Del 18 al 21 de septiembre de 2023 (plazas limitadas)
Lo anunció Mons. Casimiro López Llorente ante el Nuncio de S.S en España el pasado 16 de abril en la ceremonia de clausura del Año Jubilar Diocesano.
Tras un año de gracia en el que hemos hecho memoria agradecida del pasado por el importante legado de fe que dejaron nuestros antepasados, con renovado espíritu, hemos fortaleciendo el vínculo con la Iglesia de Segorbe-Castellón de la que formamos parte, y hemos crecido en comunión con nuestro Obispo y con nuestros hermanos.
Ahora es momento de emprender la misión evangelizadora que nos ha sido encomendada y anunciar la alegría del Evangelio. Para culminar este Jubileo, acudiremos a Roma, sede de la sucesión Apostólica, para dar Gracias a Dios por todos los dones recibidos. En peregrinación diocesana, y sintiéndonos parte viva de la porción del Pueblo de Dios en Segorbe-Castellón, junto a nuestro Pastor, renovaremos nuestro firme compromiso para contribuir en la tarea pastoral y emprender la misión según nuestra condición y vocación.
Serán tres días en los que habrá ocasión de visitar la Roma Barroca, Cristiana e Imperial, así como viajar hasta Asís para, entre otras actividades visitar la tumba de San Francisco. Todo ello desde la participación en la Eucaristía diaria en los principales templos para, unidos a Jesucristo, fortalecer nuestra comunión con Él y en Él.
Los peregrinos participarán en la audiencia pública del Santo Padre y visitarán la Basílica de San Pedro así como los museos vaticanos y la Capilla Sixtina. Del mismo modo asistirán a la Eucaristía que celebrará nuestro Obispo en el altar de la Cátedra de San Pedro.
Inscripción y formalización de la reserva
La peregrinación se ha organizado en colaboración con la agencia de viajes «Viajes para no parar». Al objeto de poder facilitar al peregrino la gestión de su reserva, se ha elaborado un formulario de inscripción y así poder recopilar los datos necesarios para poder realizar la compra de los billetes de avión y la reserva de hotel.
Es necesario, por tanto, inscribirse a través del formulario (accede AQUÍ). Una vez registrados tus datos, te enviarán un email para formalizar tu reserva a través del pago mediante transferencia bancaria siguiendo las indicaciones. Tu plaza quedará reservada tras remitir el justificante del pago.
Modalidades de pago y plazos
La peregrinación tiene un coste de 875€ con todos los gastos incluidos (excepto bebidas, propinas y gastos personales), y de 1.025€ en caso de solicitar habitación individual. Al objeto de facilitar el pago existe la opción de poder pagar en dos plazos.
Opción A: pago único de 875€ o 1.025€, según tipo de habitación
Opción B: pago en dos plazos
500 € antes del 15 de junio
375€ o 525€ (según tipo de habitación) antes del 15 de julio
MÁS INFORMACIÓN
Si necesitas más información o aclarar alguna duda:
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“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”
Con la visita del Nuncio de S.S. en España, Mons. Bernardito C. Auza, a nuestra Diócesis, este fin de semana concluimos el Año Jubilar Diocesano con motivo del 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe.
Con este video, la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social quiere mostrar algunos de los momentos que resumen este acontecimiento histórico para todo el Pueblo de Dios en Segorbe-Castellón. Con él concluimos un año intenso, un Año de gracia de Dios en el que hemos vivido y celebrado muchos momentos con el objetivo de encontrarnos con Él, haciendo “memoria agradecida del pasado para juntos, crecer en comunión y salir a la misión”, como nos exhortaba D. Casimiro.
¡Hoy y siempre, demos gracias a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros y por mostrarnos su gran amor!
La S. I. Catedral Basílica de Segorbe acogió ayer tarde, con toda solemnidad, la Eucaristía de clausura del Año Jubilar Diocesano con motivo de la celebración del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
Durante todo este año, como como recordó D. Casimiro ante el Nuncio Apostólico de S.S. «hemos rememorado nuestros orígenes, hemos vivido y sentido el importante legado de fe que nos dejaron nuestros antepasados en la fe con el fin último de, con renovado espíritu, emprender la misión evangelizadora que nos encomienda el Señor».
Antes de dar comienzo la Eucaristía, Mons. Casimiro López agradeció a Mons. Bernardito C. Auza haber acogido su invitación para clausurar este Año de Gracia del Señor. Manifestó su alegría y su gratitud, ante la asamblea, a su hermano en el episcopado, porque en su persona está representado el Papa Francisco y así, dijo, «le damos traslado de nuestro deseo de fortalecer nuestra unión con él, y a través de él, con la Iglesia Universal».
Nuestro Obispo expuso todo lo que ha vivido y sentido durante este año como Pastor de nuestra Iglesia, sobre todo porque «aquí, donde el Señor ha tocado el corazón de muchos peregrinos que han recibido el perdón y la misericordia de Dios», y ese, dijo, es el primer fruto recibido en este año, «habernos abierto a la acción de la gracia del Señor». Se refirió también a otros frutos de caridad como el Complejo Parroquial de los Santos Evangelistas y la Casa de acogida El Pati que se inauguró este sábado y que, siguiendo la encomienda del Papa Francisco, está destinado a la labor social de la Iglesia en favor de los más necesitados y los más vulnerables.
