Con el inicio del mes de diciembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por las personas con discapacidad: “Oremos para que las personas con discapacidad estén en el centro de atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa”.
En primer lugar, la «lluvia», los «ríos» y los «vientos» que amenazan la casa pueden ser identificados con la cultura del descarte, difundida en nuestro tiempo (Evangelii gaudium). Para dicha cultura, «partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas» (Fratelli tutti).
Esa cultura afecta principalmente a los sectores más frágiles, entre los que se encuentran las personas con discapacidad. En los últimos cincuenta años se han dado pasos importantes, tanto en el ámbito de las instituciones civiles como de las realidades eclesiales. La conciencia de la dignidad de cada persona ha aumentado, lo que ha llevado a tomar decisiones valientes para la inclusión de cuantos padecen una limitación física y/o psíquica.
Sin embargo, todavía subsisten en el sustrato cultural demasiadas expresiones que contradicen de hecho este enfoque. Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos. En realidad, hay personas con discapacidades incluso graves que, aun con gran esfuerzo, han encontrado el camino hacia una vida buena y rica de significado, como hay muchas otras “normalmente dotadas” que sin embargo están insatisfechas, o a veces desesperadas.
Por lo tanto, es importante, especialmente en este Día, promover una cultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por todos los fieles cristianos, para que la venida del Hijo de Dios en la carne aumente la esperanza de la venida gloriosa del Señor y fortalezca nuestra caridad para con los más necesitados.”
Para preparar el camino al Señor o allanar sus senderos hemos abrir nuestro corazón a Dios y al hermano y cultivar las virtudes y las actitudes de la humildad y la rectitud de vida, del amor a la verdad y la justicia, de la honradez y la solidaridad, de la caridad y de la fraternidad, y de la fe y la esperanza en la salvación que sólo puede llegarnos de Dios. Esta es la buena Noticia del Adviento: Dios nos ama, nos busca y viene a nosotros como Salvador. Si le dejamos entrar en nuestra vida, entonces todo cambiará en nosotros: la tristeza se convertirá en alegría, la desesperanza en fe confiada, el miedo en fortaleza, la esclavitud en libertad y el egoísmo en amor.
En la mañana de ayer, martes 28 de noviembre de 2023, tuvo lugar en la sala nueva del Sínodo en el Vaticano, el encuentro de los miembros de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con el papa Francisco y los responsables del Dicasterio para el Clero de la Santa Sede. Acudió nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente.
El presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella; el secretario general, Mons. Francisco César García Magán, y el presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, Mons. Jesús Vidal, han explicado en rueda de prensa los detalles de este encuentro.
Este encuentro, convocado en la última semana de octubre, sirvió para dar cuenta del resultado de la visita apostólica a los seminarios españoles que tuvo lugar en el primer trimestre de 2023. Los obispos mantuvieron una extensa conversación con el Santo Padre sobre los seminarios y la formación necesaria. Seguidamente recibieron el documento de trabajo elaborado por el Dicasterio para el Clero.
El encuentro comenzó a las 8 de la mañana con un tiempo de oración dirigido por el cardenal Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien hizo una meditación basada en el acontecimiento de Pentecostés, sobre la necesidad y la importancia del encuentro personal con Jesucristo de los sacerdotes y seminaristas. En el transcurso de la meditación, se unió al encuentro el papa Francisco.
Tras la meditación, el presidente de la CEE, cardenal Omella, dirigió el saludo al Santo Padre agradeciendo la invitación a este encuentro y la visita apostólica realizada.
Inmediatamente después, comenzó un extenso diálogo de más de dos horas con el papa Francisco, centrado en la cuestión de los seminarios. Se abordaron temas como la formación en los seminarios, la experiencia pastoral de los seminaristas, o la importancia de las diversas dimensiones de la formación (pastoral, espiritual, teológica, humana, etc.).
Conclusiones del documento de trabajo
Tras el encuentro con el Papa y un breve descanso, tuvo lugar la reunión con los miembros del Dicasterio que trasladó a los obispos las conclusiones del documento de trabajo.
