Desde Vila-real ha salido hoy un camión con gran tonelaje con destino a Ucrania, cargado con 33 pallets que contienen cajas de alimentos, ropa, medicinas y material sanitario. Se trata de todo el material recogido durante estas semanas por varias parroquias, asociaciones y otras entidades de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Es una campaña que ha puesto en marcha la Iglesia, gracias a la Delegación diocesana para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso, por la comunidad greco-católica ucraniana y por Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón. Concretamente se va a destinar a Cáritas Ivano-Frankivsk, diócesis del P. Sergiy Znak, párroco para la Comunidad greco-católica Ucraniana en Segorbe-Castellón.
El pasado lunes, después de la hora del almuerzo, el alumnado de infantil, primaria y secundaria se volvió a reunir en el patio para formar un gran símbolo de la paz. Además, cada uno de los alumnos y alumnas que formaron el símbolo, levantaron una cartulina amarilla o azul para formar en el símbolo la bandera de Ucrania. Este es uno de los muchos gestos y dinámicas que, a lo largo de estas semanas, se llevan a cabo en las diferentes etapas.
Dinámicas como murales por la paz o tutorías que sirven a nuestro alumnado para empatizar y sensibilizarse por esta lacra que es la guerra de Ucrania en particular, pero aplicable a todas las demás que en estos momentos se dan lugar en el mundo.
El pasado lunes, el alumnado de infantil, primaria y secundaria se reunieron en el patio para formar la bandera de Ucrania para pedir por la paz. Una vez formado el símbolo, alumnos de cada etapa leyeron un manifiesto por la paz y guardaron un minuto de silencio por todas las víctimas.
Después del emotivo minuto de silencio, todo el profesorado y alumnado rezaron un Padrenuestro pidiendo por el fin de la violencia y de la guerra, siguiendo el ejemplo del Papa Francisco, que recientemente también pidió por la paz.
El pasado domingo, día 20 de marzo, tuvo lugar en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Benicàssim la celebración de la Divina Liturgia greco-católica por los ucranianos que huyen de la guerra en su país, a la que acudieron alrededor de 50 refugiados.
Según ha informado el párroco, desde la semana pasada unas 80 mujeres con sus hijos están viviendo en el Albergue Argentina de este municipio, y unas 30 personas más en el Hotel Orange. D. Luis Oliver, las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret y los fieles de la parroquia les han ofrecido su asistencia y su acompañamiento espiritual.
Cabe indicar que nuestro calendario litúrgico es diferente del calendario de la Iglesia latina, y el Evangelio de ese día era Marcos 2, 1-12. La celebración estuvo presidida por el Párroco para la Comunidad greco-católica ucraniana en Segorbe-Castellón y Tortosa, D. Sergiy Znak.
Hubo mucha emoción y llamadas a la concordia, y según ha explicado D. Sergiy, “el tema de la homilía fue sobre el ejemplo de los amigos que llevan al paralítico a Cristo, para poder orar por otras personas, nos sean familiares o no”. El evangelista Marcos “nos muestra en el Evangelio las dos naturalezas de Cristo; la divina, que perdona los pecados y sana, y la humana”.
“También en este momento difícil, cada uno de nosotros debe esforzarse en la oración y el ayuno para atraer hacia nosotros la misericordia de Dios, para que la paz llegue lo antes posible y todos podamos regresar a nuestros hogares”, indica el sacerdote.
Son palabras de ánimo de la Madre Ángela, Superiora General de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret que desarrollan su misión en 13 países de 5 continentes diferentes: África, Asia, Australia, Europa y América del Norte. Uno de esos países es Ucrania con casas en Cherson (Diócesis de Odesa), dos casas en Kiev y una en Zhytomyr (Diócesis de Kiev-Zhytomyr), en Gniewan (Diócesis de Kamieniec-Podolski), y una más en Browary (Diócesis de Kiev-Zytomierz). La misión en Ucrania estuvo precedida de mucho discernimiento hasta que en septiembre de 2014, siendo la Hermana Jana Zawieja (ahora en Benicàssim) la Superiora General de la Congregación visitó Ucrania junto con las dos Superioras Provinciales de Polonia, estableciéndose una nueva unidad administrativa en la Región de San Miguel Arcángel en Ucrania.
