La Delegación diocesana para la Pastoral de la Familia y Defensa de la Vida ha organizado el calendario de cursos pre-matrimoniales para el 2022-23, que se llevarán a cabo en los salones parroquiales de Santa María, en Castellón, en dos tandas.
La primera de ellas será los siguientes viernes a las 20:00 h.: 28 de octubre; 4, 11, 18, 25 de noviembre; y 2 de diciembre de 2022. La segunda, también los viernes a la misma hora: 27 de enero; 3, 10, 17, 24 de febrero; y 3 de marzo de 2023.
Las parejas que deseen asistir a este curso, o para recibir más información, tienen a su disposición el teléfono 964220066, pueden escribir a la dirección de correo electrónico pastoralfamiliar@obsegorbecastellon.org, o dirigirse a la parroquia a la que pertenezcan.
“La celebración del matrimonio debe ser una fiesta, pero una fiesta cristiana y no mundana. Lo que sucedió en Caná hace dos mil años, sucede en realidad en cada fiesta nupcial. Lo que hará pleno y profundamente verdadero vuestro matrimonio será la presencia del Señor que se revela y nos otorga su gracia” (Papa Francisco a los novios).
A las 20:30 horas, presidida por la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados
Los obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, que integra a las tres diócesis de la Comunidad Valenciana y las tres de las Islas Baleares, han convocado un rezo del Santo Rosario a favor de la vida, con las delegaciones de Familia y Vida, Enseñanza y los colegios diocesanos.
La iniciativa tendrá lugar el próximo 14 de octubre, a las 20:30 horas, en la Plaza de la Virgen de Valencia, presidida por la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados.
En la concentración se rezará un Rosario que dedicará cada uno de los cinco misterios a distintos ámbitos relacionados con la defensa de la vida: el aborto, la eutanasia, la violencia (ocasionada por la guerra, el terrorismo, los homicidios y suicidios), por la vida frente al hambre y las enfermedades que serían curables con nuestra ayuda y no son atendidas, y por la formación en la defensa de la vida, en la clase de religión y moral católica.
En la oración, además de los obispos, participarán representantes de las distintas entidades y asociaciones valencianas que trabajan a favor de la vida y de la libertad religiosa. Los organizadores convocan a la esperanza y a la oración para que en esa “gran concentración” participen cientos de valencianos en defensa del derecho a la vida.
La convocatoria se ha realizado ante la reciente aprobación por el Parlamento de legislaciones que debilitan la defensa de la vida.
Las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, en Benicàssim, estrenan este nuevo curso con el lanzamiento de su nueva página web. El carisma de la congregación, fundada en el año 1875 en Roma por la beata Franciszka Siedliska, es imitar a la Sagrada Familia, siento testigos y difundiendo el amor de Dios mediante una entrega total al servicio de la Iglesia, especialmente a la misión por la familia.
La nueva página, www.hermanasnazaret.es, incorpora varios apartados, entre los que destaca su actividad apostólica entre los niños, los jóvenes, las familias y los mayores. Además, entre otros datos de interés ofrece información sobre el carisma y la misión de la Congregación, sobre la fundadora, y mártires.
También acerca de la capilla, en la que ofrecen la oportunidad de participar en la adoración vespertina diaria del Santísimo Sacramento, así como un lugar para realizar retiros y para jornadas de formación.
Este mes de septiembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor la abolición de la pena de muerte: “Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo”.
263. Hay otra manera de hacer desaparecer al otro, que no se dirige a países sino a personas. Es la pena de muerte. San Juan Pablo II declaró de manera clara y firme que esta es inadecuada en el ámbito moral y ya no es necesaria en el ámbito penal. No es posible pensar en una marcha atrás con respecto a esta postura. Hoy decimos con claridad que «la pena de muerte es inadmisible» y la Iglesia se compromete con determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo.
267. Quiero remarcar que «es imposible imaginar que hoy los Estados no puedan disponer de otro medio que no sea la pena capital para defender la vida de otras personas del agresor injusto». Particular gravedad tienen las así llamadas ejecuciones extrajudiciales o extralegales, que «son homicidios deliberados cometidos por algunos Estados o por sus agentes, que a menudo se hacen pasar como enfrentamientos con delincuentes o son presentados como consecuencias no deseadas del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para hacer aplicar la ley».
