El calendario 2021 del MCMC propone como primera acción del año la oración por la unidad de los cristianos
El Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC) invita a vivir este 2021 “como una oportunidad para repensar nuestras vidas” y unirnos en oración por la unidad de los cristianos durante la semana del 18 al 25 de enero. En el marco del tema de este año: “Permanece en mi amor (…) darás mucho fruto”, el MCM impulsará a través de la oración “el cuidado de la creación como parte integral de la experiencia cristiana” a partir de la proclamación del Santo Padre para que este 2021 se fortalezca la unidad como un solo movimiento católico mundial por el clima “unidos por Dios y por la creación como nunca antes”.
Cabe recordar que el Movimiento Mundial por el Clima nació en 2015 tras la publicación de la encíclica del Papa Francisco que recoge la problemática ecológica “Laudato Si”, título inspirado en la invocación de San Francisco de Asís, que en el Cántico de las creaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos » (1).
Para el Santo Padre, el testimonio de San Francisco, “nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad” (11). Por ello para el Papa es un “desafío urgente proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”(13).
Asumiendo este desafío, desde 2015, el Movimiento Católico Mundial por el Clima no ha dejado de promover y sugerir acciones. Para este 2021, se recogen, en un calendario, todas las propuestas de oración, así como otros servicios y actividades para cada mes del año. Tal como asegura el Papa Francisco en “Laudato” Si, “la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior (…) vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217).