Tras las palabras de nuestro Obispo daba comienzo la Eucaristía ante cientos de files que en este II Domingo de Pascua y de la Divina Misericordia tuvieron la oportunidad de celebrar presencialmente al Señor resucitado, y siempre vivo, para interceder por nosotros en la clausura de este Año jubilar.
Por ello, el Nuncio inició la celebración evocando cómo Dios, por medio del bautismo, nos injertó en la muerte y resurrección de su Hijo y nos otorgó el perdón de todos nuestros pecados, elevando petición al Señor para bendecir el agua con la que posteriormente aspergió a los fieles rememorando así nuestro bautismo.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, el Nuncio Apostólico se dirigió a la asamblea litúrgica. En primer término agradeció a nuestro Obipso la invitación a la solemne clausura «como signo de filial afecto y comunión con el Santo Padre». En esta celebración, recordó, se tuvo presente «a todos los miembros de esta Iglesia Diocesana, en particular a los que sufren, a los que están impedidos y a los más necesitados que siguen la ceremonia a través de los medios de comunicación». Y a todos dio traslado del saludo afectuoso del Santo Padre.
Mons. Bernardito C. Auza, recordó las palabras de la Carta Pastoral de nuestro Obispo en la que nos marcaba los objetivos de este Año de Gracia del Señor. Así se refirió, a la necesidad de «volver la mirada a Dios, profundizar en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre, cultivar el encuentro personal con Jesucristo y pedir el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos». Del mismo modo, recalcó «la necesidad de avivar nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia».
El Nuncio apostólico hizo hincapié en el lema que nos ha guiado como Iglesia Diocesana este año: «Crecer en comunión para salir a misión», remarcando la necesidad de formar «comunidades cristianas vivas y afirmar el compromiso según el estado y carisma de cada uno por el anuncio del Evangelio».
Amor misericordioso
La clausura del Jubileo ha coincidido con la celebración del Domingo de la Divina Misericordia. En este sentido, Mons. Bernardito Auza, recordó que si el propósito de este año ha sido comprometerse con el anuncio del Evangelio, «la fiesta de hoy no deja de ser una providencia para experimentar, agradecer y proclamar la Misericordia que el Señor ha tenido, y tiene permanentemente con nosotros, infundiéndonos también los rasgos de su corazón compasivo».
Recordó también a San Juan Pablo II, que instituyó este II Domingo de Pascual como el de la Divina Misericordia. «por constituir una acción de gracias por la bondad de Dios», que a través de su Misterio Pascual, «nos ayuda a comprender mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, el Espíritu que nos ha hecho renacer, y la sangre que nos ha redimido». La Iglesia es consciente, continuó, de que «esa inestimable riqueza es un don del Dios de misericordia infinita que recibimos en la vida sacramental, en cada una de vuestras parroquias y comunidades bajo la guarda del Obispo diocesano». Un don, dijo, «derramado y compartido en esta Iglesia local desde hace ya 775 años».
Un don que se alimenta constantemente «en la Sagrada Eucaristía, memorial de la entrega de nuestro Señor en la cruz y que se experimenta en el Sacramento de la Confesión», dijo en alusión a la Palabra proclamada (Juan 20,19-31): «recibid al Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos», y así se refirió a la «misericordia del Señor por instituir este sacramento que nos da su gracia».
La existencia del pecado es una realidad, «pero mayor es la misericordia». Así afirmó que el perdón de los pecados es posible, pero nos exhortó a que «no se endurezca nuestro corazón hasta el límite de no dejar una mínima apertura a la humildad». El perdón está abierto siempre a través del Sacramento de la Reconciliación «porque por el perdón misericordioso de Dios, todos nosotros renacimos». Y esto, resaltó, es precisamente el fin de la fiesta de la Divina Misericordia: «hacer llegar al corazón de todos esta serena convicción que se centra en el constante recuerdo de amor de Dios al hombre al que estamos invitados a reconocer dejándonos amar por el Señor».
En este sentido, manifestó su deseo de que «en el recuerdo de este feliz aniversario infunda en todos vosotros una fidelidad más profunda a Jesucristo y una fe que opera en la caridad y el convencimiento de que Dios tiene su corazón abierto a todos».
Tuvo también un recuerdo para todos los damnificados por el reciente incendio que afectó a diversos municipios de la Diócesis y elevó petición «al amor misericordioso de Dios por todos ellos». Circunstancias como ésta, dijo, nos recuerdan «que no somos poderosos ni autosuficientes, sino que somos vulnerables».
Para terminar elevó súplica a la Virgen María, Madre de la Misericordia para «que nos lleve de la mano hasta esa fuente inagotable del amor misericordioso de su Hijo, para que nos nos apartemos jamás de Él».
Una vez concluida la homilía continuó la ceremonia que, con gran solemnidad estuvo acompañada en la parte musical por el Coro de la Capilla Catedral, el Coro Parroquial del Santo Ángel Custodio de La Vall d’Uixó, y la orquesta «Jubilate Deo» bajo la dirección de Juan Felipe Durá,y el organista Santiago Díaz Santamaría.
