El Obispo participa en el Encuentro mensual de matrimonios
Esta mañana se ha celebrado el IV Encuentro Matrimonial que, organizados por la Delegación diocesana de Familia y Vida y las hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, se están celebrando en el Seminario Mater Dei desde el pasado mes de septiembre. En estos encuentros se ayuda a los matrimonios participantes a reflexionar sobre su vida conyugal a partir del ejemplo de parejas bíblicas.
La jornada de hoy ha contado con la participación de nuestro Obispo, que ha agradecido el servicio que se está haciendo con estos encuentros «no solo a vosotros mismos, sino también al conjunto de nuestra Iglesia». D. Casimiro ha hecho hincapié en tres conceptos que, en el contexto actual, «están siendo torpedeados conscientemente: la persona, la familia y el bien común». En este sentido D. Casimiro ha señalado que el conjunto de Obispos, en la Conferencia Episcopal, están trabajando un documento «que propondrá la reflexión sobre estos conceptos fundamentales a la sociedad desde el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia» porque el ser humano, ha matizado el Obispo, «hecho a imagen y semejanza de Dios, está llamado a la relación en comunión». Sin embargo, «la cultura actual está marcada por el individualismo y el egoísmo mientras que el matrimonio cristiano está basado en el Sacramento y, por tanto, cuenta constantemente con la Gracia de Dios». Por ello, ha exhortado a los matrimonios a amarse mucho, «entregándoos mutuamente sin olvidar que frente a las diferencias hay que perdonar de corazón y ser misericordiosos el uno con el otro».
En el encuentro de hoy, bajo el título «El amor es más fuerte que la infidelidad», a partir de la relación de Oseas y Gomer, el rector del Seminario Mater Dei, D. Juan Carlos Vizoso, ha recordado que este y otros ejemplos bíblicos «tienen un significado muy profundo para cada uno de nosotros porque son una radiografía de la propia vida a través de la experiencia de un profeta».
A la luz del Nuevo Testamento ha guiado a los esposos participantes a entender a Oseas quien «casado con una prostituta (Gomer) que le fue infiel, movido por Dios decide no repudiar a su mujer, aún cuando en el Antiguo Testamento, ante tal situación el hombre podía repudiar a su mujer». De esta forma, ha explicado Juan Carlos Vizoso, «el profeta nos revela un nuevo tipo de amor y esa revelación se va entender solo a la luz de Jesucristo». Se ha servido de la discusión que mantiene Jesús con los fariseos a partir del Evangelio de San Mateo para remarcar que solo por la dureza del corazón permitió Moisés repudiar a la mujer pero «al principio no era así pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre». Este texto le ha llevado a profundizar en el itinerario interior del ser humano para reflexionar sobre a lo que Dios nos ha llamado, de cómo nosotros renunciamos a ese designio de Dios y cómo Cristo rehace ese designio.
El amor que nos anuncia Oseas, ha concluido Juan Carlos Vizoso, «es un amor que afronta el engaño y la infidelidad con una iniciativa de amor». Y la relación de Oseas con Gomer lo que simboliza es la relación de Dios con el pueblo de Israel, «así Dios elige querer al pueblo aún cuando el pueblo le ha sido infiel».
El Encuentro de hoy, como ya es habitual en cada sesión, ha concluido con la puesta en común y la reflexión por parte de los matrimonios y la Adoración ante el Santísimo.
Esta mañana se ha reunido, en el Seminario Mater Dei, el Consejo Diocesano de Pastoral, el órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis. Ha sido la primera sesión de este nuevo curso pastoral y la tercera desde que se nombrara este nuevo Consejo en marzo de 2021.
Tal como estaba previsto en el orden del día, la jornada ha comenzado con la oración en la Capilla del Seminario en la que han participado los representantes de los diferentes arciprestazgos, delegaciones, sacerdotes, diáconos, religiosos, entidades y movimientos, ante el Santísimo Sacramento del Altar que ha permanecido expuesto durante este tiempo inicial de oración.