Desde que estallara la guerra, las hermanas siguen unidas en oración y, fieles a su carisma, atendiendo y ayudando a las familias que lo necesitan. Hasta allí llegan las palabras de ánimo y consuelo de la Superiora General que nos presenta la situación actual de las 14 hermanas que todavía permanecen en Ucrania. A pesar de la tragedia provocada por la guerra, las hermanas no cesan en prestar su servicio allí donde un alma llora necesitada de alimento, techo, abrigo, e incluso consuelo,
Ucrania (carta de Madre Angela, Superiora General de la Congregación) 14 de marzo, 2022
Queridas Hermanas,
La mirada de casi todo el mundo está puesta en lo que está sucediendo en Ucrania. Como Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, nuestros corazones, pensamientos y oraciones también se centran allí. Me gustaría daros a conocer cuál es la situación de nuestras hermanas en este conflicto.
Las catorce hermanas que quedaron en Ucrania me momento están a salvo. Hay momentos tranquilos, pero también hay momentos en los que los enfrentamiento suceden tan cerca que se oyen perfectamente, las hermanas siempre están alerta por si suenan las alarmas por ataque o bombardeo. Así nos lo contó la hna. María Beata Wilk, la superiora regional: «Nuestra situación es bastante incierta. No sabemos lo que sucederá mañana o esta misma noche. Por eso tratamos de vivir al día».
Las hermanas de Kiev y Brovary todavía pasan la noche en los sótanos de los monasterios o iglesias cercanos. Durante día y noche, las hermanas ayudan a las familias y a los niños que se alojan con ellas en los refugios. La gente viene y va constantemente, y siempre hay alguien nuevo, incluidos refugiados de otras partes de Ucrania.
Las hermanas de Zhytomyr (oeste de Ucrania) ayudan a desempaquetar y distribuir productos de ayuda humanitaria que les llegan a través de Caritas. Todas las noches, las hermanas rezan el rosario en directo, vía zoom, reuniendo a más de 100 personas, familias y comunidades de Ucrania, Polonia, Bielorrusia, Italia, Francia, EE. UU…. tal vez incluso más. Esto parece ser una fuente de fortaleza y esperanza para muchos.
En Gnievan (cerca de Kiev), las hermanas siguen dedicando sus días a ayudar y apoyar a los afectados por la guerra. Por la noche, también duermen en el edificio parroquial, donde se sienten más seguros.
Gracias a Dios, las familias de nuestras hermanas ucranianas también están bien. La mayoría se quedaron en Ucrania, aunque al menos una familia fue evacuada a Polonia, donde se alojan con nuestras hermanas en uno de nuestros conventos.
También resultó providencial la presencia de las hermanas que estuvieron en Ucrania y ahora están en Polonia. Por ejemplo, una de ellas ayuda en la frontera acompañando a grupos de refugiados a lugares seguros, ayuda con la traducción, luchando contra la desinformación y ofreciendo su presencia para escucharles y acompañarles espiritualmente. También asiste en la organización de la ayuda humanitaria enviada a Ucrania. Otra hermana ayuda en Rabka, donde hay niños evacuados de un orfanato, y una tercera hermana se encuentra en Komańcza, muy cerca de la frontera con Ucrania.
Queridas hermanas, aunque la guerra en Ucrania es ciertamente una terrible tragedia que causa mucho dolor y sufrimiento, también hay muchos signos de amor y esperanza que brotan de este trágico evento . Vemos en nuestra Congregación cómo nuestras hermanas han estado a la altura de las circunstancias y buscan en todo momento formas de ofrecer apoyo a quienes lo necesitan desesperadamente. Así que me gustaría compartir con vosotras una simple pincelada de lo que está sucediendo.
Nuestra primera y más fuerte respuesta a esta crisis es la oración. En todos los países donde nuestras hermanas están presentes, hay intensas oraciones por el fin de la guerra, incluso en lugares tan lejanos como Australia o Filipinas. Mucha gente reza el Rosario, se celebran muchas Misas, se celebran Horas Santas y vigilias nocturnas de oración, y las hermanas se reúnen cada día con mucha gente (incluso con estudiantes de nuestras escuelas) para rezar por la paz.
Las hermanas de Bielorrusia, conmocionadas por estos hechos, también ayunan y oran fervientemente todo el día por el fin de la guerra. En una de sus conventos cercano al aeropuerto militar, las hermanas sufren profundamente, sabedoras de que los aviones que oyen son aviones rusos que se dirigen a Ucrania. Como dijo una de las hermanas: «Es aterrador y estamos llorando junto al pueblo ucraniano».