La conclusión de la clausura se celebró entonando el Te Deum, un canto de alabanza a la gloria de Dios por ser ésta una gran ocasión en la vida eclesial de nuestra Diócesis. Durante la interpretación, diferentes miembros representantes de la comunidad eclesial, fueron prendiendo incienso en el pebetero como signo de la oración de acción de gracias al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
Peregrinación a Roma
Antes de la procesión de retorno y de cerrarse simbólicamente la Puerta Santa, Mons. Casimiro López Llorente tomó la palabra para trasladar al Nuncio de S. S. tres ruegos. El primero de ellos que, como muestra de gratitud por su visita, aceptara el presente que se le ha ofrecido en recuerdo de los días que ha compartido con la Iglesia de Segorbe-Castellón: un plato de la Muy Ilustre Cerámica de l’Alcora con el escudo episcopal del Nuncio y el de nuestra Diócesis.
En segundo lugar, transmitir al Santo Padre «nuestro cordial saludo, afectuosa unión, y agradecimiento por la concesión de este Año Jubilar con Indulgencia Plenaria». Y por último, anunció una peregrinación a Roma de clausura del Año Jubilar para manifestar la comunión con el sucesor de Pedro. En este sentido pidió su intercesión para que sea concedida una audiencia privada con el Santo Padre.
La celebración finalizó en el Seminario Diocesano de Segorbe donde se sirvió un ágape en el que participó el conjunto del presbiterado, junto con nuestro Obispo y el Nuncio Apostólico, así como los fieles y las autoridades políticas, civiles y militares.
La celebración fue retransmitida en directo por la 8 televisión, Canal 13 y el canal Diocesano de Youtube.
Presidida por Mons. Bernardito C. Auza, Nuncio Apostólico de S.S., en España
Será retransmitida en directo la 8 TV y por Canal 13
Esta tarde a las 18.00 h, la S.I. Catedral Basílica de Segorbe acogerá la Solemne Eucaristía de Clausura del Año Jubilar Diocesano.
Desde el pasado 12 de abril de 2022, en la Diócesis de Segorbe-Castellón hemos vivido un Año de Gracia del Señor con motivo de la celebración del 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. Fruto de ello, hoy daremos Gracias a Dios, por los innumerables dones concedidos a nuestra iglesia Diocesana a lo largo de los siglos, habiendo hecho memoria agradecida del pasado y, fruto de las peregrinaciones jubilares, haber abierto el corazón al Señor para la necesaria renovación espiritual y así, juntos, emprender la misión evangelizadora de nuestra Iglesia en el momento actual.
La Solemne Eucaristía estará presidida por el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, que se encuentra de visita en nuestra Diócesis invitado por Mons. Casimiro López Llorente con motivo de tan significativa e importante efeméride. El Nuncio de S.S., ha sido partícipe durante este din de semana, de la realidad diocesana gracias al encuentro con representantes de toda la Iglesia de Segorbe-Castellón.
Del mismo modo, ayer sábado, el Nuncio de S. S. inauguró el Complejo Parroquial Santos Evangelistas y la Casa de Acogida El Patí de Vila-real, comprobando el grado de compromiso de nuestra Iglesia, tal como nos pide el Papa Francisco, con los más desfavorecidos, los más pobres y los más necesitados.
La Solemne clausura de hoy, tendrá una amplia cobertura mediática, respondiendo así a la importancia de la celebración para toda la Iglesia Diocesana. De esta forma, todos aquellos que por impedimento físico o enfermedad no puedan acudir presencialmente a la Catedral de Segorbe, puedan unirse en acción de gracias por todos los dones que hemos recibido, así como por los frutos de este Año de Gracia que dejarán una huella imborrable en el episcopado de Mons. Casimiro López Llorente y, un legado de nuestra fe a todas las generaciones venideras.
Retransmisión en directo : La ceremonia se podrá seguir en directo a través de 8 televisión; Canal 13 y Canal diocesano de Youtube siguiendo el enlace adjunto
Ayer tarde, el Nuncio Apostólico de su Santidad bendijo el Complejo Parroquial Santos Evangelistas y la Casa de Acogida El Pati, en Vila-real, en el contexto de la clausura del Año Jubilar de la Diócesis de Segorbe-Castellón y como fruto del mismo.
Mons. Bernardito C. Auza, estuvo acompañado por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis y anfitrión de la visita del Nuncio con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar esta tarde a las 18.00h en la S.I. Catedral de Segorbe. Asistieron además, los Vicarios Episcopales, el Director de Cáritas Diocesana, D. Francisco Mir, el Presidente de Cáritas española, D. Manuel Breton, así como el Alcalde de Vila-real, D. José Benlloch, que estuvieron acompañados por responsables de instituciones y empresas que han contribuido en la realización de las obras, así como una significativa representación de miembros y voluntarios de Cáritas.
El Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana, D. Sergio Mendoza, expuso las características de los edificios que componen el complejo dando paso a las intervenciones.
