Atendiendo la petición del papa Francisco en la Audiencia General de hoy
Queridos diocesanos: sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos y religiosas, y seglares.
Al final de la Audiencia general de este miércoles, 28 de diciembre, el Santo Padre Francisco ha pedido “a todos una oración especial por el Papa emérito Benedicto XVI, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recordarlo – está muy enfermo – pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”.
A través del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, hemos conocido además que “en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido a la edad avanzada. De momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos”.
En estos momentos de sufrimiento y prueba, nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón nos reunimos en oración en torno al Papa emérito. Os pido orar por él, sabiendo, como él mismo nos recordaba, que “por muy severas que sean las pruebas, difíciles los problemas, pesados los sufrimientos, nunca caeremos de las manos de Dios, esas manos que nos han creado, nos sostienen y nos acompañan en el camino de la existencia, porque los guía un amor infinito y fiel”.
Oremos. Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres la salud eterna de los que creen en Ti. Escucha nuestras oraciones por tu siervo enfermo Benedicto para quien imploramos la ayuda de tu tierna misericordia, por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Gracias de corazón por vuestra oración. Con mi afecto y la bendición del Señor,
+Casimiro López Llorente Obispo de Segorbe-Castellón
Son palabras de ánimo de la Madre Ángela, Superiora General de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret que desarrollan su misión en 13 países de 5 continentes diferentes: África, Asia, Australia, Europa y América del Norte. Uno de esos países es Ucrania con casas en Cherson (Diócesis de Odesa), dos casas en Kiev y una en Zhytomyr (Diócesis de Kiev-Zhytomyr), en Gniewan (Diócesis de Kamieniec-Podolski), y una más en Browary (Diócesis de Kiev-Zytomierz). La misión en Ucrania estuvo precedida de mucho discernimiento hasta que en septiembre de 2014, siendo la Hermana Jana Zawieja (ahora en Benicàssim) la Superiora General de la Congregación visitó Ucrania junto con las dos Superioras Provinciales de Polonia, estableciéndose una nueva unidad administrativa en la Región de San Miguel Arcángel en Ucrania.
Desde que estallara la guerra, las hermanas siguen unidas en oración y, fieles a su carisma, atendiendo y ayudando a las familias que lo necesitan. Hasta allí llegan las palabras de ánimo y consuelo de la Superiora General que nos presenta la situación actual de las 14 hermanas que todavía permanecen en Ucrania. A pesar de la tragedia provocada por la guerra, las hermanas no cesan en prestar su servicio allí donde un alma llora necesitada de alimento, techo, abrigo, e incluso consuelo,
Ucrania (carta de Madre Angela, Superiora General de la Congregación) 14 de marzo, 2022
Queridas Hermanas,
La mirada de casi todo el mundo está puesta en lo que está sucediendo en Ucrania. Como Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, nuestros corazones, pensamientos y oraciones también se centran allí. Me gustaría daros a conocer cuál es la situación de nuestras hermanas en este conflicto.
Las catorce hermanas que quedaron en Ucrania me momento están a salvo. Hay momentos tranquilos, pero también hay momentos en los que los enfrentamiento suceden tan cerca que se oyen perfectamente, las hermanas siempre están alerta por si suenan las alarmas por ataque o bombardeo. Así nos lo contó la hna. María Beata Wilk, la superiora regional: «Nuestra situación es bastante incierta. No sabemos lo que sucederá mañana o esta misma noche. Por eso tratamos de vivir al día».
Las hermanas de Kiev y Brovary todavía pasan la noche en los sótanos de los monasterios o iglesias cercanos. Durante día y noche, las hermanas ayudan a las familias y a los niños que se alojan con ellas en los refugios. La gente viene y va constantemente, y siempre hay alguien nuevo, incluidos refugiados de otras partes de Ucrania.
Las hermanas de Zhytomyr (oeste de Ucrania) ayudan a desempaquetar y distribuir productos de ayuda humanitaria que les llegan a través de Caritas. Todas las noches, las hermanas rezan el rosario en directo, vía zoom, reuniendo a más de 100 personas, familias y comunidades de Ucrania, Polonia, Bielorrusia, Italia, Francia, EE. UU…. tal vez incluso más. Esto parece ser una fuente de fortaleza y esperanza para muchos.