En esta primera reunión plenaria del curso pastoral actual, se ha tenido muy presente la fase diocesana del Sínodo de los Obispos en la que nuestra Diócesis está inmersa desde el pasado 16 de octubre. Así lo ha recordado D. Casimiro en las palabras de acogida y bienvenida que ha ofrecido al plenario tras la lectura del acta de la sesión anterior que ha sido aprobada por unanimidad de los presentes.
El Obispo de la Diócesis ha puesto en énfasis en el periodo de reflexión en el que nos encontramos como Iglesia diocesana «siempre movidos por la acción del Espíritu Santo para centrar la atención en lo que somos», en un año tan extraordinario como el actual en el que también se celebra el Año Jubilar con motivo del 775 aniversario de la Sede Episcopal de Segorbe. Ha destacado, en este sentido, «la tarea ineludible que, como miembros de este Consejo representativo de todas las realidades diocesanas, tenéis en llevar a los otros lo que vive nuestra Iglesia diocesana unida a la Iglesia Universal». Por ello, ha insistido, «hay que poner nuestra mirada en la acción del Espíritu», recordando además que mañana se celebra la Jornada de la Iglesia Diocesana que nos ha de servir para sentirla, amarla y vivirla.
Como don de Dios y por ser porción de ese pueblo elegido por Él y hechura suya, ha remarcado D. Casimiro, «hemos de caminar y participar en la vida y en la misión de la Iglesia y hacerlo unidos en comunión, participación y misión porque esto nos enriquece, nos fortalece y nos alienta». Quienes más responsabilidad tienen, ha dicho el Obispo incluyéndose, «debemos implicarnos para que todo el mundo tenga la posibilidad de integrarse en este proceso de oración y de reflexión para caminar como Iglesia diocesana y acoger el año de Gracia del Señor que nos disponemos a celebrar.» Un año, ha insistido, «que nos ha de servir para convertirnos a nivel personal y en comunidad poniendo nuestra mirada y nuestro corazón en Dios».
A continuación, el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, ha presentado la sinodalidad como «un evento del Espíritu que requiere una respuesta de nosotros y supone una dimensión orante fundamental que lleva al encuentro personal y en comunidad con Cristo». Este proceso sinodal, indicó, «busca la renovación y revitalización; renueva y revitaliza a la Iglesia, y es reformador por cuanto nos llama a la conversión personal y comunitaria».
La exposición del Vicario de Pastoral ha servido también para reforzar la invitación de nuestro Obispo a participar en este proceso como Iglesia diocesana a partir de «la oración y la reflexión para caminar juntos y aprender como Iglesia, a partir de lo experimentado, para vivir la comunión y a abrirnos a la misión evangelizadora de llevar la Buena Noticia y la presencia de Cristo en medio del mundo».
Tras el rezo del Ángelus se han formado grupos de trabajo que han motivado la reflexión respecto a las cuestiones más importantes de este curso para, tal como advierte nuestro Obispo en su Carta pastoral, contribuir al «discernimiento comunitario caminando juntos» (pag.62) a partir de nuestra participación en la reflexión diocesana, y también nuestra preparación espiritual para vivir y celebrar el Año Jubilar (págs. 27-30), así como concretar, a partir de la realidad de cada uno (parroquia, arciprestazgo, movimiento, asociación, etc) nuestra implicación en el proceso sinodal.
Las aportaciones de cada uno de los grupos de trabajo se han puesto en común y se trasladarán a los respectivos consejos, delegaciones y representaciones.
En el Consejo Diocesano de Pastoral celebrado hoy también se ha presentado al Rvdo. D. Juan Gregorio Señor Benedí, en representación de los religiosos, que sustituye a Vicente Enrique Pico; y a la Hermana María Montserrat Ferrer Julia, en representación de las religiosas de vida activa de enseñanza, quien sustituye a la Hermana Fuensanta Peñaranda.
