Ayer tarde se clausuró en la Iglesia Mayor de los Carmelitas Descalzos del desierto de las Palmas, el VI Retiro de Emaús para Mujeres adscrito a la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón.
Desde el pasado viernes hasta ayer tarde, algo más de 50 mujeres han participado en este Retiro en el que reviven el pasaje evangélico de San Lucas (24, 13-35) en el que recorren el camino que separa Jerusalén de una pequeña aldea llamada Emaús. En el trayecto se encuentran con un desconocido ante quien se presentan tristes y decepcionados. El desconocido no es ni más ni menos que el mismo Jesucristo, vivo y resucitado, a quien reconocen tras pronunciar la oración de bendición y partir el pan.
A este VI Retiro celebrado en nuestra Diócesis han acudido mujeres que, al igual que los dos discípulos que describe el evangelista, se sienten cansadas y decepcionadas. Algunas de ellas son mujeres alejadas de la fe por diferentes circunstancias, y otras, a pesar de que la practican, necesitan reforzarla. En todos los casos viven una experiencia única y personal que supone una transformación en tan solo 48 horas.
Así se vivió ayer tarde en la Eucaristía de Clausura que presidió D. Juan Carlos Vizoso, Rector del Seminario Diocesano Mater Dei, que ha asistido el Retiro. Ante familiares y amigos, la celebración fue reflejo del amor de Jesucristo que han recibido tal como expresaron tres de las participantes. El próximo retiro se celebrará del 27 al 29 de octubre
La parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Castellón acogió anoche la celebración de la “Vigilia Diocesana de Pentecostés”, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, en el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar. «Juntos anunciamos lo que vivimos» es el lema propuesto por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida para la Jornada de este año.
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Organizada por la Delegación Diocesana para los Laicos, se celebró la venida del Espíritu Santo, acogiendo el don del Espíritu de Dios a todos los hombres y mujeres de nuestra Diócesis. En Pentecostés la Iglesia, bajo el impulso del Espíritu Santo, inaugura la misión encomendada por el Señor de predicar el Evangelio hasta los últimos confines de la tierra. Precisamente la misión “es la tarea” fundamental del laicado, no una tarea más.
El Señor cumple su promesa y nos envía su Espíritu Santo, “sobre nuestra Iglesia diocesana, sobre nuestros corazones, nuestras parroquias, movimientos… para que nos fortalezca en la fe, y para que, sintiendo su presencia, juntos anunciemos lo que vivimos”, indicó el Obispo en la homilía.
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“Nuestros miedos, nuestros complejos, nuestras vergüenzas para anunciar a Cristo Jesús vivo, solo se superarán si nos dejamos encontrar por Él”, explicó, del mismo modo que les ocurrió aquel día a los apóstoles, que del miedo pasaron a la alegría tras el encuentro con el Señor resucitado.
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“Anunciamos a Cristo Jesús, a quien hemos visto, hemos odio y hemos experimentado”, “y lo que vivimos lo anunciamos”, recalcó D. Casimiro. Es el Señor resucitado, “para que todo el que crea en Él tenga vida, y vida en plenitud”.
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Para poder anunciar la Buena Noticia a los demás y predicar el Evangelio, “antes hay que estar con Él, dejarse empapar de su Palabra, de su amor, de su perdón, de su sanación, de la fuerza del Espíritu, que nos alienta a salir a la misión”.
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Por ello, “en este momento lo prioritario debe ser el Primer Anuncio, es decir, anunciar a Cristo Jesús, que ha dado su vida por amor a cada uno de nosotros, y así animar al encuentro con el Señor a otros, que se han alejado o que no lo conocen”, en este tiempo de indiferencia, de increencia, de falta de esperanza, de falta de amor y de falta de fe. Todos los bautizados, desde la comunión, “hemos de anunciarle a Él y a su Evangelio” por la fuerza del Espíritu, exhortó.
Tras la celebración de la Vigilia, los asistente cenaron en el Patio del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón, y pudieron disfrutar del concierto de uno de los mejores grupos de música católicos de España, “El árbol de Zaqueo”.
La parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Castellón, acogerá, el sábado 27 de mayo, la celebración de la “Vigilia Diocesana de Pentecostés”, presidia por nuestro Obispo, D. Casimiro.
