La militancia de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de nuestra diócesis participará en la celebración la XIV Asamblea General que tendrá lugar del 12 al 15 de agosto en Segovia.
La asamblea general convocada con el lema “Tendiendo puentes, derribando muros” es la fase final de un proceso de trabajo de más de un curso, es un acontecimiento especialmente relevante para la vida de este movimiento especializado de la Acción Católica Española.
Constituye una oportunidad única de encuentro y convivencia para las personas que componen este movimiento eclesial de la HOAC presente en 41 diócesis de España.
La Asamblea, además, es un ámbito privilegiado para el diálogo y la toma de decisiones sobre los desafíos, prioridades y propuestas para los próximos seis años, a partir de una mirada creyente de la realidad, de la experiencia del compromiso de los militantes y de los retos que como Iglesia tiene, en un mundo con enormes fracturas sociales, desigualdades e injusticias que afectan singularmente al mundo obrero y del trabajo, donde sigue siendo esencial ser testigo e impulsor del proyecto de humanización que propone Jesucristo.
Queremos compartir los contenidos de esa experiencia comunitaria, buscando construir puentes, favoreciendo el encuentro y enriqueciendo a las personas. Por ello durante el desarrollo de la asamblea se realizará una cobertura especial en www.noticiasobreras.es para los suscriptores de dicha revista y además utilizando la etiqueta #Enla14 se visibilizarán y compartirán contenidos en redes sociales.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Valencia, ha realizado un llamamiento a todas las fuerzas políticas ante las próximas citas electorales a prestar mayor atención a la realidad del mundo obrero y del trabajo y, sobre todo, a afrontar las necesidades de las familias más vulnerables y empobrecidas.
Como señalan en un documento que han hecho público y que quieren dialogar con las diferentes fuerzas políticas, «ocurre con demasiada frecuencia que los trabajadores y trabajadoras son tratados como un instrumento de la economía, al servicio de la máxima rentabilidad a la que se somete todo. Hay que poner la dignidad de las personas y de su trabajo en el centro. Necesitamos construir las relaciones económicas desde esa centralidad».
En concreto, este movimiento de trabajadores y trabajadoras cristianos señala cinco situaciones del mundo del trabajo que considera «especialmente duras» y para las que reclaman «respuestas más decididas» desde todos los niveles políticos (municipal y autonómico), en el ámbito de sus competencias, y piden que sean tomadas en consideración en el próximo proceso electoral.
En primer lugar, la HOAC destaca la siniestralidad y la salud laboral como «la realidad más dolorosa para el mundo del trabajo», ya que «demasiadas personas pierden su vida o quedan gravemente lesionadas por el incumplimiento de las normas de prevención». Advierten que la precariedad y las malas condiciones laborales incrementan mucho los riesgos y producen un deterioro de la salud, tanto física como psicológica. «No estamos siendo capaces de dar una respuesta adecuada a este drama», señalan, y consideran necesario avanzar en «fiscalizar el cumplimiento de la normativa, combatir la precariedad y una mayor conciencia social de su extrema gravedad».
En segundo lugar, reclaman atender a la situación de extrema precariedad y bajos salarios de los trabajadores y trabajadoras empobrecidos, que acceden con mucha dificultad a los bienes básicos y a una vida en condiciones dignas. Según señalan en este documento, «es una realidad que sufren muchas personas jóvenes, mujeres y migrantes. Combatir esta precariedad extrema es esencial para luchar contra la pobreza, así como el refuerzo de los servicios públicos, especialmente los de protección social».
Otra realidad que la HOAC destaca como «sangrante» y que está presente en muchos sectores de la Comunitat Valenciana, como la hostelería, el calzado, la agricultura, el empleo doméstico y otros trabajos de cuidados, es el de la economía sumergida, que afecta sobre todo a las personas migrantes que no tienen regularizada su situación administrativa y que por ello se ven abocadas a condiciones pésimas para sobrevivir. Considera fundamental «regularizar la situación administrativa de las personas migrantes y combatir de forma decidida las prácticas laborales irregulares».
