Ayer por la noche tuvo lugar el primero de los encuentros que se van a celebrar durante estos meses entre nuestro Obispo con los sacerdotes, diáconos permanentes y miembros de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal de los 14 arciprestazgos de la Diócesis.
La primera reunión ha sido con el Arciprestazgo de La Vall d´Uixó, que comprende Chilches, La Llosa, Alfondeguilla, Moncófar, La Vall d´Uixó y Almenara. Tuvo lugar en el salón de actos de la Caja Rural San Isidro de La Vall d´Uixó, y estuvo presidida por el Obispo, D. Casimiro, y por el Arcipreste, D. Marc Estela.
El objetivo era tratar la programación anual, como viene siendo habitual al comienzo de cada curso pastoral, pero en esta ocasión también para abordar otros temas de actualidad de nuestra Iglesia diocesana, como es la presentación de la Carta Pastoral de D. Casimiro con motivo del Año Jubilar diocesano por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, y de la Reflexión Diocesana, que llevamos a cabo de forma armónica junto la Fase Diocesana del Sínodo de los Obispos.
Tras la oración, por parte de los secretarios se realizó la presentación de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal, así como su funcionamiento. Posteriormente, el Obispo pasó a exponer la Carta Pastoral. “En este año el Señor nos ofrece una gracia especial, no solo por el Proceso que a nivel universal se ha puesto en marcha, sino también porque nos estamos preparando para el Año Jubilar”, dijo al inicio de su intervención.
Este va a ser también un “camino de oración y de reflexión, para ver donde estamos, que necesitamos, cual es la llamada que el Señor nos hace, cual es el camino que nos va marcando”, y lo hacemos “en plena comunión con la Iglesia Universal”, continuó. En este sentido, D. Casimiro recalcó que la Fase Diocesana del Sínodo de los Obispos y la Reflexión Diocesana “no son dos procesos paralelos, son el mismo, coinciden, ya que la consulta del Sínodo está integrada en la Reflexión”.
También exhortó a todos a ser agradecidos, y a “acoger esta gracia y todos los dones que el Señor nos va a ofrecer a raudales”, pero para ello y ante las dificultades es muy importante “abrirse a la acción del Espíritu”. “Caminemos juntos – dijo – cada uno según su vocación, carisma y ministerio recibido, pues todos tenemos algo que aportar”.
La Carta, que lleva por título `La Iglesia diocesana en Jubileo: de la memoria agradecida, a la comunión vivida y el compromiso misionero´, tiene “una triple perspectiva: pasado, para dar gracias y para pedir perdón; para vivir el presente desde la comunión; y desde ahí salir a la misión”, puntualizó.
Así lo ha anunciado D. Casimiro a través de una carta convocando a los Sacerdotes, Diáconos permanentes y Miembros de los Consejos de Pastoral parroquiales y arciprestal del Arciprestazgo de La Vall d´Uixó, donde expresa su deseo de mantener estos encuentros con todos los Arciprestazgos de la Diócesis de Segorbe-Castellón para tratar la programación anual, como viene siendo habitual al comienzo de cada curso pastoral, pero también para abordar otros temas de actualidad de nuestra Iglesia diocesana.
La oportunidad de estos encuentros, afirma nuestro Obispo en la misiva, «es muy oportuno por el carácter extraordinario de este curso pastoral en el que nos estamos preparando para celebrar un Año Jubilar diocesano con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, origen de nuestra Iglesia Diocesana». Del mismo modo se refiere al recientemente inaugurado «proceso sinodal de oración y reflexión sobre la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana, unidos a la Iglesia universal». Estas son las razones por las que, en la misma convocatoria, nuestro Obispo, advierte el deseo de compartir «alegrías y esperanzas, preocupaciones y dificultades, y, sobre todo, alentaros para vivir con alegría y esperanza este momento de gracia del Señor para crecer en comunión y salir a la misión».
