Queridos diocesanos:
La Cuaresma es un tiempo propicio para la conversión de vida a Dios y para dejarse reconciliar con Dios. Como en el caso del hijo pródigo, Dios está esperando siempre a que regresemos a la casa del Padre, sale a nuestro encuentro y nos ofrece el abrazo del perdón amoroso mediante la Iglesia en el Sacramento de la Penitencia. Quien conoce la profundidad del amor de Cristo y de la misericordia del Padre, siente la insuficiencia de sus respuestas, el dolor por la propia infidelidad al amor de Dios y la urgencia de conformarse cada vez más con la caridad de Cristo. Leer más