268. «Los argumentos contrarios a la pena de muerte son muchos y bien conocidos. La Iglesia ha oportunamente destacado algunos de ellos, como la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen de ello los regímenes totalitarios y dictatoriales, que la utilizan como instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales, todas víctimas que para sus respectivas legislaciones son “delincuentes”. Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados, por lo tanto, a luchar no sólo por la abolición de la pena de muerte, legal o ilegal que sea, y en todas sus formas, sino también con el fin de mejorar las condiciones carcelarias, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad. Y esto yo lo relaciono con la cadena perpetua. […] La cadena perpetua es una pena de muerte oculta»
269. Recordemos que «ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante». El firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego al peor de los criminales, no se lo negaré a nadie, daré a todos la posibilidad de compartir conmigo este planeta a pesar de lo que pueda separarnos.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los migrantes y refugiados, para que encuentren la acogida que esperan, sea reconocida su dignidad y sean atendidos con amor en sus necesidades materiales y espirituales”.
En su carta del 26 de septiembre de 2020, con motivo de la Jornada Mundial de los migrantes y refugiados, nuestro Obispo, D. Casimiro, nos decía lo siguiente:
«Hoy también son miles las personas que huyen del hambre, de la guerra, de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias. Jesús está presente en cada uno de ellos, obligados como Él a huir para salvarse. Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (cf. Mt 25,31-46). Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos haberlo conocido, amado y servido».
«Ante tantas personas afectadas por el fenómeno migratorio es necesario examinar sus causas y analizar los problemas de estos hermanos desde el punto de vista humano, económico, político, social y pastoral. Nos urge repensar nuestras actitudes personales, eclesiales, sociales y políticas, y redoblar nuestro compromiso real y efectivo con los emigrantes, los refugiados y sus familias, y en especial con los que llegan hasta a nosotros. No es un fenómeno más; no se trata de números; son ante todo personas con la misma dignidad sagrada que los autóctonos. Ellos nos interpelan en nuestro modo tradicional de vivir; a veces se encuentran por nuestra parte con sospechas, temores y prejuicios que hemos de analizar y superar. Como personas humanas que son, los migrantes y refugiados se merecen acogida, respeto y estima; ellos, a su vez, han de respetar y reconocer el patrimonio material y espiritual del país que los hospeda».
Todos los sábados desde septiembre y, hasta junio, en el Seminario Mater Dei, en Castellón
Tras el éxito de participación que tuvieron el pasado curso pastoral los «Encuentros Matrimoniales» que, desde la delegación Diocesana para la Familia y la defensa de la Vida, se organizaron con motivo del «Año de la familia» , este nuevo curso pastoral se ha impulsado la segunda edición, también en colaboración con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret de Benicàssim.
Siguiendo el mismo esquema, se van a celebrar diez sesiones (una al mes) entre el próximo 10 de septiembre y el 3 de junio con el objetivo de que los matrimonios puedan tener un espacio de calidad para orar ante el Señor, profundizar en los diversos aspectos de su vida conyugal a la luz de la Palabra y también de la experiencia de otros matrimonios.
En esta ocasión los Encuentros no son exclusivos para matrimonios y están también dirigidos a aquellas personas que estén atravesando una crisis habiendo iniciado un proceso de separación, a las parejas de novios, incluso a aquellas otras que sienten la llamada a la vocación matrimonial.
Cada sesión comenzará con una charla cuyo propósito es aportar luz respecto a los rasgos básicos del matrimonio incidiendo en el «plus que aporta vivir el matrimonio en el Señor», ha señalado el Delegado Diocesano para la Familia y la defensa de la Vida, D. Luis Oliver. Tras la charla, los participantes podrán orar y reflexionar sobre ese tema en grupo y también de forma personal. Con esta dinámica se pretende ayudar a los participantes a confrontar la propia vida conyugal, descubrir la vocación matrimonial, e incluso convertirse en referencia para que quienes les rodean deseen esa misma vida. Tras un breve descanso, las sesiones finalizan con la oración ante el Santísimo Sacramento. A partir de las sugerencias del ponente, los matrimonios podrán trabajar en grupos durante unos 30 minutos y exponer ante el resto una síntesis. Las sesiones finalizarán con la bendición a los cónyuges con el Santísimo Sacramento.
La vocación, el sentido de la cruz, el perdón, la fecundidad y la Iglesia doméstica serán los cinco ejes temáticos sobre los que se van a desarrollar las sesiones que comenzarán a las 10.30h de la mañana y finalizarán a las 13.30. Tal como ocurrió el pasado curso, para aquellos matrimonios con hijos, se incluye servicio de guardería con actividades y juegos, así como servicio de comedor para quienes lo deseen.
