Celebración litúrgica del Entierro de Nuestro Señor Jesucristo
Las celebraciones litúrgicas de este Viernes Santo se han vivido con especial fervor y devoción en la Catedral Basílica de Segorbe presididas por el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, al tiempo que esta misma escena se repetía, según lo dispuesto por nuestro Obispo, respetando la normativa sanitaria por las restricciones de la pandemia por cuestiones del toque de queda, en todas las parroquias e iglesias de la Diócesis, rindiendo culto a nuestro redentor.
La liturgia se ha seguido según el Evangelio de San Mateo (27, 57-66). Jesús, deshonrado y ultrajado, es puesto en un sepulcro nuevo con todos los honores. Nicodemo lleva una mezcla de mirra y áloe de cien libras para difundir un fragante perfume. Ahora, en la entrega del Hijo, como ocurriera en la unción de Betania, se manifiesta una desmesura que nos recuerda el amor generoso de Dios, la «sobreabundancia» de su amor. Dios se ofrece generosamente a sí mismo. Si la medida de Dios es la sobreabundancia, también para nosotros nada debe ser demasiado para Dios. Es lo que Jesús nos ha enseñado en el Sermón de la montaña (Mt 5, 20). Pero es necesario recordar también lo que san Pablo dice de Dios, el cual «por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento. Pues nosotros somos […] el buen olor de Cristo» (2 Co 2, 14-15). En la descomposición de las ideologías, nuestra fe debería ser una vez más el perfume que conduce a las sendas de la vida. En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la palabra de Jesús: « Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12, 24). Jesús es el grano de trigo que muere. Del grano de trigo enterrado comienza la gran multiplicación del pan que dura hasta el fin de los tiempos: él es el pan de vida capaz de saciar sobreabundantemente a toda la humanidad y de darle el sustento vital: el Verbo de Dios, que es carne y también pan para nosotros, a través de la cruz y la resurrección. Sobre el sepulcro de Jesús resplandece el misterio de la Eucaristía.
Mañana, Sábado Santo, será día de recogimiento y oración. La Vigilia Pascual, presidida por nuestro Obispo, se podrá seguir en directo a través de Televisión de Castellón y el canal diocesano de Youtube, a partir de las 20 horas de la tarde, finalizando antes del toque de queda de las 22.00 horas.
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