El próximo 19 de enero comenzará la segunda tanda de los cursillos prematrimoniales de este curso 2023-24, organizados por la Delegación diocesana para la Familia y la Vida, en los salones parroquiales de Santa María, Castellón (C/Pescadores 19).
Serán los viernes a las 20 h.: los días 19 y 26 de enero, y 2, 9, 16 y 23 de febrero. Para más información e inscripciones en pastoralfamiliar@obsegorbecastellon.org, en el 964 220 066, o en tu parroquia.
Celebramos el domingo 31 de diciembre la Jornada de la Sagrada Familia con el lema “Familia, portadora de la Buena Noticia”. Las familias cristianas encuentran en la Sagrada Familia el modelo y ejemplo a seguir, puesto que “la familia es el lugar ordinario y cotidiano del encuentro con Cristo” (Sínodo de los Obispos, 2014); así como un sólido punto de referencia y una firme inspiración, lo que implica, como tarea principal, poner a Jesucristo en el centro de cada familia.
Somos conscientes de la situación actual de la familia. En una sociedad en la que reina el individualismo, el relativismo, el materialismo y que ha arrinconado a Dios, las familias tienen heridas y pobrezas afectivas consecuencia de aislamientos y rupturas, les faltan raíces, están construidas sobre arena, y en el kerigma, en el anuncio del amor de Dios y de Cristo como nuestro salvador, pueden calmar su sed, encontrar la paz y las claves del Amor que ansían.
Es por ello que las familias cristianas deben ser la respuesta a esta sociedad, ahora más necesarias que nunca, llamadas a ser esperanza, luz y sal en nuestro entorno, desde la acogida y el acompañamiento de todos aquellos que necesiten encontrar al Señor en su respectiva familia, en su matrimonio y en su vida. Porque ellas muestran la importancia y la belleza del proyecto cristiano sobre el matrimonio y la familia, que lleva a plenitud el amor humano entre el hombre y la mujer.
Construidas sobre este amor, son el primer ámbito donde se ejercita y se aprende el darse a los que en ellas conviven, y la unión con Cristo por parte de los miembros que la forman es garantía para salir adelante, también ante las dificultades, con paciencia y comprensión. “Hacer familia”, sobre todo para un cristiano, es un don y una tarea diaria.
La vivencia de la comunión familiar es un verdadero antídoto contra este individualismo y egoísmo del que hablábamos, ya que la familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.
Pero la vida familiar necesita un acompañamiento constante por parte de la Iglesia, en clave cristiana, iluminada por la Palabra de Dios y los sacramentos; y con misericordia y ternura por parte de otras familias, de las parroquias, de los movimientos y asociaciones. Un acompañamiento que se hace especialmente necesario ante las situaciones difíciles (crisis de diversos tipos, violencia, abandono, etc.).
A partir de ahí podrá anunciar, desde su experiencia, el Evangelio, la buena noticia que pregona a Cristo resucitado, que está en medio de nosotros y de nuestras familias; e interpelar a quienes les rodean, de modo que el Espíritu Santo toque el corazón del otro y que, si así lo desea, le lleve a un cambio de vida y al encuentro con el Señor.
Este testimonio debe estar marcado por la más profunda alegría porque la familia es portadora de la mejor de las noticias: la salvación que ha venido a traernos Jesucristo. Y esta alegría se debe contagiar a todo el mundo. Y cuando una familia comparte la alegría que viene de Dios es misionera. Esta llamada a la misión brota del sacramento del bautismo y del sacramento del matrimonio.
También nuestro Obispo D. Casimiro expresó recientemente, en una carta a todos los sacerdotes de la Diócesis, su preocupación por la escasez de las vocaciones cristianas, entre ellas al matrimonio, y solicitaba promover una cultura vocacional que lleve al encuentro personal con Cristo, por lo que toda acción pastoral debe estar orientada a “desarrollar una atmósfera en la que los niños, jóvenes y adultos puedan disponerse a discernir con cuidado y abrazar libremente la propia vocación como forma permanente de vida a la que están llamados por el Señor en la Iglesia”.