En Gnievan (cerca de Kiev), las hermanas siguen dedicando sus días a ayudar y apoyar a los afectados por la guerra. Por la noche, también duermen en el edificio parroquial, donde se sienten más seguros.
Gracias a Dios, las familias de nuestras hermanas ucranianas también están bien. La mayoría se quedaron en Ucrania, aunque al menos una familia fue evacuada a Polonia, donde se alojan con nuestras hermanas en uno de nuestros conventos.
También resultó providencial la presencia de las hermanas que estuvieron en Ucrania y ahora están en Polonia. Por ejemplo, una de ellas ayuda en la frontera acompañando a grupos de refugiados a lugares seguros, ayuda con la traducción, luchando contra la desinformación y ofreciendo su presencia para escucharles y acompañarles espiritualmente. También asiste en la organización de la ayuda humanitaria enviada a Ucrania. Otra hermana ayuda en Rabka, donde hay niños evacuados de un orfanato, y una tercera hermana se encuentra en Komańcza, muy cerca de la frontera con Ucrania.
Queridas hermanas, aunque la guerra en Ucrania es ciertamente una terrible tragedia que causa mucho dolor y sufrimiento, también hay muchos signos de amor y esperanza que brotan de este trágico evento . Vemos en nuestra Congregación cómo nuestras hermanas han estado a la altura de las circunstancias y buscan en todo momento formas de ofrecer apoyo a quienes lo necesitan desesperadamente. Así que me gustaría compartir con vosotras una simple pincelada de lo que está sucediendo.
Nuestra primera y más fuerte respuesta a esta crisis es la oración. En todos los países donde nuestras hermanas están presentes, hay intensas oraciones por el fin de la guerra, incluso en lugares tan lejanos como Australia o Filipinas. Mucha gente reza el Rosario, se celebran muchas Misas, se celebran Horas Santas y vigilias nocturnas de oración, y las hermanas se reúnen cada día con mucha gente (incluso con estudiantes de nuestras escuelas) para rezar por la paz.
Las hermanas de Bielorrusia, conmocionadas por estos hechos, también ayunan y oran fervientemente todo el día por el fin de la guerra. En una de sus conventos cercano al aeropuerto militar, las hermanas sufren profundamente, sabedoras de que los aviones que oyen son aviones rusos que se dirigen a Ucrania. Como dijo una de las hermanas: «Es aterrador y estamos llorando junto al pueblo ucraniano».
Una de las trágicas consecuencias de la guerra es la enorme cantidad de refugiados obligados a huir de sus hogares, separando casi siempre a esposas e hijos de los padres que se quedaron para defender su país. Para aliviar este sufrimiento, familias de refugiados fueron acogidas en nuestros conventos de Polonia: Komańcza, Cracovia, Lublin, Ostrzeszów, Poznań, Rabka, Varsovia y Żdżary. Los miembros de la Asociación de la Sagrada Familia también acogieron a familias de refugiados. Otras comunidades e instituciones en los Estados Unidos, Francia e Italia también han expresado su disposición a aceptar refugiados si surge la necesidad.
Las comunidades que no pueden aceptar refugiados por sí mismas intentan ofrecer asistencia de otras formas, incluso comprando artículos, como alimentos y ropa de cama, para otras instituciones. Varias hermanas trabajan como voluntarias en estaciones de tren y otros centros de refugiados en Cracovia y Varsovia. Se están haciendo esfuerzos para ayudar a las madres de estas familias a encontrar trabajo o alojamiento permanente.
Para los niños alojados en varios centros temporales, las hermanas organizaron actividades, incluidas clases de polaco. Los niños ucranianos fueron admitidos en nuestras guarderías y escuelas en Częstochowa, Gdynia, Kalisz, Cracovia, Łuków, Poznań y Varsovia. También en Kalisz, los niños forman parte incluso de las actividades de oratorio.
Nuestras instituciones están constantemente recolectando artículos de primera necesidad. En muchas de nuestras escuelas y guarderías se recogen ropa, medicinas, alimentos, artículos de higiene y pañales. Ya han llegado camiones de Polonia a Ucrania y se han enviado paquetes a Polonia desde EE. UU. También se enviaron rosarios a los soldados para brindarles apoyo espiritual.