Calendario de reuniones
1ª reunión: Arciprestazgo de La Vall d´Uixó (19 de octubre)
2ª reunión: Arciprestazgo de Vila-real (26 de octubre)
3ª reunión: Arciprestazgo de Castellón Sur (29 de octubre)
4ª reunión: Arciprestazgo de Onda (4 de noviembre)
5ª reunión: Arciprestazgo de Lucena del Cid (9 de noviembre)
6ª reunión: Arciprestazgo de Almazora (23 de noviembre)
7ª reunión: Arciprestazgo de Nules (25 de noviembre)
8ª reunión: Arciprestazgo de Albocàsser (26 de noviembre)
9ª reunión: Arciprestazgo de Pla de l´Arc (30 de noviembre)
10ª reunión: Arciprestazgo de Segorbe (2 de diciembre)
11ª reunión: Arciprestazgo de la Costa (3 de diciembre)
12ª reunión: Arciprestazgo de Castellón Norte (9 de diciembre)
13ª reunión: Arciprestazgo de Burriana (10 de diciembre)
14ª reunión: Arciprestazgo de Jérica (17 de diciembre)
Tras la presentación de la Reflexión Diocesana, y de la Carta Pastoral de nuestro Obispo con motivo de la celebración del Año Jubilar Diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y de nuestra Diócesis, ayer se reunieron todos los Delegados diocesanos con D. Casimiro para coordinar los eventos y acciones a llevar a cabo en la Diócesis durante este Curso Pastoral.
Uno de ellos será la apertura en la Diócesis del Sínodo de los Obispos, el próximo 16 de octubre, llevando por lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Para ello, la Vicaría de Pastoral ha enviado dos documentos con información sobre el proceso sinodal a todos los sacerdotes: el Documento preparatorio y el Vademecum.
Los Delegados, Subdelegados y Directores de Secretariados trataron las propuestas y las acciones previstas realizar por cada Delegación con el fin de potenciar y de animar a todo el Pueblo de Dios a una amplia participación, así como de su preparación espiritual, tanto en la Reflexión Diocesana, en la que está integrada la consulta sinodal, como en la preparación para el Jubileo. Otro tema tratado en la reunión fue la necesidad de implicar también a todas las realidades diocesanas representadas por los Delegados y Subdelegados.
Carta del Obispo, D. Casimiro: «Caminar hacia un ‘nosotros’ cada vez más grande».
La Diócesis inicia un nuevo Curso Pastoral presentando el Año Jubilar por el 775º aniversario de la Sede Episcopal en Segorbe y la Reflexión Diocesana.
Entrevista a Sonia Barreda, Delegada diocesana para la Pastoral Penitenciaria.
El Papa de cerca: Virgen Santa, Ntra. Sra. de La Merced
Sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas y seglares pertenecientes a todas las delegaciones y a todas las realidades que conforman la Diócesis de Segorbe-Castellón han respondido esta mañana a la convocatoria que realizó nuestro Obispo, D. Casimiro, a participar en la Jornada Diocesana de inicio de Curso Pastoral, que ha tenido lugar en el Seminario diocesano Mater Dei.
Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia y de todo cristiano
A las 10:30h. se ha congregado una gran representación de toda nuestra Iglesia diocesana para la celebración de la Eucaristía, en todo momento respetando las medidas sanitarias de seguridad, que ha presidido el Obispo. En la homilía ha exhortado a vivir este nuevo curso “desde el Señor, presente en medio de nosotros en la Eucaristía”, y que “nos envía a la misión”.
También ha invitado a dejarse llevar y mover por el Espíritu Santo, que es quien “nos alienta a vivir como cristianos, transforma nuestro corazón y nos purifica para ser signo transparente y visible de Cristo Jesús en medio del mundo”, ha continuado.
También ha recordado cual es “nuestra tarea” como cristianos rememorando del mandato de Jesús, «Id y haced discípulos», alentando a “llevar a las personas al encuentro con Él, para que transformado su corazón desde la fe en el Señor resucitado también ellos vayan transformando la realidad que nos rodea”.
