La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha elegido, este miércoles 23 de noviembre, en primera votación, como secretario general a Mons. Francisco César García Magán. Según lo previsto en los estatutos de la CEE, ocupará el cargo durante los próximos cinco años. Mons. García Magán es en la actualidad obispo auxiliar de Toledo. Sustituye en el cargo a Mons. Luis Argüello García, nombrado en noviembre de 2018, pero que ha presentado su renuncia tras ser nombrado, el pasado mes de junio, arzobispo de Valladolid.
Los obispos de la Conferencia Episcopal Española (CEE), entre ellos el de nuestra Diócesis, D. Casimiro López Llorente, celebran su 120ª Asamblea Plenaria, del 21 al 25 de noviembre.
Uno de los temas del orden del día será la elección del Secretario General para el quinquenio 2023-2027. El proceso comenzará mañana por la tarde con la reunión “ad hoc” de la Comisión Permanente a la que corresponde, según los estatutos, proponer los candidatos. Entre estos candidatos, la Asamblea Plenaria elegirá en la mañana del miércoles 23 de noviembre al nuevo Secretario General.
Desde noviembre de 2018 ocupa este cargo Mons. Luis Argüello García, quien presenta su renuncia tras ser nombrado, el pasado mes de junio, arzobispo de Valladolid.
Información y temas de las Comisiones Episcopales
La Asamblea Plenaria recibirá información, como es habitual, de las distintas Comisiones Episcopales.
La Comisión Episcopal para la Educación y Cultura informará sobre la situación actual de la educación católica. Y la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, sobre el acompañamiento a la vida consagrada en España por parte de los obispos y del secretariado de esta Comisión.
La Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios presentará las modificaciones de las normas sobre el Diaconado Permanente, e informará sobre la visita pastoral a los seminarios mayores de España.
La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida expondrá su propuesta de trabajo sobre el Primer Anuncio y avanzará cómo van los preparativos para la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Portugal en agosto de 2023.
La Comisión Episcopal para la Evangelización, la Catequesis y el Catecumenado presentará el nuevo Catecismo para Adultos; y junto a la Comisión Episcopal para la Liturgia llevarán a la Asamblea el borrador de las “Orientaciones sobre los Ministerios Instituidos: Lector, Acólito y Catequista”.
También, de manera conjunta informarán las Comisiones Episcopales para el Clero y Seminarios; para la Vida Consagrada; para las Misiones y Cooperación con las Iglesias; y para los Laicos, Familia y Vida sobre el nuevo servicio de Pastoral Vocacional.
Otros asuntos del orden del día y documentos
La Plenaria debatirá sobre los siguientes documentos:
– Protocolo marco de prevención y actuación en caso de abuso.
– Borrador de documento sobre “persona, familia y sociedad”.
– Borrador de “Sistema de cumplimiento normativo penal de la Conferencia Episcopal Española”.
Los obispos también recibirán información sobre el desarrollo del Sínodo de los Obispos; el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME); el Tribunal de la Rota; y Ábside (TRECE y COPE).
Como es habitual en la Plenaria de noviembre, se presentarán para su aprobación la propuesta de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2023 y los presupuestos para el año 2023 de la Conferencia Episcopal Española y de los organismos que de ella dependen.
También se tratarán diversos temas de seguimiento y se procederá a la aprobación de distintas Asociaciones Nacionales.
Este mes de noviembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor los niños que sufren: “Recemos para que los niños y niñas que sufren, los que viven en las calles, las víctimas de las guerras y los huérfanos, puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia”.
Numerosos niños desde el inicio son rechazados, abandonados, les roban su infancia y su futuro. Alguno se atreve a decir, casi para justificarse, que fue un error hacer que vinieran al mundo. ¡Esto es vergonzoso! No descarguemos sobre los niños nuestras culpas, ¡por favor! Los niños nunca son «un error». Su hambre no es un error, como no lo es su pobreza, su fragilidad, su abandono —tantos niños abandonados en las calles; y no lo es tampoco su ignorancia o su incapacidad—; son tantos los niños que no saben lo que es una escuela. Si acaso, estos son motivos para amarlos más, con mayor generosidad. ¿Qué hacemos con las solemnes declaraciones de los derechos humanos o de los derechos del niño, si luego castigamos a los niños por los errores de los adultos?
