Cientos de niños y jóvenes participan en el XX Encuentro Diocesano de Infancia Misionera
Celebrado este sábado en Segorbe en el contexto del Año Jubilar
La campaña de Infancia Misionera que se ha celebrado durante este mes de enero por ser el mes de la misiones, culminaba este sábado en nuestra Diócesis. Segorbe fue el centro neurálgico de esta especial celebración en el contexto del XX Encuentro Diocesano de Infancia Misionera en el que cientos de niñas y niños, y también jóvenes de diferentes parroquias de la Diócesis, peregrinaron a la Catedral para celebrar el Año Jubilar Diocesano.
Bajo el lema de este año «Uno para todos y todos para Él», la Delegación Diocesana de Misiones, organizó una jornada que arrancó en el Seminario Diocesano de Segorbe. Tras la acogida por parte de D. Salvador Prades, Delegado Diocesano de Misiones, niñas y niños, jóvenes, catequistas y padres disfrutaron de la actuación de Nandet que fue el deleite de los más pequeños.
A continuación y como viene siendo habitual en este año de celebración Jubilar, la Capilla del Seminario, que en esta ocasión se quedó pequeña, acogió el acto de preparación de la peregrinación desde donde todo el grupo partió en procesión hacia la Puerta Santa de la Catedral.
Tras cruzar la Puerta Santa, cumplieron con la parada en la Pila Bautismal y frente al Sagrario, dando comienzo posteriormente la Eucaristía.
¡Qué alegría ver a tantas niñas y niños de tantos lugares para celebrar el Jubileo Diocesano en la S.I. Catedral!. Fueron las primeras palabras del Obispo de Segorbe-Castellón durante la homilía que, en esta ocasión, la realizó a los pies del Altar junto a los más pequeños. Y es que la jornada de este sábado se vivió con especial júbilo y alegría pues el Encuentro Diocesano de Infancia Misionera hacía dos años que no se podía celebrar como consecuencia de la pandemia.
D. Casimiro se refirió al significado de los ritos que se cumplen durante la peregrinación jubilar, desde el camino que se recorre partiendo del Seminario, hasta el Sagrario donde los peregrinos se encuentran con Jesucristo. Y lo hacemos «juntos» dijo el Obispo, «representando a la Iglesia peregrina del Señor de toda la Diócesis».
Explicó del mismo modo el motivo de unirse en la Catedral «por ser la casa de toda la comunidad diocesana». En una homilía que también lo fue de diálogo con los más pequeños, nuestro Obispo recordó la entrada por la Puerta Santa que representa a Jesús «para encontrarnos con Él y a través de Él formamos parte de la Iglesia». Así, las niñas y niños pudieron renovar su Bautismo como signo, dijo el Obispo, «del día que pasamos a formar parte de la familia de Jesús».
El signo de que Jesús no nos dejó solos es la Eucaristía, recordó también D. Casimiro, y en la celebración recordamos su misterio pascual y, aludiendo al lema de este año recordó que «se dio para todos» muriendo por todos en la cruz «para que todos lo que crean en Él tengan vida eterna».
De la celebración de la Eucaristía, D. Casimiro explicó los tres elementos representativos: el altar, que representa a Jesús; el ambón desde donde se proclama la Palabra de Dios; y la sede episcopal, donde se ubica el Obispo como sucesor de los apóstoles, enviados por Jesús para, en su nombre, anunciar el Evangelio.
Nuestro Obispo concluyó invitando a todos a participar en la misión encomendada por Dios, también a los más pequeños que tras la celebración eucarística, fueron también enviados a misión.
La Jornada continuo con la comida y la actuación musical del grupo del Colegio de la Consolación de Castellón y la oración de envío.