La tradicional «cena del hambre» que celebró Manos Unidas en la explanada de la ermita de santa María Magdalena de la localidad de Moncofa el pasado viernes 23 de agosto, a la que asistieron 380 personas aproximadamente, ha recaudado 3.941,86 €, que se destinarán a financiar la construcción de una residencia para estudiantes pertenecientes a los estratos más bajos y marginados de la sociedad de Bihar (India) y cuyo responsable es el padre Dominic Francis Xavier, de la Compañía de Jesús.
Durante el tradicional evento veraniego se sortearon 153 regalos entre los 1.305 números vendidos para el sorteo. Un año más fue una gran cena solidaria, en la plaza de la ermita, y un gran éxito caritativo, que tiene lugar precisamente durante el verano, aprovechando que este municipio de la Plana Baixa quintuplica sus habitantes con motivo de las vacaciones estivales.
La localidad de Moncofa celebrará este próximo viernes 23 de agosto, a las 21:00 horas, su tradicional «cena del hambre» de Manos Unidas en la explanada de la ermita de santa María Magdalena. Este evento solidario logra reunir, año tras año, a cientos de personas y tiene lugar precisamente durante el verano, aprovechando que este municipio de la Plana Baixa quintuplica sus habitantes con motivo de las vacaciones estivales.
La recaudación de este año se destinará a financiar la construcción de una residencia para estudiantes pertenecientes a los estratos más bajos y marginados de la sociedad de Bihar (india) y cuyo responsable es el padre Dominic Francis Xavier, de la Compañía de Jesús.
Amparo Faulí es, desde el pasado 8 de junio, presidenta de Manos Unidas. Tras el cese de la anterior presidenta, María Pilar Acín, que cumplía el tiempo establecido por los estatutos de la organización, Amparo toma el relevo de una organización señera en la ayuda para el desarrollo de los países del Tercer Mundo. La nueva presidenta se ha marcado como reto mantener y potenciar al voluntariado como base imprescindible de la buena organización y trabajo en equipo, para conseguir los fines de la organización: financiación para los proyectos de desarrollo en los países más empobrecidos y la sensibilización en nuestra sociedad. Leer más
Pilar Acín ha sido durante los últimos seis años presidenta de Manos Unidas de Segorbe-Castellón. El pasado mes de junio cesó en su cargo al cumplirse el tiempo establecido por los estatutos de la organización. Dos mandatos que han cambiado su visión en muchos temas, sobre todo de la inmigración y los refugiados. A partir de ahora seguirá como una voluntaria más, aportando su tiempo y experiencia para colaborar, desde nuestra diócesis, en la tarea de construir un mundo mejor.
¿Qué balance haces de estos seis años como presidenta de Manos Unidas?
Muy positivo pero, sobre todo, muy sorprendente. Crees que entiendes muy bien Manos Unidas mientras trabajas como voluntaria, pero cuando asumes la presidencia conoces la asociación a fondo. Descubres cómo trabajan otras delegaciones, cómo hay un nexo de unión y responsabilidad muy fuerte entre todas para sensibilizar a la sociedad y recaudar fondos para los proyectos en los países en vías de desarrollo donde actuamos. Conoces realidades que ni imaginabas que existieran. Esto es muy enriquecedor.
¿Qué realidad te ha impactado más de todas a las que has tenido acceso?
Sin duda alguna, el tema de los refugiados por la guerra de Siria. Me impactó que unos sacerdotes de una orden francesa nos pidieran ayuda para que les facilitáramos psicólogos porque las mujeres que llegaban al campo habían olvidado su identidad. Las habían violado delante de sus maridos e hijos y, después, habían matado a todos los hombres de sus familias. Se encontraban en una situación de total indefensión. Ese día, recuerdo que era lunes, tenía una entrevista en la COPE y pensé: “yo tengo que hablar de este tema”. Lo saqué a relucir y todo el mundo se sorprendió porque era una información que aquí se desconocía.
Ese mayor conocimiento de realidades como la de los refugiados, ¿en qué medida ha modificado tu visión de las causas humanitarias?