Quienes tienen la tarea de gobernar, de educar, pero diría todos los adultos, somos responsables de los niños y de hacer cada uno lo que puede para cambiar esta situación. Me refiero a la «pasión» de los niños. Cada niño marginado, abandonado, que vive en la calle mendigando y con todo tipo de expedientes, sin escuela, sin atenciones médicas, es un grito que se eleva a Dios y que acusa al sistema que nosotros adultos hemos construido. Y, lamentablemente, estos niños son presa de los delincuentes, que los explotan para vergonzosos tráficos o comercios, o adiestrándolos para la guerra y la violencia. Pero también en los países así llamados ricos muchos niños viven dramas que los marcan de modo significativo, a causa de la crisis de la familia, de los vacíos educativos y de condiciones de vida a veces inhumanas. En cada caso son infancias violadas en el cuerpo y en el alma. ¡Pero a ninguno de estos niños los olvida el Padre que está en los cielos! ¡Ninguna de sus lágrimas se pierde! Como tampoco se pierde nuestra responsabilidad, la responsabilidad social de las personas, de cada uno de nosotros, y de los países.
Cuando se trata de los niños, en todo caso, no se deberían oír esas fórmulas de defensa legal profesionales, como: «después de todo, nosotros no somos una entidad de beneficencia»; o también: «en su privacidad, cada uno es libre de hacer lo que quiere»; o incluso: «lo sentimos, no podemos hacer nada». Estas palabras no sirven cuando se trata de los niños.
Con demasiada frecuencia caen sobre los niños las consecuencias de vidas desgastadas por un trabajo precario y mal pagado, por horarios insostenibles, por transportes ineficientes… Pero los niños pagan también el precio de uniones inmaduras y de separaciones irresponsables: ellos son las primeras víctimas, sufren los resultados de la cultura de los derechos subjetivos agudizados, y se convierten luego en los hijos más precoces. A menudo absorben violencias que no son capaces de «digerir», y ante los ojos de los grandes se ven obligados a acostumbrarse a la degradación.
También en esta época nuestra, como en el pasado, la Iglesia pone su maternidad al servicio de los niños y de sus familias. A los padres y a los hijos de este mundo nuestro les da la bendición de Dios, la ternura maternal, la reprensión firme y la condena determinada. Con los niños no se juega.
Pensad lo que sería una sociedad que decidiese, una vez por todas, establecer este principio: «Es verdad que no somos perfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será considerado demasiado costoso o demasiado grande, con tal de evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y que ha sido abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres». ¡Qué bella sería una sociedad así! Digo que a esta sociedad mucho se le perdonaría de sus innumerables errores. Mucho, de verdad.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todas las Iglesias locales de España, por sus pastores y por sus fieles, para que en cada una de ellas se viva y anuncie la fe con autenticidad, se fomenten los ministerios laicales y se encuentren caminos nuevos para la pastoral, abiertos a todos”.
“Urge interrogarnos juntos y con sinceridad, entre otras cosas, si estamos evangelizando; si somos capaces de salir de nosotros mismos y conectar con el mundo con nuevas actitudes, con un estilo nuevo y con un renovado ardor; y si estamos convencidos de que anunciar a Jesucristo y el Evangelio es el mejor regalo que podemos hacer a los hombres y mujeres de hoy y a la sociedad. Al salir a la misión hemos de respaldar nuestra palabra con el testimonio humilde de unas comunidades fraternas y de un presbiterio fraterno; y mostrar que es posible amar con un amor verdadero y con la alegría que brota del encuentro con el Resucitado. El Espíritu del Señor está en nosotros y nos alienta y urge a salir a la misión. Dejémonos conducir por el Espíritu Santo”.
El sábado 29 de octubre la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada convocó a las nuevas comunidades y familias eclesiales presentes en las Diócesis españolas a un encuentro fraterno y de formación bajo el título “Vocación y misión de las familias eclesiales de vida consagrada al servicio de la Iglesia sinodal”. Entre las familias eclesiales, participó la Comunidad de las Bienaventuranzas.
