La Residencia Mare de Déu del Lledó vive la reclusión con tranquilidad y asegurando el contacto con las familias de los ancianos
La madre Lucía, superiora de la comunidad de 10 hermanitas de los Ancianos Desamparados en Castellón, asiste a una residente que va a hacer una video conferencia. Toda emocionada, la anciana exclama: “Voy a ver a mi hija”. A medida que pasan los días, los 128 internos de la Residencia Mare de Déu del Lledó echan en falta las visitas, salir a pasear o a comer con los familiares. Pero lo viven con tranquilidad: “Demasiado bien lo han entendido y se lo han tomado. Pensábamos que podrían estar más nerviosos o con preocupación, pero va bien”, asegura la religiosa.