Para ello, el Evangelio ha de llegar a todos, ha explicado, exhortando a acercarse y a acompañar a los que sufren y han perdido el rumbo de su vida, “no con palabras de prepotencia y de acusación, sino para llevarles al encuentro sanador, liberador y transformador del Señor”.
Carta Pastoral de nuestro Obispo, una ayuda para preparar y celebrar el jubileo
Tras una pausa, D. Casimiro ha presentado su Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar Diocesano por el 775º Aniversario de Segorbe como sede episcopal (1247/2022), y que lleva por título “La Iglesia diocesana en Jubileo: de la memoria agradecida, a la comunión vivida y el compromiso misionero”. Con ella, pretende animar a todos los fieles a preparar con esmero y a celebrar con alegría este jubileo.
Como ha explicado, este Aniversario tiene su origen en la bula Pie Postulatio del Papa Inocencio IV, del 12 de abril de 1274, reconociendo la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre. Posteriormente, en 1960, por voluntad de San Juan XXIII pasa a llamarse Diócesis de Segorbe-Castellón.
Por ello, el Año Jubilar comenzará el 12 de abril de 2022 y será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia. Este “es un don que hemos recibido”, ha dicho el Obispo, que debe ayudarnos “a tomar conciencia de lo que somos y de lo que estamos llamados a ser”, el Señor lo ha puesto en nuestras manos “para que lo sigamos viviendo y transmitiendo a los hombres y mujeres de hoy”.
Así, este es “un Año de gracia de Dios para hacer memoria agradecida del pasado, de purificación y renovación personal, comunitaria y pastoral en el presente que nos aliente a salir a la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, para llevar a todos la alegría del Evangelio”, ha explicado.
Posteriormente ha indicado los principales objetivos: dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos, pedir perdón por nuestros pecados e infidelidades, favorecer la conversión personal y comunitaria, propiciar la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana, fortalecer la comunión eclesial, y caminar juntos favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana según la propia vocación, ministerio o carisma para ser una Iglesia en salida, evangelizada y evangelizadora.
En relación a las disposiciones o actitudes que deberíamos cultivar a nivel personal y comunitario para este Jubileo, el Obispo ha destacado las siguientes: volver nuestra mirada a Dios, profundizar en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre, hacer memoria agradecida a Dios de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana, cultivar el encuentro personal con Jesucristo, pedir el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos, cultivar el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe, y avivar nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia.
Dicha Carta Pastoral, que está disponible para todo aquel que lo desee en el Obispado (calle Gobernador 8, Castellón), está dividida en 4 partes: Introducción, Capítulo 1: El Año Jubilar, un año de gracia del Señor, Capítulo 2: Año de gracia para amar más nuestra Iglesia diocesana y crecer en comunión, Capítulo 3: Año de gracia para alentarnos a salir a la misión, y Capítulo 4: Exhortación final, Vivamos la comunión y la misión con esperanza.
Reflexión diocesana para vivir la comunión y la misión con esperanza
Esta Jornada ha finalizado con la presentación, por parte del Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, de la reflexión diocesana a trabajar durante este curso, la cual también nos servirá a llevar a cabo la fase diocesana del Sínodo de los Obispos. Con ella se pretende “señalar prioridades y mostrar el camino por el que debemos ir”, ha dicho, y para ello es necesario el discernimiento y la sinodalidad.
Dicha reflexión se realizará en base a un calendario, que comenzará con la Eucaristía de apertura de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, y que tendrá lugar el 16 de octubre a las 12 h. en la Concatedral de Santa María, Castellón. En total serán 5 momentos o sesiones, de octubre de 2021 a febrero de 2022, que se llevarán a cabo por grupos previamente creados y organizados. Se trata de “hacer una pausa para orar y reflexionar juntos, para abrirnos al Espíritu Santo”, decía D. Miguel Abril.
Octubre 2021. Primer momento de nuestra reflexión: orientados por la carta pastoral de nuestro Obispo, se trata de ponernos a la escucha del Señor y de los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, su voluntad, los caminos que nos marca para ser sus discípulos misioneros aquí y ahora.