Las donaciones de dinero provienen de escuelas, hospitales y parroquias para ayudar tanto a Ucrania como a los refugiados que llegan a Polonia. Por ejemplo, algunas escuelas en Estados Unidos han recaudado fondos de manera creativa al animar a que los estudiantes hagan una donación y además vengan a la escuela vestidos de azul y amarillo en apoyo a los niños y al pueblo ucraniano. Muchos de nuestros monasterios también han hecho donaciones, e incluso algunas hermanas a título personal han donado parte de la pequeña paga que reciben.
Además, las hermanas utilizaron varios medios a su disposición para compartir información sobre las necesidades de nuestras hermanas y la nación ucraniana con quienes les rodean, incluso a través de las redes sociales y reuniones parroquiales. Algunas incluso acudieron a las instituciones nacionales para pedir un mayor apoyo a Ucrania.
Queridas hermanas, como mostró Jesús a través de la cruz, sólo el amor puede vencer al mal. Por eso os agradezco ser instrumentos del amor de Dios. Agradezco a cada hermana y comunidad por todas sus oraciones y esfuerzos. Esto ha sido sólo una pincelada, sería imposible mencionar todas las buenas acciones y sacrificios que habéis realizado en esta carta. Solo quiero daros una visión general del bien que se estado haciendo. Sin embargo, Dios que lo sabe y lo ve todo, seguramente bendecirá cualquier esfuerzo en modos que tal vez nunca sepamos.
Finalmente, me gustaría compartir la reflexión de la hna. María Beata: “Esperamos que esta guerra termine lo antes posible. Confiamos en que Dios nos protegerá y que todavía podremos servir a la Iglesia en Ucrania. Gracias por vuestras oraciones, contamos mucho con ellas”.
La parroquia de los Santos Evangelistas de Vila-real ha puesto en marcha un Taller de Oración y Vida, que se va a llavar a cabo en quince sesiones, dirigidas por el Padre Ignacio Larrañaga, OFM. La primera de ellas tendrá lugar mañana, día 23 de febrero, a las 17 h. en el salón parroquial.
Se trata de un método práctico en el que, paso a paso, los asistentes aprenden a orar, entrando en una relación personal con el Señor hasta llegar a la profundidad de la contemplación, desapareciendo la tristeza y recuperándose la alegría de vivir.
El próximo viernes, día 11, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, a iniciativa de un conjunto de hombres vinculados con algunos movimientos y asociaciones de la Diócesis de Segorbe-Castellón, se unirán en oración por las conversiones.
Según han confirmado los organizadores el acto se desarrollará a las 19.00 horas de la tarde, en la plaza Mayor, iniciándose la concentración en las proximidades de la puerta principal de Santa María. La puerta principal del templo permanecerá abierta y se colocará una imagen de la Virgen. El rezo del Santo Rosario comenzará a las 19,15 horas y estará dirigido por un sacerdote. Una vez finalizado el Rosario, quienes lo deseen podrán participar en la celebración de la Santa Misa de las 20 horas.
Se trata de un acto enfocado principalmente a los hombres, quienes, unidos en oración, pretenden hacer una demostración de fe, pero también, tal como explican los organizadores, «para hacernos visibles frente a la sociedad, pero ello no impide que se pudieran sumar las mujeres que lo deseen».
Se trata de la primera ocasión que un grupo de hombres organiza un acto de estas características en nuestra Diócesis. Lo hacen replicando los organizados recientemente en Irlanda o Polonia, así como en algún que otro país, con gran éxito de participación.
La organización ha comunicado la celebración del acto a la Subdelegación del Gobierno por ser el organismo competente en caso de concentración en vía publica, indicando las medidas que se van a adoptar incluyendo las de carácter higiénico-sanitario.
Las mujeres y hombres del apostolado parroquial «Emaús», adscrito a la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón, han iniciado las actividades de verano preparatorias para los retiros que se celebrarán en septiembre y octubre. De esta forma, el pasado sábado vivieron una jornada de convivencia en el Convento de Santa Ana de Sant Mateu, junto a las Hermanas Agustinas Contemplativas, con quienes les une una fraternal amistad desde que, en los inicios de Emaús en nuestra Diócesis, se unieran en oración por las vocaciones religiosas y por las conversiones.
