La semana pasada, nuestro Obispo, D. Casimiro, pedía a los fieles de nuestra Diócesis que se uniesen en oración y solidaridad con los afectados del terremoto ocurrido en Marruecos, que en estos momentos ascienden a más de 2.950 los muertos y a 5.600 heridos. Y la Diócesis ha respondido con varias iniciativas, destacando la ayuda económica enviada por la Delegación diocesana para las Misiones; la colaboración, con la comunidad musulmana de Castellón, por parte de la Delegación para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso para el envío de enseres; así como la campaña puesta en marcha por Cáritas Diocesana.
Del mismo modo, el Obispo realiza un nuevo llamamiento urgente a la oración y a la solidaridad, en este caso por los afectados por las lluvias extremas y graves inundaciones que ha sufrido Libia a causa del huracán Daniel, apuntando algunas cifras que podrían haber más de 20.000 muertos, con miles de desaparecidos.
Además, desde la Vicaría General se ha enviado a las parroquias una intención de oración por estas últimas catástrofes, para que se añada a la oración universal de las misas del domingo.
También el Papa Francisco, tras la Audiencia General del pasado miércoles, expresó que sus pensamientos «están con las poblaciones de Libia, duramente afectadas por las fuertes lluvias que han provocado inundaciones, causando numerosas víctimas, heridos y graves daños».
Asimismo, invitó a los fieles a unirse en oración «por aquellos que han perdido la vida, sus familias y las personas desplazadas. No debemos dejar de mostrar nuestra solidaridad hacia estos hermanos y hermanas que están pasando por una calamidad tan devastadora», expresó el Santo Padre.
El Obispo de la Diocesis de Segorbe-Castellon, Mons. Casimiro López Llórente, se une al escrito remitido hoy por la Conferencia Episcopal Española a Mons.Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat, y pide a los fieles de nuestra Diócesis que se unan en oración y solidaridad con los afectados del terremoto ocurrido en Marruecos.
En el escrito de la CEE, el presidente y el secretario general de la Conferencia, muestran su consternación ante las noticias del terrible terremoto que ha asolado la ciudad de Marrakech.
En nombre de la Iglesia en España, afirman, «le hacemos llegar nuestra aflicción y dolor por el sufrimiento de todas aquellas personas que están padeciendo las terribles consecuencias de este desastre».
A la vez, se unen a toda la Iglesia «para rezar por las personas afectadas, por los difuntos, por los heridos, por los desaparecidos y por todas aquellas que han perdido sus bienes y sobre todo a sus seres queridos, para que encuentren la protección divina, el consuelo y la fortaleza en estos momentos de sufrimiento».
Con el inicio del mes de mayo se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intención por los movimientos y grupos eclesiales: “Oremos para que los movimientos y grupos eclesiales redescubran cada día su misión evangelizadora, poniendo sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo”.
«1. Quería estar aquí hoy, en primer lugar, para deciros gracias. Gracias por vuestra presencia como laicos y laicas, jóvenes y mayores, comprometidos en vivir y testimoniar el Evangelio en las realidades ordinarias de la vida, en vuestro trabajo, en tantos contextos diferentes —educativos, sociales, en la calle, en el terminal de los trenes; allí estabais todos vosotros—éste es el vasto campo de vuestro apostolado, es vuestra evangelización. Nosotros debemos entender que la evangelización es un mandato que viene del Bautismo; el Bautismo que nos hace sacerdotes juntos, en el sacerdocio de Cristo: el pueblo sacerdotal, ¿no? Y no hay que esperar a que venga el sacerdote, el cura a evangelizar, el misionero… Sí, lo hacen muy bien, pero quien ha sido bautizado tiene la tarea de evangelizar. Vosotros, con vuestros movimientos, habéis avivado esta tarea. Y está muy bien. Gracias.
En los últimos meses, habéis visto con vuestros propios ojos y tocado con vuestras manos el sufrimiento y la angustia de tantos hombres y mujeres a causa de la pandemia, sobre todo en los países más pobres, donde muchos de vosotros estáis presentes. Uno de vosotros me hablaba de esto. Tanta pobreza, miseria… Pienso en nosotros que aquí, en el Vaticano, nos quejamos cuando la comida no está en su punto, cuando hay gente que no tiene qué comer. Os doy las gracias porque no os habéis detenido: no habéis dejado de aportar vuestra solidaridad, vuestra ayuda, vuestro testimonio evangélico incluso en los meses más duros, cuando los contagios eran muy altos. A pesar de las restricciones debidas a las medidas de prevención necesarias, no os habéis rendido, al contrario, sé que muchos de vosotros multiplicasteis vuestro compromiso, adaptándoos a las situaciones concretas que se os presentaban y se os presentan, con esa creatividad que nace del amor, porque quien se siente amado por el Señor ama sin medida.