Noviembre 2021. Segundo momento de nuestra reflexión: cómo anunciamos hoy a Jesucristo. Reconocernos, interpretar y elegir en la llamada a testimoniar y manifestar explícitamente la fe cristiana a quienes no conocen a Cristo, se han alejado o se encuentran en búsqueda (Primer anuncio).
Diciembre 2021. Tercer momento de nuestra reflexión: procesos de acogida y maduración con personas que, en proceso de búsqueda, desean vincularse más fuertemente a la Iglesia (Acompañamiento).
Enero 2022. Cuarto momento de nuestra reflexión: animar procesos formativos de carácter integral y permanente como cauce que lleven a una progresiva identificación personal con Cristo, para configurar desde Él toda nuestra vida (Procesos formativos).
Febrero 2022. Quinto momento de nuestra reflexión: recuperar la dimensión social como verificación de la propia vocación y promover que nuestras comunidades sean auténtica Iglesia en salida, que existe para evangelizar, y tiene en la “cultura del encuentro” la clave de aproximación a la realidad social en la que se encuentra. (Presencia en la vida pública).
En marzo de 2022 se realizará el envío de la aportación diocesana a la Conferencia Episcopal Española.
En mi carta anterior os anunciaba que en este curso y con motivo del Año Jubilar diocesano llevaremos a cabo juntos un proceso de oración y reflexión para discernir los caminos para la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana en el presente. Se trata de ponernos a la escucha del Señor, de abrirnos a la moción del Espíritu Santo y de atender a los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, los caminos que Él nos indica para ser sus discípulos misioneros, aquí y ahora.
Ciertamente que encontramos serias dificultades internas y externas para la vida y misión de nuestra Iglesia. Siendo realistas, siempre han existido dificultades, aunque en cada época son diferentes y hoy sean quizá de mayor calado y extensión. Pero la fe nos dice que no estamos solos. El Señor ha resucitado y nos acompaña en todo momento con la asistencia del Espíritu Santo.
Ya en la Última Cena, Jesús prometió a sus Apóstoles que les enviaría el don del Padre: el Espíritu Santo (cf. Jn 15, 26). Esta promesa la cumplió el día de Pentecostés, cuando el Espíritu descendió sobre los discípulos en el Cenáculo. Aquel día “se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 4). Esa efusión, si bien extraordinaria, no fue única y limitada a ese momento. Cristo, resucitado y glorificado a la derecha del Padre, sigue cumpliendo su promesa y enviando el Espíritu vivificante; el Espíritu sigue derramándose sobre las personas, sobre las comunidades y sobre toda la Iglesia.
Para vivir la comunión y salir a la misión, hemos de abrir nuestros corazones a una nueva efusión del Espíritu Santo, que nos enseña, renueva, fortalece, crea comunión y nos alienta a la misión. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia en su vida y en su misión. Él es el Maestro interior, que nos enseña a escuchar la voz del Resucitado, a convertirnos y dejarnos purificar, a ver la realidad con sus ojos, a seguirlo y a ser sus discípulos misioneros. Él es la memoria viviente de Jesús en la Iglesia, que recuerda y actualiza todo lo que Él dijo e hizo. El Espíritu Santo nos guía “hasta la verdad plena” (Jn 16, 13) y nos introduce en la verdad y en la belleza del evento de la salvación, la muerte y la resurrección de Jesús, la expresión suprema del amor de Dios. Y esta realidad se convierte en Buena Noticia que ha de ser vivida y anunciada a todos.
El Espíritu Santo es el aliento que nos empuja a recorrer el camino del seguimiento y del anuncio de Jesús siempre y especialmente en la dificultad. Cuanto más generosa es nuestra respuesta, en mayor medida las palabras de Jesús se hacen vida en nosotros en actitudes, opciones, gestos y testimonio. El Espíritu Santo nos ayuda a estar con Dios en la oración, en la que Él ora en nosotros; y nos lleva a mirar a los hombres con entrañas de misericordia, haciéndonos ‘canales’ humildes y dóciles de la Palabra y la Vida de Dios. Llenos del Espíritu de amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que ama, sirve y dona la Vida.