Por otra parte, también exige «pasos más decididos» para abordar la discriminación de las mujeres, «que sufren múltiples brechas laborales y sociales y que son víctimas de las violencias machistas». Una discriminación que afecta, particularmente, a las mujeres empleadas en sectores precarizados, como los trabajos de cuidados, los servicios de limpieza de edificios o la transformación de productos agrarios, con bajos salarios, contratos a tiempo parcial no deseados o en fraude de ley porque no cotizan las horas extra. Además, recuerdan que «mayoritariamente las mujeres soportan la sobrecarga de las dobles jornadas en el empleo y en el hogar», y que «esa falta de corresponsabilidad en las familias, las empresas y desde lo público, dificulta una vida en condiciones dignas y ocasiona graves problemas de salud, física y mental». Por ello, los partidos políticos deberían tomar medidas hacia una “racionalización de los horarios laborales y comerciales y la reducción de la jornada laboral, para que la vida esté en el centro de la economía».
Finalmente, este movimiento de trabajadores cristianos demanda «el reconocimiento efectivo de los derechos sociales para las personas más vulnerables«, ya que «la subida de los precios, el alto coste de la energía o las dificultades de acceso a la vivienda condicionan de forma radical la posibilidad de unas condiciones dignas de vida para estas familias trabajadoras». Además, consideran fundamental que se tramiten «ayudas sociales que les posibiliten llegar a fin de mes, el incremento del parque público de viviendas sociales y otras políticas de vivienda valientes que hagan posible que sea un derecho real y efectivo para todas las personas y no un jugoso negocio para unos pocos».
Desde la HOAC reconocen que «en algunos de estos aspectos, las instituciones políticas han ido tomando decisiones para avanzar en la dirección que apuntamos», pero aseguran que «estamos aún lejos de que los trabajadores y las trabajadoras más empobrecidos y vulnerables dejen de serlo». «Se necesitan procesos de cambio de las estructuras injustas de la precariedad y el acceso a los derechos sociales que corresponden a toda persona por el solo hecho de serlo», añaden. Por eso, subrayan que «aspectos como los que hemos señalado deberían estar en el centro de los debates políticos. Esperamos que así sea en este proceso electoral, porque el dolor que causan estas realidades son preocupaciones de buena parte de la ciudadanía».
Como movimiento eclesial de trabajadores y trabajadoras cristianas, la HOAC considera necesario «que toda la sociedad se implique en la defensa de unas condiciones dignas de trabajo para todas las personas, así como a valorar cómo esto se refleja en las diversas propuestas políticas». Asimismo, entienden prioritario que las instituciones políticas dediquen «más esfuerzos y recursos a crear unas condiciones dignas de trabajo y de vida, para luchar contra el empobrecimiento de tantas personas y familias, así como para avanzar hacia una sociedad más justa y humana, sin personas excluidas».
Como subraya el papa Francisco, “el gran tema es el trabajo. La política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo. En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (FT 162).
El Convento de las Hermanas Agustinas de Montornés (Benicàssim) acogió el Retiro de Cuaresma de la Coordinadora de Acción Católica que componen HOAC, FRATER y Acción Católica General de nuestra Diócesis.
En esta ocasión estuvo centrado en la oración a través de una reflexión del «Padre Nuestro». El retiro comenzó con la oración de la mañana a lo que siguió la meditación de Alvar Miralles que versó sobre el «Padre Nuestro», por cuanto a través de la oración acompañamos a Jesús en el desierto de la Cuaresma y nos prepara a la necesaria conversión.
La jornada prosiguió con la celebración de la Eucaristía y finalizó con una comida fraterna.
Este 25 de enero, a las 19h en la parroquia del Cristo, en La Vall d’Uixó
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Segorbe-Castellón, ha organizado para este miércoles, 25 de enero, a las 19h en los salones parroquiales de la Iglesia del Cristo, del barrio Carbonaire, en la Vall d’Uixó, la segunda «Trobada» sobre el tema de los trabajadores y trabajadoras inmigrantes. El objetivo, en esta ocasión, es analizar la respuesta que, ante esta problemática está dando la sociedad.