Este pasado sábado el Seminario Mater Dei acogió la segunda jornada de los Encuentros Matrimoniales organizados por la Delegación diocesana de Pastoral Familiar y de la Vida y las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret (Benicassim) han organizado con motivo de este Año de la Familia «Amoris Laetitia».
Martina Dal Sacco y Enrique Morales Gonzalo, una pareja de novios a punto de casarse, disertaron sobre el papel crucial que puede jugar la fe en las crisis matrimoniales a través del ejemplo del matrimonio del Antiguo Testamento formado por Abraham y Sara.
¿Qué aporta la historia de Abraham y Sara al matrimonio actual?
Abraham nos es conocido como el padre de la fe en la cultura judeo-cristiana, ya que con él comienza o se retoma una alianza del hombre con Dios. Sin embargo, Martina y Enrique se detuvieron en la difícil situación que el matrimonio de Abraham y Sara tuvieron que enfrentar en su camino de fe. De hecho, la muerte del hermano de Abraham, el duelo por el que tuvieron que pasar y las situaciones de dificultad que se sobrevinieron, no les puso las cosas fáciles. Tal y como aseguró Martina, «es a partir de esa situación difícil, en la que parece que todo ha acabado, cuando Dios comienza su labor con este matrimonio, ya en avanzada edad, lo que supuso una bendición y un camino de salvación, para ellos, para su familia, y para la humanidad entera».
A partir de la charla se propuso una serie de preguntas a los matrimonios que participaron, invitándoles a la reflexión y a profundizar para poder llevar su experiencia a la de su propio matrimonio. El matrimonio formado por Patricia Montalvá y Juan Luis Valderrábano, vivieron este encuentro en primera persona y valoran muy positivamente el hecho de que tras la charla y la reflexión, «llegó el momento de, libremente, trabajar la experiencia con nuestro propio cónyuge, ponerla en oración ante el Santísimo o intercambiar lo aportado en la charla junto a otros matrimonios».
La jornada transcurrió en fraternidad y finalizó con la adoración al Santísimo, la bendición impartida a todos y cada unos de los matrimonios, novios, e incluso a las personas que acudieron en solitario. Algunos de los matrimonios, como aprovecharon la oportunidad para comer juntos disfrutando de un maravilloso día al aire libre.
La próxima jornada tendrá lugar el sábado 13 de noviembre, en la que se trabajará «el riesgo de amar» poniendo la lupa en la pareja bíblica formada por Rut y Booz.
Sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas y seglares pertenecientes a todas las delegaciones y a todas las realidades que conforman la Diócesis de Segorbe-Castellón han respondido esta mañana a la convocatoria que realizó nuestro Obispo, D. Casimiro, a participar en la Jornada Diocesana de inicio de Curso Pastoral, que ha tenido lugar en el Seminario diocesano Mater Dei.
Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia y de todo cristiano
A las 10:30h. se ha congregado una gran representación de toda nuestra Iglesia diocesana para la celebración de la Eucaristía, en todo momento respetando las medidas sanitarias de seguridad, que ha presidido el Obispo. En la homilía ha exhortado a vivir este nuevo curso “desde el Señor, presente en medio de nosotros en la Eucaristía”, y que “nos envía a la misión”.
También ha invitado a dejarse llevar y mover por el Espíritu Santo, que es quien “nos alienta a vivir como cristianos, transforma nuestro corazón y nos purifica para ser signo transparente y visible de Cristo Jesús en medio del mundo”, ha continuado.
También ha recordado cual es “nuestra tarea” como cristianos rememorando del mandato de Jesús, «Id y haced discípulos», alentando a “llevar a las personas al encuentro con Él, para que transformado su corazón desde la fe en el Señor resucitado también ellos vayan transformando la realidad que nos rodea”.
Para ello, el Evangelio ha de llegar a todos, ha explicado, exhortando a acercarse y a acompañar a los que sufren y han perdido el rumbo de su vida, “no con palabras de prepotencia y de acusación, sino para llevarles al encuentro sanador, liberador y transformador del Señor”.