Este “sin medida” es lo que sale en estos momentos críticos. Y este “sin medida” también lo hemos visto en muchas monjas, en muchas consagradas, en muchos sacerdotes y en muchos obispos. Pienso en un obispo que acabó entubado por estar siempre con la gente. Ahora se está recuperando lentamente. Sois vosotros y todo el pueblo de Dios el que ha participado en esto y habéis estado ahí. Ninguno de vosotros ha dicho: “No, no puedo ir, porque mi fundador piensa de otra forma”. Así que, nada de fundador: aquí estaba la llamada del Evangelio y todos acudieron. Muchas gracias. Habéis sido testigos de «esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos» (Meditación en tiempo de pandemia, 27 de marzo de 2020). O somos hermanos o somos enemigos. “No, no, yo me separo: o hermanos o enemigos”. No hay término medio.
2. Como miembros de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales internacionales y otras comunidades, tenéis una misión eclesial verdadera y propia. Buscáis con dedicación vivir y hacer fructificar aquellos carismas que el Espíritu Santo, a través de los fundadores, ha dado a todos los miembros de vuestras asociaciones, en beneficio de la Iglesia y de los muchos hombres y mujeres a los que os dedicáis en vuestro apostolado. Pienso especialmente en aquellos que, hallándose en las periferias existenciales de nuestras sociedades, experimentan en su carne el abandono y la soledad, y sufren por tantas necesidades materiales y pobreza moral y espiritual. Nos hará bien a todos recordar cada día no sólo la pobreza de los demás, sino también, y antes que nada, la nuestra.»
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los consagrados, para que, con el ejemplo y la intercesión de María, perseverando durante toda su vida en los consejos de pobreza, castidad y obediencia, sean dignos testigos y verdaderos servidores del Evangelio”.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, en su carta del 29 de enero de 2022, nos decía lo siguiente: «Junto con toda la Iglesia, damos gracias a Dios por todas las personas consagradas, por sus dones y carismas: por las monjas y monjes de vida contemplativa, por los religiosos y religiosas de vida activa, y por las vírgenes y todas las personas consagradas que viven en el mundo. Todos ellos se han consagrado a Dios para seguir las huellas de Cristo obediente, pobre y casto, en el carisma propio de su orden o instituto, y entregar su vida al servicio de la vida y misión de la Iglesia para el bien de la humanidad».
«Pidamos a Dios por los consagrados para que sean fieles a su vocación y consagración, lo vivan con alegría y sean faros luminosos que nos remitan a Dios y a los hermanos. Roguemos también para que Dios siga suscitando vocaciones a la vida consagrada tan escasas en nuestra Iglesia diocesana.»
D. Casimiro, afirma que la labor del movimiento es motivo de alegría, de gozo y de gratitud»
Los salones de la concatedral de Santa María, han acogido esta mañana el encuentro de la líder para Iberoamérica de 40 días por la Vida, Lourdes Varela, junto a Nayeli Rodríguez, responsable en España con los voluntarios del movimiento en Castellón, que ha estado presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, dando así su apoyo al movimiento en nuestra Diócesis.
Al mismo también ha asistido el equipo de voluntarios que desde el pasado 22 de febrero y hasta el próximo 2 de abril se han sumado a la campaña de 40 días por la Vida, así como fieles de diferentes parroquias. Lourdes Varela y Nayeli Rodrígez han dado su testimonio de fe explicando cómo surgió este movimiento en Texas y se ha expandido por todo el mundo. En este sentido, ha dicho Loirdes Varela, 40 días por la Vida surgió de la «frustración del esfuerzo humano por tratar de acabar con el aborto en varias ciudades» y lejos de conseguirlo comprobaban cómo cada día eran más las mujeres que decidían acabar con la vida de sus bebés».
El movimiento surgió de la oración y precisamente es la oración lo que ha motivado a cientos de miles de personas en todo el mundo que, durante 40 días, establecer turnos de oración de una hora frente a clínicas abortistas, «con la esperanza y la fe de que el Señor sí puede acabar con el aborto». Por ello ha afirmado que «esta batalla contra el aborto es una batalla espiritual basada en la oración y el ayuno para terminar con este gran genocidio».