Esta vigilia es una invitación a celebrar juntos la venida del Espíritu Santo, a acoger el don del Espíritu de Dios a todos los hombres y mujeres de nuestra Diócesis. En Pentecostés la Iglesia, bajo el impulso del Espíritu Santo, inaugura la misión encomendada por su Señor de predicar el Evangelio hasta los últimos confines de la tierra. Precisamente la misión “es la tarea” fundamental del laicado, no una tarea más. De ahí que la fiesta de Pentecostés sea la celebración del Apostolado Seglar, del laicado, el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.
En está ocasión tendrá lugar bajo el lema “Juntos anunciamos lo que vivimos”. Precisamente el Primer Anuncio va a ser el tema central del próximo curso en la Diócesis, de manera que culminar el curso diocesano con este tema, nos invita a preparar desde la oración el siguiente.
No obstante, “desde un primer momento, hemos querido que esta Vigilia vaya más allá del laicado. Queremos que sea la fiesta de la Diócesis, por lo que hemos unido fuerzas en su preparación laicado, sacerdotes y vida consagrada”, explica el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril. “Es fruto por tanto de comunión entre diferentes carismas, sensibilidades y vocaciones. Todos estamos invitados, es para todos”.
Además, tras su celebración habrá una cena en el Patio del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón, (cada uno lleva su cena y algo para compartir) y se podrá disfrutar del concierto de uno de los mejores grupos de música católicos de España, “El árbol de Zaqueo”.
El Nuncio de S. S. el Papa en España ha pedido «compromiso» a los sacerdotes, «confianza en el Señor» a la Vida Consagrada, y «anunciar la alegría del Evangelio» a los laicos
El Nuncio de S.S. el Papa Francisco en España, Mons. Bernardito C. Auza ha presidido esta mañana, en la Iglesia del Seminario Diocesano Mater Dei, una Eucaristía que marca el inicio de su agenda en la Diócesis de Segorbe-Castellón durante este fin de semana.
La visita responde a la invitación de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar mañana domingo en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe.
La importancia de la visita radica, precisamente, en la necesidad de comunión de nuestra Iglesia Diocesana con la Iglesia Universal. La oportunidad de agradecer personalmente al máximo representante de las diócesis españolas, y del Papa en España, la concesión de este Año de Gracia, es motivo también para mostrarle que la Iglesia de Segorbe-Castellón, está en camino, como nos pide el Papa, y sale, con renovado espíritu, a cumplir con la tarea evangelizadora.
La jornada de hoy, coincidiendo con la octava de Pascua, se ha iniciado con la Eucaristía. Así, a través de la Palabra de Dios, y de la comunión en Cristo, los asistentes se han preparado para el encuentro que el Nuncio ha tenido posteriormente con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, así como con la Comisión del Año Jubilar Diocesano, y con los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales.
La Eucaristía daba comienzo con las palabras de bienvenida y de agradecimiento de Mons. Casimiro López Llorente hacia el Nuncio de S.S. por el encuentro y a través de él con el Papa Francisco a quien representa en España y ante todas las Diócesis españolas con el fin de que «se fortalezcan los lazos de comunión de la Iglesia de Segorbe-Castellón con la Iglesia Universal a través del Santo Padre». El de hoy, ha dicho D. Casimiro, será un día de «acción de gracias al Señor a través de la Eucaristía que es la fuente, el centro y la cima hacia donde camina la Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón y cada uno de los que formamos parte de ella».
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Providencialmente la Palabra que se ha proclamado nos invitaba a todos, a través de San Marcos (16,9-15) a cumplir con la misión evangelizadora, y en esa misma Palabra ha basado su homilía Mons. Bernardito C. Auza en este sábado de la octava de Pascua. A través del Evangelio, el Nuncio Apostólico ha puesto de relieve «la Palabra que hoy dirige el Señor al colegio apostólico que pasan al colegio episcopal y también necesariamente a los colaboradores de los Obispos: los presbíteros».
Y lo ha hecho destacando la importancia del Seminario Diocesano Mater Dei como lugar de la celebración «por ser el espacio donde todo circula en torno a la tarea evangelizadora cuyo núcleo vital es la Eucaristía, de donde nace y se nutre la Iglesia». Así, se ha referido a la Eucaristía como «el principio y el fin de toda la acción de la Iglesia; el lugar donde se ilustra la mente, pero también se educa y se forma el corazón con la amistad y convivencia con Cristo».