Experiencias de primer anuncio en las familias
Proyecto Amor Conyugal: concebido como un método de acompañamiento y de formación que está transformado a muchos matrimonios.
Equipos de Nuestra Señora: movimiento formado por matrimonios que se comprometen a ayudarse mutuamente a crecer, a vivir su matrimonio dentro de la realidad cotidiana poniendo a Dios en el centro.
La iniciativa formativa “La promesa, forma del amor”, organizada por la Asociación Persona y Familia, que tendrá lugar en el Mater Dei del 19 al 21 de enero.
Y las iniciativas de la Diócesis con las familias, como los Encuentros Matrimoniales, organizadas por la delegación para la Familia y la Defensa de la Vida en colaboración con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, y que en este curso se centran en “Las Pequeñas Virtudes del Hogar”.
Centro de Orientación Familiar “Domus Familiae”, una auténtica ayuda para los matrimonios y las familias, un servicio especializado de atención integral a los problemas familiares, matrimoniales y personales.
Grupos Parroquiales de Matrimonios, que buscan mostrar la belleza y el contenido del amor conyugal, así como fomentar la amistad entre los miembros de los grupos parroquiales de matrimonios.
Nuestro Obispo ha remitido una carta a todos los párrocos y sacerdotes de la Diócesis de Segorbe-Castellón solicitando promover una cultura vocacional que lleve al encuentro personal con Cristo.
D. Casimiro expresa su preocupación y el de toda la Iglesia diocesana por escasez de las vocaciones cristianas, tema tratado en las últimas reuniones del Consejo Presbiteral y del Consejo Diocesano de Pastoral. Tal y como explica, la vocación cristiana y la pastoral vocacional en general están muy relacionadas con el Primer Anuncio, tema en el que nos estamos centrando en el presente curso pastoral.
Dicha escasez de vocaciones abarca al sacerdocio, a la vida consagrada, a los matrimonios y al laicado comprometido, indica el Obispo. Aunque muchos son los bautizados, pocos son “los que entienden y viven su condición de bautizados como una llamada a la santidad, a la perfección del amor, en el camino concreto por el que el Señor nos llama”. No hay cristiano sin vocación, explica, pues “cada bautizado tiene de Dios una llamada a vivir su vocación cristiana”.
Ha habido un claro cambio en el estatus cultural anterior, de modo que ahora nuestra cultura “rechaza esta manera de concebir la plenificación humana”. Por ello, “la nueva evangelización debe reanunciar el sentido fuerte de la vida como «vocación», en su fundamental llamada a la santidad”.
En estos momentos, tal y como recordó el Papa Francisco en el reciente encuentro con los obispos españoles, es “urgente promover una cultura vocacional”, por lo que toda acción pastoral debe estar orientada a “desarrollar una atmósfera en la que los niños, jóvenes y adultos puedan disponerse a discernir con cuidado y abrazar libremente la propia vocación como forma permanente de vida a la que están llamados por el Señor en la Iglesia”, señala D. Casimiro.
Para ello, la pastoral vocacional debe entenderse y desarrollarse como “un verdadero itinerario de fe que lleve al encuentro personal con Cristo”, y debe estar en estrecha relación con la pastoral ordinaria, en especial con la pastoral de la iniciación Cristiana, de la infancia y juventud y con la pastoral de la familia.
Por ello, como un primer paso en la creación de esta necesaria cultura vocacional, y de acuerdo con el Delegado diocesano para la pastoral vocacional, D. Juan Carlos Vizoso Corbell, el Obispo ha encargado a la Hna. Catalina Nowak, de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret de Benicàssim, “que se ofrezca para ir a parroquias y otras realidades eclesiales a hablar de esta cuestión”, con quien se puede contactar a través del teléfono 680 563 596.
El reto de ser joven y católico. Enfrentar los desafíos y exprimir las oportunidades.
Carta del Obispo, D. Casimiro: “Cristo, Rey de la verdad, el amor y la vida”.
D. Casimiro urge al Consejo Presbiteral a “trabajar sin demora” en la vocación cristiana.
La Delegación diocesana para la Juventud organiza una peregrinación a Medjugorje.