De esta forma han dado su respaldo a los voluntarios que, tanto en Castellón, como en el resto de ciudades españolas donde se está desarrollando la campaña, están siendo sometidos a controles policiales debido a las quejas que presentan responsables de las clínicas abortistas. No obstante han recalcado que la labor de los voluntarios debe seguir siendo la misma: cooperar con las autoridades locales y rezar haciéndolo bajo el compromiso que cada uno de ellos asumen firmando la «declaración de paz» al acudir a la vigilia de oración.
En este sentido se comprometen a:
Buscar soluciones pacíficas a la violencia del aborto cuando esté de voluntario(a) en la campaña 40 Días por la Vida.
Mostrar compasión y reflejar el amor de Cristo al personal, empleados, voluntarios y clientes del abortorio.
No actuar de manera violenta o dañina porque eso les desasocia inmediata y completamente de la campaña 40 Días por la Vida.
No estar asociado(a) de ninguna forma con el abortorio o sus filiales mediante empleo, medio de comunicación, voluntariado, clientes, ni en ningún otro aspecto.
No promocionar a ningún partido político; ni apoyar el voto a favor o en contra de ningún candidato político a través de la campaña de 40 Días por la Vida.
No realizar proselitismo de ningún tipo a través de la campaña de 40 Días por la Vida.
No obstruir las calles o la acera mientras esté de pie en el paso peatonal público.
No tirar basura en la calle o en la acera.
Responsabilizase de las personas menores de edad que lleve a la vigilia de oración.
No amenazar, ni entrar en contacto físico, u ofender verbalmente a las personas que sean empleados, voluntarios o clientes del abortorio.
No dañar de ninguna forma la propiedad privada.
Cooperar con las autoridades locales de la ciudad en la que esté llevando a cabo la campaña.
Por su parte, el Obispo de la Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente, ha aplaudido la labor del movimiento y ha asegurado que para la Iglesia de Segorbe-Castellón «es motivo de alegría, de gozo y de gratitud». Del mismo modo ha recalcado la importancia de que en este momento, «los laicos apoyen estas causas». Así ha reconocido que pese a ser un momento difícil los voluntarios de 40 días por la vida «habéis aportado esperanza porque para los cristianos la vida siempre vence a la muerte». Y en esa esperanza es en la que debemos vivir aún comprobando que si miramos a nuestro alrededor, «parece que el diablo está ganando la batalla».
En este sentido les ha recordado su carta para esta semana, en la que se refiere a «cómo el Concilio Vaticano II denunció los numerosos delitos y atentados contra la vida humana; entre otros, los homicidios, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario, o todo lo que viola la integridad y la dignidad de la persona humana». De esta forma ha asegura que hoy no es fácil denunciar estos hechos porque «se prohíbe que se hable a favor de la vida», y si se habla se silencia y aun estando convocados los medios no interesa salvo que haya motivo para la polémica». También se ha referido a la reciente entrada en vigor «la nueva ley del aborto y a la aplicación del derecho penal renovado que prohíbe cualquier acoso a personas que vayan a abortar».
Del mismo modo ha afirmado que «no es nada perjudicial para nadie rezar y ayunar», animándoles a hacerlo para concienciar a que «merece la pena salvar vidas y también a ofrecer medios a aquellas mujeres que se encuentran en una situación desesperada, acompañándolas como Iglesia y como sociedad disponiendo medios para evitar que vean una salida en el aborto».
La Cuaresma, recién comenzada, es un tiempo de gracia y de salvación, que nos conduce a las celebraciones pascuales. Este tiempo nos llama a renovar nuestra fe y vida cristiana, personal y comunitaria, a saciar nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y a recibir con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo.
Dios es misericordia. En su Hijo Jesucristo, la misericordia encarnada, Dios nos espera siempre, sale a nuestro encuentro, se hace cercano a todos los hombres y nos reconcilia consigo, con nosotros mismos, con el prójimo y con toda la creación. En la persona de Cristo, Dios no deja de llamarnos e invitarnos a recuperar o intensificar la amistad con Él. Tan sólo tenemos que responder a sus invitaciones y abrirle nuestro corazón, para recuperar nuestra amistad con Dios, ser perdonados, reconciliados y sanados.
El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son los santos medios que nos propone la Iglesia para intensificar la vida del espíritu en este tiempo cuaresmal y que nos preparan para el encuentro salvador con Dios; son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. Ese triple ejercicio nos ayuda a que el paso de Dios por nuestras vidas en la cuaresma no sea en vano. Es verdad que sabemos que la Iglesia nos propone estos medios para la Cuaresma. Pero ¿los consideramos como algo trasnochado o, por el contrario, los acogemos cordialmente como medios necesarios para nuestra renovación espiritual? ¿Sabemos ir más allá de su mero cumplimiento?