Una de las trágicas consecuencias de la guerra es la enorme cantidad de refugiados obligados a huir de sus hogares, separando casi siempre a esposas e hijos de los padres que se quedaron para defender su país. Para aliviar este sufrimiento, familias de refugiados fueron acogidas en nuestros conventos de Polonia: Komańcza, Cracovia, Lublin, Ostrzeszów, Poznań, Rabka, Varsovia y Żdżary. Los miembros de la Asociación de la Sagrada Familia también acogieron a familias de refugiados. Otras comunidades e instituciones en los Estados Unidos, Francia e Italia también han expresado su disposición a aceptar refugiados si surge la necesidad.
Las comunidades que no pueden aceptar refugiados por sí mismas intentan ofrecer asistencia de otras formas, incluso comprando artículos, como alimentos y ropa de cama, para otras instituciones. Varias hermanas trabajan como voluntarias en estaciones de tren y otros centros de refugiados en Cracovia y Varsovia. Se están haciendo esfuerzos para ayudar a las madres de estas familias a encontrar trabajo o alojamiento permanente.
Para los niños alojados en varios centros temporales, las hermanas organizaron actividades, incluidas clases de polaco. Los niños ucranianos fueron admitidos en nuestras guarderías y escuelas en Częstochowa, Gdynia, Kalisz, Cracovia, Łuków, Poznań y Varsovia. También en Kalisz, los niños forman parte incluso de las actividades de oratorio.
Nuestras instituciones están constantemente recolectando artículos de primera necesidad. En muchas de nuestras escuelas y guarderías se recogen ropa, medicinas, alimentos, artículos de higiene y pañales. Ya han llegado camiones de Polonia a Ucrania y se han enviado paquetes a Polonia desde EE. UU. También se enviaron rosarios a los soldados para brindarles apoyo espiritual.
Las donaciones de dinero provienen de escuelas, hospitales y parroquias para ayudar tanto a Ucrania como a los refugiados que llegan a Polonia. Por ejemplo, algunas escuelas en Estados Unidos han recaudado fondos de manera creativa al animar a que los estudiantes hagan una donación y además vengan a la escuela vestidos de azul y amarillo en apoyo a los niños y al pueblo ucraniano. Muchos de nuestros monasterios también han hecho donaciones, e incluso algunas hermanas a título personal han donado parte de la pequeña paga que reciben.
Además, las hermanas utilizaron varios medios a su disposición para compartir información sobre las necesidades de nuestras hermanas y la nación ucraniana con quienes les rodean, incluso a través de las redes sociales y reuniones parroquiales. Algunas incluso acudieron a las instituciones nacionales para pedir un mayor apoyo a Ucrania.
Queridas hermanas, como mostró Jesús a través de la cruz, sólo el amor puede vencer al mal. Por eso os agradezco ser instrumentos del amor de Dios. Agradezco a cada hermana y comunidad por todas sus oraciones y esfuerzos. Esto ha sido sólo una pincelada, sería imposible mencionar todas las buenas acciones y sacrificios que habéis realizado en esta carta. Solo quiero daros una visión general del bien que se estado haciendo. Sin embargo, Dios que lo sabe y lo ve todo, seguramente bendecirá cualquier esfuerzo en modos que tal vez nunca sepamos.
Finalmente, me gustaría compartir la reflexión de la hna. María Beata: “Esperamos que esta guerra termine lo antes posible. Confiamos en que Dios nos protegerá y que todavía podremos servir a la Iglesia en Ucrania. Gracias por vuestras oraciones, contamos mucho con ellas”.
La Comisión diocesana reunida el pasado martes en el Palacio Episcopal de Castellón quiere, en primer lugar, agradecer las campañas de parroquias y movimientos diocesanos ante la llamada realizada con urgencia para ayudar a Ucrania y la generosidad mostrada por todos los diocesanos. Insistimos en que cualquier acción para el envío de material o la acogida de refugiados debe estar canalizada a través de esta comisión creada por el Sr. Obispo al efecto, que será el único cauce diocesano de gestión en esta situación. Para ayudar eficazmente es necesario que las administraciones autonómicas y locales, entidades sociales y organismos no gubernamentales, estén coordinados para articular y encauzar las iniciativas solidarias, identificando los recursos necesarios y la disponibilidad para la ayuda.