Este encuentro se enmarca en el contexto de varios actos de carácter público que desde HOAC están organizando con el fin de reflexionar sobre cómo avanzar hacia el trabajo digno para los trabajadores y trabajadoras migrantes desde el pleno reconocimiento de su dignidad y la justicia debida a toda persona.
Esta segunda «Trobada» se podrá seguir de forma presencial, en la que también habrá ocasión para confraternizar e intercambiar opiniones. Para aquellos que no puedan asistir presencialmente, podrán seguir el encuentro a través del canal de Youtube en el siguiente enlace:
La reflexión girará en torno a las claves que propone el papa Francisco: «La inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno” (Fratelli tutti, 39).
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Segorbe-Castellón ha organizado para las próximas semanas varios actos públicos con los que reflexionar sobre la situación de los trabajadores y trabajadoras migrantes y cómo colaborar a mejorarla desde el pleno reconocimiento de su dignidad y la justicia debida a toda persona.
El primero de estos encuentros se celebrará hoy, jueves 15 de diciembre, a las 19:30 horas, en los salones de la parroquia de San Pedro del Grau de Castelló.
Esta vez se realizará un encuentro presencial donde se dialogará, y por otro lado para los que no puedan acudir en persona podrán verlo a través de YouTube desde el canal de HOAC Segorbe-Castellón a través del siguiente enlace:
Con este motivo, la HOAC subraya lo siguiente:
Con mucha frecuencia los trabajadores y trabajadoras migrantes sufren malas condiciones de trabajo, con una gran precariedad, salarios muy bajos, grandes dificultades para disponer de una vivienda en condiciones dignas…
Por su situación de mayor vulnerabilidad en muchos casos ven cómo no se respetan sus derechos laborales y sociales fundamentales.
Particularmente difícil es la situación de los trabajadores y trabajadoras migrantes que no tienen regularizada su situación administrativa, por lo complicado que es debido a nuestra legislación. Pese a que en muchas ocasiones viven hace tiempo entre nosotros y están trabajando, no pueden hacerlo de manera legal y se ven condenados a hacerlo, para sobrevivir, en la economía sumergida, con pésimas condiciones laborales y siendo muchas veces víctimas de grandes abusos.
Por eso consideramos tan importante la Iniciativa Legislativa Popular, promovida por muchas organizaciones sociales y eclesiales para presentar ante el Congreso de los Diputados una propuesta para la regularización extraordinaria de estas personas, de manera que puedan realizar su trabajo y vivir en condiciones dignas.
Como organización de trabajadores y trabajadoras cristianas, estamos convencidos de que como sociedad es necesario mejorar mucho nuestras políticas migratorias y tratar siempre a todas las personas de acuerdo a su dignidad. Todas las personas tenemos la misma dignidad y, por tanto, los mismos derechos y deberes. Mejoraremos en la medida en que reconozcamos esa igual dignidad de todas las personas. Como subraya el papa Francisco, “nadie puede quedar excluido, no importa donde haya nacido” (Fratelli tutti, 121). Por eso, como sociedad “nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona. Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes (…) puede resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar” (Fratelli tutti, 129).
En ese sentido queremos destacar y agradecer también la importancia y el gran valor humano social que tiene el empeño de todas las personas y organizaciones que hacen todo lo posible por defender la dignidad y los derechos de las personas migrantes. Su trabajo nos hace mejores como sociedad.
Para avanzar en el respeto a la dignidad de los trabajadores y trabajadoras migrantes, nos parece especialmente importante cambiar la mentalidad, lamentablemente extendida en algunos sectores de nuestra sociedad, para la que, como también señala el papa Francisco, “los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona (…) Nunca se dirá que no son humanos, pero en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno” (Fratelli tutti, 39).
