Las familias de Segorbe-Castellón se reúnen para celebrar su Jornada Diocesana
Concebida como la gran fiesta de las familias, ha tenido lugar hoy en el Seminario diocesano Mater Dei y ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis, Mons. D. Casimiro López Lloente, que ha estado acompañado por el Vicario General, D. Javier Aparici; el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril; y el Delegado Diocesano para la Pastoral Familiar y de la Vida, D. Luis Oliver.
La Diócesis de Segorbe-Castellón ha querido este año impulsar una celebración conjunta en el contexto de la celebración de la Pascua de Resurrección, donde las familias han sido las verdaderas protagonistas habiendo participado diferentes generaciones de miembros de una misma familia, siendo la propia Diócesis «la familia de todas las familias diocesanas», como ha asegurado nuestro Obispo en las palabras de bienvenida.
Una Iglesia viva y evangelizadora
Un día de «alegría y de gozo» ha dicho D. Casimiro, «en el que manifestamos la verdad de nuestra fe puesto que Él vive y está en medio de nosotros y gracias a Él nos podemos unir como Iglesia Diocesana, como familia de las familias». La jornada de hoy, ha dicho nuestro Obispo, lo es para manifestar «la alegría del amor, en el matrimonio y en la familia, para que nuestra Iglesia sea una Iglesia viva desde el Señor, y evangelizadora».
Esta es la fuerza que pone en pie la Iglesia
Tras la Oración inicial ha tenido lugar una charla del director de cine Juan Manuel Cotelo, que ha puesto en valor la unidad familiar haciendo alusión a la oración previa que han rezado todos juntos por ser «la fuerza que pone en pie la Iglesia en medio de las plazas (las familias), y levanta testigos en el pueblo (los hogares), para hablar con palabras como espadas delante de los jueces (todos)». Y es que «las familias somos una pancarta abierta a la sociedad y nuestra condición familiar, nuestra educación, y los hábitos que hemos adquirido en casa salen a la calle con nosotros».
Así, ha hecho hincapié en el amor, el servicio y el perdón en la familia para exportarlo al resto de la sociedad siendo ejemplo de familia cristiana, porque, «si eso es lo que hemos aprendido en casa nos será muy fácil amar, servir y perdonar a los demás en la sociedad». La familia no es una institución teórica, ha resaltado, «es el lugar de formación natural de cualquier persona».
En los pequeños actos de servicio del día a día en la familia, está también nuestra aportación a la sociedad. En este sentido se ha referido al «goteo pequeñito, permanente, constante, silencioso, que va regando el mundo con cada uno de nosotros cuando salimos a la calle porque es super eficaz y tiene su efecto».
Juan Manuel Cotelo ha compartido con las familias su propia experiencia con la suya reconociendo que la principal fuente de aprendizaje «han sido los errores cometidos» y su mayor descubrimiento fue, a través de sus hijas, darse cuenta que «cada hijo que viene al mundo no lo has creado tu eres testigo por lo que tu misión no es formar-le, crear-le, ni juzgar-le, sino descubrir-le, contemplar-le y acompañar-le» para potenciar aquello que tiene, dándonos a ellos».
Acompañar, contemplar, escuchar, observar, servir, perdonar, darse a los demás y sacrificarse, entre otras, han sido las palabras que ha exprimido el director de cine para, siguiendo el ejemplo de Jesucristo afirmar que «quien quiera ganar la vida la perderá y quien quiera perderla la ganará», reconociendo que, «el secreto y el éxito es dar la vida por los demás y generar cultura del servicio».
La conferencia de Juan Manuel Cotelo está diponible, íntegramente, en el canal diocesano de Youtube:
La Iglesia que acompaña, cuida y protege
También se han vivido y sentido diferentes experiencias familiares con nombre propio que han encontrado, en su unión a Jesucristo y la Iglesia, el camino y la guía donde sentirse acompañados, y cuyo testimonio ha sido una invitación a la esperanza. Dos jóvenes madres solteras acogidas en Hogar de Nazareth han conmovido a los asistentes compartiendo su experiencia personal y sabiéndose acompañadas por la familia de la Iglesia, que las acogió cuando se sentían perdidas, solas y sin saber hacia donde dirigir su vida.