«Conmigo lo hicisteis»
En primer término, el Director de Cáritas Diocesana, D. Francisco Mir, comenzó su intervención con el versículo de San Mateo (25, 40) para asegurar que en Cáritas de Segorbe-Castellón, «queremos seguir el camino que nos señala Cristo resucitado, con la fuerza del Espíritu Santo». Este camino, prosiguió, no es más que «practicar y hacer realidad el mandamiento del amor al prójimo, a través de la caridad y en especial a los más pobres, a los más débiles, a los que más sufren, a los descartados, como dice nuestro Papa Francisco».
Tal como expuso, la Casa de Cogida San Pascual el Pati forma parte del complejo, y va a ser gestionada por Cáritas, dando continuidad, dijo, «a la labor caritativa que viene desarrollándose desde hace 30 años en Villarreal», para que, » si Dios quiere», matizó, «que «sea por mucho tiempo el hogar en el que muchos hermanos nuestros acuden».
Así, puso de ejemplo a David, usuario de la Casa, que, en nombre de todos cuanto son acogidos en El Pati, puso en valor «la acogida de Cáritas para poder tener una vida digna». Personas como David, explicó D. Francisco Mir, «en situación de calle y abandono que tienen la acogida, el calor y la comprensión y adquieren en justicia los mismos derechos que como personas les corresponde. al igual que cualquiera de nosotros».
Las palabras de David ante los presentes fueron el testimonio visible de que El Patí y la labor social de Cáritas contribuyen, como expuso D. Francisco Mir, a que tengan «un hogar en el que pueden decidir y realizar su proyecto de vida, con la ayuda de todos». Agradeció la implicación en la reinserción social, de personas, trabajadores, voluntarios y voluntarias de Cáritas, que dedican su vida y su tiempo a procurarles lo necesario para conseguirlo».
Construyendo oportunidades
Por su parte, el Presidente de Cáritas Española, D. Manuel Bretón, trasladó el mensaje de «agradecimiento y de reconocimiento de los casi tres millones de personas atendidas, tanto dentro como fuera de nuestro país y también en coordinación, como siempre hacemos, con las caritas hermanas de todo el mundo con las que colaboramos».
Trasladó también un mensaje «de gratitud, aliento, cariño y fuerza de todo el equipo directivo de Cáritas española,» así como el de los voluntarios y trabajadores de la Confederación que se hace presente hoy con vosotros». La vida, dijo, «no consiste en tener buenas cartas, sino en saber jugar las que tienes», y Caritas, apuntó, «juega siempre en las cartas que tiene acompañando personas que se encuentran en situaciones especialmente difíciles». Esta labor es posible, aseguró, «porque trabajamos en comunidad y nos exigimos contar con los mejores medios técnicos, con espacios de calidad, con estructuras adecuadas como las que hoy inauguramos, con profesionales cualificados y motivados, con metodologías innovadoras». Todo ello, concluyó, «estando cerca de las personas que más sufren, con los pobres».
Día histórico para Vila-real
La Casa de Acogida San Pascual del Pati «simboliza esta voluntad de atender, acompañar y ayudar a personas sin hogar y con graves problemas de exclusión social para que puedan desarrollar un proyecto de vida digno integrados y acogidos a la sociedad», dijo el Alcalde de Vila-real, D. José Benlloch, que puso en valor el corazón del pueblo, «que a lo largo de sus siete siglos y medio de historia ha forjado un carácter acogedor, solidario y volcado a los más vulnerables».
Agradeció la visita del Nuncio de S.S y expresó el privilegio que supuso para él como máxima autoridad municipal y católico, la audiencia con Papa Francisco en 2017, en la que pudo «compartir y departir con el Santo Padre sobre el legado de generosidad y entrega a los demás que representa nuestro Patrón San Pascual, un ejemplo de vida para los vilarrealenses y para tantos católicos».
Recordando palabras del Papa Francisco en la última jornada mundial de los pobres, aseguró, que «es momento de no ceder en el compromiso de la solidaridad, porque aquello que salva a quienes no tienen nada es la atención sincera y generosa» en referencia a la obra social que prestará la Casa de Acogida El Pati, «dando una oportunidad a aquellos que en un momento de su vida necesitan una mano que les guíe en el camino».
Manifestó, del mismo modo, el compromiso del Ayuntamiento y el apoyo de todas las fuerzas políticas «con la construcción de este magnífico espacio que no solo ofrecerá cobijo a las personas sin hogar, sino que será un lugar de refugio y seguridad, un hogar de esperanza que ofrecerá una oportunidad de encuentro, desarrollo personal, laboral y social de sus usuarios».
«Dad gracias al Señor porque es bueno»
Fueron las primeras palabras de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, resaltado que el proyecto ha sido posible «gracias a Dios» porque desde Él nos brotan todos los dones que nos ayudan a caminar como Iglesia peregrina del Señor. Un fruto visible del Año Jubilar Diocesano que mañana se clausura, ha dicho D. Casimiro, «que muestra lo que es verdaderamente la Iglesia: la Caridad». Recordando la Encíclica del Papa Benedicto XVI, puso el énfasis en los tres cimientos sobre los que se construye la Iglesia: «el anuncio del Evangelio, la celebración, y lo que se celebra se lleva a la vida, que es la caridad».
