que hay otros cristianos que no viven en nuestra casa, en la Iglesia Católica, que forman parte de la misma Iglesia de Jesucristo. Vivimos todos en la misma CASA que es la Iglesia pero no compartimos todos los espacios, dependencias, iniciativas, ni tradiciones. Eso sí, compartimos lo más importante: la Confesión de fe en el Dios Uno-Trino y tenemos a Jesucristo como el Único Salvador del Mundo.
¿Cuál es el estado actual de la unión de las Iglesias?
No podemos olvidar que durante siglos hemos vivido de espaldas unos a los otras. Las 3 grandes familias cristianas (católicos, ortodoxos y protestantes) tenemos que hacer una reflexión conjunta en un diálogo sereno sobre los sucesos ocurridos en el pasado, pero lo más importante es hacerlo con la mirada puesta en el presente y en el futuro. En ello estamos en la diócesis, y solamente el covid ha podido frenar este movimiento de aproximación y conocimiento mútuo tan necesario para poder entrar en diálogo entre nosotros, después de tanto tiempo sin casi reconocernos como hermanos que somos.
¿Cómo recuperar la fuerza para mantener vivo ese compromiso?
Nunca como en nuestros días, tomamos consciencia de que el mundo es mucho más que lo que nos rodea. Creo que es fundamental observar lo que desconocemos y descubrir en ello algo propio. Las expresiones de fe son distintas de las nuestras pues las comunidades están situadas en el tiempo y en el espacio y son reflejo de su propio contexto. Pero hay algo que no debemos olvidar, y es que toda esa diversidad constituye la gran riqueza de la única Iglesia de Cristo. De ahí que es fundamental el conocimiento de las realidades eclesiales distintas de la nuestra, aprendiendo a apreciarlas y a tenerlas como propias. Inevitablemente, esta actitud nos conducirá al ánimo y al compromiso con la causa de ecumenismo.
¿Qué realidades hay en nuestra Diócesis y qué iniciativas se están llevando a cabo?
Entre nosotros existen tres comunidades parroquiales ortodoxas pertenecientes al Patriarcado de Rumania (Castellón, Villareal y Segorbe) y una en Castellón del Patriarcado Ruso. Las Iglesias y Comunidades hijas de la Reforma Protestante son en número superior y de denominaciones distintas: evangélicos, bautistas, pentecostales, adventistas. El número de miembros de todas estas Iglesias es oscilante, según el movimiento de la población emigrante. En este momento la única iniciativa que estamos llevando a cabo es el acercamiento a sus líderes religiosos en miras de avanzar en el conocimiento del otro, tal como apuntaba anteriormente. Siglos de indiferencia no se solucionan con un solo café y dos pastas. Hay que dar pasos: pasar de la desconfianza para poder llegar a la amistad por lo que este proceso requiere tiempo.
Cada año, el octavario, promueve la oración y la meditación con un lema…¿cuál es el de este año y hacia qué nos motiva?
Los Magos manifiestan la unidad de todos los pueblos deseada por Dios. Viajan desde países lejanos y representan diversas culturas, impulsados por la misma hambre de ver y conocer al rey recién nacido y, juntándose en la pequeña casa de Belén, adoran con sencillez y ofrecen sus regalos. Los cristianos están llamados a ser una señal ante el mundo de la unidad que Dios trae consigo. Procedentes de diferentes culturas, razas y lenguas, los cristianos comparten una misma búsqueda de Cristo y un deseo común de adorarlo. La misión del pueblo cristiano es, por tanto, la de ser un signo, como la estrella, que guíe el anhelo de Dios de toda la humanidad hacia Cristo, y convertirse en mediación para que Dios lleve a cabo la unidad de todos los pueblos. Servir al Evangelio hoy exige el compromiso de defender la dignidad humana, especialmente en los más pobres, los más débiles y los marginados. Exige por parte de las Iglesias transparencia y responsabilidad en sus relaciones mutuas y en su relación con el mundo. Significa que las Iglesias deben cooperar para proporcionar alivio a los afligidos, para acoger a los desplazados, para confortar a los abatidos y para construir una sociedad justa y honesta. Se trata de una llamada a que las Iglesias trabajen juntas, de manera que los jóvenes puedan construir un futuro conforme al corazón de Dios, en el que todos los seres humanos puedan experimentar la vida, la paz, la justicia y el amor.