El mensaje de Mons. Bernardito C. Auza se ha dirigido a los sacerdotes y seminaristas; a los representantes de los religiosos y religiosas, así como a la Vida Consagrada; y a la representación de los laicos presentes.
«Contad lo que hemos visto y oído«
En su mensaje a los sacerdotes y seminaristas, el Nuncio de S.S. se ha servido de la 1ª lectura (Hch. 4, 13-21) exhortándolos «a contar lo que hemos visto y oído, como advirtió Pedro, ante aquel Tribunal, inspirado por el Espíritu Santo, y en predicar la Divina Palabra sin disminuirla y darla tal como han recibido».
En este sentido ha invitado a los sacerdotes concelebrantes, a hacer del trato, de la intimidad y de familiaridad con la Palabra y con la vida del Señor, nuestra experiencia de vida cotidiana, porque sin la experiencia de Cristo es arriesgado entrar en un estado de vida que lo pide absolutamente todo». Se ha dirigido a ellos como «colaboradores esenciales del Obispo», invitándoles «a crecer en el amor a Cristo a través de la oración, de la práctica sacramental, la dirección espiritual y la convivencia sincera y fraterna, porque así también crece el interés por el conocimiento de la Iglesia Universal y Diocesana, y de todas sus necesidades y realidades».
En el contexto «de estos tiempos recios», ha agradecido el compromiso del Obispo y de los formadores en el acompañamiento y el camino de la formación hacia los seminaristas, animando a éstos a prepararse ante un futuro «que no es fácil». En este sentido ha recordado el mensaje de los Obispos en el Plan Pastoral 2021-2025 cuando se refieren a la sociedad actual como «una sociedad post-moderna líquida y voluble» que ha dejado atrás, aquella sociedad moderna «que buscaba la solidez en los grandes principios ideológicos y las grandes causas» en la que prima «la desconfianza en los vínculos humanos» que se deja llevar por «el individualismo y se caracteriza por relaciones efímeras en las que no se mantienen la lealtad ni el compromiso adquirido». Son tiempos líquidos, ha insistido, «en una sociedad líquida, donde el amor es líquido y el hombre es líquido porque solo quiere ser ciudadano del mundo sin ataduras ni en el amor, ni en la forma de vida». Y a este tipo de sociedad «ha de dirigirse nuestro compromiso en la formación», ha dicho.
Por ello, ha continuado, «los sacerdotes ordenados y quienes se preparan para el Ministerio sacerdotal deben de participar de la riqueza y la belleza del sacerdocio de Cristo, siendo conscientes que el sacerdocio ordenado es una llamada dentro de la llamada universal de un sacerdocio de todos los bautizados».
Se ha referido también a las enseñanzas de San Juan de Ávila como ejemplo de «predicar lo que recibía del Señor a través de la oración, desde el corazón; un hombre que escuchaba con la fe, miraba desde el amor, y predicaba con el corazón». Les ha exhortado a «permanecer generosos en el compromiso a su ministerio, testimoniando la misericordia de Dios en las tareas de cada día».
Mensaje del Papa Francisco
Depositar la confianza en el Señor
A las religiosas, religiosos y representantes de la Vida Consagrada que han participado en la Eucaristía, les ha alentado a depositar la confianza en el Señor. Ha puesto en valor la encomiable labor que realizan en beneficio de la Iglesia y de la sociedad en general en todas aquellas tareas y labores que realizan. Desde las diferentes congregaciones e institutos, ha dicho Mons. Bernardito C. Auza, «respondéis a la voz de la Iglesia que cuenta con vuestra entrega y vuestra fidelidad para asegurar el bien de la misma Iglesia y de las personas que se benefician de vuestra acción según vuestra vocación y carisma».
También ha recordado la próxima celebración de la 52ª Semana de la Vida Consagrada que se va a centrar en el déficit de esperanza en la Iglesia y en la sociedad, con el objetivo de dar respuesta a las muchas inquetudes manifestadas por los consagrados, ante la amenaza de extinción de algunos institutos de Vida Consagrada. En este sentido les ha agradecido «la insustituible labor» que realizan en la Iglesia de Segorbe-Castellón y, encomendado su tarea a la Virgen, les ha animado y alentado a mantener «el coraje para seguir adelante».