La oración cristiana es estar y hablar con Dios. Como dice Sta. Teresa de Jesús, la oración es “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Y ‘tratar de amistad’ y ‘tratar a solas’ implica buscar estar a solas con Aquél que “sabemos nos ama”. Quien está a solas y en silencio con Dios, se deja hablar e interpelar por Él. Dios nos habla de muchas maneras: a través de las personas, de los pobres, de los acontecimientos de cada día, pero sobre todo y de modo especial por su Palabra: por su Hijo, Jesús, que es la Palabra encarnada, y por su Palabra escrita, contenida en la Sagrada Escritura que nos llega en la tradición viva de la Iglesia. La oración personal es una práctica vital para nuestra vida espiritual; es como la respiración de nuestra alma. Si nos falta la oración, la muerte de nuestra alma está asegurada. Sería bueno proponernos para esta cuaresma momentos precisos de oración, a poder ser al comienzo de cada jornada, antes de cualquier otra acción, sirviéndose del Evangelio del día. Tonificados por la oración, el día y el trabajo, nuestras relaciones en la familia, en el trabajo o en el ocio serán distintas.
Junto a la oración, el Señor nos propone el ayuno durante todo el tiempo cuaresmal y no sólo en los días establecidos por Iglesia; a saber, el ayuno, el miércoles de ceniza y el Viernes santo, y la abstinencia de comer carne, todos los viernes de Cuaresma. Hemos de ayunar no sólo de alimentos materiales, sino también de todo aquello que dificulta nuestra apertura a Dios y al hermano necesitado, y engorda nuestro egoísmo; hemos de ayunar de todo aquello que favorece los vicios, las pasiones, las ataduras a las cosas y el egocentrismo. Hemos de ayunar, en definitiva, de todo aquello que mata nuestro amor a Dios y a los hermanos. Ayunar es autocontrol, negación de sí mismo, ascesis, renuncia a las cosas superfluas, incluso a lo necesario, para que su fruto redunde en ayuda a los más necesitados. En un mundo dominado por el consumo y el afán del dinero, que potencia el endurecimiento del corazón ante tanta pobreza y sufrimiento, necesitamos ayunar. Y hemos de hacerlo para ayudar a los necesitados. El ayuno de los ricos debe convertirse en alimento de los pobres y los pobres en alimento de los ricos.
Junto a la oración y al ayuno, el Señor nos propone el ejercicio de la limosna, que se expresa en gestos de amor hacia el hombre herido y en obras de caridad hacia los más necesitados de cerca o de lejos. Hemos de saber compartir nuestro dinero; pero también nuestro tiempo y nuestra preocupación activa por el bien del otro, necesitamos aligerar nuestras mochilas para recorrer con presteza el itinerario cuaresmal. Así llegaremos llenos de alegría a la meta de la Pascua.
La Parroquia de Santo Tomás, en Benicàssim, ha puesto en marcha este curso pastoral, una sugerente iniciativa de oración. Lo hace en colaboración con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret y junto a los catequistas y familias de los niños y adolescentes que están en proceso de crecimiento y maduración de su fe.
Todos los lunes las catequistas y las Hnas de Nazaret, acompañados por el párroco, se reúnen para orar por esa intención. A este rato de oración se invita a los niños, jóvenes, y familias que quieran participar, así como a todos los fieles de la parroquia para que puedan hacer suyo el crecimiento en la fe de los pequeños y sus familias.
Obviamente no pueden acudir todos los que desean por motivos diversos. Las catequistas tienen la misión de “recolectar” las intenciones de oración de los niños y las familias para llevarlas cada lunes a Jesús. La dinámica de este tiempo de oración es diferente cada lunes y consiste en una breve predicación del sacerdote, la lectura de algún texto del Papa Francisco, o el rezo de una parte del Rosario, pero en cualquier caso, siempre a los pies del Santísimo Sacramento.
Es muy importante, asegura el párroco, D. Luis Oliver, «que todas las familias tengan la certeza de que cada lunes la parroquia reza por ellas, de tal modo que ese es el mejor servicio que puedan recibir, más allá de unos conocimientos de catequesis que, por otra parte, siempre son necesarios».
La pasada semana, los sacerdotes de la Diócesis de Segorbe-Castellón han participado en una tanda de ejercicios espirituales que se han celebrado en la casa de espiritualidad del Desierto de la Palmas y que han estado dirigidos por el Arzobispo Castrense, Mons, Juan Antonio Arnárez Cobo.
En los mismos han participado 25 sacerdotes de la Diócesis junto con el Obispo, D. Casimiro López Llorente, y también el Obispo auxiliar emérito de San Bernardino, D. Rutilio del Riego, con la mirada puesta en la escucha atenta a la Palabra de Dios y la oración al objeto de la renovación pastoral. Esta tanda de ejercicios espirituales responde a la llamada que la Iglesia hace a los sacerdotes, más si cabe, como advertía D. Casimiro en la carta de invitación, «en estos tiempos de especial dificultad para nuestra tarea pastoral». En este sentido, el Obispo de la Diócesis, advertía también la necesidad que tienen, en el ejercicio de su ministerio, «de cultivar la vida espiritual con momentos fuertes y prolongados de encuentro con el Señor, para descansar en Él y ponernos a su escucha en la oración».
Las jornadas se han celebrado con un horario en el que, además de las meditaciones dirigidas por Mons. Juan Antonio Arnárez Cobo, se han completado con la celebración diaria de la Eucaristía, la oración (Laudes, Vísperas y Completas) y el encuentro íntimo con el Señor ante el Santísimo Sacramento con el corazón abierto a la escucha de su voluntad y atentos a lo que espera de los sacerdotes para su renovación pastoral.
El encuentro con el Señor a través de la oración ha permitido a los sacerdotes leer con los ojos de Dios el momento actual y conocer los que los fieles necesitan y esperan de cada uno de ellos, pero también contribuye a reforzar las relaciones de fraternidad entre ellos para ser instrumentos de la luz del Señor, y estímulo y esperanza cristiana para los demás.
En la tarde de ayer, en Vila Real, se reunieron en la sede de la Iglesia evangélica, miembros de distintas denominaciones cristianas para orar por la unidad de la Iglesia de Cristo: Centro Cristiano, Iglesia de Filadelfia, Iglesia Evangélica Congregacional e Iglesia Evangélica de Benicàssim. El Pastor Enrique Bustamante, Pastor Edibaldo, el Pastor Andreas, el Pastor Paco Hilario y su esposa la Pastora Teresa acompañaron a sus comunidades. Los católicos que acompañaron al delegado de ecumenismo fueron los hermanos de Torreblanca y del Movimiento de los Focolares de nuestra Diócesis.
Después de la oración de alabanza inicial, una hermana nos sorprendió con una danza que daba expresión a la canción ejecutada. Se trata de un ministerio que se vive en el mundo de los carismas. Dios se sirve de la expresión corporal para comunicarnos sensaciones que nos ayudan a sentir su presencia y a interpretar su mensaje.
La oración por las necesidades del mundo y de nuestras Iglesias se hizo en los cuatro grupos de oración organizados en el momento. Todos y cada uno, de viva voz, fueron pidiendo al Señor por las distintas intenciones que proponía el Pastor Paco Hilario: por las Iglesias; por la paz y organismos internacionales; por los gobernantes, por los que sufren, por nuestra provincia… implorando del cielo bendición.
La oración finalizó con un momento más de alabanza y agradecimiento a Dios por su gracia, conscientes todos de la necesidad de ser testigos en medio del mundo del amor de Dios derramado en nuestros corazones.
Aún quedó tiempo para conversar más distendidamente en el picoteo final dando ocasión para presentaciones y cambio de saludos. Fue una noche muy significativa, ya que es la primera vez que la delegación participa en una oración con los hermanos evangélicos, y que no sea la última…
Atendiendo la petición del papa Francisco en la Audiencia General de hoy
Queridos diocesanos: sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos y religiosas, y seglares.
Al final de la Audiencia general de este miércoles, 28 de diciembre, el Santo Padre Francisco ha pedido “a todos una oración especial por el Papa emérito Benedicto XVI, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recordarlo – está muy enfermo – pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”.
A través del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, hemos conocido además que “en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido a la edad avanzada. De momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos”.
En estos momentos de sufrimiento y prueba, nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón nos reunimos en oración en torno al Papa emérito. Os pido orar por él, sabiendo, como él mismo nos recordaba, que “por muy severas que sean las pruebas, difíciles los problemas, pesados los sufrimientos, nunca caeremos de las manos de Dios, esas manos que nos han creado, nos sostienen y nos acompañan en el camino de la existencia, porque los guía un amor infinito y fiel”.
Oremos. Dios Todopoderoso y Eterno, Tú eres la salud eterna de los que creen en Ti. Escucha nuestras oraciones por tu siervo enfermo Benedicto para quien imploramos la ayuda de tu tierna misericordia, por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Gracias de corazón por vuestra oración. Con mi afecto y la bendición del Señor,
+Casimiro López Llorente Obispo de Segorbe-Castellón
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