También un matrimonio que, a través del acompañamiento de Equipos de Nuestra Señora, han pasado a formar parte de este movimiento han descubierto la riqueza del «sacramento del matrimonio a través del diálogo, la oración y la formación».
Por último, también ha compartido su experiencia un matrimonio que tras el enlace se fueron alejando poco a poco hasta darse cuenta del vacío que les causaba ese alejamiento. Se han unido de nuevo a la Iglesia dejándose acompañar y participando en los Encuentros Matrimoniales organizados por la Delegación Diocesana para la Pastoral Familiar y de la vida que se celebran mensualmente en el Seminario Mater Dei en los que, a partir del análisis de diferentes parejas bíblicas, se propicia un encuentro de los matrimonios participantes con Cristo y construir de manera más fuerte su matrimonio.
Exposición del Santísimo, Santo Rosario y Consagración de las Familias
El encuentro ha finalizado en la Iglesia del Seminario donde se han rezado los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, pidiendo el don de una fe viva y fuerte para todas las familias, y que puedan vivir su vocación con alegría según la voluntad de Dios.
Cada Misterio del Rosario se ha ofrecido por una intención y, ante el Santísimo Sacramento del Altar se ha encendido una vela, al tiempo que se recitaban mensajes del Papa Francisco y se rezaba un Padre Nuestro y diez Ave María.
La resurreción de Jesús: “El matrimonio es un camino juntos de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a la mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser más hombre. Esta es la misión que tienen entre ustedes. Es la reciprocidad de la diferencia”. El misterio se ha ofrecido por los esposos. La vela, llevada al altar por un matrimonio, simboliza la unidad entre los esposos y de estos con Jesús. El matrimonio es una realidad entre los tres: ella, él y Dios.
La ascensión de Jesús a los cielos: «Cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será juzgado demasiado costoso o demasiado grande.” El misterio se ha ofrecido por los niños. La vela, llevada, en esta ocasión por un grupo de niños, simboliza la santidad de toda vida humana, desde su concepción, hasta la muerte natural.
La venida de Espíritu Santo: “Queridos jóvenes, no es posible recomenzar sin vosotros. Para volver a levantarse, el mundo necesita la fuerza, el entusiasmo y la pasión que tenéis.» El misterio se ha ofrecido por los jóvenes. La vela, levada al altar por los jóvenes, simboliza la vitalidad, el amor y el entusiasmo, con el cual los jóvenes pueden llegar a realizar su misión en la Iglesia y en el mundo entero.
La asunción de Nuestra Señora a los cielos: “Así como los ancianos necesitan a los jóvenes, los jóvenes necesitan a los ancianos, especialmente en esta cultura del descarte. Los abuelos tienen la savia de la historia, que sube y fortalece al árbol para que crezca.” El misterio se ha ofrecido por todos los ancianos y por nuestros abuelos y abuelas. La vela, llevada al altar por una paraja de abuelos, simboliza la fidelidad y sabiduría que estas personas mayores aportan generosamente a nuestras familias y la sociedad.
La coronación de la Santísima Virgen como Reina de los cielos y de la tierra: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. ¿Qué es la vida eterna? Es el amor desmedido y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación”. El misterio se ha ofrecido por los difuntos. La vela, llevada por una Hermana de la Sagrada Familia de Nazaret, simboliza la vida que cambia, pero no acaba, porque nosotros no somos inmortales pero si eternos.
Tras el rezo del Santo Rosario, las familias se han Consagrado al Inmaculado Corazón de María.
Durante la charla y los testimonios los más pequeños han podido disfrutar de su especial jornada en familia compartiendo juegos y dinámicas con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret.