La Iglesia: misionera de la misericorida
Queridos diocesanos:
Este domingo, 23 de octubre, celebramos con toda la Iglesia la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund. El lema elegido para este año es “Sal de tu tierra”. En el Jubileo de la Misericordia, el Domund nos invita a cristianos y comunidades cristianas a salir de nosotros mismos, de nuestras fronteras y de la propia comodidad, para ser discípulos misioneros del Señor y poner al servicio de los demás los propios talentos, creatividad y experiencia para llevar el mensaje de la ternura y la compasión de Dios a toda la familia humana. Es una salida que supone un envío y tiene un destino universal. En virtud del mandato misionero de Jesús, la Iglesia se interesa por los que no conocen el Evangelio, porque quiere que todos se salven y experimenten el amor del Señor. Ella tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios y de proclamarla por todo el mundo, hasta que llegue a toda mujer, hombre, anciano, joven y niño.
La pasión y la entrega de todo misionero tienen su origen en el encuentro transformador con Jesucristo, la misericordia encarnada de Dios, que les hace ser portadores de la misericordia de Dios a todos. Quien se encuentra personalmente con Cristo vivo, quien ha experimentado la misericordia de Dios en su vida, se convierte necesariamente en misionero suyo para anunciarle y llevarle a todos; el misionero sabe que Jesús “camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera” (Francisco, EG 266).