Iniciativa formativa para profundizar en la belleza del matrimonio y de la familia.
Vigilia de oración en memoria de los mártires de la Diócesis en la Basílica del Lledó.
D. Casimiro, en la VII Jornada Mundial de los Pobres: «ellos nos evangelizan a nosotros, nos muestran el rostro de Cristo Jesús, doliente y sufriente».
Entrevista a Monseñor Florencio Roselló Avellanas, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela.
La Asociación Persona y Familia ha organizado en Castellón la iniciativa de formación “La promesa, forma del amor”. Está insertada dentro del programa del Diploma de Especialización en Pastoral Familiar, inspirado en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II, y está destinado a matrimonios, novios, sacerdotes, consagrados, seminaristas y todas aquellas personas que adviertan la importancia de la pastoral familiar y quieran profundizar en el misterio, en la verdad y en la belleza del matrimonio y la familia.
Tendrá lugar en el Seminario Diocesano Mater Dei, del 19 al 21 de enero de 2024, y por el enriquecimiento que supone, la logística está diseñada para que asista toda la familia, con especial atención a los niños y jóvenes mientras sus padres asisten a clase.
Para inscribirse se ha habilitado un formulario online AQUÍ. Para más información en la web www.personayfamilia.es o dirigiéndose a los coordinadores generales, María Blasco y Lucas Monferrer: 693 520 350; apyf.castellon@gmail.com.
Persona y Familia es una asociación creada en el año 2000, dedicada a la promoción social, la investigación y la formación sobre el matrimonio y la familia.
El matrimonio cristiano es una vocación, una llamada de Dios, que concreta la llamada universal a la santidad –a la perfección del amor-, recibida en el bautismo. No sólo existe la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada; también el matrimonio es una vocación, y, como aquellas, necesita de un tiempo largo de preparación. El matrimonio es una bendición divina, un gran don que implica una tarea para la que se requiere una buena preparación. Su omisión aboca a la esterilidad; mientras que la acogida activa lleva a dar muchos frutos de amor para la Iglesia y la sociedad, y, después, al premio del cielo para toda la eternidad.
Una preparación rápida de los novios, poco antes de la celebración del matrimonio, no es suficiente -y menos hoy- para ayudar a los que el Señor llama a casarse y a construir una familia cristiana. La preparación, que ofrecemos habitualmente a nuestros novios, se orienta a una celebración consciente del sacramento del matrimonio con las mejores disposiciones posibles. El esfuerzo de las últimas décadas en nuestras parroquias y en la Diócesis ha sido grande; se han generalizado los cursillos de preparación al matrimonio; pero resultan excesivamente breves.
La experiencia nos dice que los novios habitualmente quedan satisfechos de los cursillos, al recibir una visión que no conocían del amor, del matrimonio, de la familia, de la Iglesia y del mismo Cristo. Pero esta última fase de preparación se encuentra habitualmente con las graves carencias de las etapas anteriores. Es como si se quisiera rematar una casa sin cimientos, o de querer que madure una planta de inmediato, sin contar con el tiempo y con el cultivo adecuado. Resulta una tarea casi imposible, porque las tareas que se han dejado de realizar en el proceso de la Iniciación cristiana para generar un cristiano no se pueden improvisar precipitadamente o dar por supuestas sino que se han de acometer de modo paciente y completo.
Por ello, el Papa Francisco se ha referido reiteradamente a la necesidad de un catecumenado de preparación al sacramento del matrimonio como un antídoto para evitar la proliferación de celebraciones matrimoniales nulas o inconsistentes. Con una preparación demasiado rápida y superficial, las parejas corren el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se “desmorone” en poco tiempo y que no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables. Estos fracasos traen consigo un gran sufrimiento y dejan profundas heridas en las personas. Se desilusionan, se amargan y, en los casos más dolorosos, acaban incluso por dejar de creer en la vocación al amor, inscrita por Dios mismo en el corazón del ser humano. Como Iglesia, los pastores y toda la comunidad cristiana, tenemos el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que puedan vivir con alegría, entrega y fidelidad el don de la vocación conyugal y familiar, y para que no pierdan nunca la fe en el amor.