Es la hora de los laicos
También ha tenido palabras para los representantes del laicado de nuestra Diócesis: movimientos, asociaciones, apostolados y miembros de los Consejos parroquiales. Les agradecido, en nombre del Santo Padre, «su compromiso en la Diócesis colaborando y actuando con el compromiso de fe asumido en el Bautismo» así como por su participación en la convocatoria del Papa Francisco en el proceso sinodal.
Como miembros de la Iglesia, ha dicho, «los fieles laicos tenéis la vocación y la misión de anunciar el Evangelio en estos tiempos recios en que decae la fe y la práctica religiosa por parte de nuestros contemporáneos». En este sentido, les ha exhortado a «ser comunidades fuertes y comprometidas para emprender la Nueva Evangelización». Llevar el mensaje del Evangelio a la sociedad contemporánea «con nuevos métodos y nuevas formas en la vida comunitaria pero también entre quienes no practican la fe recibida en el Bautismo».
Por último, les ha recordado el mensaje del Papa Francisco durante el Congreso de Laicos celebrado en Madrid en 2020: «es la hora de hombres y mujeres comprometidos en todos los ámbitos, que con su modo de vivir son capaces de llevar la alegría del Evangelio allí donde estén».
Tras la Eucaristía, sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, y los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales, han mantenido un encuentro con Mons. Bernardito Auza en el que han podido conocer los acentos, las dificultades y los anhelos que están en el corazón del Santo Padre, asumiéndolos como propios y seguir el camino marcado en este Año Jubilar como Iglesia peregrina que camina, en comunión con el Papa y con el Obispo, en la tarea evangelizadora de la Iglesia misionera del Señor.
También se ha proyectado un vídeo resumen del Año Jubilar Diocesano que ha producido la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación y que, en palabras de D. Casimiro, refleja «cómo hemos vivido este Año de Gracia del Señor.
Este mediodía, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, ha recibido a los nuevos coordinadores del Apostolado Emaús, dando su bendición «para que la obra del Señor siga creciendo» a través de los Retiros de Emaús.
Cristina Fernández y Joaquín Bueso son los nuevos responsables surgidos tras la celebración del V Retiro de Emaús Mujeres y el III Retiro de Emaús Hombres respectivamente que se celebraron el pasado mes de octubre. Han compartido con D. Casimiro el crecimiento que ha experimentado este Apostolado que, adscrito a la Parroquia de la Santísima Trinidad, forma parte de las realidades de la Iglesia de nuestra Diócesis, desde que, en 2019, fuera bendecido por el propio Obispo.
El Apostolado, que en el momento actual está formado por casi 80 mujeres y una treintena de hombres, está liderado por laicos que, habiendo vivido la experiencia del Retiro de Emaús, han ido formando el grupo parroquial acogidos por el Padre Rafael Manzaneque.
El objetivo inicial se ha cumplido generando la participación del grupo en la vida de la parroquia donde se reúnen cada lunes (el grupo de hombres) y cada martes (el grupo de mujeres). La actividad semanal se centra en la participación en la Eucaristía, seguida de la Adoración al Santísimo Sacramento. A ello se suman las charlas formativas con el objetivo de crecer y perseverar en la fe, así como de seguir el camino de conversión y de encuentro permanente con el Señor, para cumplir la misión de anunciar a Jesucristo y su Evangelio.
Emaús no pertenece a ningún movimiento de la Iglesia, «pero forma parte viva de la misma manteniendo una relación de total comunión con nuestro Obispo y con su Ministerio Episcopal» ha dicho Cristina Fernández tras la visita de hoy.
En el mismo sentido se ha pronunciado Joaquín Bueso, quien ha destacado «la cordialidad y la cercanía de nuestro Obispo como Padre y Pastor de nuestra Iglesia».
Han tenido ocasión también de poder compartir con D. Casimiro la experiencia de crecimiento espiritual que Emaús les otorga y, sobre todo, poderlo vivir en comunidad junto a quienes se van integrando en el apostalado tras vivir el Retiro.
El pasado sábado, día 5 de noviembre, se reunió la Delegación Diocesana para los Laicos. Estaban convocadas todas las realidades laicales de la Diócesis: movimientos y asociaciones, cofradías, laicos representantes de Arciprestazgos y los participantes de la Diócesis en el Congreso Nacional de Laicos. También se contó con la presencia de D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral.
