El Obispo administra el Sacramento de la Confirmación a cerca de 60 jóvenes y adultos en la Concatedral
«Cumple, Señor, en nosotros tu promesa: derrama tu Espíritu Santo para que nos haga ante el mundo testigos valientes del Evangelio de Jesucristo».
Mediante la imposición de las manos de nuestro Obispo, D. Casimiro, y con la unción del crisma, 10 jóvenes y 48 adultos pertenecientes a 16 parroquias de la Diócesis de Segorbe-Castellón han recibido esta tarde el sacramento de la Confirmación.
La celebración, organizada por la Delegación diocesana para la Catequesis y el Catecumenado, ha dado comienzo a las 19 h. en la Concatedral de Santa María, Castellón, acompañando a estas 58 personas sus párrocos, padrinos y madrinas, catequistas y familiares. Con la recepción del sacramento, enriquecidos estos jóvenes y adultos con la efusión del Espíritu Santo, han completado su Iniciación Cristiana, para lo que han estado preparándose durante un tiempo en sus respectivas parroquias.
Concretamente, son de San Juan Bautista de Cabanes (1); de San Mateo de Figueroles (2); de la Asunción de Nuestra Señora de l´Alcora (6); de San Bartolomé de Alfondeguilla (1); de Virgen del Carmen de Onda (3); de Nuestra Señora de la Asunción de Lucena del Cid (3); de San Jaime Apóstol de Oropesa (4); de San Miguel Arcángel de Altura (3); de San Vicente Ferrer (3) y de la Natividad de Nuestra Señora (3) de Almassora; de la Arciprestal San Jaime de Vila-real (5); de la Sagrada Familia (3), del Seminario Mater Dei (6), de San Vicente Ferrer (2), de San Miguel Arcángel (4), de Santa María (3), de San Pedro del Grao (1), y de San Francisco (5) de Castellón.
El Obispo ha recordado en la homilía las palabras pronunciadas en la oración colecta. «Cumple, Señor, en nosotros tu promesa: derrama tu Espíritu Santo para que nos haga ante el mundo testigos valientes del Evangelio de Jesucristo».
El Señor es quien hoy “viene a nuestro encuentro para iluminar nuestra vida, para alimentarnos en nuestro peregrinaje, para donaros la plenitud del Espíritu Santo”, “si Cristo Jesús no hubiera resucitado nuestra celebración no tendría sentido, nuestra condición de cristianos tampoco, y seríamos los más desgraciados del mundo”, ha dicho.
El Señor resucitado “nos va a llenar hoy de su Espíritu, del amor de Dios, de la fuerza de Dios”, y para ello es importante “creer personalmente que ha resucitado por ti y por mí, porque de lo contrario recibiréis el Espíritu Santo, pero no calará en vuestro corazón, no quedaréis transformados, iluminados, fortalecidos…”, ha señalado.
«Se llenaron todos de Espíritu Santo»
Cercanos a la solemnidad de Pentecostés, el Obispo ha indicado como hoy se hace presente lo que vivieron los apóstoles, que estando encerrados en el cenáculo por miedo a los judíos reciben la paz del Señor, la alegría y el Espíritu Santo, desvaneciéndose las preocupaciones, los miedos y creyendo de verdad que Jesús había resucitado. El Obispo, sucesor de los apóstoles, es el eslabón que une un acontecimiento y otro.
El Señor cumple su promesa de enviarnos el Espíritu Santo, ha recordado D. Casimiro, y lo recibimos “para que nos haga a todos testigos valientes del Evangelio de Jesucristo, para que quedéis fortalecidos en vuestra condición de cristianos y no os avergoncéis nunca de decir que creéis en Cristo Jesús, que sois miembros de la Iglesia”, y “para que donde os encontréis, con vuestras palabras y con vuestras obras, deis testimonio de la gran noticia de Dios para toda la humanidad, que no es otra que Cristo Jesús”.