Hay tiempos fuertes en que podemos experimentar especialmente la gracia y la misericordia de Dios en nuestra vida y en la vida de nuestra Iglesia. Dios nunca nos abandona; pero hay momentos en que Él nos llama con más fuerza a abrir nuestro corazón a su presencia para acoger los dones que quiere derramar sobre nosotros. Hoy deseo referirme a dos de estos momentos en la actualidad: la ‘visita ad limina apostolorum’ (a las tumbas de los Apóstoles) en Roma, que he realizado en enero junto con los Obispos de las Provincias eclesiásticas de Valencia, Tarragona y Barcelona, y el próximo Año Jubilar diocesano.
La visita ad limina han sido cinco días intensos de oración y de encuentro, de convivencia y de trabajo en organismos de la curia romana; cinco días que nos han fortalecido en la fe apostólica, en la comunión con el Papa y entre los Obispos, en la sucesión apostólica y en el propio ministerio episcopal. Ha sido un acontecimiento de gracia, en que hemos experimentado la presencia viva del Señor en nuestra Iglesia y que nos alienta a salir a la misión. Especialmente intensos han sido la concelebración de la Eucaristía y la oración en cada una de la Basílicas Mayores, y el encuentro con el Santo Padre, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la Iglesia.
La Eucaristía ante los restos de San Pedro en la Basílica de su nombre ha sido una gracia singular; sentí como, a través de mi persona, nuestra Iglesia diocesana se unía a Pedro, la roca firme sobre la que Jesús edificó su Iglesia y que el Señor resucitado sostiene por la acción del Espíritu Santo; recité el Credo apostólico en nombre de toda la Diócesis y pedí para todos nosotros al Señor por intercesión de Pedro firmeza y perseverancia en la fe apostólica. Similar experiencia tuve en la Santa Misa ante los restos de Pablo en su Basílica extramuros; le pedí a Dios que, como al Apóstol de los gentiles, nos conceda la gracia de vivir unidos en la comunión con Cristo y la fuerza para anunciar sin desmayo el Evangelio, también en la dificultad y la persecución; en una palabra, le pedí que, unidos en la comunión con el Señor, nos dejemos renovar por el Evangelio y salgamos a la misión de llevar a todos, la alegría, la belleza y la verdad del Evangelio. En la Eucaristía en la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral del Papa como Obispo de Roma y la iglesia madre de todas las catedrales, se hizo visible y fortaleció la comunión de nuestra Iglesia de Segorbe-Castellón con la Iglesia universal. Y, finalmente, en la Basílica de Santa María la Mayor, puse bajo su especial protección el próximo Jubileo diocesano.
El encuentro con el Papa quedará para siempre en mi corazón. El Santo Padre se mostró cercano, sencillo, como un hermano y, a la vez, como un padre y maestro en la fe. Pudimos preguntarle con total libertad. Muchos fueron los temas tratados en las dos horas y media de encuentro. El Santo Padre respondió a todas las cuestiones planteadas. Y nos alentó a seguir proponiendo a Cristo y el Evangelio, y a hacerlo con misericordia, cercanía y ternura. Me sentí confirmado en la fe y alentado en el ministerio episcopal.
De otro lado, el viernes de la semana pasada presentábamos los actos del próximo Año Jubilar Diocesano. Nuestro Jubileo es un Año de gracia de Dios para toda nuestra Iglesia diocesana, y lo será si ya nos vamos preparando.
Por ello os exhorto a volver nuestra mirada a Dios para abrirnos a su presencia amorosa en nuestra Iglesia diocesana. Dios nos precede y acompaña siempre. Cristo Jesús ha resucitado y actúa en y entre nosotros por la fuerza del Espíritu Santo. ¡No tengamos miedo! Demos gracias y alabemos a Dios Padre, fuente de todo bien personal y comunitario, por todos los dones recibidos a lo largo de estos casi ocho siglos de historia y por el don de nuestra Iglesia diocesana. Cada uno está invitado a recordar con gratitud a Dios y avivar los dones recibidos personalmente de Él: la fe, el bautismo, la vocación, los carismas o el ministerio.