Durante la Eucaristía celebrada con motivo de la Jornada Mundial
Hoy, siete de octubre la Iglesia celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que, en nuestra Diócesis se conmemoró ayer tarde con una Eucaristía en la Parroquia de San Juan Bautista de Pueblo Seco, que estuvo presidida por el Obispo, D. Casimiro López Llorente. A la misma se sumaron representantes de las entidades eclesiales que impulsan esta iniciativa: Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Secretariado del Apostolado del Mar (Stella Maris), Secretariado de Migraciones y Secretariado de Pastoral del Trabajo.
Tras la Liturgia de la Palabra, D.Casimiro fiel al «Compromiso por un trabajo decente», hizo hincapié en cada una de las palabras que componen el lema de este año a la luz de la Palabra que se proclamó.
Respecto al compromiso, el Obispo se refirió al Reino de Dios al que todos estamos llamados «en todos los ámbitos de la vida», incluido el laboral. Y es «compromiso de todos que a todos llegue ese Reino que lo es de paz, justicia, verdad, amor y gracia». El Evangelio proclamado, dijo D. Casimiro, «nos llama a trabajar por la expansión del Reino de Dios y hacerlo desde nuestro compromiso por un trabajo decente».
El trabajo, dijo el Obispo, «es una vocación a la que estamos llamados por nuestra concepción humana». En este sentido, «estamos llamados a implicarnos en la creación pues estamos creados a imagen suya, y como hijos de Dios, somo colaboradores con Él en la obra de la creación». El hombre y la mujer no están creados para estar subordinados al trabajo, sino que «el trabajo ha de estar subordinado a crecer como imagen de Dios y tiene una dimensión personal, pero también social siendo cooperadores del desarrollo de la sociedad».
Se refirió también a la «decencia del trabajo» para lo que recordó la Carta Encíclica Caritas Veritatis de Benedicto XVI, donde el papa emérito se refiere al trabajo decente como aquel trabajo que, en cualquier sociedad, «sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer». Citó también a Juan Pablo II recordando cuándo, coincidiendo con el Jubileo de los Trabajadores, llamó a “constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo decente” y expresándoles su apoyo, «nos exhortó a colaborar para que el sistema económico en el que vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo sobre el capital, del bien común sobre el privado”, dijo nuestro Obispo.
Nuestra Iglesia diocesana, concluyó D. Casimiro, «ha de ser servidora en el ámbito del trabajo decente y dar testimonio del Reino de Dios «para que toque los corazones de todos y que los valores evangélicos se extiendan al mundo del trabajo».
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) — que en la Diócesis de Segorbe-Castellón impulsan Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Secretariado del Apostolado del Mar (Stella Maris), Secretariado de Migraciones y Secretariado de Pastoral del Trabajo-, se suma, por 8º año consecutivo, a esta Jornada con la convocatoria de actos por el trabajo decente en plazas y parroquias.
Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente «hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad».
Las entidades y movimientos de Iglesia participantes en ITD han organizado una Eucaristía, que presidirá D. Casimiro López, Obispo de la Diócesis, que se celebrará el próximo jueves, día 6 de octubre a las 19:30 h. en la parroquia de San Juan Bautista de Pueblo Seco (Dirección: Avda. Tombatossals, 65) de Castellón.
Además, con ese motivo, ITD lanza un manifiesto bajo el lema «Sin compromiso no hay trabajo decente», para reivindicar el trabajo “como derecho y medio para desarrollarnos, crecer y realizarnos como personas”:
Los últimos avances en el mundo del trabajo, fruto de la negociación y el acuerdo social, han supuesto políticas concretas que, siguiendo las orientaciones de la OIT, atienden a una recuperación centrada en las personas y en el trabajo decente. Aunque la senda iniciada es positiva, aún quedan demasiadas situaciones de vulnerabilidad de derechos vinculados al trabajo en nuestro país. Tu compromiso y el de quienes somos sensibles a estas situaciones, son una respuesta necesaria para un empleo de calidad.