En la jornada del pasado sábado se unieron, una vez más, en oración y adoración al Santísimo, «pues Él es el centro, quien nos une en amor fraternal siendo ejemplo y guía en el camino del crecimiento espiritual y de perseverancia en la fe». En el transcurso de la misma, asistidos por el párroco, Rafael Manzaneque, se administró el Sacramento de la Penitencia y, posteriormente, se celebró una Eucaristía en la Iglesia del convento de la Diócesis vecina, donde se elevó oración «por la vida y por las familias» al coincidir la convivencia con la «Jornada de Oración por la vida que cada 17 de mes se celebra en la Diócesis de Segorbe-Castellón y encontrándonos celebrando el Año de la Familia Amoris Laetitia«.
El encuentro supuso para todos los miembros de Emaús, un acercamiento a la vida y obra de San Agustín por ser, las Hermanas Agustinas, «un fiel ejemplo de entrega a la vida contemplativa y de clausura unidas en el amor a Cristo que, perseverantes, buscan a Dios constantemente, pero sobre todo – aseguran desde Emaús – por ayudarnos a comprender el concepto de comunidad desde la perspectiva y la filosofía de la Orden de San Agustín y la búsqueda de Dios en nuestro interior a través del silencio, la oración y la contemplación».
Tras la Eucaristía, se vivió uno de los momentos más especiales de la jornada a través del testimonio vocacional de una de las hermanas del convento que «nos ayudó a todos a comprender la llamada vocacional de la entrega total a Cristo, y un ejemplo sin duda de renuncia total a muchos placeres y falsos dioses del mundo que en tantas ocasiones nos apartan de la fe».
«La voz de Dios es dulzura y suavidad. Pero no puede ser oída a no ser que el hombre silencie en su corazón el ruido y la confusión de este mundo» (San Agustín)»
El próximo encuentro de Emaús será este próximo fin de semana en el Seminario Mater Dei donde, además de la celebración de la Eucaristía y la Adoración al Santísimo, recibirán una charla formativa sobre «San José» coincidiendo este año con el Año Jubilar de San José.
Durante diez meses, de forma ininterrumpida, una vez al mes, se ha celebrado en la Casa de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret (Benicàssim) el curso «Las Mujeres que amaba Jesús» basado en el método «Lectio Divina». Un método de oración a través de la Palabra que genera un encuentro personal y comunitario con Jesucristo.
Charlamos con Catalina Nowak, hermana superiora de esta Comunidad, que fueron acogidas por nuestra Diócesis en octubre de 2018. Desde entonces han sido fieles a su carisma, promoviendo el Reino de Dios entre las familias. De esta forma, entre la diversidad de actividades que desarrollan en la Diócesis, a finales del pasado verano promovieron este curso para mujeres que se ha desarrollado desde el pasado septiembre hasta este mes de Junio, clausurándose con una sesión especial el pasado sábado.
Explíquenos: ¿qué es Lectio Divina?
Alguien dijo que: “la Lectio Divina es el ejercicio ordenado de la escucha personal de la Palabra de Dios”. El ejercicio es actividad, y la actividad es necesaria para el desarrollo armónico de la persona. Así como el ejercicio físico es saludable para el cuerpo y el ejercicio intelectual es beneficioso para la mente, la actividad espiritual lo es para el espíritu. En otras palabras, la Lectio Divina es ejercitarse para avanzar en el camino de la oración y la contemplación, dejándose guiar por el Espíritu y sus inspiraciones.
La Lectio Divina es un ejercicio ordenado de escucha personal que puede realizarse a solas en cualquier lugar o en compañía. Pero, también es interesante a veces compartir con otras personas estas experiencias, podemos con ellas enriquecerlos o simplemente avivar su curiosidad. Consiste en escuchar la Palabra con mayúscula, la Palabra de Dios, pues en la Lectio Divina “es Dios quien habla”. Escuchara Dios que nos habla a través de su Palabra. Escuchar no es lo mismo que oír. Se puede oír muchas cosas sin prestar atención a ninguna, es decir, sin escucharlas. Debemos dejar que Dios nos hable y permanecer en silencio. Avanzar en la vida espiritual significa avanzar en la escucha de Dios y de los demás.
¿Cuál ha sido el principal objetivo de este curso?
La Lectio Divina es para aquellas personas que quieren profundizar en su experiencia de oración y a través de ella acercarse a Dios, conocerlo más profundamente, construir una relación personal e íntima con Él.