Cultivemos de modo especial el encuentro personal con Jesucristo vivo y presente en su Palabra, en la Eucaristía, en su Iglesia, en los pobres y necesitados. Pidamos el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos. La conversión implica reconocer el propio pecado ante un amor que nos sobrepasa, y, a la vez, la sincera disponibilidad para iniciar, con la ayuda de la gracia, una vida renovada que nos lleve al gozo de la comunión fraterna y universal.
Os invito de corazón a celebrar el sacramento de la Penitencia, que recibimos en la Iglesia y nos reconcilia con ella, para devolverle su belleza y profundizar en nuestra pertenencia a ella. La indulgencia plenaria que nos ofrece la Iglesia en este Jubileo nos purificará y ayudará para la renovación personal y comunitaria, pastoral y misionera. Cultivemos el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe, para trabajar y posibilitar que todos vivan como hermanos nuestros y como hijos predilectos del Padre.
Dios nos ofrece un tiempo de gracia para crecer en la comunión para salir a la misión.
Con motivo del Año Jubilar por el 775º aniversario de la Sede Catedralicia de Segorbe y el impulso del Cabildo Catedral, la Capilla Musical de la Catedral recupera la antigua rogativa medieval “O vere deus” de la Seo, conservada en los fondos musicales del Archivo Catedralicio. Un patrimonio inmaterial de enorme valor que plasma a la perfección la fe y las devociones populares seculares propias de los primeros tiempos de nuestra diócesis.
La pieza musical medieval ha llegado hasta nosotros, transcrita en gregoriano y ampliada con un motete a cuatro voces, gracias al músico segorbino José Gil Pérez (1715-1762), maestro de capilla de la Catedral desde el año 1754 hasta 1762, habiendo comenzado su formación como infantillo (1726-1732) y mozo de coro (1732-1742). Discípulo de José Conejos Ortells, Gil fue el gran renovador de la música en la Sede Segobricense, con la inclusión de grandes instrumentaciones en las composiciones corales.
La rogativa consistía en un canto repetitivo que pedía salud, paz y agua del cielo a través del sencillo y majestuoso texto latino cantado, que debió causar un gran impacto a través de los caminos y sendas que atravesaban el territorio del río Palancia. La comitiva procesional popular estaba encabezada por una bandera de grandes dimensiones, para ser vista y seguida desde la lejanía por todos los asistentes, la cruz procesional, el Sr. Obispo y el Cabildo de la Catedral, tal y como se realizó, por ejemplo, el 12 de marzo de 1805, ante la sequía que asolaba los campos del obispado.
El martes santo de este 2022 se celebrará una Eucaristía de apertura del Año Jubilar Diocesano que marcará el inicio de los actos programados con motivo de tal importante efeméride. Así lo confirmaba nuestro Obispo, Mons. D. Casimiro López Llorente en el acto de presentación que se celebró el pasado viernes en la Capilla de El Salvador de la S.I.Catedral de Segorbe. El 12 de abril coincide con la fecha en la que el Papa Pío IV, mediante la bula, Pie Postulatio, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre.
De aquí a entonces, «es importante preparar nuestros corazones para acoger la Gracia que el Señor derramará en este Año Jubilar», aseguraba nuestro Obispo en Herrera y Mediodía COPE Más Castellón. La participación de todos, como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, contribuirá a arraigar el sentimiento de pertenencia a lo que somos, «una porción del Pueblo de Dios». De esta forma, peregrinar a nuestro origen facilitará la necesaria «conversión personal y renovación de nuestra fe y de nuestra vida cristiana, así como de nuestra vida comunitaria en nuestras parroquias, porque así se avivará la comunión con Dios y con nuestros hermanos y saldremos con fuerza, ilusión y esperanza a la misión». Esta es la tarea que, en palabras de D. Casimiro, «nos encomendó entonces el Señor y que nos encomienda ahora porque en la Iglesia diocesana es donde actúa y se hace presente la Iglesia de Jesucristo».
