Año Jubilar, Año de gracia del Señor
Jesucristo, leyendo al profeta Isaías, dice que Él ha venido a proclamar el Año de Gracia del Señor: de abundancia y regalo de sus bienes. El Jubileo cristiano es un tiempo destinado a promover la santidad, animar a los creyentes para que vivan de acuerdo con el Evangelio, invitar a seguir a Jesucristo con mayor entusiasmo. Es tiempo de perdón, de reconciliación. Es tiempo de mirar la vida a Ia luz de la Palabra de Dios, que ilumina el pasado con sus luces (buenas obras) y sus sombras (pecados) y abre caminos de arrepentimiento hacia un futuro de santidad.
Durante el Jubileo la Iglesia concede la Indulgencia plenaria con el ánimo de fortalecer la fe de todos sus hijos, también de los que se encuentran alejados y quieren volver al camino del Señor.
Existen dos clases de Jubileos: los ordinarios, que se celebran en plazos de años preestablecidos, como el de Santiago de Compostela; y los extraordinarios, que conmemoran un acontecimiento puntual, como el que el Papa Francisco ha concedido a nuestra diócesis para celebrar el 775 aniversario de la sede episcopal en Segorbe.
El 12 de Abril nuestro Obispo abrirá solemnemente la Puerta Santa en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica en Segorbe. Por eso nuestra Catedral estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. Por la puerta Santa, cualquiera que entre, podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.
¿Qué es la Indulgencia Jubilar?
Como nos recordaba el Papa Francisco en la Carta Misericordiae vultus, la indulgencia, en el Año Santo, adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.
La indulgencia, en efecto, nos libera de todo residuo o consecuencia del pecado y nos habilita a obrar con caridad y a crecer en el amor. Vivir entonces la indulgencia en el Año Jubilar significa acercarse a la plenitud de la misericordia del Padre con la certeza de que nos ofrece, a través de la Iglesia, por los méritos de Cristo y por los bienes espirituales de la comunión de los santos, no sólo el alivio de las penas que merecen nuestros pecados sino que también repara el desequilibrio interior y la desordenada relación con las criaturas que nos dejaron nuestros pecados.
Es, por eso, que la indulgencia ha de ser para nosotros una gracia preciosa que desearemos alcanzar, si de verdad queremos ir por el camino adecuado de nuestra vida cristiana, por el de la santidad. En realidad, la indulgencia nos encauza por el camino de la perfección.
¿Cómo alcanzar la indulgencia plenaria?
1. Para lucrar la indulgencia plenaria de este Jubileo hace falta que los fieles, movidos por un verdadero espíritu de penitencia y caridad, visiten la propia iglesia Catedral como peregrinos y participen allí devotamente en los ritos jubilares, o, al menos, dediquen un conveniente espacio de tiempo a piadosas consideraciones, concluyendo con la Oración Dominical, el Símbolo de la Fe y la invocación a la Santísima Virgen María.
2. Para conseguirla, además de la exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial, es necesario cumplir tres condiciones:
– confesión sacramental;
– comunión eucarística;
– oración por las intenciones del Papa.
3. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día y se puede aplicar por tu alma o por la de los difuntos.
4. Los fieles que por edad o enfermedad no puedan salir de casa pueden alcanzar la Indulgencia plenaria en su propia casa si cumplen todo lo que sigue:
-están arrepentidos de los pecados cometidos y tienen sincero deseo de no pecar más
-tienen verdadera intención de cumplir las 3 condiciones generales (confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa) tan pronto como les sea posible;
-se unen espiritualmente a las celebraciones o peregrinaciones jubilares, ofreciendo a Dios sus oraciones y sufrimientos.
5. Todo esto entra en vigor desde el 12 de Abril de 2022 hasta el 16 de Abril 2023, ambos inclusive.