Carta Pastoral de nuestro Obispo, una ayuda para preparar y celebrar el jubileo
Tras una pausa, D. Casimiro ha presentado su Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar Diocesano por el 775º Aniversario de Segorbe como sede episcopal (1247/2022), y que lleva por título “La Iglesia diocesana en Jubileo: de la memoria agradecida, a la comunión vivida y el compromiso misionero”. Con ella, pretende animar a todos los fieles a preparar con esmero y a celebrar con alegría este jubileo.
Como ha explicado, este Aniversario tiene su origen en la bula Pie Postulatio del Papa Inocencio IV, del 12 de abril de 1274, reconociendo la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre. Posteriormente, en 1960, por voluntad de San Juan XXIII pasa a llamarse Diócesis de Segorbe-Castellón.
Por ello, el Año Jubilar comenzará el 12 de abril de 2022 y será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia. Este “es un don que hemos recibido”, ha dicho el Obispo, que debe ayudarnos “a tomar conciencia de lo que somos y de lo que estamos llamados a ser”, el Señor lo ha puesto en nuestras manos “para que lo sigamos viviendo y transmitiendo a los hombres y mujeres de hoy”.
Así, este es “un Año de gracia de Dios para hacer memoria agradecida del pasado, de purificación y renovación personal, comunitaria y pastoral en el presente que nos aliente a salir a la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, para llevar a todos la alegría del Evangelio”, ha explicado.
Posteriormente ha indicado los principales objetivos: dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos, pedir perdón por nuestros pecados e infidelidades, favorecer la conversión personal y comunitaria, propiciar la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana, fortalecer la comunión eclesial, y caminar juntos favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana según la propia vocación, ministerio o carisma para ser una Iglesia en salida, evangelizada y evangelizadora.
En relación a las disposiciones o actitudes que deberíamos cultivar a nivel personal y comunitario para este Jubileo, el Obispo ha destacado las siguientes: volver nuestra mirada a Dios, profundizar en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre, hacer memoria agradecida a Dios de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana, cultivar el encuentro personal con Jesucristo, pedir el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos, cultivar el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe, y avivar nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia.
Dicha Carta Pastoral, que está disponible para todo aquel que lo desee en el Obispado (calle Gobernador 8, Castellón), está dividida en 4 partes: Introducción, Capítulo 1: El Año Jubilar, un año de gracia del Señor, Capítulo 2: Año de gracia para amar más nuestra Iglesia diocesana y crecer en comunión, Capítulo 3: Año de gracia para alentarnos a salir a la misión, y Capítulo 4: Exhortación final, Vivamos la comunión y la misión con esperanza.
Reflexión diocesana para vivir la comunión y la misión con esperanza
Esta Jornada ha finalizado con la presentación, por parte del Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, de la reflexión diocesana a trabajar durante este curso, la cual también nos servirá a llevar a cabo la fase diocesana del Sínodo de los Obispos. Con ella se pretende “señalar prioridades y mostrar el camino por el que debemos ir”, ha dicho, y para ello es necesario el discernimiento y la sinodalidad.
Dicha reflexión se realizará en base a un calendario, que comenzará con la Eucaristía de apertura de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, y que tendrá lugar el 16 de octubre a las 12 h. en la Concatedral de Santa María, Castellón. En total serán 5 momentos o sesiones, de octubre de 2021 a febrero de 2022, que se llevarán a cabo por grupos previamente creados y organizados. Se trata de “hacer una pausa para orar y reflexionar juntos, para abrirnos al Espíritu Santo”, decía D. Miguel Abril.
Octubre 2021. Primer momento de nuestra reflexión: orientados por la carta pastoral de nuestro Obispo, se trata de ponernos a la escucha del Señor y de los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, su voluntad, los caminos que nos marca para ser sus discípulos misioneros aquí y ahora.
