Monseñor López Llorente: «Santa Genoveva fue un ángel que transmitía la cercanía de Dios»
Monseñor López Llorente ha presidido la celebración eucarística que ha conmemorado esta tarde en los Santos Juanes de Almenara, el 150 aniversario del nacimiento de santa Genoveva Torres Morales. El obispo de la Diócesis -tras saludar al párroco de la localidad, Sergio Mendoza, al vicario general, Javier Aparici, al presidente del cabildo catedralicio, Federico Caudé, al resto de sacerdotes concelebrantes, a los diáconos, a la madre general y a las hermanas Angélicas, así como a las autoridades y a los familiares de la santa- ha manifestado que la santa «fue instrumento de Dios para las personas solas y necesitadas de amor, de consuelo y de cuidados en su cuerpo y en su espíritu; un ángel que transmitía la cercanía de Dios, cuyo fundamento fue la adoración reparadora a la Eucaristía desde el que desplegaba su apostolado, lleno de humildad y de sencillez, de abnegación y de caridad».
«Ella se sentía amada en el Amado», ha continuado. Un amor que le llevaba «a la entrega de sí misma para gastarse hasta la muerte por las mujeres solas y abandonadas». Una vida que no tiene, quizá, nada de especial, salvo los frutos de santidad. Porque «la historia de la Iglesia se nutre siempre de los testigos entregados al amor de Dios y a su voluntad, que se hace entrega a los hermanos, en especial a los más necesitados en quienes ven al mismo Cristo, como lo hizo Genoveva» (…).
El Señor miró a este «Ángel de la Soledad» y la llenó de su gracia, que se hizo itinerario espiritual de santidad. Desde entonces, enriquece a nuestra Iglesia diocesana ya que se ha convertido en fermento evangélico. Damos gracias por la humildad y entereza, por la fortaleza y la entrega, por la caridad y santidad de Genoveva (…). Una mujer humilde, tanto por su origen como por su cultura, que solía repetir: «todo lo vence el amor», que la llevó a consagrar su vida al servicio de las mujeres que sufrían soledad, a remediar su desamparo y la necesidad en las que se encontraban, atendiéndolas material y espiritualmente, construyendo un verdadero hogar.
Don Casimiro también se ha referido al camino de santidad que nos muestra santa Genoveva, en el que día a día tenemos que «aprender a desprendernos de nosotros mismos para estar a disposición del Señor para lo que necesite de nosotros en cada momento». Solo quien da su vida genera esperanza y amor. Es la aparente paradoja de nuestra fe. «Al celebrar este 150 aniversario del nacimiento de este ‘Ángel de la Soledad’ -ha concluido- pedimos por nuestra Iglesia diocesana, que nos conceda la gracia de la renovación espiritual para caminar por las sendas de la santidad como lo supo hacer nuestra primera santa».
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