El pasado domingo volvían los 28 peregrinos de la Diócesis de Segorbe-Castellón que han ido a Polonia, para acercarse al papa Karol Wojtyła y conocer mejor su país, en una peregrinación que ha sido organizada por la Delegación diocesana para la Familia y Defensa de la Vida y por las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret de Benicàssim.
Provenían de Castellón, Benicàssim, Vila-real, Burriana y La Vilavella, y estuvieron acompañados por el Delegado, D. Luis Oliver, por el párroco de La Vilavella, D. Ignasi del Villar, y por la Hermana Catalina Nowak.
Durante estos días, los peregrinos han podido visitar los emplazamientos más relevantes, siguiendo los pasos del santo. Es el caso de su pueblo natal, Wadowice, asistiendo al Museo Casa Natal del Santo Padre Juan Pablo II y a la Basílica Virgen de la Ofrenda, donde fue bautizado.
También visitaron la ciudad de Cracovia, donde pudieron ver la capilla privada del cardenal Adam Sapieha, en la que fue ordenado sacerdote; la catedral de San Wenceslao y San Estanislao, en la que celebró su primera Misa; la parroquia de San Froilán, de la que fue vicario; así como el cementerio de Rakowice, donde se encuentra la tumba de sus padres.
Además, entre otros lugares de interés religioso y cultural, tanto para Polonia como para san Juan Pablo II, pudieron rezar en el santuario de la Virgen de Częstochowa, en el santuario de la Divina Misericordia, y en el santuario de la Virgen del Calvario. Cabe indicar también que un grupo visitó el campo de concentración de Auschwitz – Birkenau.
El fin de esta peregrinación, ha indicado D. Luis Oliver, era el de revivir el espíritu y acudir a las fuentes de las que bebió Karol Wojtyła para después dar todo lo que dio a Polonia y a toda la Iglesia, alimentarnos de la fe que le movió”. “Todos los que hemos ido hemos vuelto fortalecidos y renovados en la fe”, de esta peregrinación que “tenemos la intención de que se celebre una vez al año, dentro de las actividades programadas por la Delegación”.
“San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”, dijo el Papa Francisco en la ceremonia de canonización. Por ello, durante estos días los peregrinos han rezado por todas las familias de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Presidida por Monseñor Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón
Este mediodía, la Concatedral de Santa María, en Castellón, ha acogido, la Eucaristía de clausura del «Año de la Familia» coincidiendo con la clausura del X Encuentro Mundial de las Familias que se ha celebrado en Roma desde el pasado 22 de junio. La celebración ha estado presidida por el Obispo de nuestra Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente y han tenido especial protagonismo las familias que han estado presentes a quienes el Obispo ha saludado cariñosamente, agradeciendo también a los sacerdotes concelebrantes que le han acompañado durante la Eucaristía.
Durante la homilía D. Casimiro ha puesto en valor la enconmienda del Papa Francisco de trasladar a todas las Diócesis «la alegría del amor» en este domingo que también se ha clausurado el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma, que se ha extendido hoy hasta la Diócesis de Segorbe-Castellón .
A la luz de la Palabra proclamada hoy, la primera lectura (1 Re. 19, 16b. 19-21) ya nos advertía que como el labrador que adapta sus pasos a los bueyes, nosotros hemos de caminar en la senda del Señor. Así lo ha puesto de manifiesto nuestro Obispo durante la homilía que ha versado sobre las palabras de la Exhortación del Papa Francisco sobre la belleza y la alegría del matrimonio y de la familia. Una homilía en el día de la Eucaristía, ha dicho D. Casimiro, «día de la Acción de Gracias a Dios por excelencia» y que, por tanto, damos gracias por el Ministerio Pascual en el que actualizamos la muerte del Señor para liberarnos del pecado, y a la vez su resurrección, fuente de vida y de esperanza».
Es por ello que la acción de gracias de hoy lo ha sido por todos los dones que a lo largo del año han recibido tantos matrimonios y familias, ha resaltado nuestro Obispo, «para seguir caminando según la vocación que Dios os ha dado en el matrimonio, el signo donde se realiza el amor de Cristo por su Iglesia».