Noviembre 2021. Segundo momento de nuestra reflexión: cómo anunciamos hoy a Jesucristo. Reconocernos, interpretar y elegir en la llamada a testimoniar y manifestar explícitamente la fe cristiana a quienes no conocen a Cristo, se han alejado o se encuentran en búsqueda (Primer anuncio).
Diciembre 2021. Tercer momento de nuestra reflexión: procesos de acogida y maduración con personas que, en proceso de búsqueda, desean vincularse más fuertemente a la Iglesia (Acompañamiento).
Enero 2022. Cuarto momento de nuestra reflexión: animar procesos formativos de carácter integral y permanente como cauce que lleven a una progresiva identificación personal con Cristo, para configurar desde Él toda nuestra vida (Procesos formativos).
Febrero 2022. Quinto momento de nuestra reflexión: recuperar la dimensión social como verificación de la propia vocación y promover que nuestras comunidades sean auténtica Iglesia en salida, que existe para evangelizar, y tiene en la “cultura del encuentro” la clave de aproximación a la realidad social en la que se encuentra. (Presencia en la vida pública).
En marzo de 2022 se realizará el envío de la aportación diocesana a la Conferencia Episcopal Española.
La actividad de verano programada por el Apostolado EMAÚS, adscrito a la parroquia de la Santísima Trinidad, ha incluido una jornada de encuentro con San José, «hombre justo y colaborador», en el Año Jubilar dedicado al humilde carpintero, padre adoptivo de Jesús. Durante la Jornada, que se celebró en el Seminario Mater Dei de Castellón, y en Adoración al Santísimo Sacramento, el rector del Seminario Diocesano Mater Dei, Juan Carlos Vizoso, ofreció una charla del Santo Patriarca siempre «en la sombra pero fundamental para el plan de Dios». Así quiso poner el acento en lo fundamental que es el servicio de Emaús para el Señor, «pues estáis llamadas a estar en la sombra para que Él actúe».
Poco se dice en la Sagrada Escritura sobre el padre en la tierra de Jesús, sin embargo, lo poco que se dice «nos descubre el alma de este servidor en la sombra que nos aporta toda la luz sobre San José». Sirviéndose del Salmo 1, Juan Carlos Vizoso desengranó la definición de «hombre justo que -dijo- es una descripción perfecta y preciosa que nos da una referencia respecto a cómo era el alma de San José: dichoso y bienaventurado». La dicha, «es tener es tener el corazón lleno y saber darle sentido pleno a la propia vida, es tener el futuro esperanzado y de ahí viene el gozo de San José, de complacerse en la ley del Señor, de estar en sintonía con Dios».
Pero San José además de «hombre justo» fue «cooperador». José fue el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención, y esa, «es una de las realidades fundamentales de nuestra fe, que Dios puede actuar de manera directa, pero también es capaz de actuar a través de eventos y personas». Como ocurrió con San José, «Dios se sirve de situaciones y personas para decirnos alguna cosa, para iluminarnos en alguna historia, en algún problema o en alguna dificultad y eso quiere decir que esa persona se ha convertido en cooperadora de la Salvación». De esta forma, durante la charla se puso en valor «la confianza que Dios tiene en cada uno de nosotros como cooperadores de la Salvación». En este sentido, se aludió al Concilio Vaticano II para poner de manifiesto que «la voluntad de Dios de santificar y salvar a los hombres no lo fue aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara de verdad y le sirviera santamente». Esto mismo se produce sirviendo en Emaús, donde es conmovedor, dijo Juan Carlos Vizoso, «que Dios tenga tal confianza como para poner en nuestras manos esa acción de su gracia y que a través de nosotros Dios pueda actuar para que otro se encuentre con Él».