Si nos abrimos a la acción y moción del Espíritu Santo, Él cambiará nuestros corazones, nos renovará y nos dará fuerza para acoger y perdonar, para vivir la comunión con Dios y con los demás, y para salir a la misión. Los Apóstoles son transformados por el Espíritu y salen a las calles de Jerusalén a proclamar el kerigma. Pierden el miedo de seguir al Maestro y salen a anunciar a Jesús muerto y resucitado, para la Vida del mundo, hasta los confines del mundo. El Espíritu Santo libera nuestros corazones bloqueados; vence nuestra resistencia y mediocridad; agranda los corazones y anima a dejar la comodidad; despereza en la tibieza y mantiene joven el corazón. De este modo, el Espíritu Santo hace que renazca la alegría en la misión. Al inicio de este curso hemos de suplicar: “Ven, Espíritu Santo, riega nuestra tierra en sequía, sana nuestro corazón enfermo, lava nuestras manchas e infunde calor de vida en nuestro hielo”.
El Señor nos ha prometido: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt, 28, 21). Solos, sin Cristo Jesus y sin el Espíritu Santo, nuestra vida eclesial, nuestra tarea misionera y el proceso de discernimiento no serán posibles ni darán los frutos esperados por el Señor. No bastan nuestras fuerzas, recursos y estructuras. “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5), nos dice Jesús. Sin la presencia y acción del Señor por la fuerza de su Espíritu, nuestro trabajo resulta ineficaz. Ellos son fortaleza en la dificultad, consuelo en la tribulación y aliento en el cansancio apostólico. Abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo.
Mañana, sábado 18 de septiembre, nuestra Diócesis celebrará la Jornada Diocesana de inicio de Curso Pastoral, una Jornada muy importante a la que estamos invitados todo el Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón: sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y seglares.
Es por ello que nuestro Obispo, D. Casimiro, ha sido entrevistado esta mañana en el programa “El Espejo de la Iglesia Diocesana” de COPE Castellón, hablando, entre otros temas, de este nuevo Curso Pastoral, del Año Jubilar diocesano con motivo del 775º aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe, de su Carta Pastoral, y de la necesidad de abrir un tiempo de reflexión.
Después de la pausa del verano os saludo de corazón a todos. Estamos comenzando un nuevo curso pastoral, que, sin olvidar las tareas ordinarias en la vida y misión de nuestra Iglesia, tendrá esta vez un carácter extraordinario.
Nos disponemos a preparar y celebrar un Año Jubilar Diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. En efecto; el Papa Inocencio IV, mediante la bula Pie Postulatio, de 12 de abril de 1274, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre. Ya en el siglo XX, san Juan XXIII, mediante la bula Illas in Ecclesia catholica urbes, de 31 de mayo de 1960, dispuso que nuestra diócesis pasara a llamarse de Segorbe-Castellón, manteniendo la sede episcopal en la Catedral de Segorbe. Para celebrar debidamente esta efeméride y aprovechar espiritual y pastoralmente este singular acontecimiento, el Papa Francisco nos ha concedido la gracia de celebrar un Año Jubilar con la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria; comenzará el 12 de abril de 2022 y será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia.
Casi ocho siglos de historia diocesana bien merecen una celebración especial. Somos herederos de un rico legado de fe, de vida eclesial y de santidad. El Señor lo ha puesto en nuestras manos para que lo mantengamos vivo y lo sigamos ofreciendo a los hombres y mujeres de hoy. El Jubileo diocesano es un Año de gracia de Dios para hacer memoria agradecida del pasado, para purificarnos y renovarnos personal, comunitaria y pastoralmente, y para abrirnos a la acción del Espíritu Santo para llevar a todos la alegría del Evangelio. Hoy como antaño resuenan las palabras de Jesús Resucitado: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15).