Atendiendo a la petición del Santo Padre, hace poco más de un año, el Dicasterio para los laicos, la familia y la vida presentó el documento titulado “Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial. Orientaciones pastorales para las Iglesias particulares”. Este documento ofrece a los sacerdotes, a los esposos y a todos los que trabajan en la pastoral familiar, una visión y una metodología renovadas acerca de la preparación al sacramento del matrimonio y a toda la vida matrimonial. Se trata de unos itinerarios y unas orientaciones a las Iglesias diocesanas para acompañar las diversas etapas del camino sacramental: los tiempos de preparación, el momento de la celebración, los años sucesivos y las situaciones de crisis.
En relación con la preparación de los novios, el catecumenado que se propone no es una mera catequesis o una transmisión de doctrina. Es necesario superar el estilo de una formación sólo intelectual, teórica y general. Es preciso recorrer con los novios el camino que los lleve a tener un encuentro con Cristo, o a profundizar en esta relación, y a hacer un auténtico discernimiento de la propia vocación conyugal, tanto a nivel personal como de pareja. Es un itinerario relativamente amplio, inspirado en el catecumenado bautismal, que les permita vivir más conscientemente el sacramento del matrimonio, a partir de una experiencia de fe y de un encuentro con Cristo vivo.
Tal vez, en la diócesis, no podamos poner en marcha de un modo inmediato este itinerario completo, pero sí debemos comenzar a dar los pasos que nos permitan hacerlo en un futuro no lejano. Pongamos manos a la obra. Muchas gracias.
Comienzan muy pronto los Cursillos Prematrimoniales del curso 2023-24, organizados por la Delegación Diocesana para la Familia y Defensa de la Vida, y que tendrán lugar en los salones parroquiales de Santa María de Castellón (C/ Pescadores, 19).
Serán en dos tandas los siguientes viernes a las 20.00 h. La primera los días 20 y 27 octubre, y 3, 10, 17 y 24 de noviembre. La segunda los días 19 y 26 de enero, y 2, 9, 16 y 23 de febrero. Más información en pastoralfamiliar@obsegorbecastellon.org, en el 964220066, o en tu parroquia.
La parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón acogió ayer por la tarde la celebración de una Santa Misa de Envío y Consagración de Campaña de “40 Días por la Vida”, una iniciativa en defensa de la vida y de oración por el fin del aborto, y que está considerado el movimiento provida más grande del mundo. Estuvo presidida por el Delegado diocesano para la Familia y Defensa de la Vida, D. Luis Oliver.
La primera campaña de “40 Días por la Vida” se llevó a cabo en 2004 en Bryan/College Station, Texas. Las historias de los éxitos de la campaña a la hora de involucrar a las iglesias locales y a los miembros provida de la comunidad se propagaron enseguida de boca en boca.
A día de hoy se han realizado campañas en 64 paises, con resultados concretos que salvan vidas. Estos son solo algunos de los datos:
Más de 1.000.000 personas de fe y con conciencia se han unido para orar y ayunar por el fin del aborto.
Más de 20.000 congregaciones de la Iglesia se unieron por la vida.
18.795 niños han sido salvados del aborto, y esos son solo los que se conocen.
221 trabajadores de centros en los que se practican abortos han dejado sus trabajos.
110 centros han cerrado después de campañas en sus puertas.
Concretamente, en las cuatro ediciones que se puesto en marcha la ciudad de Castellón cuenta con más de 80 voluntarios que van a rezar durante todos los días de campaña. Además, un bebé y una mamá fueron rescatados al cambiar de opinión al ver a los voluntarios rezar ante la clínica.
Ante las dificultades aprobadas por el Congreso de los Diputados, los coordinadores de “40 Días por la Vida” invitan a todos los voluntarios a continuar con la iniciativa, sin miedo, ya que «pese a los obstáculos, Dios es más fuerte. Lo único que tenemos que hacer es confiar en Él».
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