Las tres cuestiones necesarias para convertirnos en cooperadores de la Salvación son «la oración, el sacrificio y la acción». La oración «es fundamental porque es palanca y sangre nueva que lanzamos a la Iglesia y que llegará como Dios quiera, tal vez a través de la conversión de alguien a quien nunca conoceremos». El sacrificio, pues tal como se advierte en fórmula de la absolución “todo el bien que puedas hacer y el mal que puedas sufrir sea para la salvación” y es que acogiendo desde Dios cualquier dificultad que nos pueda sobrevenir y ofrecerla contribuye a la Salvación. Y, por último, la acción, «pues Dios se ha hecho uno de nosotros y cada persona que se nos pone delante, cada rostro de cada hombre y cada mujer de esta tierra son reflejo de Dios». El servicio en EMAUS, afirmó Juan Carlos Vizoso, «no es más que eso: Señor yo me pongo a cuidarte en el rostro de los demás».
Para terminar, otra de las características de San José fue su capacidad de sufrimiento y de cómo Dios se sirve de la dificultad para actuar en nosotros. En este sentido, dijo el rector del Seminario, «nuestra vida cristiana se identifica mucho con la de San José pues a través de la angustia que sufrió se cumplió la voluntad de Dios, su historia y su proyecto». San José, afirmó Juan Carlos Vizoso, «nos enseña que tener fe en Dios incluye, además, creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades de nuestra debilidad y que en medio de las tormentas de la vida no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca».
Tras la charla, se rezó el Santo Rosario en presencia del Santísimo y la jornada concluyó con la celebración de una Eucaristía. Las actividades de verano concluirán este próximo fin de semana en una convivencia con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret donde se trabajará la exhortación apostólica «Amoris Laetitia» coincidiendo con este Año de la Familia» con el objetivo de profundizar en el servicio del amor que se da en la familia. La actividad arrancará de nuevo la última semana de agosto de cara a la celebración del retiro que se celebrará del 17 al 19 de septiembre.
Las instalaciones deportivas del Seminario Mater Dei, en Castellón, acogieron el pasado fin de semana los últimos partidos que se han celebrado en este primer campeonato de fútbol de la Diócesis en el que han participado un total de dieciséis equipos. El campeonato, «La Copa del Obispo», organizado desde la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, ha conseguido motivar a los 180 jóvenes participantes que se agruparon por equipos según su pertenencia a diferentes parroquias o movimientos de la Iglesia diocesana.
Los partidos se celebraron durante varias jornadas y tras disputarse los cuartos de final, tras la fase eliminatoria, durante el pasado fin de semana se celebró la semifinal y la final, resultado vencedor el equipo de Universidad CEU Cardenal Herrera que disputó el encuentro contra el equipo formado por jóvenes del Camino Neocatecumenal de la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva (Castellón) que obtuvieron el segundo puesto en la clasificación. El tercer puesto de esta primera Copa del Obispo fue para el equipo formado por los seminaristas del Seminario Menor del Mater Dei.
Ya el domingo por la tarde se celebró la ceremonia de entrega de la copa que presidió el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente que agradeció la iniciativa y la participación de los equipos. De hecho animó a organizarla de nuevo el próximo curso y aprovechar el deporte para crear lazos de amistad.
Ayer por la tarde, en una celebración que tuvo lugar en la Arciprestal San Jaime en Vila-real, nuestro Obispo, D. Casimiro, admitió como candidatos a las órdenes sagradas a 7 seminaristas, 6 de ellos del Seminario Redemptoris Mater, y 1 del Seminario Mater Dei. Se trata de Isaac Huguet, Pablo Durán, Pablo Ruiz, José Salas, Armando Zapata, Martín Vera y Samuel Albaladejo.
Con este rito, el que aspira al diaconado o al presbiterado manifiesta públicamente su voluntad de ofrecerse a Dios y a la Iglesia para ejercer el orden sagrado; la Iglesia, por su parte, al recibir este ofrecimiento, lo elige y lo llama para que se prepare a recibir el orden sagrado, y de este modo sea admitido regularmente entre los candidatos al diaconado.
Este rito litúrgico de Admisión es un primer reconocimiento oficial de los signos positivos de la vocación al diaconado, que debe ser confirmado durante los siguientes años de formación.