El encargado de la ponencia fue el presidente de la comisión y obispo de León, D. Luis Ángel de las Heras. Haciendo un completo recorrido por diversos documentos que iluminan la noción de familia eclesial de vida consagrada, destacó la importancia de la colaboración con los obispos y la vida diocesana, así como la prioridad de la misión. Al final, todo se resumía en el concepto de “comunión misionera”.
A partir de la reflexión hecha durante décadas sobre las llamadas “nuevas formas de vida consagrada”, en los años 2000 el Dicasterio para la vida consagrada concibió un esquema llamado “familia eclesial”, que se trata de un instituto de vida consagrada que une en una misma estructura canónica miembros consagrados, clérigos y laicos.
La Comunidad de las Bienaventuranzas, fundada en Francia hace 50 años, fue erigida como familia eclesial de derecho diocesano el 8 de diciembre de 2020. Está presente en la Diócesis desde 2004, y en la actualidad centra su apostolado en los retiros espirituales y en el Proyecto Nazareth de apoyo a jóvenes madres solteras y sus hijos.
Además, en el encuentro también estuvo presente la Fraternidad Monástica de la Paz, presente en nuestra Diócesis, siguiendo la espiritualidad de los Padres del Desierto.
La Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Española (CEE) celebró ayer, en el Aulario Papa Francisco de Madrid, una Jornada Técnica de formación en comunicación, en la que estuvo presente la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social, representada por Juan Gozalbo.
El objetivo de la misma era “mejorar la presencia de la Iglesia en las radios, como un medio en el que anunciar la alegría del Evangelio”, y para ello se contó con tres profesionales y expertos del sector.
D. José Ángel Cuadrado, Coordinador digital en el grupo Ábside Media que abrió la Jornada hablando de “la conversión del programa de radio en podcast”; D. Roberto Pablo, profesor de locución en el master universitario de Radio de la Fundación COPE que explicó como “hacer de la voz contenido e imagen”; y D. Mario Alcudia, Director académico del máster que se centró en la estructura, guion, ritmo y escaleta de los programas de radio.
Nota de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida ante la nueva Ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo y ante la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
Mons. José Mazuelos, obispo de Canarias y Pdte. de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida
La Iglesia tiene la misión en este mundo de defender y mostrar la dignidad de cada persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y de alzar la voz proféticamente cuando esta dignidad se ve amenazada de distintas maneras.
En los últimos meses, se han incoado iniciativas legislativas que, lejos de promover el bien de la persona y su dignidad, atentan gravemente contra la misma. Es por ello que queremos invitar a los miembros del Pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a reflexionar sobre estos asuntos.
En primer lugar, mostramos nuestra preocupación y nuestro rechazo ante la aprobación de la nueva ley del aborto. Varios son los aspectos reprobables de esta ley entre los que podemos destacar los siguientes: promulgar el aborto como un derecho, el atentado a la igualdad que supone permitir el aborto de los discapacitados hasta los cinco meses y medio, la posibilidad de que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres, la obligatoriedad de que los médicos que rechacen realizar abortos tengan que inscribirse en un registro de objetores de conciencia o la eliminación del período de reflexión antes de abortar y de la información sobre alternativas al aborto.
En segundo lugar, expresamos nuestra inquietud por la posible aprobación de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI que contiene en su articulado elementos realmente preocupantesde imposición de la teoría queer, teoría que cuestiona radicalmente la identidad sexual de las personas, en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social, estableciendo e imponiendo arbitrariamente una única concepción antropológica.
Durante su pontificado el Papa Franciscoha hablado, en numerosas ocasiones y siempre en tono sumamente crítico, de la denominada “ideología de género” llegándola a considerar uno de los mayores atentados de nuestros días contra la dignidad humana y, tal vez, la mayor amenaza existente contra la familia. Dicha ideología de género es el fundamento de esta nueva ley de la transexualidad.