Los miembros del Dicasterio señalaron los acentos importantes que el texto para la formación de los seminaristas, aprobado por la Conferencia Episcopal, ya recoge, y en lo que se debe insistir en adelante.
A partir del texto, se inició un diálogo entre los obispos y los miembros del Dicasterio para poder desarrollar las mencionadas recomendaciones, que tienen como objetivo formar sacerdotes misioneros para una Iglesia en salida. Como obispo referente para este proceso de discernimiento e impulso de la formación en los seminarios, se nombró a Mons. Jesús Vidal, presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios.
El documento de trabajo destacó algunos de los criterios que señala la «Ratio fundamentalis» de los seminarios españoles que lleva por título “Formar pastores misioneros”. El documento requiere que, en los próximos años, se afronte este proyecto con flexibilidad, sin rigores, adaptando a las circunstancias de cada provincia eclesiástica, diócesis, etc.
Los responsables del Dicasterio manifestaron su disponibilidad a colaborar con el desarrollo de estas medidas en las diversas diócesis y seminarios.
La visita apostólica a los seminarios
El Dicasterio para el Clero promovió la visita apostólica a los seminarios españoles que fue encomendada a dos obispos uruguayos: Mons. Arturo Eduardo Fajardo, obispo de Salto, y Mons. Milton Luis Tróccoli, obispo de Maldonado-Punta del Este – Minas.
La visita tuvo lugar entre el 11 de enero y el 3 de marzo de 2023. En este tiempo conocieron los 55 centros de formación españoles, además del Colegio internacional Bidasoa y el Centro de Formación Comillas.
A su llegada a España, los visitadores fueron recibidos por el presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, Mons. Joan Enric Vives, arzobispo obispo de la Seo de Urgell; y por el presidente de la Subcomisión de Seminarios, Mons. Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid; además de por los secretarios de la Comisión y la Subcomisión en la Conferencia Episcopal, Juan Carlos Mateos y Sergio Requena. Las visitas se realizaron en dos rutas simultáneas, cada una de ella con uno de los obispos visitadores.
Los seminarios españoles
En España hay erigidos 86 seminarios, distribuidos en diversas casas de formación. Hay un seminario interdiocesano en Cataluña, 14 seminarios que acogen en sus casas de formación a seminaristas de otras diócesis, y 40 seminarios que acogen a sus propios seminaristas. De estos 40, 29 son de las diócesis y 15 son seminarios Redemptoris Mater. Hay también una comunidad de formación de una realidad eclesial de ámbito diocesano.
La Diócesis ha celebrado esta mañana la VII Jornada Mundial de los Pobres con una Eucaristía que ha tenido lugar en la Basílica de Ntra. Sra. del Lledó, Castellón, presidida por nuestro Obispo D. Casimiro. Ha sido en el templo dedicado a la Patrona de la ciudad con motivo de la celebración del Año Jubilar Mariano por el centenario de su coronación. Ha concelebrado el Prior de la Basílica, D. Joaquín Guillamón; el Prior de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó, D. Miguel Abril; y el Secretario Particular, D. Ángel Cumbicos. Ha asistido D. Guillem Farré, diácono permanente.
Y entre los asistentes se encontraban miembros de las diferentes entidades caritativas y sociales de la Diócesis, como Cáritas y Manos Unidas. También la alcaldesa de la ciudad y clavariesa de las fiestas del centenario, Dña. Begoña Carrasco; el concejal y Perot, D. Vicent Sales; acompañados por varios miembros de la corporación municipal; el Presidente de la junta de gobierno de la Cofradía, D. Jesús Lumbreras; y la presidenta de la junta de Camareras, Dña. Lledó Querol.