Tras escuchar la llamada del Señor, “fuisteis a su encuentro”, dijo el Obispo en la homilía dirigiéndose a los 7 candidatos, “hay una invitación y hay un encuentro, que es fundamental para comenzar el camino de formación hacia el sacerdocio”.
Este es un camino “largo, que supone superar los miedos” para “dejarse formar y configurar por Él”, continuó, “para ser un día sacerdotes según el corazón del Buen Pastor, reflejo suyo”. Pero para ello es necesario dejar de lado “la mundanidad, la superficialidad y los egoísmos”, a lo que les ayudará “la oración, la limosna y el ayuno”.
D, Casimiro señaló varios peligros que corren los sacerdotes hoy en día, como “es quedar bien ante la gente, y no tanto llevar a las personas al encuentro con el Señor, de no transmitir la Palabra de Dios”, de “hablar más nosotros que dejarnos hablar e interpelar”, o de “creerse más que los demás”, y todo eso “hay que purificarlo en este tiempo de preparación”, les decía.
“Hoy es un día de alegría”, continuó, pero ello no puede hacernos olvidar la preocupación ante el “desierto vocacional que estamos sufriendo a todos los niveles”, no solo al sacerdocio, sino también a la vida consagrada y al matrimonio, y “tenemos que despertar, porque la mies es abundante y los obreros son pocos”.
Nuestra tarea, la de toda la Iglesia, es ayudar y “llevar a las personas al encuentro con el Señor, que es el camino, la verdad y la vida, y que es el único capaz de saciar ese de deseo de amar y ser amados que llevamos dentro de nuestro corazón”, indicó exhortando a la interpelación de toda la Iglesia diocesana.
El Oratorio de Niños Pequeños y Adolescentes del Colegio Diocesano Mater Dei de Castellón ha presentado un proyecto con el que participa en el VII Premio a la Innovación y Buenas Prácticas de Pastoral Escolar, organizado por Escuelas Católicas de la Comunitat Valenciana junto con la Editorial Edelvives.
Este concurso, en el que pueden participar todos los centros escolares de la Comunitat, pretende reconocer a los mejores proyectos, experiencias y recursos didácticos para la enseñanza del área de Religión y Moral Católica y a experiencias, recursos y materiales didácticos para animar la pastoral. Este año se incluyen en las bases del premio la posibilidad de presentar proyectos diseñados para mantener viva la pastoral durante este tiempo de pandemia que estamos viviendo.
Tal y como explica Esteban Escrig, responsable del Oratorio, “hasta el pasado curso 2019-20, el colegio tenía programada para sus alumnos una pastoral basada en reuniones semanales, en las que niños y adolescentes son acercados a Cristo”. Para ello “contábamos con un pequeño oratorio, de una gran sencillez y belleza”.
A raíz de la pandemia, continua Esteban, “teníamos claro que ese espacio no iba a poder utilizarse como hasta ahora, ya que contaba con poca ventilación y debido a sus dimensiones no se podían garantizar las medidas sanitarias necesarias”.
Por ello se decidieron a llevar a cabo la idea del `Oratorio de campaña´, al aire libre, poniéndose a manos a la obra para ir salvando con creatividad todas las dificultades con las que se iban encontrando: selección del lugar idóneo, limpieza del área, materiales, mobiliario, camino de acceso, pintura, techo y suelo…. “Resulta realmente impresionante descubrir como la providencia existe y actúa”, indica el responsable.
Ello, ha sido posible gracias a los profesores y al personal del centro, a las familias y entidades privadas, que “se unieron para hacer posible que tengamos un lugar digno, bello y seguro donde poder vivir los encuentros semanales de Oratorio”. Cabe indicar que, siguiendo todas las medidas sanitarias necesarias, pasan por el Oratorio más de 400 niños y jóvenes semanalmente.
Este espacio fue bendecido por nuestro Obispo, D. Casimiro, en diciembre del pasado año, en un acto cargado de emotividad por cuanto supone un espacio abierto al encuentro con Jesús a través del Santísimo Sacramento.