El año pasado la celebración conjunta en nuestra diócesis se suspendió por la pandemia… este año la situación es mejor pero también preocupa la velocidad de los contagios ¿Cómo ha organizado la delegación diocesana la celebración de este año?
En las circunstancias actuales, los miembros de la Delegación nos limitaremos a una reunión y a animar a las parroquias a centrar la oración de esos ocho días en la Unidad de los Cristianos. Para ello, hemos enviado material a las parroquias para que, sobre todo en la Eucaristía diária, se tenga muy presente esta intención. En breve divulgaremos un curso de Ecumenismo online para todos los interesados en el tema ecuménico. El ecumenismo es don y tarea para todos los cristianos. Todos estamos llamados a trabajar por la unidad de la única Iglesia de Cristo, es decir, aquella que constituimos, por el Bautismo, todos los católicos, ortodoxos y protestantes.
La Delegación diocesana de Ecumenismo también se encarga de las relaciones con las religiones no cristianas, ¿cómo se gestionan estas relaciones en nuestra Diócesis?
Dice Jesús en el Evangelio que tiene otras ovejas que no son de este redil. Todas las culturas del mundo están destinadas a alcanzar la Verdad en Jesucristo. La misión de la Iglesia es dar a conocer a toda la humanidad la grandeza y belleza de nuestra fe. Dios tiene sus cauces propios para llegar al corazón de todos independientemente de la raza, cultura, o nación. Las religiones contribuyen al bien de la humanidad y todos somos hermanos, Fratelli Tutti, como nos recordaba el Papa con su reciente encíclica. Así que, también es incumbencia de esta delegación la relación con las religiones no cristianas. En ello también estamos.
El pasado 25 de abril, en la iglesia parroquial de San Bartolomé de Torreblanca, los sacerdotes D. Vasyl Boyko, Párroco de la Parroquia greco-católica de Valencia, y su vicario, daban inicio a la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, a la que asistieron los fieles ucranianos de este rito de la Iglesia Católica, residentes en la localidad.
Este sábado pasado D. Dmytro Kyiashko, vicario parroquial de Valencia presidió la Solemnidad de la Pascua de Resurrección. A ella acudieron no sólo fieles residentes en Torreblanca sino también venidos desde Castellón, Villareal, Almasora y de otros pueblos de la Diócesis.
D. Nuno Vieira, al inicio de la celebración, felicitó a los fieles por sus fiestas de Pascua y expresó el deseo de que en breve esta Comunidad Eclesial pueda contar con un sacerdote residente en la Diócesis para que la asistencia espiritual, catequética y sacramental sea más regular y así los fieles estén mejor atendidos. En Torreblanca, los greco-católicos se reúnem desde hace casi una década, cuando fueron paternalmente acogidos por D. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón. La jurisdicción plena sobre estos fieles la ostenta el Cardenal Arzobispo de Madrid, Su Eminencia D. Carlos Osoro, Ordinario de los fieles de los ritos orientales, en España.
Igualmente, D. Nuno Vieira, agradeció el esfuerzo de ambos sacerdotes, quienes, a pesar de atender a numerosas comunidades esparcidas por la Archidiócesis de Valencia, asumieron desde hace más de dos años la atención de los fieles ucranianos nuestra Parroquia.
La celebración de la Pascua según el calendario juliano, el mismo que siguen las Iglesias Ortodoxas y las Antiguas Iglesias Orientales, posibilitó, un año más, la alegría de encontrarse con el Señor según el espíritu y la tradición de tierras alejadas, tierras desde donde llegaron a nosotros los flujos migratorios dándonos a conocer una realidad distinta de la nuestra pero que hace parte de nosotros. Es la misma Iglesia Católica que diseminada por el mundo pregona el don de la unidad y la belleza de la diversidad a imagen del Dios Uno-Trino.
A los greco-católicos residentes en nuestra Diócesis les felicitamos y con ellos proclamamos: Щасливого Великодня, Cristo ha Resucitado, aleluya!