Mucha gente habla de Jesús, pero no todos dicen la verdad. Quiero decir, hablan de su imagen subjetiva de Jesús. Así es como se hacen muchas películas, libros, canciones. Pero hay una fuente de la verdad pura sobre Jesús, una verdad objetiva: la Biblia. El problema es que a menudo no sabemos cómo sacar real provecho de la Biblia. A veces incluso podemos leerla, pero no la entendemos del todo. El Objetivo ha sido enseñar a este grupo de mujeres cómo sacar vida de la Palabra de Dios y acompañarlas en su encuentro personal con Jesús. Durante estos diez meses, en cada sesión hemos elegido a diez mujeres del Nuevo Testamento que conocieron a Jesús. Estas son mujeres muy diferentes. Buscamos lo que le gustaba a Jesús de cada una de ellas; aprendemos sobre lo que realmente valora Jesús. También vamos conociendo nuestro corazón, nuestros deseos y miedos más profundos. Usamos estas historias para descubrir nuestra relación personal y única con Jesús. Para amarlo a Él y a otros como Él ama, hasta la cruz y la muerte.
Cuéntenos, ¿cómo transcurre la dinámica de cada sesión?
La Lectio Divina consiste en un ejercicio ordenado de: lectura, meditación y contemplación. Siguiendo este esquema nos hemos reunido un sábado al mes a las 19.00h de la tarde. Previamente, las mujeres participantes, han leído el pasaje del Evangelio propuesto. La sesión comienza con una meditación de dicha lectura por parte de una de las hermanas de la Comunidad. Se trata de una charla de media hora en la que se presenta a una de las mujeres del Nuevo Testamento; una exégesis de un fragmento escogido de la Sagrada Escritura. Tras un descanso, se retoma la reunión en la capilla para una hora de oración ante el Santísimo Sacramento. Durante los días y semanas siguientes cada una de las mujeres es libre de volver al texto presentado y orar el pasaje propuesto de la Palabra de Dios en cualquier momento y lugar. Antes de la siguiente reunión, pide una fecha para hablar con su director(a) espiritual que la ha acompañado en esta hermosa experiencia.
¿Qué tienen que ver las mujeres actuales con las mujeres bíblicas que se han presentado en el curso?
Cada una de nosotras quiere amar y ser amada. La mujer es un ser que se entrega al 100% en cada aspecto y momento de su vida, en general no nos gusta hacer nada a medias. Cuando encuentra el amor, responde con todo su amor, da todo su corazón, su vida, todo su ser. No sé si sabéis que en cada amor humano buscamos (a menudo inconscientemente) …a Dios. Buscamos el amor pleno, un amor que llene nuestro corazón para siempre; el amor que no termine nunca, y sea incondicional. Incluso en el más fiel y hermoso amor matrimonial permanece un deseo que no puede ser satisfecho por la otra persona. Siempre queremos más y más. Este deseo, este hambre sólo puede ser satisfecho por Dios.
La experiencia del amor humano nos ayuda a abrirnos al amor de Dios, nos enseña a amar – pero el corazón humano sólo puede ser totalmente satisfecho por el amor de Dios. Vivir es encontrar este amor y responder a el. Qué extraordinaria dignidad tienen hombres y mujeres. ¡Qué potencial inmenso tiene el corazón humano!
A cada uno de nosotros Dios nos ama de manera particular e individual, se entrega a cada uno de nosotros plenamente. Por tanto, podríamos decir que si tú no existieras, nadie sería amado de la misma manera en que Dios te ama a ti. Dios ama a cada ser humano al 100%, como si no existiera nadie más a quién amar.
El curso ha facilitado que surjan varias preguntas: ¿Jesús me ama?, ¿Me siento realmente amada por Jesús?, ¿Cómo me quiere?, ¿Cómo me mira?… Cada una de las mujeres que ha venido a la Lectio Divina lo ha hecho para descubrir (de nuevo) el amor de Jesús. A cada una de ellas les gustaría ser una de esas mujeres que Jesús ama y que han ido descubriendo a lo largo de este curso. ¡La buena noticia es que cada una de las mujeres que han participado es una de las mujeres que Jesús ama!. Puede que ellas no lo sabían, pero, aún sin saberlo conscientemente, con su participación ya manifestaban el deseo de ser una de esas mujeres que ama Jesús. Y ese deseo puede haberlas traído a esta capilla.
¿Qué tipo de mujeres han seguido el curso?