Ha cambiado radicalmente mi perspectiva, por ejemplo, en el tema de la inmigración. La gente emigra porque no puede vivir en sus países ya que no recibe ayudas. Es muy importante, por tanto, ayudarles en origen para que tengan más alternativas que abandonar sus ciudades. Te das cuenta también de que en la sociedad occidental nos hemos creado necesidades artificiales y que podemos vivir con la mitad de cosas que tenemos. Lo importante que es la solidaridad, el saber compartir con el de lejos y con el de cerca. Mi vida ahora, después de profundizar en el conocimiento de estas y otras realidades, es más austera. No pienso tanto en mí.
¿Y cómo se ha modificado tu compromiso con Manos Unidas?
Al conocer en mayor profundidad estos temas y la falta de medios para solventarlos estoy más comprometida.
¿Con qué proyecto te has implicado más?
Todos me han motivado casi por igual, pero –sobre todo- me he implicado en cuerpo y alma con los relacionados con la educación. Una persona que tiene educación puede tener un futuro. Recuerdo un proyecto que realizamos en la India con mujeres de la calle. El gobierno indio destinó unas ayudas a las mujeres para que emprendieran iniciativas, pero la mayoría no sabía ni leer ni escribir y, por tanto, no se enteraron. Manos Unidas decidió actuar al respecto y diseñó un proyecto muy ambicioso que llevaba una parte de educación para que aprendieran lo más básico: leer, escribir, sumar, restar, multiplicar, dividir y, así, pudieran hacer valer sus derechos.
Nos hemos creado muchas necesidades artificiales; podemos vivir con la mitad de cosas que tenemos
Una persona que tiene educación puede tener un futuro
Otro proyecto con mujeres mineras en Bolivia. Minas que estaban prácticamente abandonadas en que entraban a recoger lo poco que ya se podía extraer de allí; pero, claro, entraban sin ningún tipo de protección y con sus niños. El proyecto de Manos Unidas consistió en construir escuelas para estas criaturas, dotar de elementos de seguridad a sus madres para que accedieran a las minas si ellas querían, y darles otras oportunidades para que pudieran realizar trabajos cooperativos, manuales, y poder vender así sus productos y alejarles de ese entorno tan nocivo. Tuvimos la suerte de que el responsable del proyecto viniera a Castellón durante la campaña y nos lo explicara con todo lujo de detalles.
Durante estos seis años habéis conseguido concienciar a los castellonenses sobre la importancia de ayudar a personas sin recursos o que están atravesando situaciones de precariedad e indigencia material y moral en otros países. ¿Cuáles son los asuntos de mayor importancia que se han conseguido bajo tu presidencia?
Una de las campañas que más llegó, y en la que más nos involucramos, fue la de los alimentos desechados que tiramos y que están en buenas condiciones. Llevamos a cabo la actuación también en nuestras propias casas. Comprábamos lo que realmente necesitábamos. Nos parece que este hecho no tiene repercusión en los países más desfavorecidos, pero sí la tiene porque les estamos obligando a sembrar y cosechar lo que Occidente está consumiendo de forma desmedida. Hay alimentos en el mundo para alimentar dos veces a todos los habitantes de nuestro planeta, ¿por qué 821 millones de personas están pasando hambre? Lo estamos haciendo rematadamente mal.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Castellón se involucró en la iniciativa. El concejal de Bienestar Social, José Luis López, que estuvo en el lanzamiento de nuestra campaña, nos propuso que participásemos de manera conjunta en una acción para los restaurantes con envases de cartón reciclado y, tras la presentación de la campaña, se implicaron 22 restaurantes de nuestra ciudad.
¿Qué cuestiones quedan en el tintero? ¿Qué espinita tienes clavada?
La espinita que quizás sí tengo clavada es que está descendiendo la recaudación de las colectas de Manos Unidas. Y mira que nos implicamos todos los voluntarios, tanto de Castellón como de las comarcales. Hemos formado también los equipos parroquiales de Manos Unidas para implicar al párroco, a los catequistas, que ya están comprometidos en nuestras campañas.