A través de un vídeo, el colegio diocesano Mater Dei, agradece a las familias las donaciones voluntarias con las que se contribuye a la labor educativa del centro. El vídeo (disponible en el canal diocesano de Youtube) pone en valor la labor educativa de la diócesis de Segorbe-Castellón que se fundamenta en la educación en valores católicos que contribuyen a formar a los niños y adolescentes no solo en aquellas materias tan imprescindibles y necesarias para su formación académica, sino también a crecer en la fe en un ambiente familiar.
Este sábado se ha celebrado el retiro de Cuaresma para familias organizado por la Delegación Diocesana de Familia y Vida en el Seminario Mater Dei. Bajo el lema «Confinados con Cristo», «tratamos de ofrecer las claves y las herramientas necesarias para preparar la celebración de la Semana Santa en el seno de la familia a partir de la vivencia de esta Cuaresma y centrados en la necesidad de renovar la fe a partir de mañana mismo en que celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén en el Domingo de Ramos», ha asegurado Luis Oliver, delegado diocesano de la Pastoral Familiar y de la Vida.
Ante el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar, Juan Carlos Vizoso, rector del seminario Mater Dei, ha ofrecido una charla-meditación sobre «el pecado y la Misericordia» que se ha convertido en una maravillosa oportunidad para que los matrimonios, unidos ante el Señor, hayan podido mantener un diálogo íntimo con Él, al tiempo que se les proponía, ante el Santísimo, «desgranar cual es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros y cómo el pecado intenta romper precisamente nuestra conexión con Dios y su voluntad para nosotros».
En este sentido, Juan Carlos Vizoso ha meditado junto a los matrimonios respecto a los principales designios de Dios para el ser humano. En primer lugar que «toda nuestra realidad humana es una plasmación de Dios y la raíz profunda de nuestra felicidad porque somos creados a su imagen y semejanza», ha dicho. Por esto, quien consigue vivir a Dios en cualquier parcela de su vida, vive una felicidad plena, mientras que el pecado, ha contrapuesto, «es un intento de cancelar, precisamente eso, la obra de Dios».
En segundo lugar, «la llamada a ser uno» que, desde el punto de vista del amor conyugal supone la necesidad de que «exista transparencia de los esposos en todas las dimensiones del amor humano porque el amor cristiano se tiene que encarnar y tiene que tocar la herida». En este sentido, «el pecado es causa y consecuencia de la división porque nos desgana ante la existencia del otro yendo en contra del designio de Dios que nos llama a ser uno».
El tercer pilar es «ser Hijo» y, por tanto «aceptar la relación de dependencia y obediencia de nosotros hacia alguien superior». Reconocer esa dependencia significa aceptar que «Dios es capaz de darme unas gracias, una historia y de llamarme a una vocación». El mundo de hoy, ha explicado, «pretende cancelar todo eso y el pecado se convierte en un ataque a esa visión de dependencia del ‘ser Hijo’ que pretende impedirnos ver la mano de Dios en la historia que Él ha creado para cada uno de nosotros».
Por último, «el designio de Dios para nosotros es la libertad y el dominio para ser reyes y no esclavos». El misterio, ha matizado, «es que hay un bien elegido por Dios para mí y un bien que establezco yo en contra de Dios y de los demás pensando que es bueno para mí». Arrogarse la capacidad de decir lo que está bien y lo que está mal independientemente de Dios es ponerse por delante de Dios. Citando el Génesis (2, 16-17: Dios impuso al hombre este mandamiento: de cualquier árbol del jardín puedes comer, pero del árbol del bien y del mal no comerás porque el día en que comieras morirás sin remedio), ha contribuido a que los matrimonios participantes en el retiro reflexionaran respecto a la importancia de ‘ser Hijos de Dios’.
El retiro se ha desarrollado entre las 11.30 y las 13.30 y se han celebrado actividades paralelas para los hijos, a modo de catequesis adaptada cuyo contenido y objetivo es el mismo: «vivir la Semana Santa en Familia y confinados con Cristo».
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