Todas ellas han vivido ya su experiencia de fe, oración y formación en diversas comunidades: entre otras: el Camino Neocatecumenal, Emaús, comunidades carismáticas, comunidades parroquiales, Opus Dei. Son mujeres de diferentes edades, de diferentes ciudades y pueblos de nuestra Diócesis. Lo que les une, son profundos deseos espirituales. Han venido porque buscan la intimidad con Dios.
¿Hacen un seguimiento espiritual personalizado con ellas?
La dinámica de la Lectio Divina también incluye el acompañamiento espiritual. Consiste en una breve conversación sobre lo que te ha sucedido durante la oración. Esta conversación dura unos 20-30 minutos. Durante dicha conversación nos centremos en las dudas o experiencias que tengan relación con esta práctica de Lectio Divina, hablamos de nuestra oración.
Quien sigue el camino de la oración por medio de la Palabra de Dios, no debería estar solo ni contar únicamente con sus propias fuerzas. El director espiritual acompaña a esta persona en el proceso de reconocimiento individual, de la recepción de la Palabra de Dios. Nos ayuda a comprender y asimilar y nos apoya a ponerlas en práctica.
La función del director espiritual es rezar y escuchar, y ayudar a comprender las llamadas a la acción que nos genere la Palabra. Eso adquiere una importancia mayor en los momentos delicados en los que la persona experimenta, al rezar, una confrontación de la Palabra de Dios con su vida. En ocasiones la Palabra confirma y fortalece lo que estamos haciendo bien en nuestra vida, pero hay veces en que nos hace darnos cuenta de nuestros errores. El director espiritual nos ayuda a saber reconocerlo y a tomar cartas en el asunto, siempre bajo la Gracia de Dios.
Apostolado en el ámbito de la familia
En los casi tres años que las Hermanas de esta congregación llevan instaladas en Benicàssim han concentrado su esfuerzo en conocer el idioma, que casi prácticamente dominan, así como la cultura y realidad de la Diócesis y de España para concretar su apostolado en el ámbito de la familia. A las religiosas les une una fuerte vinculación con San Juan Pablo II, quien cuando era niño, fue a una guardería regentada por las hermanas en Wadowice. Como joven sacerdote, comenzó sus encuentros con jóvenes en la lavandería del convento en Cracovia, y una vez consagrado obispo les confió el cuidado de la primera casa cuna en los años 70. Fue él mismo como Papa quien declaró beata a la fundadora en 1989.
El 14 de mayo, a las 20.30h en la Concatedral de Santa María
Organizada por la Delegación Diocesana de Juventud y con el apoyo de la Delegación Diocesana de la Pastoral Penitenciaria, esta Vigilia de jóvenes pretende «Descubrir al Señor en el rostro del necesitado», un lema que aúna el objetivo específico de este curso pastoral y además pone el acento en descubrir a Jesús a través de quienes están privados de libertad.
La Vigilia se celebrará en la Concatedral de Santa María, en Castellón y estará presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón que en este curso pastoral ha insistido en que la Iglesia nos llama a “vivir el mandamiento del amor y el compromiso por la justicia como servicio a los más necesitados y testimonio de fe”. Asumiendo este compromiso, los jóvenes de la diócesis se unirán en oración, en esta Vigilia, teniendo muy presentes a los presos que, en esta situación de pandemia, junto a sus familias, han permanecido invisibles para gran parte de la sociedad.
La celebración contará con todas las medidas higiénico-sanitarias recomendadas por las autoridades durante esta pandemia.
Las celebraciones litúrgicas de este Viernes Santo se han vivido con especial fervor y devoción en la Catedral Basílica de Segorbe presididas por el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, al tiempo que esta misma escena se repetía, según lo dispuesto por nuestro Obispo, respetando la normativa sanitaria por las restricciones de la pandemia por cuestiones del toque de queda, en todas las parroquias e iglesias de la Diócesis, rindiendo culto a nuestro redentor.