El Delegado de Ecumenismo y de Relaciones Interreligiosas, D. Nuno Vieira, acompañado por el Padre Agustín Arteche, misionero de África, gran conocedor del mundo islámico, y miembro de la misma delegación, a invitación del Imán Abdeslam El Ghzaoui y del secretario del Centro Islámico Nur, Hamed Mohamed, visitaron la mezquita de la capital de la Plana, situada en la avenida Quevedo, nº 7. El encuentro duró alrededor de una hora y media y había sido preparado desde hace un año, a partir del interés manifestado por el propio Imán en entablar un primer contacto con la Iglesia Católica. Las circunstancias derivadas de la pandemia obligaron a la Delegación de Ecumenismo a ir posponiendo la cita hasta ahora.
El Padre Agustín obsequió al Imán Abdeslam con el Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los musulmanes para el mes de Ramadán e “Id al-Fitr 1442h./ 2021 D.C. 16.04.2021”, en árabe, titulado Cristianos y musulmanes: testigos de la esperanza.
Este encuentro adquiere especial importancia porque se ha celebrado dentro del periodo de Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes y uno de los cinco pilares del islam. Durante el mismo, los fieles se abstienen de comer y beber durante el día, siendo también un ejercicio espiritual en actitud de revisión de vida, procurando mejorar a nivel individual, familiar y social. Se fomenta además, la solidaridad, la caridad, y la buena conducta.
Ambas partes comparten la fe en el Único Dios, Omnipotente y Misericordioso y coinciden en la necesidad de abordar conjuntamente los problemas e inquietudes que son comunes y afectan a la vida de los fieles, en un mundo de acelerada transformación donde el hecho religioso parece no ser esencial para la vida del hombre. También, en este sentido, se constató la urgencia por adquirir un conocimiento mutuo como forma de combatir los prejuicios tan instalados en nuestra sociedad.
En la línea del Magisterio del Papa Francisco, la Iglesia de Segorbe-Castellón considera muy positivamente este encuentro porque contribuye a ir dando pasos en el diálogo con las religiones no cristianas, máxime cuando su representatividad es ya muy significativa.
Ayer, día 23, se clausuraron las XXX Jornadas para Delegados Episcopales y Directores de Secretariados de Relaciones Interconfesionales, que este año versó sobre el estudio del Pluralismo religioso en España. Dadas las circunstancias actuales, el evento fue online y contó cerca de 60 participantes.
Desde Segorbe-Castellón, además del Delegado, D. Nuno Vieira, asistieron todos los miembros de la delegación: Padre Agustín Arteche, Jaime Vilarroig, Amelia Vercher, Gema Soler y María José Sevilla.
En la tarde del lunes, después del saludo del secretario, Rafael Vázquez, el Presidente de la Subcomisión de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Adolfo González Montes, procedió a la presentación de las Jornadas. Esa misma tarde se realizaron dos ponencias. La primera a cargo del rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, D. Diego Sarrió Cucarella, sobre la Historia y Teología del Diálogo Islamo-cristiano a través de sus textos, y la segunda proferida por el Patriarca Latino de Jesrusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, que disertó sobre el Documento sobre la fraternidad y su recepción en el mundo islámico.
El segundo día, D. Gonzalo Villagrán, rector de la Facultad de Teología de Granada, expuso sobre La relación entre religión y sociedad en el Documento sobre la Fraternidad. El tema del Terrorismo Yihadista como desafío a la seguridad global fue compartido por D. David Garriga, Presidente de la Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global, y por D. Bahae Eddine, Delegado de la misma Institución en el norte de África. La última conferencia fue a cargo de D. Francisco Díez, catedrático del Departamento de Geografía e Historia en la Universidad de la Laguna, y versó sobre El Budismo en España.
Al finalizar cada una de las intervenciones, los participantes tuvieron la oportunidad de formular cuestiones, brindando a los conferenciantes la ocasión para matizar o profundizar sobre lo ya expuesto. Antes de D. Adolfo concluir las jornadas, las Delegaciones compartieron experiencias y proyectos. «Todos echamos de menos el contacto personal, puesto que la convivencia ayuda a profundizar en las relaciones humanas y permite un mayor conocimiento de las materias, básicamente a través de las conversaciones en los pasillos a la hora del café o sentados a la mesa compartiendo pan y experiencia», ha informado el Delegado diocesano.