I. Hay millones de personas trabajadoras que siguen sin poder acceder a un trabajo decente. El alto paro estructural nos exige trabajar por la creación de empleo para garantizar el derecho al trabajo. Las condiciones de trabajo siguen siendo de carácter precario para miles de personas trabajadoras, fundamentalmente para las mujeres y para las personas jóvenes. Es necesario seguir vigilando y regulando las condiciones laborales para que estas sean decentes. Un compromiso que deben fortalecer, cada uno desde su responsabilidad y su misión, el gobierno y los agentes socioeconómicos, en un contexto inflacionista de subida de precios que no pueden soportar los salarios de las personas trabajadoras.
II. En este sentido, apoyamos la propuesta del papa Francisco de estudiar la reducción de la jornada laboral (sin que ello redunde en bajada salarial) como medida de creación de trabajo decente; y consideramos que debe aflorar el trabajo que se desarrolle en el ámbito de los cuidados y convertirse ya, en trabajo decente. Además, mientras no se garantice el derecho a un trabajo decente, se necesita articular redes de solidaridad más ágiles y accesibles que permitan asegurar, frente al descarte y la exclusión, un mínimo imprescindible para la vida digna.
III. Así mismo, para garantizar el acceso a un trabajo decente de medio millón de trabajadores y trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular, desde ITD nos sumamos a la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) promovida por la plataforma #RegularizaciónYA que, independientemente de los avances incluidos en la reciente reforma del reglamento de extranjería, entiende que es urgente una regularización en los términos más amplios posibles.
IV. Es un escándalo que dos personas trabajadoras mueran todos los días en nuestro país, como resultado de no garantizar la seguridad y salud en el trabajo. El trabajo no es para la muerte, sino para la vida y, por tanto, nos resulta inaplazable que este tema se incorpore a la agenda política, se atiendan las causas que provocan esta “tragedia tan extendida”, en palabras del papa Francisco, y se busquen soluciones a este drama de tantas familias trabajadoras, que se puede evitar.
Finalmente, como decimos en el lema de este año, sin hombres y mujeres comprometidas, no será posible el trabajo decente. Por ello, convocamos y animamos a movernos por el trabajo decente en esta Jornada Mundial, a participar en los actos reivindicativos y celebrativos en todas las plazas y parroquias de las diócesis, en su organización y difusión. Que esta toma de conciencia se vaya convirtiendo en compromiso diario por el trabajo decente.
«Sigan cuidando, como Iglesia presente y encarnada en ese mundo del trabajo, de los empobrecidos a causa de la incorrecta comprensión que nuestro mundo tiene del trabajo. Sigan impulsando una cultura de la solidaridad que haga cada vez más posible el trabajo decente. Eso es lo que ustedes como Iglesia en el mundo obrero hacen: tejer la solidaria historia de amor de Dios con la humanidad a través de historias personales como las que componen este libro. La Iglesia sigue necesitando de ustedes. Sigue necesitando de hombres y mujeres que saben que su entrega es necesaria, aunque no vean el fruto; que su vida es sembrarse y desvivirse para que otros puedan vivir».
Son palabras del Papa Francisco en el prólogo del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo, el libro que el jueves 21 a las 18:30 h. se presentará en el Palau de Vivel de La Vall d’Uixó y que será la excusa para dialogar, entre otros temas, sobre el compromiso cristiano en la vida pública, sobre los valores y prácticas que necesitamos favorecer en estos entornos sociales.
Contaremos con la presencia de su editor, Abraham Canales. También con Marisa Saavedra, Fernanda Díaz y Charo Castelló, personas que con el relato de su experiencia de vida han contribuido a hacer posible la publicación.
La Hermandad Obrera de Acción Católica de las diócesis de Orihuela-Alicante, Valencia y Segorbe-Castelló, movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos, ha presentado las conclusiones de la primera parte de su campaña ‘Por un contrato social para afrontar el futuro del trabajo’, en la que ha analizado la situación de empobrecimiento, desigualdad y deshumanización de un mercado laboral afectado por la pandemia.
En el documento, denuncian que la crisis sigue ensanchando la brecha de la pobreza y descartando a un 20% de la sociedad que está en la exclusión. Aseguran que cada vez nos encontramos con más situaciones de precariedad que se están normalizando: “empresas que contratan a media jornada y pagan en negro las horas extra; sueldos por debajo de lo que fija el convenio; economía sumergida, especialmente en el calzado, el empleo doméstico, la agricultura o la hostelería”.