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Este año lo hacemos con el lema “No apartes tu rostro del pobre” (Tb. 4,7). Lema propuesto por el Papa Francisco, y que explica en su Mensaje para la ocasión: «Tobit, en el momento de la prueba, descubre su propia pobreza, que lo hace capaz de reconocer a los pobres. Es fiel a la Ley de Dios y observa los mandamientos, pero esto no le es suficiente. La atención efectiva hacia los pobres le era posible porque había experimentado la pobreza en su propia carne. Por lo tanto, las palabras que dirige a su hijo Tobías son su auténtica herencia: “No apartes tu rostro de ningún pobre” (4,7). En definitiva, cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús. Y fijémonos bien en esa expresión “de ningún pobre”. Cada uno de ellos es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, la procedencia. Si soy pobre, puedo reconocer quién es el hermano que realmente me necesita. Estamos llamados a encontrar a cada pobre y a cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la indiferencia y la banalidad con las que escudamos un bienestar ilusorio».
Además, con motivo de la celebración, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Cáritas han sumado de nuevo sus esfuerzos para movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de esta cita anual convocada por el Santo Padre.
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La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres».
Al hilo de la Palabra proclamada en este XXXIII domingo del Tiempo Ordinario, D. Casimiro ha exhortado a poner al servicio de los demás cuanto hemos recibido, en especial en esta Jornada, de aquellos que están más necesitados de nosotros. La finalidad de la Jornada “es que cada comunidad cristiana, cada cristiano, tomemos conciencia de que a través de nuestra vida, de nuestros hechos, hemos de ser signo del amor y de la misericordia de Dios ante el pobre y el necesitado”.
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“Los pobres no son una categoría abstracta, un colectivo anónimo, – ha explicado el Obispo – los pobres tienen un rostro concreto, son personas, hombres, mujeres, ancianos, niños, niñas que sufren el dolor de la pobreza material, el dolor de la soledad, el dolor de no tener una vivienda digna, el dolor de no ver respetada su dignidad personal y tantas y tantas otras realidades que podemos ver en nuestro mundo”.
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Ante esta realidad no podemos ser indiferentes, ha continuado, “porque los pobres los tenemos entre nosotros, a nuestro lado, a la puerta de nuestra casa, y no podemos pasar como si no existieran”. Es por ello que, tanto la Jornada como la Palabra de Dios, “nos llama a tener esa cercanía a los pobres, ese amor donde ellos sientan el amor de Dios que proclamamos y que nos ofrece Cristo Jesús”.
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También ellos “necesitan que se les anuncie el amor de Dios, la cercanía misericordiosa del Padre a través de nuestros gestos”, “necesitan ser evangelizados, llevarles al encuentro con el Señor, y lo necesitan a través de nuestros buenos gestos reales”, ha recalcado.
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Pero también ellos nos evangelizan a nosotros, ha señalado el Obispo, “porque nos hacen recapacitar que de los pobres en el espíritu es el Reino de los Cielos, y lo que realmente cuenta al final de los tiempos no es lo que tenemos, sino cómo hemos vivido los dones que de Dios hemos recibido poniéndolos a servir de los demás”. Ellos nos muestran, por tanto, “el rostro de Cristo Jesús, un Cristo doliente y sufriente”.
Con el inicio del mes de noviembre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por el Papa: “Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada, con la ayuda del Espíritu Santo”.
“Es importante que la gente rece por el Papa y sus intenciones. El papa está tentado, está muy asediado: solo la oración de su pueblo puede liberarlo, como se lee en los Hechos de los Apóstoles. Cuando Pedro estaba prisionero, la Iglesia oró incesantemente por él. Si la Iglesia ora por el papa, esto es una gracia. Yo siento de verdad continuamente la necesidad de pedir la limosna de la oración. La oración del pueblo sostiene”.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “Por el fin de todas las guerras y violencias que asolan la faz de la Tierra, por el triunfo del diálogo, el perdón y la reconciliación.”
“La paz es, pues, un don que debemos pedir a Dios. Pero también es tarea de todos, que de ser construida día a día con la implicación de todos para que se extienda entre los hombres y los pueblos. La paz no es la mera ausencia de guerras ni el equilibrio de las fuerzas adversarias ni el fruto de una dominación despótica. El Papa Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris, señalaba hace 60 años que los cuatro pilares sobre los que construye la paz auténtica son la verdad, la justicia, el amor y la libertad, y que tiene su corazón en el respeto a toda persona humana.