Gema Soler es miembro de la Delegación Diocesana de Ecumenismo y lleva un año colaborando en favor del ecumenismo en la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Nacida en el seno de una familia católica practicante (Barcelona, 1965) asegura haber recibido una educación basada en la tolerancia y el respeto hacia todas las creencias religiosas. Una grave enfermedad trastocó su fe y existencia y ahora sabe que su misión es ayudar a quienes han estado en su misma situación. Desde que contrajo matrimonio vive en Torreblanca y se ha involucrado en la vida pastoral de su parroquia. Cuando le propusieron ser miembro de la Delegación de Ecumenismo aceptó, sin dudarlo, para que se haga realidad la necesaria unidad de los cristianos.
La máxima de la Delegación Diocesana de Ecumenismo de la Diócesis de Segorbe-Castellón es mantener el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica recogido en la encíclica «Un unum sint» de Juan Pablo II, para que ¡todos sean uno!’ (cf. Jn 17,21).
¿Con qué comunidades cristianas trabaja la Diócesis de Segorbe-Castellón? Trabajamos con la comunidad ortodoxa tanto de la Parroquia Rumana de Castellón como de la de Villareal y Segorbe. También contamos con la colaboración del Pastor Evangélico, Paco Hilario.
¿Cómo se trabaja con esas comunidades?, ¿Cuál es la agenda y los contenidos? Teníamos previsto un extenso programa en las Parroquias de la Esperanza de Castellón, Segorbe, La Vilavella, l’Alcora, Almassora, Torreblanca, Nules, Oropesa del Mar y Vila-real. Pero por la pandemia del COVID-19 nos es imposible realizarlas dadas las restricciones vigentes. La Delegación de Ecumenismo nos reunimos una vez al mes en el Seminario Mater Dei para debatir asuntos ecuménicos que nos puedan interesar. sobre la necesaria visibilidad y unidad de las iglesias así como de las relaciones interreligiosas. También creemos en la importancia de la formación, ya que asistimos a conferencias on-line muy interesantes del Centro Ecuménico Julián García Hernando. Estos estudios sirven para tener presente la importancia de la unidad de las diferentes iglesias y la diversidad de los puntos de vista sobre una misma fe, que llegan a coincidir en lo esencial. Tanto los católicos, como los ortodoxos y evangélicos vemos la necesidad de la unidad en las diferentes maneras de abordar la fe en un único Dios y Señor. Las actividades previstas pretendían un acercamiento que favoreciera la complementariedad, evitando prejuicios y reconociendo limitaciones.
Y, durante esta semana del Ecumenismo, tan diferente por la pandemia, ¿cómo se ha celebrado? Las parroquias han recibido todo el material para la celebración de la Semana de la Oración para la Unidad de los Cristianos, que hubiera tenido lugar esta próxima semana. En el Acto de Clausura del Octavario de la Oración del año pasado en Vila-real, llegamos a reunir a quinientas personas. Pero este acto, que se iba a celebrar esta tarde en la Concatedral de Santa María también se ha tenido que suprimir en virtud de la crisis pandémica del coronavirus. No obstante se han celebrado actos en diferentes parroquias tomando todas las medidas de precaución e higiénico-sanitarias establecidas.
“Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia”
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (Jn. 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de este año, que refleja la necesidad de oración, de reconciliación, y de unidad de los cristianos y de toda la humanidad.
Tras la muerte y resurrección de Jesucristo van surgiendo poco a poco pequeñas comunidades cristianas que aceptan el Evangelio anunciado, se bautizan y empiezan a vivir como Jesús les había pedido. Son las primeras iglesias, organizadas por los Apóstoles, entre las que sobresaldría la de Roma gracias a la predicación y al martirio de San Pedro y San Pablo, aunque el conjunto de todas ellas formó la Iglesia Católica.
Sin embargo, la comunión entre las iglesias, entre sus pastores y sus miembros no siempre ha sido fácil, y ya en el S. V surgen importantes divisiones. El Señor funda su Iglesia sobre la debilidad, pero también sobre la fidelidad de los Apóstoles, a los que promete el Espíritu Santo. Y esta desunión, los cristianos la sentimos con mucho dolor, por lo que son constantes los intentos por superarla con el objetivo de lograr la unidad en la Iglesia de Jesucristo.