Agradeció la presencia del Nuncio Apostólico «por acoger la invitación para bendecir e inaugurar este Complejo dedicado a la evangelización y a la caridad». Del mismo modo mencionó a todos su colaboradores en la administración Diocesana que estudiaron la viabilidad del proyecto para hacerlo posible. En este sentido agradeció la colaboración del Ayuntamiento de Vila-real y a todas las empresas que, con su aportación generosa han hecho posible que el Complejo sea hoy una realidad.
El proyecto que ayer se inauguró, dijo el Obispo, es uno de los frutos del Año Jubilar para que «los más desfavorecidos o aquellos otros que se sienten perdidos, sean acogidos, recuperen su libertad como personas y encuentren el camino para vivir con la dignidad que merecen como hijos e hijas de Dios que son». La obra que ahora concluye, dijo nuestro Obispo, es ya «parte del legado de fe de nuestra Diócesis para hacer presente a Jesucristo». Y a esa misión es la que todos estamos llamados, apuntó refiriéndose a «los voluntarios y los colaboradores con su generosidad, para que esta casa tenga vida».
Cumplir la misión evangelizadora de la Iglesia
Mons. Bernardito C. Auza, traslado elsaludo del Santo Padre, a quien representa en España, también, dijo «su afecto y su bendición». Enfatizó sobre el valor que el Papa Francisco concede «a la tarea y los esfuerzos que se realizan por llevar a cabo este servicio que tiene por finalidad paliar la necesidad de las personas en situaciones muy difíciles».
Del mismo modo aseveró que actuaciones como la del Complejo Santos Evangelistas y la Casa de acogida El Pati, forman parte de la idiosincrasia de la Iglesia, «que practica esta ayuda, que siempre fue pionera , no como una intromisión, sino como parte integrante esencial de su misión de evangelización, y de proclamación del Evangelio».
Así, dijo, «Caritas es obra de la Iglesia y concreta el deber de la caridad en la Iglesia» tal como el Papa lo ha indicado con frecuencia, «que encarna la institución del amor de la iglesia». La labor de Cáritas, puntualizó, «lleva la caricia, la ternura, y la cercanía» del Señor a la situación concreta de quien lo necesita.
Se mostró complacido de poder «palpar la realidad de la Diócesis y de la Iglesia de Segorbe-Castellón que colabora como parte integrante de su misión en la ayuda a las personas, que por sus diversas necesidades invocan su ayuda en muchas partes». Una ayuda, dijo, «que se atiende de la manera más digna que se puede».
Se refirió a la realidad de la Cáritas española, haciendo referencia a las «más de 7.200 caritas, centros de caritas y otros centros de obra de caridad y de acción social que están allí para este fin, y ayudar, asistir, y alentar a las personas en situaciones difíciles». Aquí, aseveró, «hay un hermoso ejemplo que parte de la última década de los 80 y principios de las 90 del pasado siglo, con la suma de los miembros de Caritas, asociaciones y movimientos de la Diócesis Segorbe-Castellón que emprendieron acciones para socorrer las necesidades. Se refirió a la Fundación Tots Units que nació en 1990 como aportación a la labor de la Iglesia y «ejemplo por el que damos gracias a Dios».
Del mismo modo mostró su alegría por comprobar «la colaboración mutua de la Iglesia de Segorbe-Castellón y el apoyo de las instituciones que integran el municipio con sus autoridades al frente». Agradeció al alcalde,y a la corporación municipal «por esta ilustración y «la demostración de una auténtica y concreta colaboración para el bien de todos».
Alentó a todos a «seguir adelante, colaborando para que este centro pueda, hoy y en el futuro, sea realmente un centro de caridad, de amor, y de cariño para los más necesitados, porque siempre será necesario el servicio del amor». Por más justa que sea la sociedad, concluyó, «necesitará estar siempre presente en unos o en otros, de una manera o de otra, para atender el sufrimiento» poniendo el acento en la Casa de Acogida El Pati «que es posible con el»gracias al esfuerzo de cuántos lo han hecho posible».
Clausura del Año Jubilar Diocesano
La visita del Nuncio Apostólico a nuestra diócesis concluirá hoy mismo tras la Solemne Clausura del Año Jubilar Diocesano que se celebrará a las 18.00h de esta tarde en la S. I. Catedral Basílica de Segorbe.
La ceremonia será retransmitida en directo por 8 televisión, con carácter regional, y también por Canal 13, con carácter nacional. del mismo modo se podrá seguir por el canal diocesano de Youtube a través del siguiente enlace:
El Nuncio de S. S. el Papa en España ha pedido «compromiso» a los sacerdotes, «confianza en el Señor» a la Vida Consagrada, y «anunciar la alegría del Evangelio» a los laicos
El Nuncio de S.S. el Papa Francisco en España, Mons. Bernardito C. Auza ha presidido esta mañana, en la Iglesia del Seminario Diocesano Mater Dei, una Eucaristía que marca el inicio de su agenda en la Diócesis de Segorbe-Castellón durante este fin de semana.
La visita responde a la invitación de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar mañana domingo en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe.