El anuncio de la celebración ha sido destacado en diferentes medios de comunicación, que se han hecho eco de la noticia recogiendo los detalles de los actos que, la Comisión para la celebración del Año Jubilar, ha programado a tal efecto.
La 8 TV resalta la necesidad de incidir en el mensaje de la Iglesia y ahora también del Papa Francisco en pro de la causa misionera. Del mismo modo, el Periódico Mediterráneo, hace alusión a las conferencias que con diferentes temáticas (histórica, teológico-litúrgica y pastoral) se ofrecerán a lo largo del año, así como a la exposición itinerante y las peregrinaciones de los arciprestazgos al origen de la sede espiscopal. Por su parte, Castellón Diario, recoge las palabras de nuestro Obispo que animan a la participación en el Año Jubilar «para crecer juntos como Pueblo de Dios».
Fuera del territorio episcopal, la Linterna de la Iglesia, se hacía eco del objetivo y la finalidad de la celebración y otros medios, como es el caso de Andalucía información o Viva Sevilla, destacan la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria.
Esta mañana, nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha presidido el acto de presentación del Año Jubilar con motivo del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe (1247/2022), y, por ello, del nacimiento de nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón.
En la rueda de prensa, que se ha celebrado en la Capilla de El Salvador de la Catedral de Segorbe, ha intervenido también D. Federico Caudé, deán de la Catedral, que ha dado la bienvenida a los medios de comunicación y a todos los asistentes, y ha contextualizado históricamente la efeméride que se va a celebrar. Por otra parte, D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y presidente de la Comisión Diocesana para el Año Jubilar ha explicado de forma general el programa de actos organizado para su celebración. Ha moderado D. Héctor Gozalbo, Delegado Diocesano para los Medios de Comunicación.
Es un Año de Gracia de Dios que debemos aprovechar espiritual y pastoralmente, una ocasión especial para “hacer memoria agradecida del pasado, de purificación y renovación personal, comunitaria y pastoral en el presente que nos aliente a salir a la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, para llevar a todos la alegría del Evangelio”, decía el Obispo al inicio del presente curso, cuando presentó la Carta Pastoral con motivo de este jubileo que comenzará el día 12 de abril de 2022, Martes Santo, y que será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia.
Finalidad
La finalidad, recordemos, es dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos, pedir perdón por nuestros pecados e infidelidades, favorecer la conversión personal y comunitaria, propiciar la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana, fortalecer la comunión eclesial, y caminar juntos favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana según la propia vocación, ministerio o carisma para ser una Iglesia en salida, evangelizada y evangelizadora.
Lema
“Crecer en la Comunión para salir a la Misión”. Este es el lema elegido para vivir con intensidad este Año y cumplir el objetivo de crecer juntos como Pueblo de Dios, siguiendo la exhortación de la Carta Pastoral de D. Casimiro: “La tarea de la misión de nuestra Iglesia corresponde a la Iglesia entera, a cada uno de los bautizados conforme a su vocación, a su carisma y su estado en la Iglesia –laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes- y a cada una de las comunidades cristianas. Nuestra Iglesia entera –miembros y comunidades- estamos llamados a ponernos en estado de misión y comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal con Jesucristo y da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
En cuanto a la programación, la Comisión para el Año Jubilar Diocesano ha preparado un amplio calendario de actos y eventos con los que celebrar debidamente esta efeméride, y que nos ayudarán a hacer experiencia de Iglesia diocesana. Entre ellos contaremos con exposiciones, eucaristías, peregrinaciones, cadenas de oración, conferencias, convivencias, vigilias, encuentros y jornadas de formación.
Durante el transcurso del acto, el Obispo ha recordado que “el origen de la Iglesia no está en uno mismo, sino en Dios”. “Como hijos de Dios, como bautizados, debemos recordar el pasado siempre dando gracias para vivir el presente y mirar con esperanza al futuro”, ha puntualizado.
El logotipo
La imagen visual para conmemorar esta efeméride trata de visualizar la cátedra del Obispo a través de una interpretación del báculo.