¿Se trata de hacer más cosas o de intentar que más gente deje de lado su individualismo? ¿Cuáles crees que son las causas de que la solidaridad se renueve más lentamente de generación en generación?
Nos hemos acomodado y no queremos complicarnos la vida. Los jóvenes, por otra parte, tienen los estudios, que también les están apretando fuerte; pero nos hemos aburguesado. No queremos compromisos y hacemos lo justo para cubrir el expediente. No hay un esfuerzo por ser solidarios. Estamos perdiendo valores y esa es la verdadera raíz del problema. Recuerdo que mucha gente, cuando estábamos viviendo los momentos álgidos de la crisis económica, me decía: “Con lo que estamos pasando aquí y vosotros ayudando a los de allá”. Ellos –les decía- viven en una crisis permanente. Los que me echaban en cara eso, ni ayudan a los de aquí, ni a los de allá.
¿Qué situaciones son las que más te han dolido por injustas?
Tener que dar explicaciones, incluso a los propios creyentes. Nosotros el mandato que tenemos de la Iglesia es para el Tercer Mundo. Nuestra misión está allí, no aquí. Para aquí existen otras asociaciones como nuestra hermana Cáritas.
¿Hay competencia entre Manos Unidas y Cáritas?
Mi experiencia personal con nuestra Cáritas diocesana es que somos complementarios. Nos sentimos hermanos. Siempre que organizamos alguna campaña, siempre viene alguien de Cáritas y viceversa. De hecho, nosotras formamos parte del Consejo Diocesano de Cáritas. Además, en la última cuestación de mayo, las voluntarias de Manos Unidas estábamos en la Puerta del Sol con nuestras huchas, como voluntarias de Cáritas.
Estamos obligando a que los países más pobres siembren y cosechen lo que Occidente está consumiendo de forma desmedida
Nos hemos acomodado y no queremos complicarnos la vida
Me ha dolido tener que dar explicaciones sobre nuestra labor en el Tercer Mundo a personas creyentes
¿Cuáles son los retos que afrontará la nueva presidenta, Amparo Faulí?
Amparo conoce muy bien los retos que tiene porque ha sido vicepresidenta. El tema del voluntariado creo que será nuestro gran reto, porque yo ahora paso a ser una voluntaria más. Nos estamos haciendo mayores y tenemos que implicar a la gente más joven.
¿Qué destacarías de Amparo?
Es una mujer muy sensata, muy preparada. Es conciliadora y no hace distinciones, que eso es muy importante dentro de la delegación.
¿Crees que ser conciliador debe ser una de las principales virtudes de un delegado episcopal?
Sí, eso es muy importante. Ser conciliador, sensato, que esté preocupado tanto de las comarcales como de la delegación.
¿Cómo ha sido tu relación con Don Casimiro?
Estupenda. Siempre que lo he necesitado, ahí ha estado. Si he tenido que hablar con él, las puertas de su despacho siempre han estado abiertas; ha acudido a todos los actos de lanzamiento de campaña y ha celebrado todas las eucaristías que ha podido y que no le han coincidido con otros compromisos que tenía acordados previamente. Me consta que valora la labor de Manos Unidas.
¿Qué te ha sorprendido más de su forma de ser?
Es más cercano de lo que nos imaginamos y empatiza con tus problemas e intenta también resolverlos.
¿Puedes contar alguna situación concreta?
Tuvimos que lidiar con un tema desagradable y él se preocupó. Lo primero que le dijo un día al consiliario de Manos Unidas fue: “¿Cómo está Pilar?” Eso me llegó al alma, porque Don Casimiro sabía que yo estaba sufriendo mucho
Los vecinos de Segorbe están respondiendo generosamente a las iniciativas de la comarcal de Manos Unidas en la capital del Palancia. El lunes se concluyó un rastrillo benéfico, situado en el Seminario, gracias al cual se han recaudado 1.700 €. El Colegio Diocesano de la Milagrosa organizó una carrera solidaria con este objetivo, que aportó 565 €. El viernes próximo, 5 de julio, se celebrará la Cena del Hambre a las 21:30h en el Pabellón Multiusos de Segorbe, y está prevista también la representación de una zarzuela para el 30 de agosto. En la comarcal de Segorbe, participan unas 28 personas entre miembros de la junta y voluntarios.