En esta reunión se concretaron 6 líneas de trabajo:
Potenciar la Delegación como plataforma desde la que animar y acompañar a los laicos y laicas de la Diócesis, para crecer juntos en la vocación laical a la que hemos sido llamados por Dios. Así mismo se busca valorar y potenciar el laicado asociado en sus diferentes carismas.
Llevar adelante los objetivos aprobados por la Diócesis para este curso.
Estar disponibles para acompañar a cualquier realidad de parroquia, arciprestazgo o asociación, prestando nuestro apoyo y asesoramiento para seguir en la senda iniciada con la Reflexión Diocesana en el proceso Sinodal, o ante cualquier dificultad en la que podamos apoyarles.
Participar en las tareas del post Congreso Nacional de Laicos propuestas por la Conferencia Episcopal Española, que se denominan “Nuevos frutos para un Pueblo de Dios en camino”, empezando por el itinerario del Primer Anuncio en este curso y el próximo.
Preparar una Vigilia Diocesana para la Víspera de Pentecostés.
Elaborar una propuesta de Jornada Diocesana sobre el laicado para inicios del próximo curso. Se valorará la posibilidad de que esta jornada sea un espacio común para la reflexión de toda la Iglesia Diocesana, en base a un tema que nos pueda interpelar a todos y en coordinación con otras delegaciones diocesanas.
Por otro lado, a lo largo de la reunión se destacó, entre otros:
La importancia de cuidar el conocernos entre nosotros, entre las realidades laicales como primer paso hacia la necesaria comunión.
No perder de vista la verdadera misión de los laicos, que es llevar el Evangelio al mundo en el que estamos, evitando la tentación de dedicarnos sólo a tareas de dentro de la Iglesia.
Cuidar y potenciar los movimientos y asociaciones porque son un motor para la Iglesia y una gran riqueza.
El gran servicio que como Delegación puede prestar a parroquias y arciprestazgos que, por muchos motivos, no saben cómo concretar en su realidad las propuestas que les llegan para la renovación pastoral, cómo pasar de una Iglesia de Mantenimiento a una Iglesia en Salida. Puede acompañarles y ayudarles en este camino.
La fuerza que nos da el trabajar juntos, desde aquello que nos une, entre nosotros, entre parroquias, dentro de la Diócesis y con el resto de diócesis de España.
En la Diócesis ya contamos con un número importante de jornadas de formación/reflexión y a las que en ocasiones van los mismos porque tienen diferentes tareas. Por eso, se propuso buscar un tema que nos convoque a todos, y mirando la opción de unificar convocatorias en una sola, aunque también se corre el peligro de no dar respuesta a las necesidades concretas de cada tarea pastoral.
Así mismo, se valoró el papel que los laicos pueden desarrollar animando a que las parroquias y los órganos sinodales de participación, tanto en parroquias como en arciprestazgos, sigan en la senda de la renovación pastoral. También sin olvidar que no todo depende de los laicos, y que no puede recaer en ellos la responsabilidad única de este cambio de modelo de Iglesia.
El siguiente paso va a ser la constitución de comisiones de trabajo para llevar a cabo estas tareas, de manera que sea una labor de toda la Delegación, con mayor corresponsabilidad de todos sus miembros.
Este mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor los pequeños y medianos empresarios: “Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por la crisis económica y social, encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven”.