Hemos de promover la verdad, para ser rectos y honrados en el pensamiento y en la acción. A la verdad ha de unirse el compromiso por la justicia que pide el respeto exquisito de la dignidad y derechos inviolables de todo ser humano. Pero no se puede construir la paz en el mundo sin amor sincero y compromiso desinteresado hacia todo ser humano. La justicia por sí sola no podrá asegurar la paz al hombre y al mundo. La verdadera paz florece cuando en el corazón se vence el egoísmo y el afán de poder, dando paso a la solidaridad y al compromiso efectivo.
Todo cristiano ha de ser testigo comprometido por la paz y constructor de una cultura de la paz. Unido a todos los hombres de buena voluntad, el cristiano ha de trabajar por el respeto efectivo de la igual dignidad de todo ser humano, ha de poner en práctica el amor fraterno hacia todos”.
Ante la guerra entre Israel y Hamás, así como por los conflictos que se viven en otros países del planeta, el alumnado y el equipo educativo del Colegio FEC Madre Vedruna Sagrado Corazón de Castellón se unieron el pasado viernes, día 27 de octubre, a la Jornada de Oración y Ayuno por la Paz convocada por el Papa Francisco.
Todas las comunidades educativas FEC y los Servicios Centrales de la Fundación se sumaron a esta Jornada, coincidiendo con la celebración del Espíritu de Asís, bajo la consigna que dio el Santo Padre de “no rezar juntos sino estar juntos para rezar”.
Así, durante la oración de la mañana, el alumnado escribió sus propias oraciones por la paz para posteriormente “tejer una red” que pusieron en común en la oración de las 12.00h.
“La situación de conflicto que se vive en Oriente Próximo, la guerra de Ucrania y tantos otros conflictos son motivo de preocupación. Por eso necesitamos desaprender la guerra y orar por la paz”, explicaron desde el Centro.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral publicó ayer la exhortación apostólica del Papa Francisco «Laudate Deum» sobre el cuidado del medio ambiente. El nuevo documento del Pontífice se hacía público en la misma fecha en la que se celebraba la fiesta de San Francisco de Asís, que también coincidía con la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
El texto está compuesto por seis capítulos:
En el primero, titulado “la crisis climática global”, advierte que el cambio climático es innegable y sus efectos se hacen cada vez más evidentes “a pesar de algunos intentos de minimizarlos o ridiculizarlos”. Además, lamenta que la principal causa de este problema es la actividad humana.
En el segundo capítulo, aborda el “paradigma tecnocrático” y subraya que la naturaleza no es un recurso a explotar sin fin, por lo que exhorta a reconocer que la ambición desmedida no es sostenible éticamente.
En el tercer capítulo, se refiere a “la debilidad de la política internacional” y destaca la urgente necesidad de la cooperación global a través de nuevos acuerdos multilaterales entre los Estados porque los enfoques actuales y pasados son insuficientes.
En el cuarto capítulo, reflexiona acerca de “las conferencias sobre el clima: avances y fracasos” y alienta a superar las posturas egoístas de los países en beneficio del bien común.
En el último capítulo, “las motivaciones espirituales”, hace un llamado a las personas de todas las confesiones religiosas a reaccionar.
Finalmente, invita a caminar en comunión, juntos, sinodalmente, y al compromiso en la “reconciliación con el mundo que nos alberga”.
Con el inicio del mes de octubre se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intención por el Sínodo: “Oremos por la Iglesia, para que adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles, dejándose guiar por el Espíritu Santo hacia las periferias del mundo”.
También en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros. Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar. «Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios». El teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer nos recuerda de este modo que el primer servicio que se debe prestar a los demás en la comunión consiste en escucharlos. Quien no sabe escuchar al hermano, pronto será incapaz de escuchar a Dios.