Los miembros de Manos Unidas eligieron por unanimidad a Amparo Faulí como presidenta-delegada en la Asamblea Diocesana que tuvo lugar el pasado sábado 8 de junio en los salones de la Caja Rural de Onda. Tras el cese de su anterior presidenta, María Pilar Acín -que cumplía el tiempo establecido por los estatutos de la organización, seis años en el cargo- Amparo toma el relevo que deberá ser ratificado por el Obispo de la Diócesis.Leer más
La Delegación de Segorbe-Castellón de Manos Unidas conmemoró el pasado 7 de mayo el 60 aniversario de la lucha que esta asociación sostiene contra el hambre en el mundo con la organización de un entrañable acto en el que homenajeó a todo el voluntariado de la capital de La Plana. Leer más
Pilar Acín, presidenta-delegada diocesana de Manos Unidas, recordaba que la campaña de este año, que lleva por lema “Creemos en la igualdad y en la dignidad y las personas”, quiere ser un homenaje a las militantes de la Acción Católica que hace 60 años comenzaron “la aventura de la lucha contra el hambre”. Sitúa así la mujer en el centro del mensaje: “El espíritu de Manos Unidas es femenino”. Y añadía: “La mujer es uno de los grupos que más sufren de la pobreza, y por eso queremos ser la voz de las miles de mujeres que no la tienen”, explicaba.
El miércoles 5 se presentaba la campaña en los salones de Cajamar de Castellón. “Quisiera ser maestra y decir a mis alumnos que no se desanimen porque si queremos que nuestros hijos vivan mejor hay que pasar por la educación”. Este era el testimonio de una estudiante del colegio de las hermanas de Santo Domingo en Obout (Camerún), aportado por la misionera Elisa Ávila en el acto. Mons. López Llorente, que se ha referido a su carta del domingo pasado, ha concluido animando a colaborar: “Después de 60 años seguís denunciando la falta de aplicación de los derechos humanos, y lo hacéis con mayor apoyo. Eso es para felicitar. Ánimo y adelante”.
Los proyectos de este año
Precisamente en el norte del país africano está uno de los dos proyectos que la ONG de desarrollo de la Iglesia Católica española apadrinará en la Diócesis este año. Se trata de un proyecto de mejora de vida de jóvenes y mujeres campesinas con un presupuesto de 73.205 €. El otro sostendrá la promoción de formación para el empleo de jóvenes con 88.813 €.
La hermana Elisa Ávila ha descrito los retos de la mujer en África: la sanidad, la educación y la promoción laboral. Al mismo tiempo advertía de la necesidad de un cambio cultural, ya que a pesar de que “la mujer hace mucho, no se la tiene en cuenta para las decisiones”. La misionera ha descrito la complejidad para promover el desarrollo, ya que también entran en juego desafíos ecológicos o de planificación urbanística y de suministros.