«El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay una buena economía sin un buen empresario. No hay buena economía sin buenos empresarios, sin vuestra capacidad para crear, crear trabajo, crear productos. […] Es importante reconocer las virtudes de los trabajadores y las trabajadoras. Sus necesidades —de los trabajadores y las trabajadoras— tienen que ver con el hacer bien el trabajo porque el trabajo hay que hacerlo bien. A veces se piensa que un trabajador trabaja bien sólo porque se le paga: esta es una grave desestima de los trabajadores y del trabajo, porque niega la dignidad del trabajo, que inicia precisamente en trabajar bien por dignidad, por honor. El verdadero empresario —intentaré dibujar el perfil de un buen empresario— el verdadero empresario conoce a sus trabajadores, porque trabaja junto a ellos, trabaja con ellos. No olvidemos que el empresario debe ser antes que nada un trabajador. Si él no tiene esta experiencia de la dignidad del trabajo, no será un buen empresario. Comparte las fatigas de los trabajadores y comparte las alegrías del trabajo, la solución de los problemas, crear algo juntos. Y si debe despedir a alguien es siempre una decisión dolorosa y no lo haría, si pudiese. Ningún buen empresario ama despedir a su gente —no, quien piensa resolver el problema de su empresa despidiendo a la gente, no es un buen empresario, es un comerciante, hoy vende a su gente, mañana vende la propia dignidad—, sufre siempre, y a veces de este sufrimiento nacen nuevas ideas para evitar el despido. Este es el buen empresario. Yo recuerdo, hace casi un año, un poco menos, en la misa en Santa Marta a las7 de la mañana, a la salida saludo a la gente que está ahí, y se acercó un hombre. Lloraba. Dijo: “he venido a pedir un favor: estoy al límite y debo hacer una declaración de quiebra. Esto significaría despedir unos 60 trabajadores, y no quiero, porque siento que me despido a mí mismo”. Y aquel hombre lloraba. Él era un buen empresario. Luchaba y pedía por su gente, porque era “suya”: “Es mi familia”. Están unidos…».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los laicos, en particular por quienes participan en la Peregrinación Europea de la Juventud, para que sepan llevar la buena noticia del Evangelio, de palabra y de obra, a todos los ambientes de su vida”.
En su carta del 2 de noviembre de 2019, con motivo del Congreso Nacional de Laicos, nuestro Obispo D. Casimiro recordaba la misión de los laicos, imprescindibles para la urgente tarea de la nueva evangelización:
«Una vez más os recuerdo que la misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad».
Con una Eucaristía presidida por el Cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española
Ayer concluyó en Barcelona el Encuentro de Laicos de Parroquias en el que ha participado una representación de nuestra Diócesis, que bajo el lema «Anunciar a Jesucristo con obras y palabras» ha cumplido con el objetivo de profundizar y compartir la llamada de toda la Iglesia para ponernos en clave de misión, invitándonos a ser audaces y creativos en la tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores.
En el transcurso de dicho encuentro, la Acción Católica General (ACG), organizadora del evento, ha celebrado también su IV Asamblea General, centrada en la sinodalidad, y acogiendo el empeño del Papa Francisco de “caminar juntos” y en comunión eclesial con una “Iglesia en salida”, en sintonía con el Congreso de Laicos.
La Iglesia Santa María del Mar, en Barcelona, acogió ayer la Santa Misa de clausura que estuvo presidida por el Cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española. La Diócesis de Segorbe-Castellón ha estado representada por la Presidenta de ACG de Segorbe-Castellón, Mamen Salvador, así como el Delegado Diocesano para los Laicos, Francisco Javier Vicente, y el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, junto a más de medio centenar de laicos que se han sumado a los 950 participantes del resto de diócesis españolas.
Durante las sesiones que se han celebrado desde el pasado 21 de junio en el Colegio La Salle Bonanova de Barcelona se han trabajado los contenidos objeto del Encuentro a través de dinámicas centradas en el anuncio del Jesucristo, el testimonio evangelizador y la presencia pública de los cristianos, además de celebrar la Eucaristía en lugares muy significativos de la ciudad como la Sagrada Familia, presidida por el Obispo Consiliario, Mons. Antonio Gómez Cantero.
Cada una de las sesiones «han cumplido con el objetivo del lema», tal como ha confirmado Mamen Salvador. Tras la sesión inaugural, presidida por D. Carlos Escribano arzobispo de Zaragoza, el pasado jueves, los participantes pudieron compartir experiencias a través de una cena en la que el protagonismo lo tuvieron los productos típicos de cada diócesis. Cada jornada ha comenzado con la oración de la mañana y «la participación en diferentes talleres en los que se ha trabajado el anuncio con obras y el anuncio con palabras». La jornada del sábado «se destinó a trabajar aspectos fundamentales para ser testigos en el mundo», aseguró la Presidenta de ACG de nuestra Diócesis, «y realizamos actividades por sectores respecto a los ámbitos de presencia pública».
