María Castell, misionera diocesana en Estonia: «La oración es lo que me mantiene en toda esta situación»
María Castell Falomir tiene 37 años y es de Castellón. Nació en el seno de una familia cristiana, que le ha transmitido la fe desde pequeña, y es la cuarta de seis hermanos, uno de ellos ya en el Cielo. Pertenece al Camino Neocatecumenal en la parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón, y desde el 7 abril del 2019 es misionera en Tallin (Estonia).
La población de Estonia es mayoritariamente no practicante. Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el último censo de población (2011), sólo el 29% de la encuestados se declararon practicantes religiosos, y el 54% de las personas señalaron expresamente que no practican ninguna religión. Se estima que hay alrededor de 7.000 católicos en todo el país.
¿Cómo vives las noticias que te llegan desde España?
Pues la verdad es que, sobre todo al principio, lo viví con cierta preocupación, y en estos momentos la distancia se hace un poco más difícil. Cuando me llegan noticias de gente que conozco que se ha puesto enferma por el virus o que muere, en esos momentos me entra tristeza por no poder hacer nada y no poder estar ahí, pero al mismo tiempo sé que lo único que puedo hacer es rezar, y es lo único que me da consuelo, porque es una situación que por más que quiera, no puedo controlar. No está en mis manos. Sé que si no conociera a Jesucristo, a mí esta situación me desbordaría.
¿Cómo es la situación actual en Estonia?
En estos momentos, la situación de aquí no es tan grave como la que se está viviendo en España o en Italia, pero aún así se tomaron medidas desde el principio. El 13 de marzo ya anunciaron que se cerraban los colegios y universidades, en principio hasta el 1 de mayo, y también que debíamos estar en cuarentena en nuestras casas. Pero al mismo tiempo si que está permitido que una persona sola pueda dar algún paseo, siempre que sea por los bosques o en espacios abiertos, o si son dos personas deben estar a dos metros de distancia; por la calle si que está prohibido que salgan juntas. A día de hoy ya han cerrado también los centros comerciales, tiendas, etc…
¿Cómo estás viviendo tu fe durante este tiempo?, ¿cómo estás viviendo la Cuaresma?
La verdad es que, para mí, esta Cuaresma está siendo un desierto. Un desierto en el que estoy sola con el Señor, «sola a Solo», y en el que Él quiere encontrarse conmigo, aunque en alguna ocasión intento huir de este encuentro, porque lo que me presenta cada día, muchas veces no me gusta, y me hace ver mi debilidad y lo que sale de mí. Aunque es verdad que me está regalando tener una intimidad con Él como nunca la había tenido. Muchos tiempos de oración, la Misa todos los días a través de internet, y el Señor se hace presente cada día en medio de este desierto a través de la oración, de la Palabra.
Mi fe en este tiempo se ve reconfortada porque hay muchas personas rezando por mí y porque el Señor me está concediendo el poder rezar todos los días, y la oración es lo que me mantiene en toda esta situación. Tengo mis momentos de bajón por toda la situación en España y por no poder ver en estos momentos a los demás hermanos de la misión, a los niños a los que les doy clases… en definitiva, por no poder llevar el ritmo de vida que llevaba. Pero también veo como el Señor me ayuda en el día a día, a dejarlo todo en sus manos. Lo único que le pido cada día es poder aceptar su voluntad.
¿Cómo está viviendo esta situación la Iglesia de Estonia?
Nosotros, como misión, hace semanas que tenemos las celebraciones por internet vía Skype, la Misa todos los días, y eso hace que estemos unidos en la oración.
A mitad de marzo, el obispo de Estonia, D. Philippe Jourdan, emitió un decreto indicando que los sacerdotes debían celebrar la Santa Misa en privado, sin la asistencia de público, igual que hizo D. Casimiro.
¿Un mensaje de esperanza?
Que de todo esto que de primeras no nos gusta, seguro que el Señor sacará algo bueno. Yo lo veo como un regalo que tiene un envoltorio feo, pero que dentro seguro que hay algo bueno para todos, aunque ahora no lo veamos. Y que Él quiere hacer Pascua con nosotros aunque esta Cuaresma sea diferente a las otras. No quiere hacer nuestra Pascua, la que nosotros teníamos proyectada, sino que quiere hacer SU PASCUA, que es mucho mejor que la nuestra. ¡¡Ánimo!! Rezo por vosotros.
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