La liturgia se ha seguido según el Evangelio de San Mateo (27, 57-66). Jesús, deshonrado y ultrajado, es puesto en un sepulcro nuevo con todos los honores. Nicodemo lleva una mezcla de mirra y áloe de cien libras para difundir un fragante perfume. Ahora, en la entrega del Hijo, como ocurriera en la unción de Betania, se manifiesta una desmesura que nos recuerda el amor generoso de Dios, la «sobreabundancia» de su amor. Dios se ofrece generosamente a sí mismo. Si la medida de Dios es la sobreabundancia, también para nosotros nada debe ser demasiado para Dios. Es lo que Jesús nos ha enseñado en el Sermón de la montaña (Mt 5, 20). Pero es necesario recordar también lo que san Pablo dice de Dios, el cual «por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento. Pues nosotros somos […] el buen olor de Cristo» (2 Co 2, 14-15). En la descomposición de las ideologías, nuestra fe debería ser una vez más el perfume que conduce a las sendas de la vida. En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la palabra de Jesús: « Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12, 24). Jesús es el grano de trigo que muere. Del grano de trigo enterrado comienza la gran multiplicación del pan que dura hasta el fin de los tiempos: él es el pan de vida capaz de saciar sobreabundantemente a toda la humanidad y de darle el sustento vital: el Verbo de Dios, que es carne y también pan para nosotros, a través de la cruz y la resurrección. Sobre el sepulcro de Jesús resplandece el misterio de la Eucaristía.
Mañana, Sábado Santo, será día de recogimiento y oración. La Vigilia Pascual, presidida por nuestro Obispo, se podrá seguir en directo a través de Televisión de Castellón y el canal diocesano de Youtube, a partir de las 20 horas de la tarde, finalizando antes del toque de queda de las 22.00 horas.
En este segundo viernes solidario promovido por Acción Católica General, se nos propone ayunar por los pobres en este tiempo de pandemia. Se nos sugiere un tiempo de oración por tantas personas que viven en situación de pobreza, así como reflexionar por cómo la pandemia ha podido agravar su situación de vulnerabilidad.
Siguiendo el modelo de ayuno propuesto por ACG, hoy intentemos alimentarnos sin superar 3€ de coste, con lo que ahorremos de gasto, hagamos limosna porque siendo austeros y gastando lo mínimo, podremos, no solo ponernos en la situación de quienes la austeridad forma parte de su día a día, sino que nos ayudará a destinar la cantidad que consideremos a alguna causa solidaria relacionada con las situaciones concretas sobre las que hemos orado y reflexionado. Podemos incluso hacerlo a través de cualquiera de las páginas webs que las entidades sociales de la iglesia ponen a nuestra disposición para facilitar los donativos.
A través del ayuno, la limosna y la oración, Acción Católica nos sugiere «aceptar la invitación a dejarnos reconciliar con Dios, para convertirnos en nuevas criaturas y poder irradiar su misericordia en medio de los hermanos, en medio de la gente.
Hoy, Acción Católica nos sugiere las siguiente lectura:
Deuteronomio 24,17-22 No defraudarás el derecho del emigrante y del huérfano ni tomarás en prenda las ropas de la viuda (…) Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla, déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda (…) Cuando varees tu olivar, no repases las ramas; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda (…) Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos; déjaselos al emigrante, al huérfano y a la viuda (…)
MAGISTERIO DE LA IGLESIA: Evangelii Gaudium, 187 Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los pobres (…) Escuchar el clamor del pobre (…) Hacer oídos sordos a este clamor, cuando nosotros somos los instrumentos de Dios para escuchar al pobre, nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto.
El próximo viernes, 19 de febrero, los obispos valencianos se unirán en oración por los enfermos, los difuntos y el fin de la pandemia, en la Basílica de la Virgen de los Desamparados (Valencia).
El cardenal arzobispo de Valencia, D. Antonio Cañizares, presidirá una Eucaristía que será concelebrada por el obispo de Orihuela- Alicante, monseñor Jesús Murgui; el obispo de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López, y el obispo de Tortosa, monseñor Enrique Benavent, a cuya diócesis pertenecen localidades del norte de la provincia de Castellón. Tendrá lugar a las 10,30h de la mañana tras el rezo del Santo Rosario ante la Virgen de los desamparados a quien pedirán protección y amparo para todos los afectados por la crisis sanitaria en la Comunitat Valenciana. Ambas celebraciones serán retransmitidas por la Ocho Televisión.
De esta forma, la diócesis de Valencia y las diócesis de Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Tortosa, se unirán con dolor pero con fe y esperanza para ofrecer la Eucaristía en sufragio por todas las víctimas y personas afectadas por la crisis sanitaria y por todas las familias.
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