Daniel y Ana, familia misionera en Budapest: “La Iglesia es la única que puede dar esperanza ante este sufrimiento”
Daniel Tortosa y Ana Rubert, junto a sus nueve hijos (Daniel, María, Pablo, Andrés, Lucas, Miguel, Ana, Isabel y Ester), son una familia en misión ad gentes en Budapest (Hungría) desde hace 8 años. Él tiene 38 años y es arquitecto técnico, ella tiene 40 años y es pedagoga. Pertenecen a una comunidad neocatecumenal de la parroquia de Nuestra Señora de la Merced de Burriana.
¿Cómo vivís las noticias que os llegan desde España?
Por una parte con mucha preocupación, sobre todo por las personas mayores, y la distancia siempre nos hace vivir con incertidumbre, además hemos sufrido por familiares ingresados por coronavirus, que lo han pasado mal. Pero por otro lado sabemos que Dios es nuestro Padre, y que como tal nos cuida y ayuda, estamos en sus manos.
¿Cómo es la situación actual en Hungría?
Es bastante más tranquila que en España. Supongo que es porque se actuó con mucha antelación, en parte por la forma que tienen los húngaros de enfrentarse a la enfermedad, por ejemplo, si un niño en el colegio tiene un poco de fiebre, enseguida el médico le da la baja y le envía una semana a casa.
Aquí, ante los primeros casos se cerraron los colegios, y a mi -contesta Daniel- me dieron la oportunidad de realizar teletrabajo. Actualmente hay alrededor de 3000 contagiados y 350 fallecidos.
¿Cómo está viviendo esta situación la Iglesia húngara?
La Iglesia húngara ha obedecido en todo momento a las autoridades. En el momento que el presidente de Hungría prohibió las reuniones, el cardenal de Budapest tomó las medidas oportunas y la dolorosa decisión de cerrar los templos.
Nosotros, como misión ad gentes, suspendimos inmediatamente todas las celebraciones y reuniones. La comunidad comenzamos a reunirnos virtualmente para rezar juntos. La fortuna que tenemos es poder vivir toda esta situación perteneciendo a la Iglesia, lo que nos permite y ayuda a vivir este acontecimiento con esperanza.
¿Cómo estáis viviendo vuestra fe durante este tiempo?
Evidentemente, nuestro deseo y oraciones se dirigen, sobre todo, por el fin de la enfermedad y los que sufren, pero este tiempo de convivencia y de vida en familia lo estamos viviendo como una gracia. Los niños se están portando muy bien y pueden ir haciendo las clases online. Para el matrimonio está siendo un tiempo maravilloso, y el Señor nos está regalando el poder disfrutar de la familia, estar juntos, comer todos juntos.
Nos están ayudando mucho las misas online de varios sacerdotes que conocemos, a través de Youtube, Instagram, de la televisión… Las vemos todos los días, participamos junto a nuestros hijos y hacemos la comunión espiritual, lo que nos reconforta a todos. Tenemos muchísimo tiempo para hablar, sobre todo de esta situación que estamos viviendo desde la visión cristiana, y sabemos que no es casualidad que nos haya tocado vivirla en medio de la Cuaresma y de la Pascua.
La Pascua la hemos preparado en casa con mucha ilusión. Preparamos un Vía Crucis con los niños, en el que cada estación tenía un dibujo que colorearon ellos, y se las explicamos. Además, todos los días sobre las 12h realizamos una videollamada con la familia, rezamos el Ángelus y el Rosario, oraciones a las que se unieron nuestros hijos sin tener que animarles a ello. Estoy muy agradecido y el Señor nos ayuda a vivir este tiempo en familia como un regalo.
¿Un mensaje de esperanza?
La Iglesia es la única que puede dar esperanza a todas las personas ante este sufrimiento, que vivido con el Señor tiene un sentido, permitiendo descansar y esperar en Él, siendo testigos de su amor, que nos perdona los pecados y que quiere ser uno con nosotros. La muerte ha sido vencida. Este es el mensaje de esperanza que nos ha transmitido la Iglesia a nosotros y es lo que podemos transmitir a los demás.
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