El Consejo Diocesano de Pastoral trabaja «en unión a Cristo» para salir con esperanza a la misión
Esta mañana se ha reunido, en el Seminario Mater Dei, el Consejo Diocesano de Pastoral, el órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis.
La sesión comenzaba a las 10.30 de la mañana en la Capilla con la oración, y al finalizar, se daba paso al inicio de la sesión con la elección del nuevo secretario del CDP, resultando elegido D. Mauro Soliva, así como a D. Jorge Andreu como miembro laico del Consejo Permanente.
A continuación se ha procedido a la aprobación de la sesión anterior, celebrada el 18 de junio pasado. Cabe recordar que en aquella ocasión, el plenario abordó, entre otros asuntos, la necesidad de favorecer la presencia y acción pastoral en los pueblos más pequeños de la Diócesis y durante la sesión se pusieron en común las actitudes necesarias para implementar esa acción pastoral.
Una vez aprobada el acta ha tomado la palabra Mons. Casimiro López Llorente, quien, en su intervención ha recordado la «buena y gozosa participación en la reflexión diocesana» como etapa preparatoria al Sínodo de los Obispos y que ha supuesto conocer «la situación en la que está nuestra Iglesia diocesana para saber qué se nos pide cómo Iglesia». En este sentido, se ha referido a la situación actual a nivel social, cultural y también espiritual que nos lleva, ha resaltado, «a hacer una lectura desde la Palabra de Dios y guiados por el Espíritu Santo».
Ha recordado que «vivimos un momento privilegiado por coincidir con el Año Jubilar Diocesano», lo cual supone «un año de gracia para hacer esta lectura y crecer en comunión y salir a la misión». Se ha referido así a la «necesaria conversión al Señor» pero también, ha dicho, «una conversión a la vocación propia de cada uno incluyéndonos también a nosotros por el Ministerio que hemos recibido, para así renovar nuestra pastoral y la fuerza necesaria para asumir la misión».
Estas son las coordenadas sobre las que ha de trabajar el Consejo Diocesano de Pastoral, ha destacado D. Casimiro, refiriéndose también a las palabras que el Papa Francisco dijo en la reciente Jornada del DOMUND, recordando que la misión es de carácter comunitario pues «fueron enviados de dos en dos para ser sus testigos». En este sentido, la Iglesia «nos envía y nos sustenta en la unión» y, en ello hay que enmarcar el Plan diocesano y caminar juntos hacia el objetivo específico desde «la comunión con el Señor y entre nosotros para cumplir la misión que no es otra que anunciar el Evangelio y a Jesucristo para que todos se dejen transformar por la gracia de Dios».
El Obispo tampoco ha pasado por alto las asignaturas pendientes que hay que seguir superando. Así se ha referido al «individualismo en la vivencia de la fe y también en el ministerio pastoral». En este sentido ha vuelto a recordar la necesidad de que «las parroquias estén en sintonía con la Iglesia diocesana, pues la eclesialidad se pierde si no existe ese vínculo».
También ha puesto en valor «el importante papel que tiene el Consejo Diocesano de Pastoral para conocer la realidad de nuestra Iglesia sirviéndonos de estímulo en la misión». La intervención del Obispo ha finalizado animando al trabajo y la reflexión de los grupos que se han reunido más tarde y poder presentar un borrador del Plan Diocesano ante el próximo Consejo Presbiteral».
Así se ha dado paso a la intervención del Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril quien ha reflexionado sobre los aspectos primordiales a tener en cuenta para elaborar el plan pastoral de los próximos cuatro años, así como para la programación pastoral del curso 2023-2024.
En este sentido el CDP ha trabajado, en grupos de reflexión, el objetivo general sobre el que ha de girar el plan pastoral y así definir la linea conductora que, de un modo u otro, marque cuál es la clave de comunión para los objetivos específicos. Para definirlos, los grupos han reflexionado sobre las acciones concretas y las actitudes a desarrollar, así como el timming de ejecución de las mismas. Todo ellos a la luz de los cuatro itinerarios marcados en el Congreso de Laicos (Madrid 2020) y teniendo como punto de partida las aportaciones de la reflexión en la fase diocesana del Sínodo de los Obispos.
De esta forma se ha incidido en «el primer anuncio» como manifestación explícita de la fe y el anuncio del Evangelio a quienes no conocen a Cristo; «el acompañamiento» de forma que se inicien procesos de acogida y maduración con aquellas personas que, en proceso de búsqueda, desean vincularse más fuertemente a la Iglesia; fomentar «la formación» al objeto de que se desarrolle una progresiva identificación personal con Cristo que de forma a toda nuestra vida, configurándola desde Él; y «la presencia pública», para, desde la formación, animar al compromiso de transformación evangélica de la realidad dando testimonio de la fe ante quienes no conocen a Cristo.
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