En la acción pastoral, la obra más importante es “el apostolado del oído”. Escuchar antes de hablar, como exhorta el apóstol Santiago: «Cada uno debe estar pronto a escuchar, pero ser lento para hablar» (1,19). Dar gratuitamente un poco del propio tiempo para escuchar a las personas es el primer gesto de caridad.
Hace poco ha comenzado un proceso sinodal. Oremos para que sea una gran ocasión de escucha recíproca. La comunión no es el resultado de estrategias y programas, sino que se edifica en la escucha recíproca entre hermanos y hermanas. Como en un coro, la unidad no requiere uniformidad, monotonía, sino pluralidad y variedad de voces, polifonía. Al mismo tiempo, cada voz del coro canta escuchando las otras voces y en relación a la armonía del conjunto. Esta armonía ha sido ideada por el compositor, pero su realización depende de la sinfonía de todas y cada una de las voces.
Conscientes de participar en una comunión que nos precede y nos incluye, podemos redescubrir una Iglesia sinfónica, en la que cada uno puede cantar con su propia voz acogiendo las de los demás como un don, para manifestar la armonía del conjunto que el Espíritu Santo compone.
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por quienes no conocen a Cristo, por quienes han abandonado la fe o son indiferentes a ella, para que puedan recibir el testimonio de palabra y de obra que haga nacer en ellos el deseo de caminar hacia Él.”
Nuestro Obispo, D. Casimiro, en la carta del 9 de septiembre, en la que hablaba de este nuevo curso pastoral centrado en el Primer Anuncio, indicaba lo siguiente:
Estamos llamados a anunciar con obras y palabras a Jesucristo, muerto y resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida en plenitud, la vida eterna. Este es el anuncio que responde al anhelo de infinito que hay en todo corazón humano. No puede ser sustituido por ningún otro mensaje que impida el encuentro de cada persona con el amor de Dios, manifestado y ofrecido en Jesucristo, nuestro salvador; un encuentro que mueva a cada persona a creer de corazón en Cristo vivo, a entrar en una relación existencial personal con Él y a orientar toda nuestra vida según su Evangelio en el seno de la comunidad de los creyentes. Entre todos hemos de promoverlo mediante la manifestación explícita de la fe y el anuncio del Evangelio para facilitar el encuentro personal con Cristo.
Tras la emotiva jornada vivida ayer junto al Papa Francisco, nuestros peregrinos encaran hoy la última jornada de su peregrinación a Roma. Y lo han hecho esta mañana con la celebración de una Eucaristía en la Basílica de San Pablo Extramuros que es, después de San Pedro, la iglesia más grande de Roma. Surgió en la primera mitad del siglo IV por voluntad del emperador Constantino, en el lugar que la tradición indica como la tumba del Apóstol Pablo.
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En la homilía, D. Casimiro, ha hablado de la personificación de la fe en los apóstoles Pedro y Pablo, así como San Mateo, en el día de su festividad. “Hemos recibido gratis la fe, gratis la debemos dar”, ha dicho.
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“La iglesia está llamada a evangelizar, lo que sólo posible si está fortalecida”, ha continuado nuestro Obispo, hablando del encuentro que Mateo y Pablo tuvieron con el Señor, y de la llamada a la misión. Se trata de un “encuentro personal, y luego en la comunidad, que está compuesta por los que necesitan de médico, es decir, por pecadores”. “No podemos vivir una fe tradicional sino personal”.
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También ha explicado que “la llamada nos hace discípulos”, de modo que podamos “hacer propia la vida de Dios acogiendo la gracia según la vocación a la que estamos llamados”. “Hemos sido llamados para ser apóstoles – ha recalcado – es decir, testigos de la Resurrección del Señor”.
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Y, por último, al hilo del objetivo de este nuevo curso pastoral, “el Primer Anuncio es mostrar el kerygma, el amor de Dios – ha indicado – a los de fuera y a los de dentro de la Iglesia”. Para ello, el Obispo ha pedido la intercesión del “Apóstol de los Gentiles, ya que muchos de nuestro entorno no conocen realmente a Cristo, o vivimos en la vida de la Iglesia como si no lo conociéramos, sin conversión”. “Pidamos a San Pablo que nos muestre el camino a Jesús, el Hijo de Dios vivo, para vivirlo en coherencia en nuestra vida, para que lo que decimos sea acorde con nuestra vida personal”. “Pidamos a San Pablo que nos dé la vida eterna de Dios, porque todo el que cree en Él tiene vida eterna”.