Ante este horizonte de colonización ideológicaqueremos recordar la antropología adecuada que nos muestra que la persona es la unión de cuerpo y alma, siendo el cuerpo un bien de la creación y expresión de la persona. Desde este fundamento sólido expresamos lo siguiente:
1.- Son muchos los testimonios de familias, madres, jóvenes y adolescentes que han sufrido las consecuencias que produce la llamada teoría queer o teoría del gender. A todos ellos queremos mostrar nuestro apoyo y ayuda y tenderles la manopara iluminar la perversión de una legislación ideológica.
2.- Es preocupante la implicación directa de la Administración y de los poderes públicos en la promoción de los postulados de la ideología de género. Un estado democrático no puede imponer una peculiar y reducida visión antropológica en todos los ámbitos: educativo, jurídico, sanitario, laboral, en los medios de comunicación, en la cultura, el deporte y el ocio.
3.- Es llamativo que se haya incrementado considerablemente el número de adolescentes que piden cambiar de sexo sin presentar una auténtica disforia de género, sino como manifestación de inestabilidades afectivas propias de esa edad. Todos los estudios científicos coinciden en que más del 70% de los niños que piden cambiar de sexo, cuando pasan la adolescencia, no siguen pidiendo el cambio.
4.- La despatologización de la transexualidad se identifica con favorecer una intervención médica, pero sin criterios médicos, sino con criterios subjetivos del paciente. Despatologizar significaría poder solicitar y aplicar tratamiento médico e incluso quirúrgico de forma arbitraria, obligando al personal sanitario a obedecer los deseos de los pacientes, aunque ello conlleve graves riesgos para la persona. Estamos ante un ejemplo claro de irracional dogmatismo ideológico.
5.- Se regula por ley que la transexualidad es fruto de una elección de la identidad de género, evitando que la ciencia, a través de la medicina, estudie y determine el tratamiento más aconsejable. Podemos decir, por tanto, que se niega la posibilidad de tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género, confundiendo el diagnóstico médico con un intento de anulación de la personalidad.
6.- No se puede decir que la reasignación de sexo hormonal y quirúrgico soluciona los problemas que conlleva los trastornos de disforia. Son muchos los testimonios de personas que se han sometido a la reasignación y no han visto solucionado su situación. Igualmente hay que valorar bien los tratamientos y explicar las secuelas, los efectos secundarios y las complicaciones de los mismos.
7.- La comunidad cristiana y, en particular, los pastores debemos desarrollar, siempre, sentimientos de acogida hacia las personas con disforia de género, a quienes les asiste el derecho a ser respetados y a ser tratados con los medios lícitos puestos a disposición por la medicina para conseguir el nivel de salud física, psíquica y relacional más alto y satisfactorio que sea posible, en los límites de su condición y en el respeto pleno de la verdad y de la dignidad humana.
8.- Los fieles que se encuentran en esta situación son hijos amados del Padre, y como cualquier otro fiel se han convertido, a través del bautismo, en herederos de la vida eterna. Ellos están llamados por Jesucristo a la santidad y a realizar, animados por el Espíritu Santo la voluntad de Dios en sus vidas, uniendo al sacrificio de la cruz los sufrimientos y las dificultades que puedan experimentar a causa de su condición.
9.- Hay que alzar la voz con fuerza y denunciar el uso de tratamientos prematuros e irreversibles aún más cuando no se está seguro de la existencia de una auténtica Disforia de Género. Las actuaciones médicas que se lleven a cabo en los menores, después de una serena reflexión, nunca deben ser de carácter irreversible dada la incertidumbre sobre los cambios que pueden darse en el desarrollo de la personalidad durante las fases de la pubertad y la adolescencia.
10.- Hay que respetar la libertad de conciencia y de ciencia a todos los profesionales de los diversos ámbitos de la vida social sin condicionar el desempeño profesional en libertad. Nos preocupa que se quiera imponer un adoctrinamiento que condicione el desempeño profesional en el campo educativo, sanitario, función pública, judicatura, cultura, medios de comunicación.
La Iglesia es una Madre que quiere salir al encuentro de las mujeres en riesgo de abortar porque se encuentran solas y sin recursos, de las mujeres que han abortado y padecen las consecuencias de esta decisión. La Iglesia también acoge en su seno a las personas que sufren por su disforia de género y a las familias de los niños y adolescentes que experimentan confusión en su identidad y necesitan acompañamiento.
