Recorremos Tierra Santa junto a los fieles de la Parroquia de La Asunción de La Vall d’Uixó
Un nutrido grupo de fieles han peregrinado a la tierra de Jesús
La tierra que vio nacer, vivir, morir y resucitar a Jesucristo ha acogido a un nutrido grupo de fieles de la parroquia de Ntra. Sra. de La Asunción, en La Vall d’Uixó, que peregrinaron a Tierra Santa recientemente. Acompañados por el párroco D. Marc Estela, han podido vivir con la misma intensidad que narran las Sagradas Escrituras, los acontecimientos que cambiaron la historia de la humanidad, y visitar los lugares en los que acontecieron.
Así, Caná de Galilea fue la primera parada de la peregrinación. En el mismo lugar donde Cristo realizó el primer milagro convirtiendo el agua en vino, los esposos peregrinos pudieron renovar sus promesas matrimoniales. Allí todo el grupo, se unió en oración por aquellos otros de la parroquia, que ya descansan junto al Padre.
En el mismo lugar donde María recibió el anuncio del Ángel, los peregrinos visitaron la casa donde vivió María y rezaron el Ángelus junto a los Padres Franciscanos. En la casa de José, donde vivió y trabajó la Sagrada Familia, dieron gracias a Dios por el don de la familia y rezaron, especialmente, por todas las de la Parroquia. Pudieron revivir la transfiguración de Jesucristo bajo la quietud y el silencio del Monte Tabor en una jornada que estuvo cargada de fe.
Dejándose encontrar por Jesucristo, de la mano de San Pedro, visitaron el monte de las Bienaventuranzas y el lugar donde se produjo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, paseando también a orillas del lago, visitando también la ciudad de Cafarnaún donde Jesús vivió en la casa de Pedro, predicó en su sinagoga y obró varios milagros. Frente a las ruinas de la ciudad de Magdala, pudieron conocer el manantial de la vida de Pedro, Pablo y María Magdalena, que no es otro que Cristo.
Desde Nazaret hasta Belén, recorrieron el mismo camino que tomaron José y María, y visitaron el lugar donde María daría a luz al Salvador y rezar en la Basílica de la Natividad donde sigue resonando la buena noticia que llena de alegría el mundo entero. En el trayecto también pudieron renovar la gracia que se nos concede a todos el día de nuestro bautismo en el mismo río Jordan donde fue bautizado el Señor.
Junto a Jesucristo, entraron triunfantes en Jerusalén, y tras visitar la Iglesia de la Ascensión y del Padrenuestro, rezaron el oficio de Laudes en el mismo lugar en el que Jesús, conmovido, lloró ante la ciudad Santa. También hubo ocasión para rezar en silencio en la Basílica de la Agonía situada en el huerto de los olivos y visitar la Iglesia en la que los hermanos ortodoxos conservan la tumba de la Virgen. Se unieron a Cristo en el mismo lugar donde estuvo encarcelado, así como el Cenáculo, lugar donde instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, y donde después de su Resurrección, tuvo lugar la efusión del Espíritu Santo a los apóstoles, reunidos con María.
Frente al muro de las lamentaciones rezaron por la tan deseada paz y desde el punto exacto del pretorio de Pilato acompañaron al Señor por la Vía Dolorosa al Señor, recorriendor las calles de la ciudad vieja de Jerusalén meditando cada una de las estaciones del Vía Crucis.
Ya en la Basílica del Santo Sepulcro, y no exentos de emoción, visitaron la capilla de la crucifixión y el Edículo del Sepulcro, donde Jesús venció la muerte. Emaús fue la última parada, y lugar donde tuvieron la oportunidad de revivir la misma experiencia de los discípulos a los que Cristo salió a su encuentro viendo renacer el entusiasmo de la fe, el amor a la comunidad, y la necesidad de comunicar la buena nueva, dando testimonio de todo lo vivido durante la peregrinación.
Los peregrinos han participado diariamente en las Eucaristías que ha celebrado el párroco, D. Marc Estela en lugares tan emblemáticos como la Basílica de la Encarnación, donde “el Verbo se hizo carne”; a orillas del lago de Galilea, donde Pedro manifestó su amor a Cristo; en Jericó; o en el mismo ‘Cenaculin’ donde, de forma especial, pidieron por todos los sacerdotes, y acompañaron al párroco en la renovación de las promesas del día de su ordenación sacerdotal.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!