Damos a conocer la situación actual:
El material recibido hasta la fecha se está clasificando y etiquetando en ucraniano para su envío a Cáritas Ivano Frankivsk (Ucrania) con la que está en permanente contacto Cáritas diocesana de Segorbe-Castellón.
De la cantidad económica recogida se han enviado 30.000 € a Cáritas española con destino a Cáritas Ucrania.
Ante una posible necesidad de alojamiento temporal de refugiados, estamos estudiando los diferentes lugares que puede ofrecer la Diócesis a su llegada.
Se está realizando un seguimiento de las viviendas cedidas por particulares y las condiciones de las mismas como alojamiento de los refugiados que puedan llegar a la Diócesis.
Siguen abiertas las siguientes cuentas para canalizar la ayuda económica:
CAIXABANK: ES42 2100 8929 9213 0150 1196
CAJAMAR: ES20 3058 7346 4927 2000 2177
Para más información, dudas o sugerencias, se puede contactar en el teléfono 964 255 521 o través del mail refugiados@caritas-sc.org
Agradecemos de nuevo la generosidad y colaboración de todos, junto a la oración constante implorando el fin de la guerra y nuestra comunión afectiva y efectiva con los ucranianos que viven en nuestra diócesis.
Nada más estallar la guerra en Ucrania, y fieles a su carisma, las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret de Benicàssim, en solidaridad con miles de familias rotas, con los refugiados que huyen de la barbarie y son acogidos en países vecinos, y por las comunidades que la Congregación Polaca tiene tanto en Ucrania como en países que hacen frontera con la zona del conflicto bélico, se han unido en oración «por la paz».
Cada martes, en la Capilla del convento de Benicàssim, los fieles se unen en oración con las hermanas conscientes de la fuerza que tiene la oración y también por la necesidad de unirse espiritualmente con aquellos que sufren que si bien, no mitigan su dolor, se sienten arropados, tal como nos dice el Papa Francisco en su mensaje para esta Cuaresma, «con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra». Un mensaje que nos invita a «no cansarnos de hacer el bien» porque, «a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos«.
Bajo ese convencimiento, cada martes, a través de la oración personal y, también en comunidad como hacen las hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret con los fieles de Benicàssim que las acompañan, suenan con eco las palabras del Santo Padre en su mensaje y renuevan fuerzas porque «Dios da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. […] Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas». Y con la oración se mantienen unidas a sus hermanas en Ucrania, quienes piden «oración para no perder la fuerza y seguir asistiendo a quienes las necesitan».
Hace unos días entrevistábamos a la familia Rubio Millán, una familia de nuestra Diócesis enviada a la misión por la Iglesia a Ucrania. Son David Rubio y María Millán, de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castellón, en la que desde hace 24 años forman parte de la 4ª comunidad del Camino Neocatecumenal.
Ellos, junto a sus 9 hijos – Israel, Josué, David, Juan, Pablo, Francisco Javier, María, Cecilia y Gloria – se acostaron el jueves 24 de febrero tras una jornada en la que todo transcurrió con normalidad, y se despertaron la madrugada del viernes 25 tras estallar dos bombas muy cerca de su hogar. La familia logró huir y llegar a Castellón. Atrás quedan, al menos de momento, 12 años de misión en el país del este europeo.
El Obispo les ha recibido esta mañana para agradecerles el trabajo misionero desarrollado. Han hablado de la situación actual de Ucrania y, según han explicado, D. Casimiro les ha trasladado mucho ánimo y su cercanía, también su oración por la paz en este país, que sufre la barbarie de la guerra.
“Estamos muy desbordados”, reconoce el párroco de San Jaime Apóstol de Oropesa, D. José Miguel Sala, muy agradecido por la masiva respuesta al llamamiento realizado para enviar toda clase de productos básicos a Ucrania.
Con el material recibido a lo largo de esta semana por las voluntarias que la Cáritas Parroquial se han llenado tres camiones. Se trata de ropa, productos de higiene, medicamentos y alimentos, que se han organizado y distribuido por cajas.
Según ha explicado el párroco, ello ha sido posible “gracias a la generosidad de los fieles y a la labor encomiable del voluntariado de Cáritas”, que, “en coordinación con el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento, se entregará todo el material recogido a la Embajada de España en Ucrania”.
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