Pidamos a Santa María, Madre de la Vida y Reina de la Familia, que interceda por nosotros para que nos dé creatividad para instaurar la tan necesaria cultura de la vida y caridad para atender a las personas que permanecen heridas al borde del camino.
Este mes de octubre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor una Iglesia abierta a todos: “recemos para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, fraternidad y acogida”.
104. «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación». Por lo tanto, en el cumplimiento de su misión, la Iglesia está llamada a una constante conversión que es también una «conversión pastoral y misionera», consistente en una renovación de mentalidad, de actitudes, de prácticas y de estructuras, para ser cada vez más fiel a su vocación. Una mentalidad eclesial plasmada por la conciencia sinodal acoge gozosamente y promueve la gracia en virtud de la cual todos los Bautizados son habilitados y llamados a ser discípulos misioneros. El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de «un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones».
105. La conversión pastoral para la puesta en práctica de la sinodalidad exige que se superen algunos paradigmas, todavía frecuentemente presentes en la cultura eclesiástica, porque expresan una comprensión de la Iglesia no renovada por la eclesiología de comunión. Entre ellos: la concentración de la responsabilidad de la misión en el ministerio de los Pastores; el insuficiente aprecio de la vida consagrada y de los dones carismáticos; la escasa valoración del aporte específico cualificado, en su ámbito de competencia, de los fieles laicos, y entre ellos, de las mujeres.
106. En la perspectiva de la comunión y de la puesta en acto de la sinodalidad, se pueden señalar algunas líneas fundamentales de orientación en la acción pastoral:
a. la activación, a partir de la Iglesia particular y en todos los niveles, de la circularidad entre el ministerio de los Pastores, la participación y corresponsabilidad de los laicos, los impulsos provenientes de los dones carismáticos según la circularidad dinámica entre “uno”, “algunos” y “todos”;
b. la integración entre el ejercicio de la colegialidad de los Pastores y la sinodalidad vivida por todo el Pueblo de Dios como expresión de la comunión entre las Iglesias particulares en la Iglesia universal;
c. el ejercicio del ministerio petrino de unidad y de guía de la Iglesia universal por parte del Obispo de Roma en la comunión con todas las Iglesias particulares, en sinergia con el ministerio colegial de los Obispos y el camino sinodal del Pueblo de Dios;
d. la apertura de la Iglesia católica hacia las otras Iglesias y Comunidades eclesiales en el compromiso irreversible de caminar juntos hacia la plena unidad en la diversidad reconciliada de las respectivas tradiciones;
e. la diaconía social y el diálogo constructivo con los hombres y las mujeres de las diversas confesiones religiosas y convicciones para realizar juntos una cultura del encuentro.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por quienes no conocen a Cristo, por quienes han abandonado la fe o son indiferentes a ella, para que puedan recibir el testimonio de palabra y de obra que haga nacer en ellos el deseo de caminar hacia Él”.
«También hoy Jesús nos dice a cuantos formamos la Iglesia diocesana: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”. Su mandato no es facultativo. El Señor nos manda dos cosas: “Id” y “haced”. Hemos de salir con una finalidad bien precisa: Hacer discípulos del Señor mediante el anuncio, el bautismo y una vida conforme a lo que Jesús ha enseñado y mandado».
«Nuestra Iglesia entera –miembros y comunidades- estamos llamados a ponernos en estado de misión y comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal con Jesucristo y “da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Y las comunidades cristianas deben llegar a ser «verdaderas comunidades de discípulos misioneros del Señor; o en la evangelización dirigida a los bautizados que han perdido el sentido vivo de la fe o que no se reconocen ya ni se sienten miembros de la Iglesia, o a aquellos que nunca oyeron hablar de Cristo. Y vale también para la misión ad gentes entre pueblos, grupos humanos o ambientes donde Cristo y su Evangelio no son conocidos. El Señor nos envía a salir a todas las periferias existenciales y geográficas, a todos los ambientes en que se mueven y trabajan los hombres y mujeres de hoy para llevar la alegría del Evangelio, que cura y sana las heridas, libera y salva, transforma a las personas y las estructuras».