Báculo: creado a partir del palo o asta original que acompaña al Obispo. El cayado o voluta se forma a partir de la tipografía utilizada para la numeración, concretamente a partir del semicírculo que se forma con el “5”, acompañado de la Cruz, que simboliza a Cristo como cabeza de la Iglesia. Este mismo elemento, pero dispuesto en ángulo diferente, forma la “S”en alusión a la “Sede” de “Segorbe”.
Color: la tonalidad utilizada, el rojo, en la variedad burdeos, lo es para otorgar notoriedad a la efeméride. Representa el Amor de Cristo y su Pasión.
Proyecto de Viviendas de Alquiler Social «Betania»
También se ha presentado el Proyecto de Viviendas de Alquiler Social «Betania», que se pone en marcha con motivo del Año Jubilar diocesano con el objetivo de buscar el acceso a un alquiler razonable para personas con unos ingresos mínimos, a través de la mediación en el alquiler por parte de Cáritas Diocesana.
Mañana, viernes día 28 de enero, la Capilla de El Salvador de la S.I. Catedral de Segorbe acogerá el acto de presentación del Año Jubilar Diocesano con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe.
La rueda de prensa, que dará comienzo a las 12 h., estará presidida por Mons. D. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Se explicarán todos los detalles de esta importante efeméride, cuáles son los objetivos de la celebración, así como la programación de actos organizados a tal efecto. Intervendrá también D. Federico Caudé, deán de la Catedral, que dará la bienvenida a los asistentes, así como D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y presidente de la Comisión Diocesana para el Año Jubilar, que explicará con más detalle dicho programa.
Cabe recordar que el Año Jubilar Diocesano con la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria fue concedido por el Papa Francisco en junio del año pasado. Comenzará el 12 de abril de 2022, y será clausurado el 16 de abril de 2023.
Antes de nada os deseo un feliz Año Nuevo. A cada uno os digo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Nm 6, 24. 26). Con estas palabras de bendición de los sacerdotes sobre el Pueblo de Israel invoco sobre todos la bendición del Señor para el nuevo año, a fin de que sea para todos un tiempo de gracia, de prosperidad espiritual y material y de paz. Especialmente le pido a Dios por el fin de la pandemia del Covid-19, que tanto dolor y angustia está provocando en todo el mundo, sobre todo entre los más pobres. En estos momentos de obscuridad en tantos órdenes de la vida fijemos nuestra mirada en el Niño-Dios. Él es la Luz que ilumina nuestros caminos por este mundo. Él es la Esperanza que no defrauda. En la pandemia, en las dificultades económicas, en la enfermedad e incluso en la muerte, Dios está con nosotros. El vino y se quedó entre nosotros y con nosotros. Con Él podemos contar siempre para que no nos dejemos llevar por la desesperanza, la tristeza y el desaliento.
El Niño-Dios es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Él está en medio de nosotros y camina también con nosotros, la Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón. En este año vamos a poder experimentar su presencia en el Jubileo Diocesano, verdadero año de gracia del Señor. Además, providencialmente, la próxima semana -del 10 al 15 de este mes de enero-, voy a peregrinar a Roma para hacer la Visita ad limina junto con otros Obispos. Voy a Roma como vuestro Obispo. Decía San Cipriano, que ‘el Obispo está en la Iglesia, y la Iglesia en el Obispo’. Por lo tanto, en mi persona, nuestra Iglesia diocesana peregrinará a las raíces apostólicas de nuestra fe. Os tendré muy presentes en mi corazón a todos cuantos formáis conmigo esta Diócesis de Segorbe-Castellón.
‘Visita ad limina’ significa visita a los umbrales de las basílicas o a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en Roma. Es una tradición muy antigua que los obispos peregrinen a Roma para expresar la comunión en la misma fe y en la misma misión apostólica en torno al Vicario de Cristo, el Papa, sucesor de San Pedro. Actualmente, los obispos residenciales hemos de ir cada cinco años a Roma en visita ad limina para venerar los restos de los Apóstoles Pedro y Pablo y encontrarnos con el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, hoy el Papa Francisco. La visita es, pues, expresión de nuestra unidad y comunión en la tradición apostólica.
