La Delegación de Familia y Vida junto con la fundación Desarrollo y Persona han puesto en marcha el taller de educación afectivo sexual «Aprendemos a amar» para niños de entre 12 y 14 años.
Este curso de dos sesiones impartido por María Luísa Olmos ha proporcionado a técnicas a los jóvenes para conocerse mejor, descubrir la sexualidad como dimensión positiva de la persona y ser conscientes de las propias necesidades de afecto y de la conveniencia de establecer relaciones interpersonales basadas en una madurez afectiva. Durante estas sesiones también se han trabajado las nuevas emociones y sentimientos que surgen durante la pubertad y favorecer el diálogo padres-hijos como pilar fundamental.
El propio Papa Francisco dice “Sí a la educación sexual”, en uno de los apartados de su Exhortación Apostólica sobre la Familia, “La alegría del amor” (Amoris Laetitia) (AL, 280). Los niños y los adolescentes, conforme avanza la edad, y teniendo en cuenta su progreso psicológico, hay que informarles sobre la sexualidad de las personas, la cual es una “educación para el amor, para la donación mutua”. De este modo el lenguaje de la sexualidad no se ve empobrecido, sino iluminado”.
Lo importante en la educación sexual es “enseñarles un camino en torno a las diversas expresiones del amor, al cuidado mutuo, a la ternura respetuosa, a la comunicación rica de sentido. Porque todo eso prepara para un don de sí íntegro y generoso” que desembocará en el compromiso de entrega total de los cuerpos en el matrimonio