Don Casimiro: «Santa Genoveva Torres recibió el carisma para acompañar a las personas que sufrían soledad»
Monseñor López Llorente ha celebrado la Santa Misa en la Iglesia de los Santos Juanes de Almenara en honor de Santa Genoveva Torres Morales, de la que ha afirmado que recibió el don de Dios para acompañar a las personas que sufrían soledad y abandono. Un carisma – ha recordado a las Hermanas del Sagrado Corazón y de los Santos Ángeles- «que no pertenece al pasado, ya que tiene una actualidad permanente en nuestro tiempo. Solo hay que afinar, como lo supo hacer nuestra santa, la antena de la fe y de la sensibilidad religiosa para percibir tanta soledad que se sufre en nuestro tiempo». Una enfermedad, la soledad, muy actual: «Somos una sociedad de individualistas que, pese a estar interconectados a través de la tecnología, estamos cada vez más solos, sin dialogar, sin abrir el corazón», ha recalcado.
Don Casimiro también se ha referido a la necesidad de encontrarse con el Niño-Dios, que ha nacido para darnos su paz y su justicia, la esperanza y la fuerza en nuestro caminar. Él desea que nos dejemos llenar del amor y de la misericordia de Dios en nuestra vida. «En Navidad nace Dios, nace El Salvador que nos lleva a la vida en plenitud, que nos lleva a la santidad, a la que estamos llamados todos, cada cual según sus circunstancias. Ese encuentro personal es necesario para dejarnos salvar por Él; es decir, ser hijo de Dios en su hijo, llegar a la perfección del amor: vivir ese don que Dios nos da en la persona de su hijo», ha manifestado.
Asimismo, el Obispo de Segorbe-Castellon ha destacado la misericordia como tercera virtud necesaria. Dios se encuentra con nosotros también a través del pobre y del necesitado para que acojamos su amor amando a aquellos que salen a nuestro encuentro. Acogiendo el amor de Dios, en ese Niño que nos ha nacido en Belén, ha señalado, «acogemos a los hermanos también en su misericordia porque Dios sufre con nosotros, se compadece, para que le imitemos y hagamos lo mismo con nuestros prójimos. Eso es lo que fue aprendiendo Genoveva, de rodillas ante la Eucaristía, de rodillas ante el Sagrado Corazón de Jesús, en su devoción a la Virgen: el ser compasiva y misericordiosa con las personas frágiles, necesitadas, especialmente con aquellas que sufrían soledad».
Por otra parte, Monseñor López Llorente ha glosado la figura de la santa para que, a través de ella, «El Señor nos indique el camino a seguir en nuestra vida como cristianos». Santa Genoveva Torres Morales nació el 3 de enero de 1870 en Almenara y, al día siguiente, era bautizada. Aquí comenzó a dar los primeros pasos en la fe. Si bien no pudo acudir a la escuela siempre, nunca faltó a la doctrina cristiana, a la catequesis para –poco a poco- encontrarse con El Señor. Quedó huérfana de padre cuando tenía un año y de madre cuando tenía 8, por lo que tuvo que coger las riendas de su casa con su hermano. A los 12 años tuvo la fatalidad de que le amputaran una pierna. Pero todo ello no fue obstáculo, más bien al contrario, para que fuera configurándose en Cristo crucificado en la cruz. Más tarde fue a Valencia, a la Casa de la Misericordia, donde surgió su vocación religiosa; pero dadas sus limitaciones no fue acogida.
Dios, sin embargo, tiene sus caminos y quiso que al acoger a dos personas viudas, que sufrían la soledad, fuera surgiendo el Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón y de los Santos Ángeles. Una realidad que fue creciendo hasta extenderse por todo el mundo. Santa Genoveva se trasladó a Zaragoza, donde encomendó su alma al Señor el 5 de enero de 1956. Su fama de santidad hizo que Juan Pablo II la proclamara santa el 4 de mayo de 2003.s
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