Además, los incrementos de productividad, alcanzados gracias a la tecnificación, han provocado una menor necesidad de mano de obra y la bajada de los salarios para los trabajos menos cualificados. En este tiempo de covid, la caída en la ocupación en el sector servicios, especialmente en el turismo, ha puesto de manifiesto las debilidades de la economía valenciana, demasiado dependiente de un sector. También ha mostrado la fragilidad de nuestro modelo de cuidados, feminizado y gratuito. Los recursos de apoyo, que hasta el momento eran los abuelos, las abuelas y las escuelas, se vieron fuertemente afectados por el confinamiento, lo que hizo más evidente la dicotomía entre trabajo productivo y reproductivo. La consecuencia para las mujeres ha sido una mayor sobrecarga de trabajo que termina afectando a su salud.
Para la HOAC, las reformas laborales acaecidas durante estos años han conformado un mercado de trabajo sustentado en cuatro pilares: temporalidad, flexibilidad, competitividad vía costos laborales y debilidad de la negociación colectiva. Por eso exigen al Gobierno la derogación de la reforma laboral de 2012 y la aprobación de un nuevo Estatuto que otorgue derechos y dé cobertura a los cambios que se están produciendo. Asimismo, demanda una reforma impositiva, como herramienta fundamental para lograr una mayor inclusión y equidad. “El desequilibrio en la participación de la riqueza, que ocasiona una gran fractura social y un aumento escandaloso de las desigualdades, sólo puede ser revertido desde lo público”, reza el documento.
Aseguran, sin embargo, que esta pandemia “también nos ha enseñado que la vida es algo más que consumir, nos ha mostrado el valor del cuidado, así como la urgencia de un Estado fuerte que no deje a nadie atrás. Nos ha hecho experimentar con medidas creativas que parecían inimaginables, cómo cerrar más pronto los comercios o contrarrestar la cultura del presentismo laboral”.
Recogen las palabras del papa Francisco en la encíclica Laudato si’, de las que entienden que la Iglesia debería hacerse un mayor eco: “Es urgente cuidar la casa común y la familia humana, con especial atención a las personas pobres y a la fragilidad del planeta”, retos que están íntimamente vinculados porque instan al cuidado de la vida para poder construir el mundo desde la fraternidad.
Para ello, destacan en las conclusiones de la campaña que son necesarios trabajos decentes “que nos permitan tiempo libre, ocio, descanso, la posibilidad de cultivarnos, de formarnos, de trabajar por los demás. Medidas que deben combinar un cambio cultural, legislativo y en la negociación colectiva”, por lo que instan a los poderes públicos y a los sindicatos a dar pasos en ese sentido.
Coincidiendo con el inicio del Tiempo de Adviento la Hermandad Obrera de acción Católica va a celebrar, este sábado, 27 de noviembre, su retiro de Adviento. Será, a partir de las 10.00h en la Iglesia de Sant Pere, en el Grao de Castellón.
El retiro se iniciará con la acogida y presentación del contenido que versará sobre la necesidad de participar en la fase diocesana del proceso sinodal en la que nuestra Diócesis esta inmersa desde el pasado 16 de octubre. Siguiendo las pautas establecidas en el acto de inicio de curso pastoral en la exposición realizada por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, que presentó la sinodalidad como «un evento del Espíritu que requiere una respuesta de nosotros y supone una dimensión orante fundamental que lleva al encuentro personal y en comunidad con Cristo». Este es un proceso que busca la renovación y revitalización de la Iglesia, y es reformador por cuanto nos llama a la conversión personal y comunitaria.
El contenido del retiro tratará de abordar las cuestiones importantes para, como pide nuestro Obispo, «caminar y participar en la vida y en la misión de la Iglesia y hacerlo unidos en comunión, participación y misión porque esto nos enriquece, nos fortalece y nos alienta».
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