En comunión con el Santo Padre, D. Casimiro ha resaltado todas aquellas acciones que a lo largo de este año se han llevado a cabo en nuestra Diócesis, siguiendo el lema de la clausura del Congreso Pastoral que se ha celebrado estos días atrás en Roma. Así se ha referido a las actividades de pastoral matrimonial y familiar que se han desarrollado y que están dando tantos frutos: COF, Equipos de Nuestra señora, Proyecto Amor Conyugal, los Encuentros Matrimoniales, o los cursos de educación en la afectividad y en la sexualidad que lleva a cabo el Teen Star, así como, a nivel parroquial, el trabajo desarrollado por otros movimientos y grupos de matrimonios parroquiales. Todo ello, ha dicho nuestro Obispo, junto a la reflexión diocesana y nuestra participación en el Sínodo de los Obispos y a la celebración de este Año de Gracia en que conmemoramos el 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
En sus palabras nos ha exhortado a seguir fieles en la tarea de la vocación matrimonial para caminar hacia la santidad. En este sentido ha puesto en valor «el amor de Dios» y ha recordado que todo ser humano está creado «por amor y para amar», estando todos llamados a participar plenamente de Él, pues en el Bautismo fuimos hechos sus hijos».
Cada cual, ha dicho D. Casimiro, recibe una llamada y un camino por donde vivir «la vocación fundamental del amor». En el caso de los matrimonios y las familias, ha resaltado haciendo mención a la segunda lectura del día (Gal. 5,1, 13-18), «hay que vivirla desde Cristo, desde esa libertad de la que hoy nos habla San Pablo». Una libertad, ha insistido, «que es don de Dios que nos ha hecho libres para amar y no para autorrealizarnos». El Señor nos ha librado «de buscar nuestros propios intereses en la relación con los demás, nos ha librado de nuestras pasiones para, en el caso del matrimonio y la familia, solo busquéis el bien del otro o el bien de los hijos».
En su predicación, a partir de la lectura del Evangelio (Lc. 9,51-62), nos ha exhortado a poner toda nuestra confianza en el Señor y en el seguimiento a Cristo a través de las tres figuras que se nos han presentado. Porque el Hijo del hombre «ha puesto su confianza en el Señor y no busca falsas seguridades, sino que está abierto siempre a la voluntad de Dios y a la acogida». Seguir a Cristo es también practicar el «don de la paciencia y no encender fuego, siguiendo el ejemplo de Jesús cuando fue rechazado». En segundo lugar, «aquel a quien le dice que no rompa lazos familiares sino que anuncie el Reino de los Cielos». Y por último, «aquel a quien le dice que ha de romper con el pasado para mirar hacia el futuro».
No ha sido ajeno a los tiempos desfavorables en que nos encontramos por ello ha hecho hincapié en la formación de los jóvenes hacia la vocación del matrimonio y de la familia, «ofreciendo el tesoro que el Señor ha puesto en nuestras manos». En este sentido se ha referido a los itinerarios catequmenales que ha ofrecido el Papa Francisco a través del Dicasterio para los Laicos, la familia y la Vida con el objetivo de renovar la preparación al matrimonio de las próximas generaciones y acompañar a nuestros hijos en su vocación. Estos itinerarios proponen un camino que no termina el día de la boda, sino el comienzo de una vida conyugal, en la que marido y mujer adquirirán una identidad cristiana renovada, como ocurre con los sacerdotes y los religiosos, y durante esta vida tendrán necesidad de ser acompañados. Este es un camino propuesto por el Santo Padre que no estará exento de dificultades pero que se presenta como una alentadora misión que también requiere la necesaria formación de los acompañantes.
Para concluir, D. Casimiro nos ha invitado a seguir el ejemplo de María, Virgen y Madre, «ella nos indica el camino al acoger la vocación de ser la Madre de Dios, no exenta de dificultades, pero siempre con la vocación de servir cumpliendo la voluntad de Dios».
La Solemne Eucaristía ha estado interpetada en la parte musical por la Coral Barreros. Al al órgano, Augusto Belau, y como solista, la joven Isabel Hernández a quien hace unas semanas nuestro Obispo le administró el sacramento de la Confirmación en la Parroquia de Santa María, en Castellón.
Más de un centenar de personas se han concentrado este mediodía en la Plaza Mª Agustina de Castellón sumándose así a la manifestación que se estaba celebrando a esa misma hora en Madrid en defensa de la Vida y la dignidad.
La sociedad civil y el movimiento provida, a través de las entidades Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Dignidad y la Libertad (integrada por 150 asociaciones), Asociación Católica de Propagandistas, Asociación Cristianos en Democracia, e-Cristians, Federación Española de Asociaciones Provida, Foro Español de la Familia, Fundación Villacisneros, NEOS, One of us y Plataforma Cada Vida Importa, se unieron en Madrid, el pasado 26 de junio a las para defender la vida y su dignidad.
En Castellón la concentración, cuyo objetivo era manifestar el rechazo a la nueva Ley del aborto, se ha celebrado este mediodía. Según los organizadores, el Gobierno ha abandonado la senda de la constitucionalidad y la legitimidad y exigen una rectificación de un proyecto que vulnera los derechos fundamentales.