La Iglesia Católica, del mismo modo que muchas confesiones cristianas, estamos empeñados en trabajar por lograr esta unidad, pero sabiendo que es algo que no se puede lograr sin un trabajo conjunto, pero sobre todo sería algo imposible sin la oración, el perdón y el amor.
Origen de esta celebración
En 1840, el sacerdote anglicano Ignatius Spencer convertido al catolicismo sugiere una «Unión de oración por la unidad». En 1894, el Papa León XIII anima a la práctica de un Octavario de Oración por la Unidad en el contexto de Pentecostés. Pero la primera celebración sería en 1908 por el Padre Paul Wattson, para quien la reconciliación de los cristianos fue el hilo conductor de su vida de fe.
Wattson era un líder episcopaliano, la rama anglicana de los Estados Unidos, que fundó la «Society of Atonement» (Comunidad de los hermanos y hermanas de la Penitencia), una comunidad religiosa bajo la inspiración de San Francisco que tenía como objetivo la unidad de los cristianos y la obra misionera. Finalmente se convirtió al catolicismo junto con los miembros de la comunidad.
En 1964 tuvo lugar un histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en Jerusalén, en el que se dieron un abrazo y recitaron juntos, en latín y en griego, la oración de Cristo por la unidad: «que todos sean uno» (Jn. 17). Y en 1968, la Semana de Oración se celebra por primera vez sobre la base de unos textos elaborados en colaboración por la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Ecuménico de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Mensaje de los Obispos
Los Obispos de la Subcomisión para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, en su mensaje nos indican que “la unidad de la Iglesia no es fruto de nuestros consensos, de los acuerdos que podamos lograr entre confesiones cristianas, aunque esta búsqueda de acuerdo sea asimismo necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para su Iglesia”.
Para lograr la unidad es imprescindible el soplo del Espíritu Santo, “para que estos acuerdos sean eficaces y produzcan fruto es necesario que sean vividos y logrados por sus protagonistas como lo que de verdad son, obra del Espíritu Santo”.
Este es un camino lleno de dificultades, pero necesario, pues “sin esta unidad de todos los cristianos en Cristo no podemos avanzar hacia la unidad plena visible de la Iglesia”, y sin ella, los Obispos remarcan que “cometeríamos el grave error de no hacer justicia a la verdad de la fe que profesamos cada una de las confesiones cristianas”.
“Nos urge orar con intensidad – nos exhortan – y suplicar al Padre unidos, a la poderosa intercesión de Cristo, que antes de padecer oró por la unidad de sus discípulos, y proféticamente había anunciado a Pedro y los Apóstoles que el poder del abismo no podrá vencer a su Iglesia (cf. Mt 16, 18)”.
Octavario de oración
Los ocho días previos a la fiesta de la conversión de San Pablo, el 25 de enero, se celebra el octavario de oración. En esta ocasión, a causa de la pandemia, no va a ser posible la celebración diocesana de oración conjunta que siempre organiza la Delegación de Ecumenismo y Relaciones Interreligiosas, aunque tanto a modo particular como en las distintas parroquias, se propone el siguiente itinerario de oración:
Día 1 (lunes 18): Llamados por Dios: «No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros» (Jn. 15, 16a).
Día 2 (martes 19): Madurar internamente: «Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros» (Jn. 15, 4a).
Día 3 (miércoles 20): Formar un solo cuerpo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn. 15, 12b).
Día 4 (jueves 21): Orar unidos: «Ya no os llamaré siervos… A vosotros os llamo amigos» (Jn. 15, 15).
Día 5 (viernes 22): Dejarse trasformar por la Palabra: «Vosotros ya estáis limpios por la palabra…» (Jn. 15, 3).
Día 6 (sábado 23): Acoger a los demás: «Poneos en camino y dad fruto abundante y duradero» (Jn. 15, 16b).
Día 7 (domingo 24): Crecer en unidad: «Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos» (Jn. 15, 5a).
Día 8 (lunes 25): Reconciliarse con toda la creación: «Para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa» (Jn. 15, 11).
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