Hna. Ana Belén Soriano: «Mª Rosa Molas revolucionó mi vida»
El domingo pasado, 10 de noviembre, hizo profesión de votos perpetuos en las hermanas de la Consolación una religiosa de Onda. La celebración fue en la casa madre de la congregación, en Tortosa, presidida por el obispo local, Mons. Enrique Benavent. Ana Belén Soriano Dionís nació en Onda hace 37 años, creció a la sombra de la parroquia de la Asunción y decidió entrar en la vida consagrada: «Descubrí que Dios me llamaba a seguirle desde el carisma de la consolación, entregando mi vida al servicio de Dios, de la Iglesia y de los más necesitados «. Actualmente está destinada en Villacañas (Toledo) donde trabaja con siete otras hermanas en el ámbito de la educación.
La hna. Ana Belén Soriano estudió magisterio y trabajaba como maestra. El arte y la música eran sus grandes pasiones. Pero buscaba algo que diera sentido a su vida y al fin lo encontró: «Descubrí que la Palabra de Dios se hacía vida en mi día a día, que tenía sentido vivir el evangelio… y Dios tocó mi corazón, ahí fue donde puso mi vida patas arriba, y me invitó a vivir de una manera diferente, más auténtica, más comprometida«.
«Todo para gloria de Dios y bien de los hermanos»
Nunca se había planteado la vida religiosa, hasta que descubrió la vida de Santa Mª Rosa Molas, fundadora de la Consolación: «Revolucionó mi vida. Verla siempre vuelta a Dios y a los hermanos, entregando toda su vida con el lema Todo para gloria de Dios y bien de los hermanos, nada para nosotras. Me sentí llamada a vivir como ella, a ponerme en las manos de Dios para ser instrumento de misericordia y consolación». El testimonio de entrega a Dios y a los hermanos de las hermanas, de forma sencilla, humilde y acogedora, hizo el resto: «Encontré el espacio en el que mi corazón se reconocía y anhelaba».
Ahora, con la profesión de votos perpetuos, Ana Belén Soriano asegura que es un momento muy especial: «Quiero expresar la alegría profunda de entregar mi vida a Dios con la certeza de que es Él quien sostiene y da sentido a mi vida. Todo ello nace del encuentro con Jesús, y sólo desde Él, tiene mi sentido mi consagración. Por eso, acojo estos votos, con un corazón agradecido, sintiéndome muy amada por Dios, en manos de Él para ser instrumento de misericordia y consolación, con mis hermanas de congregación, allí donde sea necesario». Junto con ella, también hizo profesión perpetua la tarraconense Thais Mor Puig. A ambas se dirigió la Madre General, Antonia Munuera, invitándolas a «ser fiel a la misión que se te confíe».
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