Para mí, como vuestro Obispo, es una ocasión privilegiada para acrecentar mi responsabilidad de ser sucesor de los Apóstoles y para fortalecer mi comunión con el Sucesor de Pedro, que es el principio visible de la unidad de toda la Iglesia. Y, a través de mi persona, nuestra Iglesia diocesana podrá consolidar los vínculos de comunión en la fe, en los sacramentos, en la disciplina y en la misión con la Iglesia de Roma y así con toda la Iglesia del Señor Jesús. Voy a Roma con un hondo sentimiento de fraternal y filial comunión hacia el Santo Padre y hacia toda la Iglesia para reforzar los lazos de la fe, la esperanza y la caridad.
Durante estos días, los obispos tendremos momentos de oración y de celebración, de encuentro y de trabajo. Celebraré la Eucaristía, junto con otros obispos, ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo; en ellas daré gracias a Dios por todos vosotros y le pediré por intercesión de los Apóstoles que nos mantenga firmes en la fe apostólica y en la misión del anuncio del Evangelio. Lo mismo haré en nuestra oración a la Virgen María en la visita a la basílica de Santa María, la Mayor.
Un momento muy especial de esta visita días será el encuentro con el Papa Francisco. En él os haré presentes a todos ante el Santo Padre, a quien tendré la oportunidad de exponerle la situación de nuestra Diócesis con sus gozos y esperanzas, con sus problemas y dificultades. El Papa Francisco, con su habitual cercanía, seguro que nos alentará a renovarnos para crecer en comunión y salir juntos a la misión ppara seguir anunciando la alegría del Evangelio. Habrá que estar bien atentos a los acentos pastorales, que el Papa nos indique para el momento presente.
Y, finalmente, los encuentros con los responsables de Organismos de la Curia Romana servirán para el intercambio fraterno de experiencias pastorales y para el enriquecimiento mutuo.
Como muestra de comunión en la caridad ofreceré al Santo Padre en nombre de todos vosotros un donativo especial para las necesidades de la Iglesia universal. Orad a Dios durante estos días para que esta visita ad limina dé abundantes frutos de renovación espiritual y pastoral en toda nuestra Iglesia diocesana.
Ayer tuvo lugar el último encuentro entre nuestro Obispo, D. Casimiro, con los sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal de los arciprestazgos de la Diócesis.
La semana pasada se llevaron a cabo dos reuniones, con el Arciprestazgo de Castellón Norte y con el de Burriana, y la última se celebró ayer con el de la Costa.
El Arciprestazgo de Castellón Norte, del que D. Joaquín Muñoz es el Arcipreste, comprende las parroquias de El Salvador, Ntra. Sra. del Carmen, la Sagrada Familia, S. Juan Bautista de Pueblo Seco, la Basílica Mare de Déu del Lledó, Santa María, la Iglesia Purísima Sangre, San Cristóbal y Santo Tomás de Villanueva.
El Arciprestazgo de Burriana, del que D. Pedro Miguel Cid es el Arcipreste, comprende Ntra. Sra. del Carmen del Puerto de Burriana, Alquerías de Sta. Bárbara, Alquerías del Niño Perdido, y María Auxiliadora, Ntra. Sra. de los Desamparados, El Salvador y Ntra. Sra. de la Merced de Burriana.
Y el Arciprestazgo de la Costa, del que D. Albert Arrufat es el Arcipreste, comprende el Grao de Castellón, la Ribera de Cabanes, Oropesa del Mar, Benicàssim y Torreblanca.
D. Casimiro presentó la Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar diocesano por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. Un Año de gracia que nos ayudará a toda la comunidad diocesana a crecer en la comunión, a sentir la Iglesia diocesana como propia a fin de amar y servir a nuestra Madre, la Iglesia de Segorbe-Castellón.
También presentó la Reflexión Diocesana, que estamos llevando a cabo de forma armónica junto la Fase Diocesana del Sínodo de los Obispos, para que mirando al Señor y la situación concreta en que nos encontramos -la realidad con los nuevos retos que nos plantea-, busquemos las necesidades y prioridades pastorales, y definamos los caminos para impulsar juntos la evangelización y renovación misionera.