La importancia de la visita radica, precisamente, en la necesidad de comunión de nuestra Iglesia Diocesana con la Iglesia Universal. La oportunidad de agradecer personalmente al máximo representante de las diócesis españolas, y del Papa en España, la concesión de este Año de Gracia, es motivo también para mostrarle que la Iglesia de Segorbe-Castellón, está en camino, como nos pide el Papa, y sale, con renovado espíritu, a cumplir con la tarea evangelizadora.
La jornada de hoy, coincidiendo con la octava de Pascua, se ha iniciado con la Eucaristía. Así, a través de la Palabra de Dios, y de la comunión en Cristo, los asistentes se han preparado para el encuentro que el Nuncio ha tenido posteriormente con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, así como con la Comisión del Año Jubilar Diocesano, y con los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales.
La Eucaristía daba comienzo con las palabras de bienvenida y de agradecimiento de Mons. Casimiro López Llorente hacia el Nuncio de S.S. por el encuentro y a través de él con el Papa Francisco a quien representa en España y ante todas las Diócesis españolas con el fin de que «se fortalezcan los lazos de comunión de la Iglesia de Segorbe-Castellón con la Iglesia Universal a través del Santo Padre». El de hoy, ha dicho D. Casimiro, será un día de «acción de gracias al Señor a través de la Eucaristía que es la fuente, el centro y la cima hacia donde camina la Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón y cada uno de los que formamos parte de ella».
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Providencialmente la Palabra que se ha proclamado nos invitaba a todos, a través de San Marcos (16,9-15) a cumplir con la misión evangelizadora, y en esa misma Palabra ha basado su homilía Mons. Bernardito C. Auza en este sábado de la octava de Pascua. A través del Evangelio, el Nuncio Apostólico ha puesto de relieve «la Palabra que hoy dirige el Señor al colegio apostólico que pasan al colegio episcopal y también necesariamente a los colaboradores de los Obispos: los presbíteros».
Y lo ha hecho destacando la importancia del Seminario Diocesano Mater Dei como lugar de la celebración «por ser el espacio donde todo circula en torno a la tarea evangelizadora cuyo núcleo vital es la Eucaristía, de donde nace y se nutre la Iglesia». Así, se ha referido a la Eucaristía como «el principio y el fin de toda la acción de la Iglesia; el lugar donde se ilustra la mente, pero también se educa y se forma el corazón con la amistad y convivencia con Cristo».
El mensaje de Mons. Bernardito C. Auza se ha dirigido a los sacerdotes y seminaristas; a los representantes de los religiosos y religiosas, así como a la Vida Consagrada; y a la representación de los laicos presentes.
«Contad lo que hemos visto y oído«
En su mensaje a los sacerdotes y seminaristas, el Nuncio de S.S. se ha servido de la 1ª lectura (Hch. 4, 13-21) exhortándolos «a contar lo que hemos visto y oído, como advirtió Pedro, ante aquel Tribunal, inspirado por el Espíritu Santo, y en predicar la Divina Palabra sin disminuirla y darla tal como han recibido».
En este sentido ha invitado a los sacerdotes concelebrantes, a hacer del trato, de la intimidad y de familiaridad con la Palabra y con la vida del Señor, nuestra experiencia de vida cotidiana, porque sin la experiencia de Cristo es arriesgado entrar en un estado de vida que lo pide absolutamente todo». Se ha dirigido a ellos como «colaboradores esenciales del Obispo», invitándoles «a crecer en el amor a Cristo a través de la oración, de la práctica sacramental, la dirección espiritual y la convivencia sincera y fraterna, porque así también crece el interés por el conocimiento de la Iglesia Universal y Diocesana, y de todas sus necesidades y realidades».
En el contexto «de estos tiempos recios», ha agradecido el compromiso del Obispo y de los formadores en el acompañamiento y el camino de la formación hacia los seminaristas, animando a éstos a prepararse ante un futuro «que no es fácil». En este sentido ha recordado el mensaje de los Obispos en el Plan Pastoral 2021-2025 cuando se refieren a la sociedad actual como «una sociedad post-moderna líquida y voluble» que ha dejado atrás, aquella sociedad moderna «que buscaba la solidez en los grandes principios ideológicos y las grandes causas» en la que prima «la desconfianza en los vínculos humanos» que se deja llevar por «el individualismo y se caracteriza por relaciones efímeras en las que no se mantienen la lealtad ni el compromiso adquirido». Son tiempos líquidos, ha insistido, «en una sociedad líquida, donde el amor es líquido y el hombre es líquido porque solo quiere ser ciudadano del mundo sin ataduras ni en el amor, ni en la forma de vida». Y a este tipo de sociedad «ha de dirigirse nuestro compromiso en la formación», ha dicho.
Por ello, ha continuado, «los sacerdotes ordenados y quienes se preparan para el Ministerio sacerdotal deben de participar de la riqueza y la belleza del sacerdocio de Cristo, siendo conscientes que el sacerdocio ordenado es una llamada dentro de la llamada universal de un sacerdocio de todos los bautizados».
Se ha referido también a las enseñanzas de San Juan de Ávila como ejemplo de «predicar lo que recibía del Señor a través de la oración, desde el corazón; un hombre que escuchaba con la fe, miraba desde el amor, y predicaba con el corazón». Les ha exhortado a «permanecer generosos en el compromiso a su ministerio, testimoniando la misericordia de Dios en las tareas de cada día».