Para concluir la Peregrinación, antes de su regreso han podido visitar también la Basílica de San Juan de Letrán, que es la Catedral de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del Obispo de Roma, y que está dedicada a Cristo Salvador.
Los peregrinos que se encuentran en Roma vivieron ayer el día más intenso, experimentando la belleza de ser hijos de nuestra Madre la Iglesia. Con gran alegría participaron en la Audiencia con el Santo Padre en el la Plaza de San Pedro del Vaticano, como signo de unidad con la Iglesia Universal y de comunión con el obispo de Roma.
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Nuestro Obispo le saludó y le agradeció, en su nombre y en el de toda la Diócesis de Segorbe-Castellón, que nos haya concedido el don de la indulgencia plenaria que hemos podido ganar durante el Año Jubilar diocesano que hemos celebrado. Además, tal y como nos escribió en su carta del domingo pasado, le expresó al Papa nuestro sincero amor filial y nuestra comunión con él.
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D. Casimiro le entregó un plato de cerámica de l ´Alcora que, a través de los escudos de la Diócesis y el del pontificado de Francisco, deja constancia de la comunión de la Iglesia de Segorbe-Castellón con el sucesor de Pedro.
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En su catequesis, Francisco habló de la pasión por la evangelización, el celo apostólico del creyente. Fueron palabras que, sin duda, nos ayudan a todos en este nuevo curso que acabamos de comenzar y que vamos a dedicar al Primer Anuncio.
Resumen en español:
En nuestra catequesis de hoy nos acercamos a la figura de san Daniel Comboni, un misionero lleno de celo apostólico por el continente africano. Daniel fue un enamorado de Dios y deseaba llevar ese amor a todas las personas que encontraba en su camino. En un contexto marcado por el horror de la esclavitud social, descubrió que la raíz más profunda de toda esclavitud es la del corazón, —es decir el corazón esclavo del pecado—, de la cual nos libra el Señor, y dedicó su vida a combatir esas esclavitudes anunciando el Evangelio.
La experiencia del amor gratuito de Dios nos hace verdaderamente libres. Esta certeza llevó a Daniel Comboni a trabajar incansablemente para que los cristianos no sean sólo “espectadores” sino “protagonistas” de la acción evangelizadora de la Iglesia. Con su testimonio de vida, este santo nos indica que la fuente de toda actividad misionera es la caridad y que la misión no se lleva adelante de manera solitaria, sino siempre en comunión con toda la Iglesia, “caminando juntos”.
Tras la audiencia, nuestros peregrinos visitaron la Basílica de San Pedro, donde celebraron una Eucaristía, que presidio el Obispo en el altar de la Cátedra, junto a la tumba del apóstol Pedro.
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“Como peregrinos venimos a las raíces de nuestra fe, junto con los apóstoles, que son los cimientos de nuestra Iglesia, donde se hace presente la Iglesia de Jesús”, dijo en la homilía.
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Además, “el Vicario de Cristo sobre la tierra, el Papa Francisco, es el icono de la comunión”, lo que nos ha concedido el Señor “en nuestro Año Jubilar”.
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“Hemos podido estar con el Papa – continuó D. Casimiro – que nos ayuda con su magisterio”.
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También, en el altar de la Cátedra de San Pedro pidió a Dios “que aumente nuestra fe”. “No es fácil seguir a Cristo, lo vemos en Pedro, pero al final de su vida vino a Roma a seguir a Cristo, y aquí murió”. Que “Pedro nos ayude a fortalecer nuestra fe y nuestra comunión con Cristo”, pidió.
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Por la tarde visitaron los monumentos más destacados de la Roma Barroca.
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