En este mes de febrero tiene lugar
la Campaña anual de Manos Unidas, que este año celebra su 60º Aniversario: son sesenta
años de compromiso tenaz en la lucha contra el hambre de pan, el hambre de
cultura y el hambre de Dios, como decían en su primer manifiesto. Ya desde un
primer momento, Manos Unidas vio, si embargo, que la negación de los derechos
humanos está en la base y es una de las causas fundamentales de la pobreza y la
exclusión que sufren cientos de millones de personas en nuestro mundo. De ahí
que su compromiso cristiano por el reconocimiento efectivo y el trabajo continuado
a favor de los derechos humanos de todos, en especial de los más pobres y
desfavorecidos y entre ellos de las mujeres y de las niñas, han estado siempre presentes
en la misión de Manos Unidas y vuelvan a estar en el punto de mira de la
Campaña de este año al celebrar este Aniversario
Hablar de derechos humanos
significa, ante todo, poner en el centro de la mirada, del corazón y de la acción
la dignidad de toda persona humana, como hace Manos Unidas. Por el sólo hecho
de haber sido querido y creado por Dios a su imagen y semejanza, todo ser
humano tiene una dignidad innata e inalienable, con independencia de sexo, raza,
lengua, país, religión, edad o condición social; una dignidad que merece ser
reconocida, respetada y promovida por parte de todos. La dignidad de todo ser
humano es el fundamento de los derechos humanos, que son universales e
indivisibles: son universales, porque corresponden a toda persona por el hecho
de serlo y, en consecuencia, deben ser reconocidos a todos; y son indivisibles
porque no pueden ser aplicados por partes separadas, porque se corre el riesgo
de contradecir la unidad de la persona humana. Estos derechos fueron declarados
para eliminar los muros de separación que dividen a la familia humana y los
pueblos, y para favorecer el desarrollo
humano integral, que significa “promover a todos los hombres y a todo el
hombre […] hasta la humanidad entera” (Pablo VI, Populorum Progressio, 14); porque una visión reduccionista de la
persona humana abre el camino a la propagación de la injusticia, de la
desigualdad social y de la corrupción.
Es cierto que se ha avanzado
mucho en este terreno. La afirmación de la dignidad de la persona humana es hoy
un hecho prácticamente universal. También lo es el reconocimiento teórico de
los derechos humanos en la mayoría de los Estados. Pero no es menos cierto que
aún queda mucho por hacer para que su ejercicio y disfrute sea efectivo y real
para todos. Fiel a su origen, Manos Unidas pone de nuevo el foco en la defensa
de los derechos humanos “promoviendo los derechos con hechos”, para que lo
escrito en los textos legales sea real en la vida de las personas y para que
millones de seres humanos, hermanos nuestros, sobre todo los más vulnerables, puedan
disfrutar de esos derechos y puedan vivir con la dignidad de hijos e hijas de
Dios.
Y lo quiere hacer siguiendo en su
lucha para erradicar el hambre en el mundo, porque, a pesar del enorme
incremento de alimentos y todo el trabajo realizado 821 millones de personas
pasan hambre y cada día mueren unas 25.000 personas por causas relacionadas con
la pobreza. Es un verdadero escándalo que exige nuestro compromiso en favor del
derecho a la alimentación, como un imperativo de nuestra fe y de nuestra
responsabilidad con la construcción del bien común. El hambre es contrario al
plan de Dios. En la raíz aparece siempre el egoísmo, la avaricia y la
insolidaridad de los países más ricos.
En su lucha contra la pobreza y
el hambre, y por los derechos humanos se quieren fijar también en el derecho a la
educación, a la salud y al agua, que están entrelazados entre sí. Y porque los
derechos humanos corresponden a todos –sea hombre o mujer- seguirán luchando
para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos:
educación, atención médica, trabajo decente, reconocimiento social o la
representación en las decisiones políticas y económicas.
Apoyemos con generosidad a la
organización católica Manos Unidas en su lucha a favor de la justicia y a una vida
digna para todos, necesarias para el desarrollo integral de “todos los hombres
y de todo el hombre”.
El diario El País sacaba ayer una noticia demoledora: «El hambre aumenta por tercer año y alcanza a 821 millones de personas». Los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas son los principales responsables de esta regresión, según un estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En la Diócesis de Segorbe-Castellón, Manos Unidas lleva varios años trabajando en proyectos de desarrollo en América Central, América del Sur y África. La misión concreta de lucha contra el hambre de estos proyectos se fundamenta en ayudar a los ciudadanos a ser «autores de su propio desarrollo, para que puedan vivir sin depender de los demás», asegura Pilar Acín, presidenta de Manos Unidas de la Diócesis.
Los proyectos que han llevado a cabo hasta ahora se desenvuelven en el áreas de la agricultura, de agua, sanidad, formación de la mujer y educación. En este último campo, han trabajado mucho para ampliar aulas escolares en un centro de Madagascar.
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