Mensaje del Papa Francisco
Depositar la confianza en el Señor
A las religiosas, religiosos y representantes de la Vida Consagrada que han participado en la Eucaristía, les ha alentado a depositar la confianza en el Señor. Ha puesto en valor la encomiable labor que realizan en beneficio de la Iglesia y de la sociedad en general en todas aquellas tareas y labores que realizan. Desde las diferentes congregaciones e institutos, ha dicho Mons. Bernardito C. Auza, «respondéis a la voz de la Iglesia que cuenta con vuestra entrega y vuestra fidelidad para asegurar el bien de la misma Iglesia y de las personas que se benefician de vuestra acción según vuestra vocación y carisma».
También ha recordado la próxima celebración de la 52ª Semana de la Vida Consagrada que se va a centrar en el déficit de esperanza en la Iglesia y en la sociedad, con el objetivo de dar respuesta a las muchas inquetudes manifestadas por los consagrados, ante la amenaza de extinción de algunos institutos de Vida Consagrada. En este sentido les ha agradecido «la insustituible labor» que realizan en la Iglesia de Segorbe-Castellón y, encomendado su tarea a la Virgen, les ha animado y alentado a mantener «el coraje para seguir adelante».
Es la hora de los laicos
También ha tenido palabras para los representantes del laicado de nuestra Diócesis: movimientos, asociaciones, apostolados y miembros de los Consejos parroquiales. Les agradecido, en nombre del Santo Padre, «su compromiso en la Diócesis colaborando y actuando con el compromiso de fe asumido en el Bautismo» así como por su participación en la convocatoria del Papa Francisco en el proceso sinodal.
Como miembros de la Iglesia, ha dicho, «los fieles laicos tenéis la vocación y la misión de anunciar el Evangelio en estos tiempos recios en que decae la fe y la práctica religiosa por parte de nuestros contemporáneos». En este sentido, les ha exhortado a «ser comunidades fuertes y comprometidas para emprender la Nueva Evangelización». Llevar el mensaje del Evangelio a la sociedad contemporánea «con nuevos métodos y nuevas formas en la vida comunitaria pero también entre quienes no practican la fe recibida en el Bautismo».
Por último, les ha recordado el mensaje del Papa Francisco durante el Congreso de Laicos celebrado en Madrid en 2020: «es la hora de hombres y mujeres comprometidos en todos los ámbitos, que con su modo de vivir son capaces de llevar la alegría del Evangelio allí donde estén».
Tras la Eucaristía, sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, y los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales, han mantenido un encuentro con Mons. Bernardito Auza en el que han podido conocer los acentos, las dificultades y los anhelos que están en el corazón del Santo Padre, asumiéndolos como propios y seguir el camino marcado en este Año Jubilar como Iglesia peregrina que camina, en comunión con el Papa y con el Obispo, en la tarea evangelizadora de la Iglesia misionera del Señor.
También se ha proyectado un vídeo resumen del Año Jubilar Diocesano que ha producido la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación y que, en palabras de D. Casimiro, refleja «cómo hemos vivido este Año de Gracia del Señor.
Este II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia clausuramos el Año Jubilar diocesano que hemos venido celebrando con motivo de los 775 años de la creación de la Sede episcopal en Segorbe. Lo haremos con una Santa Misa solemne en la Catedral diocesana en Segorbe, presidida por el Sr. Nuncio de su Santidad en España. Con la presencia del Sr. Nuncio queremos mostrar la comunión de nuestra Iglesia particular de Segorbe-Castellón con el Santo Padre y la Iglesia universal, y agradecer al Papa que nos haya concedido la gracia de celebrar un Año Jubilar y ganar la Indulgencia Plenaria a lo largo de este año.
Nuestra Iglesia diocesana ha vivido intensamente este Jubileo. Con exposiciones, conferencias, conciertos, catequesis, acciones caritativas y peregrinaciones hemos podido conocer nuestra Iglesia diocesana para amarla y sentirnos todos Iglesia del Señor. De todos estos actos quiero resaltar las peregrinaciones a la Catedral, donde está la cátedra del Obispo, sucesor de los Apóstoles. La Catedral es la iglesia madre de la diócesis, la casa de la comunidad diocesana, llamada a ser ella misma la morada de Dios entre los hombres.