La Catedral Basílica de Segorbe acogió ayer la celebración de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, patrona de la ciudad episcopal. Fue presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, y solemnizada por la Capilla Musical bajo la dirección de D. David Montolío.
Cabe indicar que, tradicionalmente, en España, el color litúrgico azul-celeste está reservado para tan señalada solemnidad, es el color del Misterio de la Concepción Inmaculada.
En la homilía, D. Casimiro exhortó a bendecir a Dios “en este día en el que celebramos la concepción de la Virgen María, de la estrella de la mañana, la salud de los enfermos, el refugio de los pecadores”, ella es “la elegida para ser Madre de Dios y Madre nuestra”.
Este Misterio también “nos recuerda dos verdades fundamentales de la fe cristiana: el pecado original, por una parte, y la victoria del Señor sobre el pecado y la muerte, por otra”, indicó. En relación al pecado original, “hay muchos que no lo entienden, lo consideran como una fábula, algo de tiempos pasados, impropio del hombre moderno”, sin embargo, “todos vemos la existencia del mal y la tendencia del hombre al mal”, y como cristianos “debemos preguntarnos: ¿de dónde procede el mal?”. “La muerte entró en el mundo por envidia del diablo, que, rebelándose contra Dios, engañó también a los hombres”, explicó el Obispo.
Para devolvernos Dios a nuestra dignidad original “fue elegida la Virgen, amada, querida, agraciada para ser Madre del Redentor, Aquel que reordenase las cosas y restableciese lo roto por el pecado, la relación con Dios y con los hombres, la relación con uno mismo y con la creación”. Ella, elegida por pura gracia, “deja a Dios ser grande en su vida, y por eso se convierte en la más grande de la historia humana después del Señor”.
María es modelo de la Iglesia, y como ella, “todos estamos llamados a la santidad, a la perfección en el amor, acogiendo como ella la gracia de Dios día a día para que así nos dejemos renovar por el Señor”, también “en este tiempo en el que nos disponemos a celebrar un Año Jubilar diocesano”. Para ello, la Virgen “nos ofrece tres pistas, porque ella es la Mujer de la escucha, de la gracia y de la alegría esperanzada”.
Esta semana se han celebrado dos nuevos encuentros entre nuestro Obispo, D. Casimiro, con los sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal de los arciprestazgos de la Diócesis.
La primera de estas dos reuniones ha sido con el Arciprestazgo de Pla de l´Arc, el pasado martes, del que D. Óscar Bolumar es el Arcipreste. Comprende a la Vall d´Alba, La Barona, Borriol, Cabanes, La Pobla Tornesa, les Coves de Vinromà, La Torre d’en Doménec, Vilafamés, Sant Joan de Moró, la Serratella, Sierra Engarcerán, Benlloc y Vilanova d’Alcolea.
Y ayer tuvo lugar la segunda. En este caso con el Arciprestazgo de Segorbe y con el Arciprestazgo de Jérica. El arcipreste de Segorbe es D. Federico Caudé, y comprende Algimia de Almonacid, Geldo, Vall de Almonacid, Almedijar, Castellnovo, Altura, Chóvar, Navajas, Gaibiel, Matet, Segorbe, Azuébar, Soneja y Sot de Ferrer.
El Arcipreste de Jérica es D. Alexander Alzate, y comprende Fuente la Reina, Los Calpes, Villanueva de Viver, Barracas, El Toro, Benafer, Caudiel, Higueras, Pavías, Montán, Puebla Arenoso, Viver, Pina de Montalgrao, Bejís, Canales, Sacañet, Teresa, Torás y Jérica.
D. Casimiro presentó la Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar diocesano por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. Un Jubileo para el que todos debemos prepararnos volviendo nuestra mirada a Dios, profundizando en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre y haciendo memoria agradecida de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana. También cultivando el encuentro personal con Jesucristo, pidiendo el don de la conversión personal y comunitaria, cultivando el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe, y avivando nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia.
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