Este fin de semana se clausura en Roma y en todas la diócesis del mundo el Año especial de la familia Amoris laetitia. Nosotros lo haremos con una solemne Eucaristía en la Concatedral de Santa María en Castellón, este domingo, 26 de junio, a las 12:00 de la mañana. Todos estáis invitados a esta celebración para dar gracias a Dios por los dones recibidos durante este tiempo y para dejarnos alentar por el Señor en la misión del anuncio y la vivencia del Evangelio del matrimonio y de la familia.
Recordemos que el Papa Francisco convocaba este Año al cumplirse el 5º Aniversario de su Exhortación “Amoris Laetitia” sobre la alegría y belleza del amor matrimonial y familiar. El Papa nos propuso dedicar este año al estudio y reflexión de la Exhortación. Con este fin se han ofrecido -también entre nosotros a nivel diocesano, parroquial y de movimientos- una serie de iniciativas espirituales y pastorales para conocer y difundir el Evangelio del matrimonio y la familia, y para acompañar a los novios, a los matrimonios y a las familias ante los desafíos de nuestro tiempo. Es probable que el Año de la familia haya podido quedar en un segundo lugar al haber coincidido con nuestra reflexión diocesana, la fase diocesana del sínodo de los Obispos y la preparación y apertura del Año Jubilar. Pero ha habido iniciativas en nuestra diócesis que están dando sus frutos como por ejemplo los “Encuentros Matrimoniales”, los retiros del “Proyecto Amor Conyugal”, “Los grupos matrimoniales parroquiales”, el trabajo de los “Equipos de Ntra. Señora”, el grupo de Teen Star.
Concluido este Año especial hemos de seguir en nuestra misión de conocer, anunciar y proponer el Evangelio del matrimonio y de la familia a niños, adolescentes, jóvenes, novios, esposos y familias. Esto es tanto más urgente ante el contexto social, cultural, mediático y legislativo tan poco favorable para el matrimonio como comunidad de vida y amor entre un hombre y una mujer, basada en la donación recíproca, exclusiva e indisoluble, y abierta a la vida. Y ante un contexto tan poco favorable para la familia como comunidad que acoge, defiende y protege la vida y educa a los hijos.
Uno de los frutos de este Año de familia son los “Itinerarios Catecumenales para la vida matrimonial”, que el Papa nos acaba de ofrecer a todas las diócesis a través del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida. Este documento cuestiona seriamente nuestra actual pastoral de preparación al matrimonio. No nos podemos conformar con unas charlas o cursillos de prematrimoniales. Con una preparación rápida y a veces superficial, las parejas corren el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo.
Es necesario ofrecer un “nuevo catecumenado”. Así como para el bautismo de los adultos se pide un catecumenado para prepararse a recibir los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía, también la preparación para el matrimonio necesita un catecumenado, que debe convertirse en una parte integral para el matrimonio sacramental. Este “nuevo catecumenado” ha de incluir todas las etapas del camino sacramental: los tiempos de la preparación al matrimonio, de su celebración y de los años inmediatamente sucesivos. Esto es lo que propone este Documento. Se estructura según las tres etapas: la preparación al matrimonio (remota, próxima e inmediata), la celebración de la boda y el acompañamiento de los primeros años de vida conyugal. Se trata de recorrer un tramo importante del camino junto a las parejas en su trayectoria vital, incluso después de la boda, especialmente cuando pueden pasar por crisis y momentos de desánimo.
Es importante recordar y subrayar que el matrimonio cristiano es una también vocación específica, una llamada de Dios. Dios es amor y todos estamos creados a su imagen y semejanza; nuestra identidad más profunda es la vocación al amor. El hombre y la mujer estamos hechos para amar; nuestra vida se realiza plenamente sólo si se vive en el amor. Esta vocación al amor toma formas diferentes según los estados de vida de un bautizado. En el seguimiento de Jesús, los sacerdotes dan la vida para que los fieles puedan vivir del amor de Cristo. Las personas consagradas, llamadas por Dios para entregarse enteramente a Él, con corazón íntegro, son también un signo elocuente del amor de Dios para el mundo y de la vocación a amar a Dios por encima de todo. También el matrimonio es una vocación, una llamada específica a vivir el amor conyugal siendo signo y lugar del amor entre Cristo y la Iglesia. Por esto hemos de que ayudar y animar a todos, y en especial a los jóvenes a buscar y descubrir su vocación al amor, a la donación de sí, como personas y como bautizados, en el camino por el que Dios les llama. Esta es la clave de toda la existencia humana y cristiana.
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