Aún están vivas en nuestro corazón las peregrinaciones de las parroquias por arciprestazgos, de catequistas y profesores de religión, de niños y adolescentes de nuestros colegios diocesanos, de los jóvenes y universitarios, de los voluntarios de Cáritas o de Manos Unidas, de Cofradías o ‘Retiros de Emaús’, entre otros. Antes de peregrinar a la Catedral, en la capilla del Seminario, el Señor Jesús nos reunía en torno a Si en la exposición del Santísimo y nos ofrecía en el sacramento de la Penitencia el perdón de nuestros pecados, que nos reconcilia con Dios y con la Iglesia. Experimentábamos así lo que es nuestra Iglesia diocesana: un misterio de comunión con Dios en Cristo y con los hermanos. Juntos, como Iglesia peregrina del Señor, caminábamos a la Catedral para entrar por la Puerta santa, signo de Cristo, la puerta por la que entramos a esta familia de los hijos de Dios. En torno a la pila bautismal, con la profesión del Credo y la aspersión del agua bendita, recordábamos nuestro propio bautismo, por el que renacimos a la nueva Vida de los hijos de Dios y fuimos incorporados a su familia, la Iglesia diocesana. En la estación en la capilla del Santísimo experimentábamos la presencia real de Cristo en entre nosotros. La celebración culminaba con la celebración de la Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia y de todo cristiano. La Palabra de Dios nos exhortaba a ser ‘piedras vivas’ de su templo, la Iglesia, caminando hacia la santidad; el mismo Señor Resucitado nos enviaba a todos a la misión de anunciar el Evangelio y hacer discípulos suyos a todos los pueblos; Él nos prometía su presencia todos los días hasta el final de los tiempos.
Todo el que haya participado en la peregrinación es testigo de la alegría en los rostros de los presentes: era la profunda alegría que brota de la experiencia del encuentro o reencuentro con el Señor y de sentirse miembro de esta Iglesia diocesana, morada y familia de Dios entre los hombres.
Es la hora de la acción de gracias a Dios por nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos a lo largo de este Jubileo. Ha sido un tiempo en el que hemos podido experimentar, casi palpar en muchos casos, la misericordia infinita de Dios en muchas personas, que han sentido su amor, su cercanía, su consuelo, su perdón, su aliento y su presencia. El Jubileo ha sido un tiempo de gracia para la conversión y la renovación personal y comunitaria, para la renovación de nuestra vida cristiana, y para la renovación pastoral y misionera de nuestra Iglesia y de nuestras comunidades.
Todos los diocesanos, aunque no todos estemos físicamente presentes en la Misa de Clausura en la Catedral, estamos llamados a unirnos en la acción de gracias a Dios. “Dad gracias a Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 118, 1), cantamos en este tiempo pascual. Cantemos al Señor al finalizar el Jubileo porque Dios ha sido una vez más bueno y grande con nosotros. Su presencia y su misericordia nunca abandonan a esta su Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón. El Domingo de la Divina Misericordia nos invita de nuevo a afrontar con confianza en la benevolencia divina las dificultades y las pruebas de este tiempo para crecer en comunión y salir a la misión.
El Resucitado está con nosotros y camina con nosotros. Él nos envía el Espíritu Santo, que nos empuja y alienta a salir sin miedo a la misión.
La Iglesia de Segorbe-Castellón clausura el Año Jubilar. «Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia».
Carta del Obispo, D. Casimiro: «Clausura del Año Jubilar Diocesano».
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón amplia su red de apoyo a la economía circular con la bendición e inauguración de un nuevo «Espai amb Cor» en Almassora.
Acuerdo entre el Gobierno de España y la Iglesia en materia de fiscalidad.
El grupo Scout Tramontana, pregonero de la Semana Santa de Almassora.
Los fieles de Segorbe-Castellón han acompañado a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección, celebrando el Triduo Pascual en la sede episcopal de Segorbe.
Ana María Vallejo, Superiora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Segorbe. «Queremos seguir siendo testigos de la bondad y de la misericordia como lo fue el Padre Luis Amigó»
El Papa de cerca: «Las llagas de Jesús son la comprobación de la fe».
El Obispo hace balance en El Espejo de la Iglesia (COPE) del Jubileo Diocesano que se clausura este domingo
El Nuncio de S.S. en España, Mons. Bernardito C. Auza presidirá la Solemne Eucaristía de Clausura
Este domingo de la Divina Misericordia, la S.I. Catedral Basílica de Segorbe acogerá la Solemne Eucaristía de Clausura del Año Jubilar Diocesano que estará presidida por Mons. Bernardito C. Auza. Tendrá lugar a las 18.00h de la tarde y será retransmitida en directo por 8 Televisión, Canal 13, y el canal diocesano de Youtube.
El pasado 12 de abril de 2022, coincidiendo con la Santa Misa Crismal, se inauguraba, en la Catedral de Segorbe, el Año Jubilar Diocesano en una solemne Eucaristía a la que acudían cientos de fieles. En este Jubileo Diocesano hemos conmemorado el 775º Aniversario de la Creación de la Sede Episcopal de Segorbe.
Ha sido de Gracia del Señor para todos los que formamos la Iglesia de Segorbe-Castellón, que la sentimos como nuestra y que, unidos en comunión con nuestro Obispo, nos hemos preparado para salir a la misión de transmitir la alegría del Evangelio.
Este mediodía, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón ha hecho balance de este Año de Gracia en El Espejo de Cope Castellón donde ha reconocido que ha podido sentir «la alegría que se ha producido del encuentro con el Señor» a través de las peregrinaciones que miles de fieles han realizado a la Iglesia Madre de nuestra Diócesis: la Catedral de Segorbe.
Ha sido un año, en el que nuestro Obispo nos pedía, a través de una Carta pastoral, «crecer en comunión para, con espíritu renovado, salir a la misión». Hoy, en El Espejo de la Iglesia de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente ha hecho balance de esta importante efeméride.
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