Por ello, con este Año Jubilar deseamos en primer lugar dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones con que hemos sido agraciados por Dios a lo largo de estos siglos. Hemos de pedir también perdón por nuestros pecados e infidelidades y convertirnos al Señor, para que se avive la fe y vida cristiana de cuantos formamos esta Iglesia. Debidamente vivido, este tiempo de gracia propiciará la conversión pastoral y misionera tan necesaria y urgente de nuestra Iglesia diocesana en sus miembros y comunidades, como nos pide insistentemente el Papa Francisco. Necesitamos crecer en comunión eclesial y en el sentido de pertenencia a nuestra Iglesia diocesana; el Señor nos llama a caminar juntos (sinodalidad) favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia. Todos, cada uno según su propia vocación, ministerio y carisma, estamos llamados a ser una Iglesia ‘en salida’, evangelizada y evangelizadora.
En este mismo sentido es necesario que en todos los que la formamos -fieles y comunidades-, crezca el afecto y el amor por nuestra Iglesia diocesana, simbolizada en la Catedral, la iglesia madre de todas la iglesias de la Diócesis. En ella, el Obispo tiene su sede o cátedra, signo de la sucesión apostólica, y así de la catolicidad y apostolicidad de nuestra Diócesis, de sus miembros y de sus comunidades.
No olvidemos que, ayer, hoy y siempre, el programa de la Iglesia es el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio de Salvación. Pero para poder ser fiel a la misión recibida, nuestra Iglesia diocesana ha de tener en cuenta a los hombres y las mujeres de cada época, así como las circunstancias y las necesidades del momento en que vive y lleva a cabo su misión. Por ello, a la vez que nos preparemos para el Jubileo y lo celebremos, queremos discernir juntos los caminos para la misión en el presente, en un proceso sinodal de oración y de reflexión, personal y comunitaria. Se trata de ponernos a la escucha del Señor, de abrirnos a la moción del Espíritu Santo y de atender a los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, los caminos que Él nos indica para ser sus discípulos misioneros, aquí y ahora.
Para presentar este Año Jubilar diocesano y dicho proceso de oración y reflexión os convoco a todos los diocesanos a la Jornada diocesana de inicio del curso pastoral. Tendrá lugar, Dios mediante, el sábado 18 de septiembre, en el Seminario Diocesano Mater Dei. Todos estáis invitados; en especial, los sacerdotes, párrocos, delegados diocesanos, arciprestes, religiosos y religiosas, catequistas, profesores de religión y miembros de los distintos consejos de pastoral, de movimientos, asociaciones y cofradías. Os espero.
El sábado 18 de septiembre se celebrará la Jornada Diocesana de Inicio del Curso Pastoral. Por este motivo, nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha dirigido una carta a todos los que formamos parte de la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón, «a sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y seglares», convocando y animando a vivir esta Jornada, «muy importante para nuestra Iglesia diocesana», y que se celebrará en el Seminario Diocesano Mater Dei a partir de las 10 h. de la mañana.
Tal y como explica, «este curso tendrá un carácter extraordinario», ya que, por una parte, el 12 de abril de 2022 comenzaremos la celebración del Año Jubilar Diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe y de nuestra Diócesis, «que hemos de preparar entre todos con esmero e implicación». Y por la otra, tras concluirse el Plan Diocesano de Pastoral para los años 2014-2021, se llevaremos a cabo una «reflexión diocesana para discernir juntos los caminos para la misión en el presente».
El encuentro comenzará con la celebración de la Eucaristía a las 10:30 h., «fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia y de todo cristiano», y a continuación, D. Casimiro presentará la Carta pastoral con motivo del Año Jubilar Diocesano. Finalmente, el Vicario de Pastoral, Miguel Abril, presentará la reflexión diocesana.
El Obispo ha pedido que se anuncie esta convocatoria «en las parroquias, comunidades, movimientos y grupos», pues «todos nos hemos de sentir convocados» a la llamada del Señor «a trabajar en su Viña».
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