Miguel Navarro: «Juan de Ávila y el Concilio de Trento comparten la idea fundamental que la Iglesia tiene una misión pastoral»
Miguel Navarro Sorní ha pronunciado la conferencia del día de la festividad de san Juan de Ávila, patrón del clero español, que han celebrado los sacerdotes del nuestra diócesis en comunión con el Obispo de Segorbe-Castellón en el Seminario «Mater Dei». El sacerdote valenciano ha disertado sobre el tema «san Juan de Ávila y la reforma sacerdotal: claves de la santidad sacerdotal desde la perspectiva avilista» y ha manifestado que el santo español y el Concilio de Trento «comparten la idea que la Iglesia tiene, ante todo, una misión pastoral, y por ese motivo las reformas que ambos plantean están en sintonía». Esta es la esencia de la reforma tridentina y avilista, ha comentado, el espíritu que las anima, enunciado en un principio fundamental: la salvación de las almas, «que puso en marcha una verdadera revolución en la Iglesia moderna, un giro copernicano (…) pues volvía a a situar al conjunto de la jerarquía eclesiástica en una perspectiva pastoral, poniendo en el cuidado espiritual de los fieles su principal empeño, lo que definía al clero».
Para Juan de Ávila -ha continuado- la razón de los males que afligen a la Iglesia y que urge su reforma es, en palabras del santo, el «profundo y peligroso adormecimiento del servicio de nuestro Señor y del bien general de la Iglesia y de nuestra particular salvación que todos o casi todos tenemos», por lo que hace depender la reforma eclesial de la reforma sacerdotal, presupuesto necesario de la reforma del pueblo. «Ávila pretende devolver a la Iglesia y en especial al ministerio sacerdotal a su origen, a su fuente, a lo que son en el pensamiento de Cristo y, por tanto, a lo que deben ser perennemente, eliminado las deformaciones que se han producido a lo largo de los siglos, ha puntualizado, lo que le confiere un valor permanente y actual». Una reforma que el santo español planteará con «concreción viva», aportando «soluciones que parten del interior, de un sincero proceso de conversión de cada cristiano y de la institución eclesial en su conjunto. Estas características confieren a su visión de la reforma sacerdotal una gran solidez, así como un valor permanente, actual».
«Ávila postula un rearme a todos los niveles (doctrinal, sacramental, espiritual y moral) del pueblo de Dios (…) No entiende la reforma como innovación, sino como una regeneración interior de todo el tejido eclesial en consonancia con Cristo», ha matizado. Ante todo, ha relatado, «es una reforma personal, es una renovación de la vida de la que vendrá la renovación de las estructuras. Hay que curar el mal desde dentro, en su raíz que está en el corazón humano; el objetivo de la reforma que plantea consiste en ‘procurar que se dispingan los corazones de tal manera que se arraigue en ellos la verdad de la fe y la hermosura de la vida cristiana’. Por esa razón no la concibe como reforma legislativa, pues a su juicio sobran buenas leyes, lo que falta es virtud para cumplirlas», ha resaltado.
Sugerencias avilistas para la vivencia actual del sacerdocio
El patrón del clero español propone, según Navarro Sorní, «un estilo sacerdotal positivo y propositivo, luminoso, sereno, alegre, confiado y ardiente, que atraiga. Nos invita como presbíteros a convertirnos a la alegría en el ejercicio de nuestro ministerio (…) La mejor pastoral y la más eficaz campaña vocacional es la figura misma del sacerdote feliz, plenamente realizado, satisfecho en la entrega al ejercicio de su ministerio (…) Todo lo que hacemos como sacerdotes tiene que estar dirigido a la salud de las almas, piedra de toque de todas nuestras decisiones y actuaciones».
Además, san Juan de Ávila impulsa a los sacerdotes a «un amor apasionado por Cristo (…) y en concreto a Cristo Buen Pastor, en su caridad pastoral que da la vida por sus ovejas», así como la importancia de formarse teológica y espiritualmente «para comprender mejor el ideal al que debemos conformarnos». Esa reforma debe ir dirigida «a concebir y vivir su ministerio como oficio de pastor y de padre más que de gobernante (…) El buen ejemplo de los pastores es fundamental para la vitalidad de la Iglesia».
El sacerdote valenciano ha finalizado su exposición con la importancia que daba «el apóstol de Andalucía» a la palabra de Dios en el ministerio sacerdotal, ya que su predicación es el «oficio esencial y principal de los eclesiásticos y el medio para engendrar y criar hijos espirituales (…) En suma, debemos aprovechar el ejemplo de san Juan de Ávila para redescubrir y vivir con abnegación la dimensión evangelizadora de nuestro ministerio (…) Hay que salir de la parroquia a buscar las ovejas perdidas, y no quedarse en ella esperando a que vengan (…) y para esto es imprescindible contar con los auxilios espirituales: oración, meditación de la Sagrada Escritura, confesión, eucaristía, dirección espiritual (…) Si utilizamos estos medios Dios proveera, no os quepa duda».
La jornada de formación y reflexión ha finalizado con la celebración de la Santa Misa de todos los sacerdotes presentes con el Obispo de la Diócesis, que ha pronunciado esta bella homilía, que puede volver a leer pinchando es este enlace: Juan de Ávila – 2019.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!