En esta mañana la CEE se sumará a esta jornada con una Adoración eucarística, en la que participarán todas sus oficinas. Con el lema “Arrodillados ante la Eucaristía para invocar la paz” el CCEE invita a celebrar actos de adoración eucarística en las iglesias de Europa.
Adoración eucarística por la paz en las Iglesias de Europa
Obispos de las Conferencias Episcopales y fieles se encontrarán de rodillas ante el Santísimo para invocar del Señor la paz para Ucrania, haciendo suyo el llamamiento del papa Francisco que pide “a todos ser constructores de paz y a rezar para que los pensamientos se propaguen por todo el mundo, así como proyectos de concordia y reconciliación”.
Los obispos europeos, en varias ocasiones, han unido su voz a la del Papa para que callen las armas y para poner fin de inmediato a la guerra en Ucrania y para trabajar por la paz.
Asimismo, desde el CCEE se han realizado numerosos llamamientos a los líderes de las naciones y a la comunidad internacional para que hagan todo lo que esté a su alcance para poner fin a la guerra actual que está destruyendo vidas y causando un sufrimiento incalculable.
Esta iniciativa, llamada «cadena eucarística», está concebida como signo de la cercanía de la Iglesia a las víctimas del covid y a sus familias. Este año se ha convertido también en una oportunidad para rezar por las víctimas de la guerra e invocar la paz en Ucrania.
Año de la Santa Cruz, en la Iglesia de Ucrania
Por su parte, la Conferencia Episcopal del Rito Católico Romano en Ucrania ha declarado 2022 como el Año de la Santa Cruz. En una carta publicada con motivo del inicio del Año de la Santa Cruz, los obispos ucranianos declararon que «en este momento, sentimos más que nunca lo que es la violencia contra los inocentes, lo que es la crucifixión de los inocentes. Ahora más que nunca entendemos a Jesucristo en su Vía Crucis, entendemos su sufrimiento y su muerte como un Cordero inocente que fue crucificado por personas que se entregaron al servicio del mal».
El Año de la Santa Cruz finalizará con una solemne Santa Liturgia y Vía Crucis con la participación de todos los obispos católicos romanos de Ucrania el 14 de septiembre de 2022, durante la Jornada Europea de Oración por Ucrania, en el Santuario de la Pasión del Señor en Sharhorod.
Este mes de septiembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor la abolición de la pena de muerte: “Recemos para que la pena de muerte, que atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo”.
263. Hay otra manera de hacer desaparecer al otro, que no se dirige a países sino a personas. Es la pena de muerte. San Juan Pablo II declaró de manera clara y firme que esta es inadecuada en el ámbito moral y ya no es necesaria en el ámbito penal. No es posible pensar en una marcha atrás con respecto a esta postura. Hoy decimos con claridad que «la pena de muerte es inadmisible» y la Iglesia se compromete con determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo.
267. Quiero remarcar que «es imposible imaginar que hoy los Estados no puedan disponer de otro medio que no sea la pena capital para defender la vida de otras personas del agresor injusto». Particular gravedad tienen las así llamadas ejecuciones extrajudiciales o extralegales, que «son homicidios deliberados cometidos por algunos Estados o por sus agentes, que a menudo se hacen pasar como enfrentamientos con delincuentes o son presentados como consecuencias no deseadas del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para hacer aplicar la ley».
268. «Los argumentos contrarios a la pena de muerte son muchos y bien conocidos. La Iglesia ha oportunamente destacado algunos de ellos, como la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen de ello los regímenes totalitarios y dictatoriales, que la utilizan como instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales, todas víctimas que para sus respectivas legislaciones son “delincuentes”. Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados, por lo tanto, a luchar no sólo por la abolición de la pena de muerte, legal o ilegal que sea, y en todas sus formas, sino también con el fin de mejorar las condiciones carcelarias, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad. Y esto yo lo relaciono con la cadena perpetua. […] La cadena perpetua es una pena de muerte oculta»
269. Recordemos que «ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante». El firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego al peor de los criminales, no se lo negaré a nadie, daré a todos la posibilidad de compartir conmigo este planeta a pesar de lo que pueda separarnos.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los migrantes y refugiados, para que encuentren la acogida que esperan, sea reconocida su dignidad y sean atendidos con amor en sus necesidades materiales y espirituales”.