También se abordó «un interesante diálogo intergeneracional, que, bajo el título «Construimos entre todos», supuso visualizar cómo en ACG estamos integrados los tres sectores: infancia, jóvenes y adultos». Finalmente han tenido la oportunidad de repasar las actividades realizadas en este cuatrienio con arreglo a los cuatro pilares de la ACG, Espiritualidad, Misión, Formación y Organización. Para los niños, adolescentes y jóvenes, que también han participado en el Encuentro, se han organizado gincanas y juegos, entre otras actividades.
Para Mamen Salvador la experiencia ha sido profundamente enriquecedora para todos los participantes que tras estos días»volvemos a las diócesis y parroquias con nuestra fe renovada para poder llevar a cabo nuestra misión». El Encuentro de laicos de parroquia ha pretendido ser expresión viva de la sinodalidad, para así descubrir los retos que la Iglesia, y por tanto, la Acción Católica General, debe afrontar y dar respuesta para que el Reino de Dios se haga presente en nuestra sociedad.
Un total de 52 fieles de la Diócesis de Segorbe-Castellón, entre ellos un grupo de jóvenes de la parroquia de San Francisco de Castellón, asistirán al «Encuentro de Laicos de Parroquia», que se celebrará en Barcelona del 21 al 24 de julio, congregando a más de 800 fieles católicos de toda España. El lema es «Anunciar a Jesucristo con obras y palabras».
Durante el Encuentro, la Acción Católica General, organizadora del evento, celebrará su IV Asamblea General, centrada en el Sínodo sobre la sinodalidad, y acogiendo el empeño del Papa Francisco de “caminar juntos” y en comunión eclesial en una “Iglesia en salida”, en sintonía con el Congreso de Laicos.
Según los organizadores, el Encuentro será “una fiesta de la fe” y contará con una celebración de la Eucaristía en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia y otra en Santa María del Mar, conocida como “la catedral del mar”, así como visitas guiadas a diversos lugares de la capital catalana.
El Encuentro ha sido acogido con alegría por el Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Juan José Omella, quien expresó su apoyo a los organizadores.
En el momento de nuestra incorporación a la Iglesia, en el día del bautismo, pasamos a ser parte del grupo más numeroso de los que forman este Pueblo de Dios. Somos fieles laicos con una consagración única, la recibida en el bautismo. Esta elección de Dios, confirmada después con el don del Espíritu Santo, se mantiene en el tiempo y es fuerza y señal del compromiso que adquirimos para participar, como laicos, en la misión de la Iglesia.
El lugar en que se realiza la consagración de los laicos es el mundo.El mandato del Señor en el Génesis: “moveos por la tierra y dominadla” (Gn 9,7) es llamada a la presencia de los laicos en todas las circunstancias de la vida para colaborar en la organización del común: en las instituciones públicas, políticas o económicas, en las organizaciones sociales, vecinales, profesionales, culturales o deportivas. Trabajar, como dice el Concilio buscando “el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios” (Lg 31). Pero ese dominio al que nos llama la Biblia es un dominio desde el servicio, como enseña Jesús: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35).
Es muy grande la diversidad de situaciones y circunstancias que hoy existen en el mundo, sometidas además a una constante evolución. La crisis económica, social y sanitaria exige un compromiso activo, los problemas derivados de la guerra y de los conflictos en tantos lugares del mundo precisan también respuestas rápidas y globales. Los cristianos en este tiempo tenemos una misión que realizar desde el compromiso y la entrega generosa de sus capacidades, de su tiempo y de sus habilidades para construir el Reino de Dios. Necesitamos para ello una vida de gracia, cercana al Espíritu que sostiene, una comunidad de referencia, una familia que acoja y sostenga en los momentos de dificultades y una implicación personal en el mundo con criterio de servicio, colaboración y escucha mutua.
Los fieles laicos miramos al mundo cara a cara con sus valores y problemas, sus inquietudes y esperanzas, sus conquistas y derrotas: un mundo cuyas situaciones económicas, sociales, políticas y culturales presentan problemas y dificultades graves. Es nuestro lugar y nuestro tiempo para la caridad política, la que implica a todos los bautizados a proponer un ordenamiento del común basado en la doctrina social de la Iglesia que pueda dar respuesta cristiana a las situaciones planteadas.
Los fieles laicos estamos llamados a acoger el llamamiento de Cristo a trabajar en el Reino, a ser parte activa, consciente y responsable de la misión de la Iglesia en el tiempo presente y hasta el final de la historia.
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