En su carta del 26 de septiembre de 2020, con motivo de la Jornada Mundial de los migrantes y refugiados, nuestro Obispo, D. Casimiro, nos decía lo siguiente:
«Hoy también son miles las personas que huyen del hambre, de la guerra, de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias. Jesús está presente en cada uno de ellos, obligados como Él a huir para salvarse. Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (cf. Mt 25,31-46). Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos haberlo conocido, amado y servido».
«Ante tantas personas afectadas por el fenómeno migratorio es necesario examinar sus causas y analizar los problemas de estos hermanos desde el punto de vista humano, económico, político, social y pastoral. Nos urge repensar nuestras actitudes personales, eclesiales, sociales y políticas, y redoblar nuestro compromiso real y efectivo con los emigrantes, los refugiados y sus familias, y en especial con los que llegan hasta a nosotros. No es un fenómeno más; no se trata de números; son ante todo personas con la misma dignidad sagrada que los autóctonos. Ellos nos interpelan en nuestro modo tradicional de vivir; a veces se encuentran por nuestra parte con sospechas, temores y prejuicios que hemos de analizar y superar. Como personas humanas que son, los migrantes y refugiados se merecen acogida, respeto y estima; ellos, a su vez, han de respetar y reconocer el patrimonio material y espiritual del país que los hospeda».
Este mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intenciónpor los pequeños y medianos empresarios: “Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por la crisis económica y social, encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven”.
«El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay una buena economía sin un buen empresario. No hay buena economía sin buenos empresarios, sin vuestra capacidad para crear, crear trabajo, crear productos. […] Es importante reconocer las virtudes de los trabajadores y las trabajadoras. Sus necesidades —de los trabajadores y las trabajadoras— tienen que ver con el hacer bien el trabajo porque el trabajo hay que hacerlo bien. A veces se piensa que un trabajador trabaja bien sólo porque se le paga: esta es una grave desestima de los trabajadores y del trabajo, porque niega la dignidad del trabajo, que inicia precisamente en trabajar bien por dignidad, por honor. El verdadero empresario —intentaré dibujar el perfil de un buen empresario— el verdadero empresario conoce a sus trabajadores, porque trabaja junto a ellos, trabaja con ellos. No olvidemos que el empresario debe ser antes que nada un trabajador. Si él no tiene esta experiencia de la dignidad del trabajo, no será un buen empresario. Comparte las fatigas de los trabajadores y comparte las alegrías del trabajo, la solución de los problemas, crear algo juntos. Y si debe despedir a alguien es siempre una decisión dolorosa y no lo haría, si pudiese. Ningún buen empresario ama despedir a su gente —no, quien piensa resolver el problema de su empresa despidiendo a la gente, no es un buen empresario, es un comerciante, hoy vende a su gente, mañana vende la propia dignidad—, sufre siempre, y a veces de este sufrimiento nacen nuevas ideas para evitar el despido. Este es el buen empresario. Yo recuerdo, hace casi un año, un poco menos, en la misa en Santa Marta a las7 de la mañana, a la salida saludo a la gente que está ahí, y se acercó un hombre. Lloraba. Dijo: “he venido a pedir un favor: estoy al límite y debo hacer una declaración de quiebra. Esto significaría despedir unos 60 trabajadores, y no quiero, porque siento que me despido a mí mismo”. Y aquel hombre lloraba. Él era un buen empresario. Luchaba y pedía por su gente, porque era “suya”: “Es mi familia”. Están unidos…».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los laicos, en particular por quienes participan en la Peregrinación Europea de la Juventud, para que sepan llevar la buena noticia del Evangelio, de palabra y de obra, a todos los ambientes de su vida”.
En su carta del 2 de noviembre de 2019, con motivo del Congreso Nacional de Laicos, nuestro Obispo D. Casimiro recordaba la misión de los laicos, imprescindibles para la urgente tarea de la nueva evangelización:
«Una vez más os recuerdo que la misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad».
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